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jueves, 26 de julio de 2012

Entre nos: De mayor me pido ser como tú

Por el verano nos llenamos de turistas que salen desde sus casas alquiladas, hoteles o pensiones hacia la playa. Es por eso que a partir de las once y media ya está llena. Según van pasando las horas se sigue llenando y hacia las seis de la tarde está de bote en bote. Es por eso que cada quien se busca su horario.

A las diez de la mañana todavía es posible aparcar en sus inmediaciones, llegar a la arena y encontrar poca gente, meterse en el agua y nadar en horizontal desde una punta a otra. Extender la toalla y tener un espacio suficiente alrededor. El agua a esas horas está congelada, pero metes los pies y poco a poco te aclimatas, hasta que nadas con soltura y no sientes más frío, solo la tranquilidad de nadar en una playa que viene a ser como era cuando no había tal afluencia de turistas. Aquí cada quien a su gusto va escogiendo sus horas en función de lo que gusta encontrar.

En estas mañanas yo me encuentro una mujer de unos ochenta que llega con una bolsa de esparto, con la silla de playa colgada de un asa, un vestido de botones negro y gris y unas chanclas. Se ve que le gusta admirar la playa desde el mismo ángulo que a mí, me deja un espacio suficiente y coloca sus cosas. Por su gesto serio yo diría que está viuda y vive sola, aunque quizá su marido esté en casa y no le guste la playa. A veces lleva una sombrilla y la abre en cuanto llega, se sienta en su silla, abre su libro y se pone a leer. Tal vez nunca le diga a esta mujer lo mucho que la admiro, es posible que no, porque cohabita en perfecta armonía con su soledad; y sin saberlo, es la mitad de los días, lo más hermoso dentro de ese entorno de músculos en forma y juventudes de todas las estampas, que uno pueda contemplar.

Mujer llegando a la playa con sus enseres. Mujer que lee a la sombra de su sombrilla. Mujer que pasea por la orilla. Mujer que se baña en el mar. Mujer que se enrosca en su toalla y se pone a secar.

Es la serenidad en persona. La sabiduría que contenida se desborda. El equilibrio entre el pasado y presente. La madurez plena de elegancia. El sosiego en todas sus formas. La alegría que medida se estampa. El tiempo que pausado se escapa.

...Y sobre todo, la mujer que yo quisiera ser a su edad...

domingo, 22 de julio de 2012

Andar por el mundo sin aditivos, es saber andar.

Uno de los mayores problemas, de los que por supuesto nadie quiere hablar, para los jóvenes que no terminan de encontrar trabajo y disponen de mucho tiempo libre, es entrar en el círculo botellón- desmadre. Es curioso todo lo que rodea a un fenómeno social cada vez más extendido. En las últimas fiestas grandes que hubo por aquí, una cajera de supermercado me comentaba que durante el fin de semana se quedaron sin bebida alcohólica alguna. Y sin embargo les sobró carne y pescado, para dar y tomar. Me dijo que fue alucinante la cantidad de juventud que llegaba en bandadas para comprar. Que en todos los años que llevaba allí trabajando jamás había visto tal cosa. Lo normal es que beban hasta casi caerse y después tomen cualquier cosa que alguien les ponga al alcance. Me parten en dos mitades cada vez que veo tirado por el suelo el futuro: chica o chico que ya no puede más, y babea sobre el asfalto, mientras su grupo de amigos casi no se tiene en pie y sigue con su fiesta, totalmente ajeno a la suerte que el casi comatoso pueda correr.

En lo personal es algo que me pone los pelos de punta porque no veo la necesidad. Y pienso en la cantidad de chicos y chicas que comienzan así, y después terminan alcoholizados, y arruinando sus vidas por algo que no consiguen dejar. Quizá el número no sea muy grande, lo desconozco, pero repito, no veo la necesidad. Divertirse no puede confundirse con eso, y divertirse no consiste en eso. Divertirse tiene mucho que ver con la forma en que uno encaja en el mundo, y uno debe encajar en el mundo sin aditivos, así en crudo. Y cuanto más en crudo mejor será.

Este tipo de noticias me horripila.

Seamos sensatos. Escuchemos cuando nos hablan. No busquemos en nada exterior lo que debemos hallar de forma interior. No confiemos en pócimas mágicas ni elixires milagrosos, no existen, no los hay. Y aunque así lo fuese no valen la pena. Se cobran arruinando a su paso todo lo que tocan. Mantener muy lejos. No mirar, no tocar y por nada del mundo, por nada por nada del mundo probar.
Si eres joven eres guapo por naturaleza. Tienes todo un futuro por delante. El mundo te espera. La vida puede ser tal como la planees de principio a fin. Y si no te sale, prueba más veces. Pero no busques en nada exterior lo que debes hallar desde el interior. Piensa, planifica, y haz tu propio camino, lejos de la llamada de las sirenas.

PD: De ambulancia sobre todo.

sábado, 21 de julio de 2012

Alto y claro

Hace años leí el libro Escribir es vivir, de José Luis Sampedro. Me encantó su prosa y su forma clara y contundente de decir las cosas. Es uno de esos libros que uno siempre recomendaría leer. Tan contrario a esa forma de hablar en política, tergiversada y obtusa. Si las palabras fuesen agua, las de Sampedro serían un mar de verano, de color turquesa y de fondo claro. Podrían hasta verse los peces que nadasen debajo, las rocas crespas, los pies nadando. Y las de los políticos serían aguas turbias que remueven fangos, que esconden cocodrilos en su interior, sigilosos, atentos, de ojos avispados.


Pues bien, aparece en internet una carta que se le atribuye a José Luis Sampedro, que é no ha escrito. Por eso lo deja claro desde su página web. Está muy disgustado por ello, y espera que sus lectores sepan darse cuenta de que él es cuidadoso con el estilo, el tono y el lenguaje, y que no sustituye argumentos por insultos.

Queda dicho.

viernes, 20 de julio de 2012

Leer el periódico

Hay alguien en mi casa a quien no le gustó nunca leer. Alguien que si te ve leyendo un libro, el libro que sea, te dice que ya estás leyendo mentiras, a quien yo siempre respondo lo que dice Eugenia Rico: que se escribe con parte de mentira y parte de verdad. Y que un libro es un recorrido que te aporta cosas que por ti mismo jamás llegarías ni a imaginar. Me mira y nunca lo cree, pese a que siempre le digo que un día sabrá todo lo importante que llega a ser un libro, aunque claro, para eso le hace falta leer el primero. De momento de ninguna forma lo logré convencer. En su casa había siempre demasiadas tareas pendientes como para gastar el tiempo en leer, y los lectores de libros son considerados gente que pierde el tiempo, porque ni imaginan qué gracia tiene leer.

Pues bien, lo curioso es que ahora casi cada día va a comprar el periódico en cuanto sale de trabajar. Come tarde, y después de comer lo ojea un rato. Y aunque no lo dice, porque es lo bastante orgulloso para guardárselo para sí, ha descubierto lo mucho que le gusta leer, aunque en la interpretación de un texto deje mucho que desear. Puesto que es un aprendizaje que lleva su tiempo. A lo largo de la tarde o de la noche, lo extiende amorosamente sobre la mesa de la cocina, y se queda allí a degustarlo, como si de un buen plato de comida se tratara. Es algo que confieso, aún se me hace raro de ver.

En el periódico de ayer venía una entrevista de un escritor del que jamás oí hablar. Le entrevista es más extensa en el periódico impreso que en el digital, pero no tiene desperdicio, y tiene muchas frases para anotar. A veces uno no tiene ni idea, de lo que es ser un escritor que publica, y todo el trabajo de horas, meses y años que lleva detrás; sumados de minuto en minuto. Minutos que han de quitarse de otro lado, para reunirlos en esa obra por la que se quiere apostar. Me quedé patidifusa al leer esto, porque deja claro que ser escritor de verdad, no es una tarea sencilla, sino titánica; y eso demuestra porqué no todo el que quiere logra llegar:

..." Me di cuenta de que -mi novela- sólo la podía ambientar en la Sevilla del siglo XVI, por la sorpresa final de la historia. Como no conocía nada, me he tenido que leer 193 libros para penetrar en la época"...

Os dejo la entrevista a Juan Gómez Jurado, una lectura que me encantó.

Verbo sembrar

Escribir un relato es como sembrar en un campo árido. Si el texto es bueno comenzará a dar su fruto. Si no lo es hay que volver a sembrar.

Nada es definitivo hasta que lo es. Y si es que lo es. Al menos hecho ya está.

http://porqueescribimos.blogspot.com.es/2011/10/escribir-segun-theodor-adorno.html

jueves, 19 de julio de 2012

Defender lo necesario

En estos tiempos de revuelos, tal pareciera que el mundo se afane en confundirnos. En hacernos prescindible lo imprescindible, pero ni aún así, porque aunque pudiera no parecerlo somos gente con criterio. Que no podamos soltarnos las cadenas con que nos han atado, no significa que no lo estemos intentando.

"O luchamos juntos, o nos colgarán por separado".

Esta frase no sé si es de Ignacio del Valle, pero la leí en su blog y es de esas frases que nunca he olvidado.

...Entre todos los recortes que se están llevando a cabo, y aunque no sigo muy de cerca las noticias para no dejar de creer del todo en mundo en el que vivo, porque necesito seguir viviendo en él hasta mi último día. Hay dos que no puedo encajar y no encajo:
Las rebajas en la ayuda a las personas dependientes. Y las rebajas a quienes reciben las prestaciones del paro. No se puede ser más ruin a la hora de recortar, porque no se puede recortar más abajo.

Desde aquí mi apoyo a los mineros. Porque si cierra la minería asturiana, como se cerró la ganadería asturiana en su momento, tendremos serios problemas para salir adelante. Y nuestros jóvenes estarán más condenados aún a no encontrar trabajo, lo cual ya está bastante crudo de por sí.


http://migueldeesponera.blogspot.com.es/2012/07/el-valor-de-un-funcionario.html

miércoles, 18 de julio de 2012

Escribiendo sueños

Hace años escuché una entrevista que Julia Otero le hizo al escritor Domenique Lapierre. Y me quedé fascinada por la historia de un hombre que considera que ya tiene lo suficiente para vivir, y por ello dedica los derechos de autor de sus obras a quienes lo necesitan de veras. Buscando ahora su nombre en la red, de un solo clic llegué a su página; es fascinante la rapidez de internet que franquea en un segundo las dudas de años.

De esa  entrevista casi no recuerdo nada, pero adoro al tipo de personas capaces de ser como Domenique Lapierre. Pertenezcan a la profesión que pertenezcan, y estén donde estén. Son capaces de escribir sueños y hacerlos realidad en la medida en que pueden.


http://dominiquelapierre.es/dominique_lapierre.php

martes, 17 de julio de 2012

Escribir para mejorar la vida de otros

Es posible. Para que aquello que uno ha creado con sus palabras, equilibre la balanza del mundo, a veces tan injusto. Para tomar conciencia de que a veces quienes dirigen el mundo están guiados por sus propios intereses, tan ajenos a los intereses de los más desfavorecidos, quienes a duras penas consiguen subsistir por la realidad que otros les han creado en su vida diaria. Una realidad tan alejada a sus verdaderas necesidades, como individuos, o como pueblo.

El autor cede los derechos de esta obra... es una de las frases más bonitas que pueden encontrarse en el trabajo que alguien haya creado con todos los ingredientes que dirige un esfuerzo. El esfuerzo de sumar una gota de agua más, al oasis de ese desierto, tan sediento ya.

El beso del Sáhara, de Gonzalo Moure, lleva ese sello. Acabo de leer esta entrada, y ya tengo un regalo de cumpleaños para alguien que lo tiene todo, y como lo tiene todo siempre quiere más. Es bueno recordar que se puede tener un sueño inmenso y luchar por él. Como también es bueno recordar que la mano de los poderosos nunca asirá esas manos que no quieren estrechar; y que podemos hacerlo nosotros, buscando la fórmula que nos encaje más. Porque a fin de cuentas, querer es poder.


El beso del Sáhara, Gonzalo Moure.

"El autor cede los derechos de esta obra al pueblo saharaui, para la realización de obras humanitarias".


http://alcalordeloslibros.blogspot.com.es/2012/07/el-beso-del-sahara-de-gonzalo-moure.html

lunes, 16 de julio de 2012

El golpe más duro

Es la muerte de un hijo. Saber que su futuro no existe. Que una vida que apenas comenzaba, termina. Que lo más hermoso que has puesto en la vida no volverá a estar en ella. Ese es el golpe más duro, y aquel del que uno jamás se recupera. Porque un hijo es siempre una bendición, y aquel que los tiene lo sabe.

Ayer leía en el periódico la noticia de la muerte de Sage Stallone a los 36 años de edad. Hijo de Silvester Stallone. El niño que logró emocionarme desde una película titulada Rocky V, protagonizada junto a su padre. Tardé muchos años en ver las películas de Rocky, porque erróneamente creía que eran películas de golpes y sangre; y muy al contrario son películas llenas de frases hermosas y disposición a soportar todos los golpes que nos da la vida, sin dejar ni por un momento de afirmar aquello que somos. De perseguir aquellos sueños que podemos tener, desde el coraje y la determinación.

Ayer un futuro se quebró de golpe. Se hizo pasado. Tristeza y duelo. Un nudo en el corazón.

http://www.youtube.com/watch?v=Q1uGXXfjVLs

domingo, 15 de julio de 2012

Retazos...

Yo estoy adoptada de corazón por una villa marinera asturiana. Pertenezco a ese lugar porque lo amo. Porque es chiquito y desde que tengo conciencia me siento pertenecida a un lugar. Es tal la riqueza que desprende que me siento rica de solo contemplar.

Soy afortunada, lo sé, caminando por sus calles cercanas a la playa tuve conciencia de que quería escribirlo, para compartirlo con los demás. En todos los paisajes que escribo se retrata a sí mismo. Es genial.






viernes, 13 de julio de 2012

Resolviendo dudas...o no.

Le sigo dando vueltas a esa posibilidad, en un momento en el que no tengo tiempo material de ponerme a corregir por última vez una novela de más de trescientas páginas, ni la suficiente confianza en que aquello que quiero - mis historias, que tanto significan para mí- estén a la altura de ello. No es falta de confianza ni en mí ni en lo que escribo, lo que me sigo preguntando es si es el momento. Si no sería precipitado, teniendo en cuenta que es un camino que quiero hacer en solitario. Es decir, sin muchas influencias desde afuera.

Cuando fui a clase de corte y confección, me hice una bolsa de deporte con un retal que había en casa. La tela era de terciopelo azul oscuro, y me puse a ello un sábado por la tarde, la diseñé en un minuto: de forma cilíndrica y cremallera en el medio, pero quedaba muy sosa. Por eso decidí encajarle tres corazones de tela blanca y lunares azules, dos más pequeños en los círculos que definían los lados, y uno mayor en el centro. Por entonces no tenía ni quince años, y el orgullo de haber hecho mi propia bolsa de playa, justo a mi gusto, me embargaba. La gente la miraba al pasar, con una mezcla de sorpresa quizá, pero yo caminaba feliz de llevar colgada mi creación. De saber que nadie en el mundo tendría esa misma bolsa que yo. Mi familia en pleno decidió que nadie la llevaría porque nadie era tan hortera, no porque fuese exclusiva, y eso me bastó.

Ahora, cuando pienso desde la distancia a todos los sitios que la llevaba, me da la risa. Incluso conservo la instantánea de incredulidad que me devolvió un conserje de discoteca cuando le dí mi ficha. Uno no vuelve a casa después de pasar un fin de semana en casa de su hermana todos los días. La recogí radiante, porque dentro de esa bolsa, llevaba recuerdos felices para toda una vida; y un principio de desgracia, que entonces no sabía, también.

Escribir historias propias tiene mucho de eso: de cosas que significan un mundo entero. Pero que si salen al mundo han de llevar un todo envuelto. No sirve con decir, significa mucho para mí, han de significar mucho para quien las ha pagado con su dinero. Si pones algo a la venta, ha de tener más ingredientes que la intuición, más profesionalidad, más rigor, más valor incluso de aquel que tiene para ti. Ha de sostenerse en pie por sí solo y tener la suficiente fuerza para avanzar. Y es complicado cuando es un camino que intentas hacer paso a paso y por ti solo. Porque sabes que todo cuanto has aprendido en la vida es así, porque sabes que así se hace tu camino y que no hay otro modo. Es arriesgado, sí.

No tengo tiempo material para revisar de nuevo mis novelas. Y aún me faltan ingredientes que no he sabido encontrar, o que no han madurado para incorporarlos. Es por eso que revisaré un texto de pocas páginas y le buscaré otro título, yo lo había titulado La ladrona de tiempo, y he visto un libro que se titula El ladrón de tiempo, ya por ahí. Es complicado, porque elegí el título antes que la historia y ahora no hay otro que case.

Si consultase esto a mi "correctora particular" me recomendaría meterme debajo de la cama antes de publicarlo en Amazon. Si le preguntase a Carlota me lo revisaría y me lo enviaría lleno de correcciones que no comprendo. Si lo consultase con mi familia o con mi marido, me dirían que estoy loca y que en menudos problemas me empeño en meterme. Si lo consulto conmigo me digo que solo hay dos posibilidades, que salga mal, y entonces pondré mucho empeño en mejorar, o que salga bien, y entonces me moriré de un infarto instantáneo; que es algo por lo que no me tengo que preocupar, porque no será.

Solo tengo claro que es demasiado breve para ponerle el precio mínimo en Amazon. Y que a título personal es el primero que tengo listo para dar a conocer, y el que más me emociona. Y uno que quiero dejar alojado a este blog. También tengo claro que hay razones por las que no puedo esperar mucho más, y que quizá estén ahí para ayudarme a dar este salto, aunque sea empujando. Hasta ahora estoy satisfecha con la forma en que fui decidiendo mi vida, cruzo los dedos por no equivocarme tampoco esta vez. Y dejo un aviso, aún tengo que hacerle una última, de la última, de la última corrección; que no es lo mismo que dejarlo perfecto, ya quisiera yo...

jueves, 12 de julio de 2012

Verbo recortar

Ayer escuchaba el discurso de Rajoy. Y mientras escuchaba y veía las imágenes que lo encuadraban, no podía evitar pensar en que es por ese lugar por donde se debería comenzar a recortar. Está claro que estamos en una situación desesperada, tan claro como que desde ese lugar, como tantas veces, no resolveremos la crisis del español en paro, como tampoco del que vive al margen de la pobreza, ni tan siquiera del que ocupa la clase media española. Es por eso que desde el lugar en que yo les miro, podrían comenzar a recortar desde ahí, desde el mismo parlamento y sin necesidad de ir más lejos. Pero claro, eso ni se les pasa por la imaginación.

Que sean otros, quienes se quedan tirados en la calle de un día para otro -a cambio de cuatro duros- hace que siempre se vean las cosas bajo otro prisma. Desde mi visión, nos gobernarán quienes nos han rescatado con su dinero, es por eso que opino que todos los recortes deberían comenzar desde ahí. Desde esos cargos que aparentan ser lo que eran, pero que ya no lo son.

¿Qué tal si cambiamos las cosas, y recortamos de veras?...Ya puestos a recortar...

Desvarío, ustedes me perdonen, cuando me estresan me ponen a desvariar, y ya desvarío todo el tiempo. Pero puedo leer la cordura allá donde la encuentro, e incluso la puedo pasar:

http://migueldeesponera.blogspot.com.es/2012/07/el-monstruo-sigue-devorando.html

miércoles, 11 de julio de 2012

Me encontré una nota con tu letra

Sobre el escritorio desde el que escribo ahora mismo. Tuve que reírme al encontrarla, porque no puedo estar de acuerdo. Es cierto que tu necesidad de orden en la casa, es solo proporcional a mi necesidad de escribir, de decir en voz alta lo que pienso, de buscar la información que me falta, de comunicar lo que me cruje por dentro, de salir de mí para retornarme con la paz que anhelo. La nota rezaba así:

Perseverancia, constancia, dedicación y esfuerzo; cosas que tú no conoces. (Te corrijo, ese tú lleva acento).

Vamos a llevarnos bien, ahora que estás al paro. Ahora que has llegado hasta aquí. Ahora que quizá has descubierto que aún soy más patética de todo cuanto imaginaste. Sé cuánto te hastía este sueño; quizá en la misma medida en que me apasiona a mí. Déjame un espacio de libertad, ese espacio de libertad en el que yo soy solo yo. Ni esposa, ni madre, ni ama de casa, ni todo lo que se quiere de mí; solo yo, lo que quiera que eso sea puesto que lo desconozco. Es eso lo que he salido a descubrir, y no me alcanzará la vida entera para descubrirlo. Tampoco me importa, si el camino se compone de palabras estoy incluso dispuesta solamente a caminar. Necesito la palabra escrita para apuntalar todo aquello que me mantiene erguida, lo que me ayuda a caminar. Sé cuanto odias que escriba, lo lejos que te queda; pero sé también que solo tú has querido comprenderme, me has dado pautas y consejos, has ido leyendo mis relatos y novelones y me has aportado luz. Esa luz, que en el fondo alumbra tu camino y no el mío, porque yo necesito de otra luz, esa que de momento tan solo puedo intuir, equivocada o no. No es la misma materia la que nos compone, aunque a través de mí hayas llegado a la vida. Aunque te hayas hecho tan igual a mí, no sé si por influencia o genética. Eres un chico inteligente, algo que yo no soy, por eso velas por mí desde el silencio, cuando todo lo que debería importante es tu vida, y sobre todo a tu edad. Eres perfecto, y no sé si la vida admite tanta perfección: arriesga, busca, intenta, juega, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, y ve en busca de tu camino sin detenerte. No vivas a la sombra de los demás, deja que tus pies hagan su camino. No intentes contentar a todos, porque ese es el camino que lleva hacia el fracaso personal.

Sé que no necesitas mis consejos, porque tú eres más lúcido que yo, pero ya que estoy aquí, lo digo. A veces siento que intento atrapar un pedacito de cielo, para demostraros que puede traerse un trocito de universo a casa; y quizá lo siento porque mientras os contemplo a ti y a tu hermana, sé que en efecto es así, que sois un pedazo de soles que iluminan mi existir. Pero no es mi vida la que importa ahora, es la vuestra; que apenas comienza y debe subsistir. Vamos a llevarnos bien, respeta mi espacio, no cortes el vuelo de mis alas, y si eres paciente verás que termino despegando al fin. Tengo todo el combustible que necesito, eso es seguro, no llevo brújula ni mapas, sigo esa luz, esa que desde alguna parte alumbra para mí. Jamás lo dudes.

martes, 10 de julio de 2012

Retazos...

Escribir es mantener una llama encendida en el corazón. Una llama que jamás se consume, puesto que arde con algo parecido al amor.

lunes, 9 de julio de 2012

Quiero una bandera

Para estas palabras que encontré aquí

Nunca aceptes la humillación en nombre del amor


La frase pertenece al libro El laberinto del amor, de Óscar pujol. Y me parece un consejo de nota.

Aceptar la humillación en nombre del amor a veces no tiene vuelta atrás. Lee esto.




viernes, 6 de julio de 2012

Algo a tener en cuenta

 Es un peligro leer, pero leer de verdad. Leer de verdad lo tiene todo de riesgo, el riesgo entero, el riesgo de la valentía.


Blumm


Este texto, lo extraje de esta entrada de blog:

jueves, 5 de julio de 2012

Algunas veces

Necesito añadir pocas palabras a las entradas que encuentro y quiero compartir con vosotros. Los que de una forma intuitiva -desde este lado- estáis ahí. Aquellos que solo estando hacéis posible que siga aquí.

No añado palabras a esta entrada que os dejo. No es necesario. Todo lo importante está aquí:

http://silencioeslodemas.blogspot.com.es/2012/07/escribir-por-que-para-que-sobre-que.html

A tres metros sobre el cielo (película).

No leí el libro de Federico Moccia, ninguno de los suyos por ahora. Desde las páginas de escritores se refieren a él como un escritor de los que no hay que leer. La razón, como siempre se me escapa, aunque si algo hay, es que es uno de los escritores que más venden actualmente. Yo creo que su éxito se basa en que guste o no guste, retrata la realidad de los adolescentes de hoy. No maquilla, no exagera y no se miente. Pasea mucho por las calles y capta aquello que muchos escritores prefieren omitir. Como digo no he leído nada suyo, pero tengo amigas que me han contado más o menos sus tramas. Y de ellas me he forjado esta opinión.

Pues bien, ayer, no tenía pensado ver esta película. Porque siendo sincera no esperaba gran cosa, como a veces no espero nada, del cine español. Se ha basado durante muchos años en argumentos idiotas, con dos carretas en primer plano como único tirón. Vi alguna película pasable, e incluso buena, y por supuesto no vi todas. Pero solo Te doy mis ojos, de verdad de la buena me gustó, tenía una historia de fondo y supo encararla y retratarla a la perfección, e incluso dejó su lección. Sus protagonistas estuvieron a la altura, supieron contarla y darle vida, dejando su mensaje claro, y dando cuenta de que en una película todo suma o resta; tanto el escenario, como el guión.

En A tres metros sobre el cielo, todos los personajes hicieron creíble su papel. Le dotaron de vida, de consistencia, y todos juntos fueron contando una historia, que después de terminar, me advirtieron, no es la de papel. La película cambia cosas a su antojo, por otra parte como suele suceder, puesto que escritor y director a veces, no tienen la misma visión. Y el director puede ir más lejos, sobre esa superficie que otro ya le pulió.

Creo que cuenta con el mismo acierto la intranquilidad de los padres y los sueños de sus hijos. Los temores de unos y los amores de otros. El deseo de los mayores a que sus eternos niños sigan dormidos, y las ansias de ellos por despertar. El encontronazo a todas las esferas que les supone salir al mundo y seguir sus instintos. Allá donde unos triunfarán y otros no.

Me gustó sobre todo que deja muy claro, algo que hasta hace poco desconocía: que puede el amor romperse aunque sobre amor.Que a veces pesan las circunstancias más que las personas. O el entorno. O el modo de vida. E incluso la reacción inamovible que se tiene en el día a día, tan reacia a cambiar. Como también pesa, y mucho, el modo en que uno ha sido educado, aquello sobre lo que no pasa, sino que retrocede, para desde ahí volver a empezar.

miércoles, 4 de julio de 2012

Verbo escribir

El mundo de los blog ha desatado la fiebre por escribir. Sería sencillo pensarlo así, aunque quizá no sea cierto. Quizá lo cierto sería decir que quienes escribían de siempre, y de siempre lo guardaban para sí mismos, (porque cuando intentaban compartirlo con otros se encontraban lectores que no querían, que no entendían, que no valoraban, o que no aportaban lo que ellos querrían...), ahora pueden compartirlo con otros desde su blog. La pregunta sería por qué lo hacen. Y la respuesta es que cada quien tiene sus propias razones, quizá muy distintas, como en todas las esferas de la vida.

En el mundo de la blogsfera se encuentra de todo, como en todos los mundos. Y supongo que cada quién juzga por su propio criterio lo que le sirve y lo que no. Es cada quién quien ha de seleccionar lo que le sirve en su día a día y lo que no le sirve, como en todas las facetas que le ocupan. Sin más sustos ni aspavientos. Quizá por eso no me asusto de todo cuanto puedo encontrarme en un blog cuando entro, siempre siento como si entrara en un campo privado de su autor. En una estancia de su casa. Y soy yo quien decide si quedarse o no.

Después puedo hacerme todas las valoraciones que yo quiera. Pero sé que cada quien tiene sus propios motivos, que quizá sean muy distintos de los que pudiera pensar yo. A fin de cuentas todos somos distintos, y cada quien es movido por su propia razón. Si nos ponemos tiquismiquis, incluso por su sinrazón.

Al leer esta entrada yo pensaba en un libro que hasta ahora  leí hasta la mitad. Me resultó tan duro, que decidí leerlo en dos partes, o en tres, o en cuatro; pero leerlo hasta el final. El libro se titula "Ven, sé mi luz", y su autora es Madre Teresa de Calcuta. Que no escribió un libro, sino cartas. Cartas que fueron dirigidas a su gente de confianza. En ellas resume dudas, certezas, miedos, valentía, fe, dolor, pesadumbre, aflicción...Son el testimonio de una parte de su vida y de su obra, que quiso alejar de los ojos de quienes no entendieran. Por eso pidió reiteradamente una vez y otra que todas sus cartas fuesen quemadas. Que no alcanzasen a ser vistas por los ojos del mundo. Y mientras iba leyendo pude entenderla. Y admirarla, y llorar junto a ella. Y sentirla a mi lado, y compadecerla... Eran cartas llenas de sentimientos, que retrataban la pura verdad, esa verdad de un tiempo que pasó por ella.

Desde entonces en todos los momentos insoportables de mi vida (pues como todo ser humano los tengo), pienso en ella, y puedo sentirla a mi lado; tal es su fuerza.

Creo que todo escrito es un escrito. Sin más. Pero que dependiendo de quien escribe y de quien lee, se encuentra una cosa u otra. Que a fin de cuentas cada materia que nos compone decide qué es para nosotros lo que leemos; menos o más. Pero no independiente de quienes somos. Ese que somos, mientras leemos también está. Y puede hacer que en vez de una cosa leamos otra.

Incluso una que ni está.

http://mortizjacinto.blogspot.com.es/2012/04/pornografia-emocional.html

Vicente Fernández

Acabo de leer una entrada que resume de forma breve y concisa su trayectoria. Y aunque tenía pensado escribir sobre otro tema, no puedo resistirme a contar algo que oí de su propia voz hace mucho tiempo. Vicente Fernández es uno de esos artistas que lo son por vocación. Y que paso a paso se ha ido haciendo a sí mismo. Que es lo que suele suceder con quienes parten de origen humilde. Yo supe su historia después de encontrarme con la voz de su hijo, Alejandro Fernández, si digo la verdad, ya no sé con qué canción; internet me ha dado la facilidad de escuchar toda su discografía, y de hacerme adicta a su timbre de voz. Creo que la voz de Alejandro supera a la de Vicente, (dicho con mil perdones) quizá porque desde que era muy niño recibió clases de canto, y tuvo en casa a un cantante que iba de un escenario a otro. Quizá eso influyó.
Pues bien, la historia que quería contar la escuché hace mucho tiempo en una entrevista que le hicieron a Vicente Fernández, y que para ser sincera no sé si se encuentra a día de hoy.

Cuando Vicente ya estaba en lo más alto, quiso devolverle a su pueblo lo que el pueblo le había dado. Puesto que eran ellos quienes compraban sus discos y salían corriendo a verlo cantar sobre cada escenario. Era tal su agradecimiento a todas las gentes humildes, que tuvo un deseo: Que no hubiese un solo niño, que por escasez de recursos se quedase sin su regalo de reyes. Se fue corriendo la voz, y ante la puerta de su rancho hubo cientos de niños que fueron a recoger su regalo. Se formó un caos enorme, más de lo que hubiera pensado, y para el año siguiente se puso en contacto con los comerciantes de la zona. Les encargó a ellos repartir los regalos, porque eran ellos quienes sabían de primera mano qué familias vivían con más aprieto. Ellos veían a diario a todas las gentes que iban a comprar a sus tiendas, y sabían de antemano qué familias no podían permitirse el lujo de gastar en juguetes para los niños.

Durante unos años esto se llevó a cabo, cada niño tuvo su juguete en la noche de reyes y Vicente Fernández se sintió feliz de haber logrado el milagro. Hasta que la avaricia de los comerciantes les llevó a vender esos juguetes en vez de regalarlos. Eso le enfadó mucho y quiso atajarlo, pero todas las fórmulas que intentó, fallaron. Cuando la entrevistadora le preguntó por ello pudo verse su decepción "de que unas gentes estropeen todo lo bonito que intentan hacer otras gentes, hasta el punto de verse obligados a dejarlo".

http://el-ser-bohemio.blogspot.com.es/2012/07/biografia-vicente-fernandez.html

martes, 3 de julio de 2012

Entendimiento nulo

Ayer, mientras escuchaba un telediario regional, seguí la noticia de la tan esperada reunión entre los mineros y los políticos. Reconozco que al igual que ellos, yo esperaba algún tipo de oxígeno. Con pocas esperanzas, dado que desde la política, en los últimos años, se apuesta por aquello que de vez en cuando dicen los niños cuando no están dispuestos a llegar a ningún tipo de acuerdo con sus contendientes: habla cucurucho que no te escucho.
En los niños, hablan de igual a igual. Pero en la reunión minera unos miran desde arriba a los que están situados a ras de suelo. En el cesto de arriba los políticos, y en el de abajo, a ras del suelo, los mineros. Los de arriba gobiernan, mientras que los de abajo no tienen posibilidad de no dejarse gobernar, aunque quisieran.

Era algo que yo sabía, aunque no quería saber. El asunto lo consideran ya más que despachado. Ya tienen un no, inamovible y autoritario. No hay nada que hacer. Les da lo mismo los kilómetros recorridos a pie por los angustiados mineros, que el encierro dentro de la mina, que lo que discurran hacer para ponerle voz a la injusticia por un futuro tan negro. Pero os juro que lo que no esperaba eran las palabras que dijo Javier Fernández tras la reunión: "Entendimiento nulo".

En ese momento recordé las palabras que le escuché hace días a un chico de 30 años: " Cuando pisé una discoteca por primera vez, entré en el baño y me encontré a unos viejos amigos metiéndose rayas de coca. Es algo que yo no hice en mi vida, ni haré, y te juro que estaba mirando y no me lo podía creer".

Pues eso, que ayer estaba oyendo y no daba crédito. Comparto la honda decepción de los mineros que se sintieron ante un habla cucurucho que no te escucho.

lunes, 2 de julio de 2012

Escribir, queriendo o sin querer

Mi objetivo es escribir
desde el principio
del día, hasta el fin.

Mentiría si digo que
es mi objetivo,
puesto que lo evito.

Me paso todo el día
evitando escribir,
como evito resfriarme.

Y surge cual estornudo,
escribo sin darme cuenta;
no podría no escribir
ni aunque quisiera.

A veces me irrita
ser dependiente
de algo que me controla...

A veces me enfada,
a veces me agrada,
a veces me descongestiona.

Es un llenarse de algo
que de pronto explota
inundando a su paso
todo cuanto toca.

Es un resfrío del alma
que sola brota
llenando de palabras
hojas y hojas.




Yo también suelo escribir de cara a la pared. Y en una buhardilla muy parecida a la suya. Casi copia =)

http://silencioeslodemas.blogspot.com.es/2012/07/de-cara-la-pared.html

sábado, 30 de junio de 2012

Retazos...

Creo que un escritor escribe para dejar algo después de su muerte. Para poder regresar de allí donde no hay regreso.

Es triste perder un amigo. Pero es grato dejar que permanezcan aquellos recuerdos en los que siempre vivirá. Porque un recuerdo es un trozo de vida que hemos dejado en otros, mientras nos podía la prisa por llegar. 
¿Llegar a donde? ¿Hacia donde vamos con tanta prisa? A veces hacia nuestro final.

Lo bueno es que no lo sabemos.

viernes, 29 de junio de 2012

¿Compraste ese libro por fin?

Estaba esperándola en el coche, y mientras hacía tiempo a que llegara con su innata parsimonia, seguí leyendo Vivir para contarla. Es un libro muy extenso, y muy apasionante, de modo que me veo renovándolo montones de veces hasta verlo leído. Es algo a lo que en las bibliotecas que frecuento ya están acostumbrados, voy y vengo con montones de libros de temas variados, y los traigo y los devuelvo; pero el que realmente estoy leyendo letra por letra, lo renuevo una y otra vez hasta el hartazgo. Que es la medida de su tiempo que a mí me lleva leer. A unos bibliotecarios les da lo mismo, pero otros intentan esconder su desagrado sin conseguirlo.

Y es que siempre sucede lo mismo, los buenos escritores me ponen a escribir; o a corregir. No sé de qué modo me dan las claves, y no sé cómo sucede, pero me aportan una claridad tan lineal que me llevan de cuajo a escribir o revisar.

- ¿Si compré qué libro?_ le pregunté.

Alzó la biografía de Gabriel García Márquez, Vivir para contarla, y me señaló la portada. Le respondí que ese libro lo había tomado prestado en la biblioteca, pero que era un libro que tenía pensado comprar. Y le recomendé leerlo, es más, le dije que era un libro que todo el mundo debería leer.

- Pues lo tienen en todos los mercadillos.

Su afirmación me hizo volverme hacia el asiento de atrás y mirarla fijamente. Le pregunté si estaba segura de eso que me decía. Y ella asintió muy segura. Entonces no lo dudé, si ella dice que está entre esos libros que siempre miramos juntas, es que sí está. Mi gran orgullo de madre es que les contagié a mis hijos mi pasión por leer. Y mi gran decepción, es que durante la adolescencia una, y post adolescencia otro, están leyendo muy poco.

- Un día que lo veamos, lo compraremos_ le dije_. Éste es un libro que quiero tener para leerlo muchas veces.
- ¿Y eso por qué?_ me preguntó.
- Es la biografía de un premio Nobel de literatura_ le hice saber.
- Eso lo sé, no soy tan tonta_ replicó ofendida_  ¿pero qué tiene de especial éste libro?
- Que leyendo su vida nadie se creería que fuese capaz de llegar a donde llegó. Tal parece que lo tuviese todo en contra.

Eso no pareció impresionarla. Creo que si algo he matado en ella es su capacidad de sorpresa ante mí. Nada de cuanto yo diga parece tener peso consistente ante su persona.

- Ah, ¡Está bien saberlo! ¿Pero está bien escrito el libro?...
- Está tan maravillosamente bien escrito que lo quiero tener.

Hizo una pausa valorativa. Sacó de un bolsillo de la mochila su teléfono móvil y se puso los cascos. Desde mi asiento escuchaba la música que estaba oyendo tan bien como ella, y le hice bajar el volumen, antes de arrancar.

- Pues iba siendo hora de que te lo compraras_ me dijo_. Es un libro que siempre miras como si fueses a comprarlo... y después lo dejas.
- No creo. Que yo sepa ese libro nunca lo vi.
- Lo vimos muchas veces. Y siempre parece que te lo quieres comprar.
- Quiero comprarme tantos libros, que si lo hiciese, viviría en la calle.

Clavó sus ojos en mí para hacerme saber, que el tema quedaba zanjado. Cuando era pequeña usaba una frase que pocas veces utiliza ya: Fin de la entrevista. Sin embargo, aunque no lo anuncia, siempre se guarda una traca final.

- El próximo día le preguntaremos al hombre del mercadillo a ver qué nos dice...¡si yo digo que sí es que sí!

jueves, 28 de junio de 2012

Verbo revisar

Me temo cuando me da por corregir. Me temo y me adoro. Adoro tener el valor de afrontarme desde el principio. De ver todos los errores que fui capaz de corregir desde el ahora, sabiendo que los que cometo en el presente sin apenas presentirlo, un día saltarán hasta mis ojos para darme cuenta de que están ahí, escondidos de forma subrepticia solo para mí.

Me temo cuando comienzo a corregir, me temo y me adoro, porque las horas pasan veloces en el reloj, porque vuelvo a descubrirme y a sorprenderme desde quien soy, desde quien aspiro a ser; desde quien nunca seré.

Es curioso observar ese tiempo en que trazaba las frases con enorme confusión entre lo que quise decir y lo que dije. Que aunque hayan pasado ya quince años desde mi primer novelón de 325 páginas, leo cada una y sé lo que vi y cómo lo vi, para desde el ahora alisar las arrugas, apartar las piedras del camino, restar adjetivos innecesarios, cambiar preposiciones erradas; y dirigir.

Me temo y me adoro, porque pese al tiempo que ha pasado sigue teniendo un sentido para mí, sigue siendo lo primero que escribí, y me anticipé a montones de cosas sin saberlo. Desde el ahora entiendo la lección que ese escrito encerraba para mí, y debo decir que he suspendido con el mayor suspenso de mi vida. Pero que pese a todo tal vez debió de ser así, para que ahora sepa todo lo que sé: que mis prejuicios me arruinan la vida. Que todo prejuicio es carcoma.

Que intento corregir y corrigiendo me paso la vida. Que es un vicio aún peor que escribir. Que es un reescribir con la eterna esperanza de mejora. Una enfermedad en sí, que contagia de salud a lo que toca.

martes, 26 de junio de 2012

Quitando aparcamientos en época de multitud

Hace tiempo que no me daba un paseo relajado por la villa marinera. Y no es que el paseo de ayer fuese lo que se dice relajado, porque caminar a toda velocidad para desentumecerse no admite relajación, sí en cambio ese cansancio del cuerpo que elimina todo estrés. El mar estaba tan en calma como una piscina, el cielo despejado por completo por un sol de rayos aterciopelados avanzando hacia el declive. Los turistas, que habían llenado la tarde con el ahínco de las hormigas fuera del hormiguero, reunidos por todas partes, se habían ido a descansar. Quedaban los dueños de los locales de ocio repitiendo a sus clientes que este año sería aún menos recaudatorio que el anterior, porque la gente ya estaba sin dinero. Apuntaban que la clase media estaba desapareciendo a un paso veloz, y que quienes antes tenían ahora estaban más forrados, y quienes no tenían en situación aún peor. Mientras hablaban yo pensaba en la fatalidad de ocupar los lugares de abajo, de ser esa naranja que está sobre el exprimidor sin mucho más jugo para dar, y que a toda costa siguen intentando exprimir. Quise pensar que se exageraba, que la clase media nunca se podrá extinguir. Y no pude discutírmelo a mí misma, porque en el fondo tengo conciencia de que es así.

Hace tiempo se quiso cobrar un euro por pisar la playa. Y me indigné porque hay mucha gente que no podría pisarla tanto como quisiera. Después se quiso poner zona azul, y me enfadé porque quienes aparcamos todo el año nos dejaríamos una pasta en lo que hasta ahora vino siendo gratis. Y además quienes venimos de las afueras ya nos dejamos lo nuestro en carburante. Pero el alcalde siguió pensando en nuevas fórmulas para llenarse las arcas que ahora tiene vacías y comenzó a estrechar las calles y ampliar las aceras. No pude entenderlo. ¿Para qué queremos tanta acera si durante el invierno somos cuatro gatos? Y en lo que dura el verano, que está todo lleno hasta la bandera, nos cruzamos sin rozarnos siquiera.

Creo que se están ampliando las aceras con el único objetivo de quitar aparcamientos. Para que cuando llegar con tu coche y encontrar un hueco para aparcar, sea tan milagroso, que hasta te ilusione llegar a la torreta verde con tu moneda para extraerle un ticket con el que deshacerte por unas horas de ese vehículo negado, que en ese juego de tetris que es siempre aparcar, no conseguiste encajar de gratis. Se amplían las terrazas de bar, se adornan con jardineras de hierro, se intercalan las recientes palmeras con algún banco casual, y tu villa marinera de siempre, deja de ser lo que ha sido para convertirse en Hawai.

Caminas, sigues caminando en soledad, exorcizando tus viejos fantasmas de antaño y sigues comparando, pero pese a todo, esa villa marinera sigue teniendo su embrujo, sigue llenándote tanto, que sabes que pase lo que pase, seguirá contando contigo un día tras otro, siglo tras siglo, eternidad tras eternidad.

lunes, 25 de junio de 2012

Pensar en positivo

Lo admito, después de leer esta entrada de blog me acudió a la mente la estrofa de una canción de Diego Torres, que siempre que me sorprende en algún lugar, me produce la misma sensación que me produjo el primer día. Esta canción es Color esperanza. 



...Saber que se puede querer que se pueda
quitarse los miedos sacarlos afuera
pintarse la cara color esperanza
tentar al futuro con el corazón...



http://blogs.elcomercio.es/psicologo-de-cabecera/2012/06/24/la-hora-de-todos/

jueves, 21 de junio de 2012

33.000 Familias

La minería asturiana sigue sin saber a qué atenerse. Por el momento parece que ha fallecido sin que lo comunicara nadie. Parece que está destinada a extinguirse como el Oso pardo, pero que el negro carbón, al contrario que los osos, no le preocupa a nadie. Como tampoco los mineros que se encerraron en la negra mina hasta que esto se resuelva, y que va largo de resolverse. Hablo todo el tiempo de quienes llevan las cuentas, de quienes manejan los hilos, de quienes firman los acuerdos que después han de acatarse. Al resto de los asturianos les preocupa, porque llevamos nuestra tierra en la sangre. Porque nos criamos con las hortalizas de sus tierras, porque nos bebemos su agua y respiramos su aire. Aire de la tierra asturiana que mana por nuestra sangre.

Ayer volví a darme cuenta de lo poco que se cuenta cuando se cuenta. De cómo se extravian las palabras que no se quieren decir desde los telediarios, desde la prensa escrita, desde ciertos ángulos. Estaba viendo un telediario regional cuando una mujer de unos cuarenta años gritó frente a la cámara:

- ¡Somos 33.000 familias las que nos preguntamos dónde está el dinero que se ha aprobado para la minería asturiana! ¡Y el dinero no aparece! ¡Solo pedimos que nos lo den, porque somos 33.000 familias las que ahora mismo estamos tiradas en la calle sin saber de qué comeremos mañana!

Lo que dijo no era exactamente así, pero venía a decir lo mismo, pero no pude apuntarlo porque el micrófono no tuvo más de cinco segundos para lo que ella tenía que decir. Y después no he podido volver a verlo. Es curioso que a tantos políticos se les den horas y horas para hablar, y no digan nada, porque se dedican a enrevesar las palabras con ese arte de donde dije digo digo diego que entre ellos se ha puesto tan de moda. Esa estrategia para poder hacer lo que quieran, porque como no dijeron nada todo se amolda.

Es curioso, pensé, la forma en que una persona cabal es capaz de darnos números, esos números que ellos esconden, 33.000 familias asturianas tiradas a la calle de un día para otro sin saber de qué van a comer mañana. Que quieren saber dónde está el dinero aprobado para que sus familias sigan teniendo trabajo día tras día, año tras año. Que piden un micrófono desde donde hablar alto y claro, y que no lo encuentran.

miércoles, 20 de junio de 2012

Es verano

La playa y el cielo son de color gris en calma. Los socorristas sentados en la ramblona conversan acerca de sus cosas, y llevan días así, haciendo tiempo en espera de irse a su casa. Es mucha la gente que sale a pasear por el puerto y la playa a cualquier hora del día, pero a duras penas son uno o dos los bañistas. A mediados de Junio no se esperaban esta situación, y bajo sus chubasqueros naranjas, mientras la bandera verde baila al compás del viento, reciben la visita de un grupo de chicos y chicas que conocieron el año anterior. Algunas de ellas murmuran en voz baja lo guapos que son, y las ganas que tendrían de medio ahogarse para ser rescatadas por esos brazos poderosos o por poner una chispa de angustia en sus ojos color de miel. Al tiempo en que alguna madre amenaza con dar alguna colleja a su alrededor, yo sonrío, aunque en el fondo busco respuestas a mi pregunta de nuevo hoy.

Miro la playa y recuerdo mi última pesadilla como si fuera ayer. Esa que aún no conseguí descifrar muy bien, pero cuyo contenido ya casi se. Nado y nado entre grupos de culebras marinas en plena noche, nado para salvarme no se de qué, y alcanzo una isleta en medio del mar. En ella me siento a salvo, hasta que un grifo que nadie sabe por qué está allí, se abre de golpe y empieza a manar agua a chorro vivo, hasta que la isla comienza a desaparecer bajo mis pies. Y soy consciente de que en apenas unos minutos estaré en medio del mar, nadando entre las culebras marinas otra vez, sin fuerza ni resuello; envuelta en el pánico de sentir sus chapoteos en torno a mí. La luna apenas alumbra. Las luces de los barcos se ven hacia el infinito. Y el poco verde aterciopelado que queda bajo mis pies se va reduciendo hasta que podría abarcarlo entre mis brazos. Fue en ese instante en que desperté.

La playa y el cielo son de color gris en calma. A veces las preguntas que me hago también lo son.

martes, 19 de junio de 2012

Buscar un trabajo

Esta, ha sido mi obsesión en los últimos años, buscarme un trabajo. Ganar mis propios euros. Supongo que como toda ama de casa que al final no se siente satisfecha con limpiar y cocinar. Con ordenar y colocar. Con coser y planchar. Con esperar a que lleguen todos a casa para sentirse completa. Con la continua obsesión por encaminar el futuro de sus hijos, unos hijos, que como es normal, aspiran a encaminar su propio futuro sin intermediarios tozudos.

Llegada a mi edad, más o menos, se escuchan los lamentos de las madres que se han dedicado por completo a sus hijos. Que han conseguido que ellos empiecen a tirar por el carro de su futuro con bastante acierto. Y que saben que deben encontrar algo a lo que dedicarse el resto del tiempo que ahora tienen libre. Cada mujer encontrará su lugar a la medida en que lo haya ubicado. O a la medida en que pueda o quiera. Y yo me he decidido por intentar llegar hasta Amazon, sin marcarme prisas, con mi primera novela. Creo que ese será el lugar desde el que partiré para llegar hasta donde sea. Y creo que lo haré con la novela que dio título a este blog: Días de lluvia. Creo que por algo lo elegí, quizá por la historia que encierra.

Queda tiempo, mucho tiempo de correcciones aún, de decidir si darla a leer a mi gente, o a una correctora profesional. Si decidirme a dar un paso adelante o tres atrás, pero de hacerlo a mi medida, con toda la imperfección que acompaña a todo lo que hago, y el mismo amor. Amor por la vida. Por la palabra escrita, aunque sus vericuetos se me queden muy grandes y me sobren pueblos de entusiasmo en todo lo que hago. Consciente de que algunas cosas me salen bien y otras peor, cada vez que emprendo algo. Y aunque no sepa ni cuándo ni cómo, si hay algo que tengo claro, es que lo haré: un día publicaré en Amazon para dejar que algo de lo que he escrito recorra el mundo con sus propios pies.

Para aquel que se pregunte por qué lo escribo sin tenerlo aún preparado, va la respuesta, para comenzar desde ya mismo ese recorrido. Para decirme en voz alta que sí lo haré.

domingo, 17 de junio de 2012

El macho ibérico

Es el prototipo de hombre que hay que desterrar. Ese hombre que solo ve en las mujeres un entretenimiento, y por lo tanto alguien inferior. Y que incluso cuando logra hacer suya a una mujer como pareja por el resto de su vida, lo hace creyendo que tiene una criada en su casa, una mujer para cocinarle, servirle y lavarle los calzoncillos, tenderlos al sol, y guardarlos bien doblados en su cajón; porque en su mentalidad escasa, quien lleva puestos los calzoncillos es el que manda.

El macho ibérico es además alguien que se permite el lujo de creerse superior, y alguien cuyos argumentos estúpidos no pueden rebatirse; por eso, porque él se cree superior, una especie de Dios omnipotente. Cuando lo que en verdad ocurre es que alguien que no sabe escuchar, o ponerse en el lugar de los demás. Porque al ponerte en el lugar del otro no queda ni un solo motivo para despreciarlo, pues a veces terminas descubriendo que es superior a ti, y el macho ibérico no soporta saber, que sobre todo es un inútil.

En la escala de la vida hay personas que pueden elegir. Y aquellas otras que no tienen elección. Las que saben que no pueden encomendarse a ningún Dios, porque saben que no existe o que está sordo.

Anastasia por ejemplo:

http://pilaralberdi.blogspot.com.es/2012/06/memorias-de-una-prostituta-de-anne.html

sábado, 16 de junio de 2012

Saber de donde se viene, no olvidar a donde se va

Tengo la costumbre de traerme hasta aquí todo lo que me resulta valioso. Creo que ya lo dije. La idea era poder rescatar todo lo que considero importante, para no olvidarlo. Pero la realidad es que cuando miro hacia atrás en este blog me da un vértigo horrible, y me parece imposible haber escrito tanto. Al tiempo me pregunto cuantas tonterías fui capaz de decir. Y me imagino viviendo hasta los ochenta años sin dejar de escribir aquí. Y casi que cuando imagino esto último me pido una muerte instantánea que nos libre a todos de ello. Y casi que me arrepiento de haberlo pedido no vaya a ser :) Después dejo la mente en blanco, y listo.

Pues bien, sigo sumando palabras y enlaces con la esperanza de hacer de este lugar un lugar que ilumine los días grises y atraiga lo feliz. Que marque un rumbo que valga la pena seguir. Que sume días sin dejar de sumar ilusiones. Que sea capaz de enviar sonrisas, esperanzas, cosas bonitas, allá donde más falta hagan, por esa ley de compensación en la que siempre he creído, esa que nunca seré capaz de explicar. Que hace que a diario me encuentre tantas joyas valiosas de esas que no se pagan; de esas que se regalan sin más.

Como esta entrevista a Pilar Alberdi. Una mujer entrañable capaz de respuestas hermosas; que os dejo aquí.

jueves, 14 de junio de 2012

Busca mi rostro

Este libro de Ignacio del Valle fue el primer libro que compré en cuanto salió a la venta. Y lo hice segura de que era un libro que tenía mucho que decir, puesto que trataba sobre lo ocurrido en el mundo después de La guerra de los Balcanes. Y también intuyendo que éste sería en mi opinión el mejor libro de su autor. No me equivocaba en eso. Fue un libro que me maravilló desde la primera hasta la última página, y que también me despistó; un libro que me sorprendió todo el rato, uno de los pocos que no intuyes a donde te lleva, o a donde va.

La trama se centra sobre tres personajes, una ex fotógrafa de guerra y dos policías. Son más de 400 páginas tan bien escritas y tan bien expuestas, que aunque tardes mucho en poder seguir leyendo, siempre sabes en que punto de la historia estás. Hay escenas cruentas, contadas con ese tiempo verbal en que puedes seguir respirando pese a todo, y seguir leyendo. Escenas entrañables como contrapunto, prosa poética, historias de la gente que habita el mundo, esa gente que de haber estado en ese escenario podría ser cualquiera, incluso tú o yo. Ese punto de cercanía que logra en todos sus personajes, y ese gusto por desconcertarte en todos sus finales, tan típico de su autor; hace que después de leerse no sepas qué parte contar. Porque éste como todos sus libros pide ser releído, para captar esos detalles que no supiste captar. Para aprender esa lección que escondida en sus pliegues te quiso contar. Que quizá sea que todos queremos cambiar el mundo, sin saber tan siquiera cambiarnos a nosotros mismos. Y que así no hay quien pueda...

En cualquier caso es uno de esos libros que uno quisiera tener, y releer de cuando en cuando. Una de esas escrituras contemporáneas que están hechas de muchas lecturas y muchos autores, pero que hallaron su voz.

Copio de la contraportada:
En su nueva novela, Ignacio del Valle guía al lector por un escalofriante y muy documentado viaje a las entrañas de las mafias rusas, el tráfico de drogas y armas, la corrupción política y otras consecuencias de un conflicto bélico cuyas repercusiones todavía sufren miles de personas. Con un magistral estilo y un dominio prodigioso de la tensión narrativa, Del valle ha escrito un thriller de violencia, amor y redención sobre las máscaras que todos usamos apara ocultar nuestra verdadera identidad. Busca mi rostro supone su consagración como uno de los autores españoles más importantes del momento.

Os dejo una entrevista interesante aquí

Investigando, porque me encanta investigar, descubrí que puede leerse el primer capítulo de Busca mi rostro, desde la página web del autor, o entrando en su blog y pinchando sobre la cubierta de la novela. Os dejo el enlace aquí

También descubrí que puede comprarse en Amazon. De modo que sobran facilidades para leer, eso me gusta.

miércoles, 13 de junio de 2012

Niños como escudos humanos

Creo que en el año 2012 no debería haber guerras. Que a estas alturas deberíamos ser lo bastante inteligentes para saber que si algo nos sobrará en nuestro planeta es tierra para enterrarnos a todos. Que a estas alturas ya deberíamos haber entendido de una buena vez que todos somos todos y que en vez de matarnos deberíamos ayudarnos. Que no existen razas, ni religiones, ni fronteras, ni diferencias: que todos deberíamos tener idéntica validez, por eso, porque habitamos el mismo planeta del universo. Y deberíamos hacerlo en igualdad de condiciones.

Ya, ya sé que todo el tiempo parezco alguien que a estas horas debería habitar un manicomio. No me preocupa, me preocupó en su momento pero ya alcancé la edad suficiente para que no me preocupe en absoluto. A estas horas sé que no soy la única que piensa así, y que escribe en cierta forma porque es el único medio que conoce para alzar la voz y decir firme y claro que muchas veces la actualidad es un cuchillo que va rajando de arriba abajo todas sus venas. Y se desangra en los dolores que a estas horas no debieran repetirse una vez más.

Niños como escudos humanos en una guerra. Niños que son sacados de las escuelas, de sus casas, del lugar que ocupan y sin miramientos son torturados para la causa. ¿Qué causa? A mí no me pregunten. Ya he dejado claro que hace tiempo debería habitar un manicomio. No entiendo el mundo. Y a estas horas tengo claro que no quiero entenderlo; es tarde ya.

http://www.elcomercio.com/mundo/Siria-usa-ninos-escudos-humanos_0_717528428.html

martes, 12 de junio de 2012

Vivir para contarla

Apenas comienzo a leer esta autobiografía me quedo con toda la magia que envuelven las primeras palabras. Y me quedo impresionada por eso de que los sucesos desencadenados en tan solo Dos días sean capaces de cambiar toda una vida. Que ese sí determinante que Gabriel García Márquez le da a su madre, cuando ella le propone hacer un viaje para vender la casa en que pasó toda su infancia; consiga llevar hacia buen puerto toda su escritura. Como un oleaje inevitable en que un río desbordado busca desembocadura.

http://www.youtube.com/watch?v=njfqKfHgmnQ

lunes, 11 de junio de 2012

Una frase para la reflexión

Hay una paz maravillosa en no publicar -dijo-. Es tranquilo, sereno. Publicar es una terrible invasión de mi intimidad. Me gusta escribir; amo la escritura. Pero escribo sólo para mí y para mi propio placer.


D.J Salinger


Acabo de leer la reseña de un libro que buscaré.

http://thekankel.blogspot.com.es/2012/06/j-d-salinger-una-vida-oculta-de-kenneth.html

domingo, 10 de junio de 2012

Este ahora que es huérfano, mañana será adoptado

Todo aquello que en este momento te está causando desazón mañana será pasado. Y aunque no repares en ello es curioso como de pronto, por ser pasado, se te antojará mejor que este ahora mismo; que no sabes a qué viene encadenado.

viernes, 8 de junio de 2012

El tiempo da las respuestas

Philip Roth ha sido elegido Premio Príncipe de Asturias de las Letras, 2012. Admito que nunca leí un libro suyo, pero hace tiempo me encontré una entrevista que le hicieron, y desde entonces tengo pendiente leer algo de este autor.

El tiempo termina dando todas las respuestas a esas preguntas que nos hicimos una vez. Es un hecho. Y quizá por eso mientras nos hacemos preguntas sin tener la respuesta aún, sentimos esa especie de centrifugado en el estómago. Ese temor a que la respuesta del tiempo sea cruel.

Hace tiempo leí esta entrada de blog y sonreí. Leí la pregunta que deja Philip Roth al final con ese deje de casi amargura y me sentí menos sola. Es por eso que tras releerla tuve que dejarla aquí, pues hasta toda pregunta llega siempre su respuesta. Que a veces no llega sola, sino acompañada de más. De más premios literarios, incluso.

http://discretoencanto.blogspot.com.es/2009/04/el-calvario-diario-del-escritor-philip.html

jueves, 7 de junio de 2012

Es curioso

Cuando un escritor, o aficionado a crear sus propios relatos, está llegando al final de una historia se decanta entre varios posibles finales. Y puede costarle mucho decidirse por uno, hasta quizá aparcar la obra durante muchos años en espera de cual de ellos se materializa por fin. Aunque bueno, esto tal vez si dicho escritor o aficionado es de esos que creen a pies juntillas que la obra se va escribiendo sola. Como por una especie de conexión llegada desde algún lugar, ajeno a quien la crea; de la cual él solo es receptor.

Hace unos días leía en un twitter una frase que no ponía autoría. La frase es la siguiente:

Los finales felices son historias sin acabar


Y esa es la sensación que nos dejan algunos libros después de leídos. Que todo fue tan maravilloso y perfecto dentro de ese libro, que o es impostado, o bien está sin terminar. Creo que a mi escritura le faltaba contrastar la realidad, esa realidad que a medida que cumplo años, la vida me da.

miércoles, 6 de junio de 2012

Precios que suben sin parar

Ella es ama de casa, cada día acude a la compra pensando que lleva dinero suficiente para aquello que necesita. Va mirando los precios y contabilizando más o menos lo que echa en la cesta de la compra. Da la casualidad de que en la escuela jamás le cuadraban las cuentas, cuando solo eran un número inocente, y ahora que son dinero contante y sonante, pues tampoco mucho. A diario cree llevar dinero suficiente para aquello que necesita y le sobran algunos céntimos, 80 cuando más. Su medida de ahorro es entrar en aquellos comercios donde solo hay comida, comprar marcas blancas, limpiar la casa con los productos de toda la vida, y comprar los geles y champús que le van dando mejor resultado en cuanto a calidad precio. Y así hace con los demás productos que necesita a diario y que no son de comer.

En la casa va apagando las luces que no necesita. Apurando a los niños para que se duchen sin quedarse dos horas enteras bajo el agua. Calculando la comida para que no le sobre demasiada de cada vez. Amén de efectuar pequeñas estrategias para intentar evitar todo lo que sea derroche. Y pese a que mes tras mes lleva a rajatabla su sistema, mes tras mes se desbarajusta, porque los precios cada vez están más altos. Y van subiendo los impuestos y el precio de la gasolina. Aquello que antes consideraba pequeños lujos, hace tiempo que no se encuentran al alcance de su mano. En las noticias recientes escuchó que ya una de cada cuatro familias españolas es pobre. Y comienza a preguntarse en qué momento la suya cruzará esa linea divisoria que lleva hasta el otro lado.

martes, 5 de junio de 2012

Descubriendo las pompas de jabón

Rosana siente cierta aversión por las romerías y a su marido le encantan. Son polos opuestos que de forma irremediable se atraen, es por eso que él espera paciente cuando ella quiere acudir a una exposición de pintura, o a lugares que a él no le atraen gran cosa, lo hace por ella; del modo en que ella se acostumbró a ir de romerías porque a él le gustaban. A veces lo hacen con mejor o peor ánimo, pero intentan que lo suyo funcione y lo hacen porque sí, no porque alguna vez hayan firmado un contrato; es porque separados no saben vivir.

Daniel hablaba con un amigo sobre trabajo. Rosana se aburría de escucharles hablar siempre de lo mismo, y casi siempre con las mismas palabras. Era una tarde de verano soleada, alrededor de las ocho. Una orquesta tocaba con más pena que gloria sobre un escenario desvencijado. Isac se estaba poniendo nervioso con tanto ajetreo, aunque de pronto calló, y sonrió, con una risa de gorgoritos propia de bebés. A sus ocho meses de edad estaba descubriendo un milagro: las pompas de jabón. Una niña de unos cuatro años lo había escuchado protestar y se acercó para ofrecerle el espectáculo más grandioso, que desde su silla, un niño pudiese contemplar. Pompas de jabón que nacían de un redondel amarillo, y que enérgicas se elevaban al sol, tornándose iridiscentes a medida que se alejaban. Cuando mayor era el interés de Isac por aquel espectáculo,  vinieron a buscar a la niña morena, de ojos despiertos y tirabuzones negros. Se despidió de la madre y del niño con un gesto simpático, y se marchó.

Rosana lo tomó en brazos y buscó entre los chiringuitos cercanos un bote idéntico al de la niña para hacerle pompas de jabón. Se apartó a un lugar lejano, porque se estaba levantando viento, y sopló una hilera perfecta de burbujas pequeñas que el niño atrapó con sus manos. Rosana estudió esa carita que iba cambiando de expresión muchas veces, y esos ojos abiertos y brillantes, y escuchó su risa simpática en gorgoritos exóticos, y le invitó a soplar. Pero solo le salían medios círculos que engordaban y enflaquecían, mientras ella trataba de hacer equilibrio entre el cuerpo rechoncho del niño, el bote de líquido, y el redondel amarillo. Ante la insistencia de Isac, Rosana comenzó a hacer pompas y más pompas de jabón. Solo escuchaba su risa, solo veía sus ojos, solo creaba ilusiones esféricas para mostrarle un mundo mágico alrededor. De vez en cuando daba vueltas sobre sí misma y las burbujitas los rodeaban a los dos, las carcajadas de Isac iban en aumento; era un momento precioso para los dos.

Fue entonces cuando alguien gritó a su lado, y vio a una mujer enfurecida que le tiró por encima un vaso de algo con hielos y todo. La misma mujer que le recriminó el cubalibre de ron que había perdido de beber por su culpa. Rosana se disculpó, le dijo que en verdad no se había dado cuenta de que todas las pompas de jabón iban a parar a su mesa, donde cenaba con su marido y unos amigos. Pero la mujer insistió en que todo eso lo estaba haciendo a propósito. Estaba bastante ebria y soltaba palabrotas por la boca mientras Rosana equilibraba a su hijo, el bote de líquido, el redondel amarillo; y mientras se quitaba de encima la rodaja de limón, y los cubitos de hielo, bastante frustrada porque era abstemia, y detestaba el olor del alcohol. Daniel le hizo saber a la mujer que Rosana estrenaba una chaqueta que se había ido haciendo por las noches mientras el niño dormía. Que llevaba cosiendo una semana sin descanso y que si era capaz de insultarla así era porque no tenía ni idea de la clase de persona que era su mujer.

Desde ese día Rosana aprendió una lección que jamás olvidó; que puedes ofender a una persona hasta límites insospechados sin tan siquiera darte cuenta. Cuando lo único que está intentando es ofrecerle a tu hijo, un sueño, una ilusión.

Para reflexionar

La gran verdad es que hoy día todo el mundo cree que puede escribir un libro y publicarlo, y que además es el mejor...
Nunca había dejado tantos libros a medias.
Creo que en lugar de preguntarse cómo tener éxito, algunos deberían preguntase si deben publicar lo que escriben.

Lola Mariné

Este comentario me lo traje aquí desde esta entrada, espero que no le moleste.

Lola Mariné tiene Un blog: Gatos por los tejados. Y además de escritora -si no me equivoco- es correctora.





lunes, 4 de junio de 2012

Saber la teoría

Es cierto que cuando sabes cómo debes reaccionar todo se hace más fácil. Sin embargo aún con todas las teorías en la mano, resulta muy complicado.

No es sencillo cambiar. A mí se me antoja un milagro.

sábado, 2 de junio de 2012

Escrito por una mujer

Creo que desde que era muy niña quise escribir y tuve conciencia de que un día lo haría. Que contaría la vida de las mujeres a las que admiraba, que no estaban en películas de televisión, ni en libro alguno; las mujeres que admiraba estaban a mi alrededor y eran mujeres con mucho arrojo, casi escondidas en los pasajes cotidianos de la vida.

Recuerdo algunos sucesos ante los que miraba al cielo y decía: esto lo tiene que saber el mundo, y un día lo contaré, como se cuentan los libros. El cielo se llevó mis ganas de estallar en risas, o de llorar alguna vez, ante sucesos en los que ellas fueron protagonistas. Se llevó mi infancia y mi juventud, pero nunca se ha llevado esa determinación y ese buscar un lugar desde donde contar todo aquello que sin saberlo me marcó.

Cuando un hombre escribe lo hace desde su visión como hombre. Cuando una mujer escribe lo hace desde su perspectiva como mujer. Y pienso que es bueno que los hombres expliquen su modo de ver la vida a las mujeres, y que las mujeres les expliquen su modo de ver la vida a los hombres. Somos distintos quizá, pero complementarios. Y conocernos mejor tiende a estrechar caminos; a respetarnos.

http://pilaralberdi.blogspot.com.es/2012/06/lenguaje-no-sexista.html

viernes, 1 de junio de 2012

El amor que no es amor

_La quería tanto, tanto, tanto, que no podía dejarla disfrutar ni un solo día a su manera.
_Que no podía dejarle un mínimo espacio de libertad para hacer lo que le apetecería, apuntarse al gimnasio, ir a ver a sus amigas, visitar a sus familiares, o ir a la playa sin su presencia.
_ La quería tanto que le amontonaba el trabajo; para que no se aburriera.
_ La quería tanto que coartaba su libertad de toda forma y manera.
_ La quería tanto, que de tanto quererla, comenzó a perderla.
_ La quería tanto, que de tanto ser querida; a ratos prefería verse muerta.
_ La quería tanto, tanto, tanto, pero tanto tanto; que ni la quería.

_ Aunque eso sí, "a su adorada" nunca le faltaban besos, ni abrazos, ni un dramático No puedo vivir sin ti, acompañado de un Si me dejas me mato. Que hacía las delicias de quienes estaban alrededor. Acelerando así su desdicha.

Pues quién era él, en realidad escondía: era un simple maltratador que adornaba sus bajezas con una dulzura postiza.

( Buscando información para un relato breve que quiero escribir me encontré un documento de nota).

Os lo dejo aquí

jueves, 31 de mayo de 2012

Si te olvidas de mí, me muero sin remedio

Esta mañana, escuchando más que viendo, el telediario matinal, me llegó una frase: Reunión de los cuatro poderosos del mundo para hablar de los temas importantes del momento. Y mientras intentaba poner orden en mis quehaceres esperé a escuchar. De entre todos esos temas me faltó el mismo de siempre: el hambre en el mundo. Y me pregunté por qué motivo a estos mandatarios mundiales les cuesta tanto añadir un tema más de conversación.

Lo pensé porque unos días atrás en otro telediario se dio una noticia escalofriante: trescientos mil niños del cuerno de África se hallan en peligro de muerte, debido a la extremada hambruna que están padeciendo.

Quizá sería hora de que quienes nos quejamos de la crisis monetaria, aprendamos a ver la diferencia que existe entre nuestro lado del mundo y el otro. Un mundo que se ha endeudado hasta las orejas por vivir por encima de sus posibilidades, y otro mundo donde diariamente mueren cientos de personas por no tener ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca.

Quizá desde hace tantos años como tengo conciencia, este problema de hambruna en terceros mundos, exista porque en todas las reuniones de poderosos mundiales se olvidan de hablar de este problema. Un problema que quizá entre todos, poderosos y gentes sin poder; podríamos resolver. Solo con reunirnos a debatirlo, a buscar soluciones, a implicarnos de lleno, a unir nuestras fuerzas; nuestro máximo entendimiento, nuestra condición de personas de bien.

Pasan los días, los meses, los años, los lustros, incluso los siglos y seguimos centrando los focos en los beneficios, olvidando de lleno lo importante que para cualquier persona del planeta resulta comer. Cuando a  un lado del mundo unos olvidan buscar una solución. Al otro lado del mundo otros perecen sin remedio.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Retazos...

Quizá cuando llueva, todas las gotas de lluvia serán lágrimas que alguien derramará desde su trono coronado de estrellas.

¿Existe el destino?

Hace unos días un chico de 17 años se empeñó en ir hasta la ciudad en moto. Su madre le dijo que no. Que tomase el autobús para ir, como hacía todos los días. Él le insistió en que tendría mucho cuidado, en que se fiara de él, en que por una vez le dejase libertad para ir donde quería en la forma que eligiese. Le rogó, le suplicó, y llevó a cabo todas las artimañas capaces de desarmar a una madre. Lo hizo porque quería ser mayor, comportarse como alguien mayor, y ganarse un espacio de libertad que quizá hasta ese momento sintió vedado.

Su madre le dijo desde el primer momento que no le preocupaba él, que era responsable y digno de confianza; que le preocupaban los demás conductores y sus posibles despistes porque una moto es un vehículo frágil en carretera. El chico se marchó de casa orgulloso porque su madre confiase en él, y prometiendo tener todo el cuidado del mundo. Poco podía pensar que tan solo unos kilómetros más tarde un conductor despistado se le cruzaría por delante, y que en su maniobra por intentar esquivarlo perdería la vida.
El hombre no vio la moto, ni supo lo que causó, hasta que kilómetros más adelante fue detenido.

Unos días más tarde comentando esta desgracia con una amiga, ella me recordaba lo que tanta gente me recuerda a diario Que nadie escapa a su destino. ¿El destino? -le respondí-. Yo no creo en el destino. Aquí tuvimos un debate en el que ella, que cree ciegamente en el destino obtuvo un consuelo. Y en el que yo, que creo en todo caso, en la fatalidad evitable, no obtuve consuelo alguno. Y pensé en esa madre, y en la de veces que a lo largo de su vida se arrepentiría de haber dado el sí. En todo ese infierno en el que no hallaría consuelo; independientemente de que fuese por destino, o por fatalidad que nadie pudo evitar.

Entre la actitud de mi amiga y la mía, existe un abismo irreconciliable, en el que ella al menos sale reconfortada. Para quienes somos reacios a creer en destinos existe siempre un tira y afloja que ni descansa, ni deja descansar a los demás. Tendemos a prevenir a quienes queremos hasta límites desorbitados, lo reconozco, como una enfermedad que no conseguimos curar. Y destino o fatalidad no descansan nunca. NI dejan descansar.

martes, 29 de mayo de 2012

Lo que saben de ti que nunca fue cierto...

Conozco a una madre que es capaz de cualquier cosa por hacerse con todos los libros que quiere leer de la biblioteca. No es una madre común, es un monstruo devora libros que picotea aquí y allá, y entre tanto picoteo, algunas veces consigue leer un libro de verdad.

A esta madre un día su hijo adolescente le recriminó que valiéndose de su carnet de la biblioteca, sacase libros tan cutres a su nombre. Le expuso que cualquiera que mirase los títulos que él -aparentemente- había sacado en los últimos años, de la red de bibliotecas, se pensaría que estaba mal de la cabeza, y que no era así. Que los libros que él leía no tenían nada que ver con el riego de las orquídeas, la decoración de interiores, romanticismo cutre, rutas por la Asturias frondosa, psicología adolescente, clásicos de todos los tiempos elegidos a dedo, ni demás conglomerado solo apto para cerebros atropellados. Le hizo saber además que no era normal hacerse con todos los carnets de la familia y usarlos casi todos a la vez. Ni apilar tal cantidad de libros disonantes entre sí sobre la mesa del salón, porque cualquiera que dedicase tiempo a ojearlos de verdad, en tal desorden, terminaría luchando contra molinos de viento imaginarios.

La madre se mofó de su sensibilidad agudizada. Y le dijo que quienes están trabajando en las bibliotecas no se dedican a juzgar a los demás, ni a espiarles la vida. Por respuesta su hijo adolescente alzó las cejas y la miró con sorna, antes de decirle un simple: Ya, eso te crees tú.

Mientras leía esta entrada de blog hace unos días me pregunté algo que me pregunto con frecuencia antes de pasar página y dejar la mente en blanco al menos por una vez ¿Qué podría la gente aseverar sobre mí, que yo no sé, leyendo este blog?

Cualquiera sabe...

lunes, 28 de mayo de 2012

Seguimos con el debate

Sigo recopilando información sobre el tema. Y después de leída esta entrada no me queda más que sonreír. Si hay algo que de verdad tengo claro es que un escritor escribe para ser leído. Al menos en caso de que decida publicar su obra en el soporte que sea.

Ella asegura que muchos de los que creen escribir escribir no escriben. Tuve que reírme al leerlo, aunque no lo expuso exactamente así. Y en eso estamos de acuerdo. Me suena a ese dicho tan antiguo de A río revuelto ganancia de pescadores. De nuevo es el lector quien deberá decidir.

Muchos libros que a mí me han gustado han sido criticados por otros. Y a mí me han gustado. Me han aportado algo. Me han dado soluciones incluso. Y de alguna manera los he hecho míos. El hecho de que a ese otro no le hayan surtido el mismo efecto no hace ese libro mejor o peor. Un libro es un libro. Y quizá como lectores no todos encontramos lo mismo.

Quizá un escritor cuente una historia que necesita contar, y un lector lea una historia que necesite leer. Y ambos, aún partiendo de lugares remotos, lleguen a un mismo lugar en que ambos puedan aprender.
¿Quien podría asegurar que lo aprendido no ha sido valioso?

Seguimos con el debate