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viernes, 13 de julio de 2012

Resolviendo dudas...o no.

Le sigo dando vueltas a esa posibilidad, en un momento en el que no tengo tiempo material de ponerme a corregir por última vez una novela de más de trescientas páginas, ni la suficiente confianza en que aquello que quiero - mis historias, que tanto significan para mí- estén a la altura de ello. No es falta de confianza ni en mí ni en lo que escribo, lo que me sigo preguntando es si es el momento. Si no sería precipitado, teniendo en cuenta que es un camino que quiero hacer en solitario. Es decir, sin muchas influencias desde afuera.

Cuando fui a clase de corte y confección, me hice una bolsa de deporte con un retal que había en casa. La tela era de terciopelo azul oscuro, y me puse a ello un sábado por la tarde, la diseñé en un minuto: de forma cilíndrica y cremallera en el medio, pero quedaba muy sosa. Por eso decidí encajarle tres corazones de tela blanca y lunares azules, dos más pequeños en los círculos que definían los lados, y uno mayor en el centro. Por entonces no tenía ni quince años, y el orgullo de haber hecho mi propia bolsa de playa, justo a mi gusto, me embargaba. La gente la miraba al pasar, con una mezcla de sorpresa quizá, pero yo caminaba feliz de llevar colgada mi creación. De saber que nadie en el mundo tendría esa misma bolsa que yo. Mi familia en pleno decidió que nadie la llevaría porque nadie era tan hortera, no porque fuese exclusiva, y eso me bastó.

Ahora, cuando pienso desde la distancia a todos los sitios que la llevaba, me da la risa. Incluso conservo la instantánea de incredulidad que me devolvió un conserje de discoteca cuando le dí mi ficha. Uno no vuelve a casa después de pasar un fin de semana en casa de su hermana todos los días. La recogí radiante, porque dentro de esa bolsa, llevaba recuerdos felices para toda una vida; y un principio de desgracia, que entonces no sabía, también.

Escribir historias propias tiene mucho de eso: de cosas que significan un mundo entero. Pero que si salen al mundo han de llevar un todo envuelto. No sirve con decir, significa mucho para mí, han de significar mucho para quien las ha pagado con su dinero. Si pones algo a la venta, ha de tener más ingredientes que la intuición, más profesionalidad, más rigor, más valor incluso de aquel que tiene para ti. Ha de sostenerse en pie por sí solo y tener la suficiente fuerza para avanzar. Y es complicado cuando es un camino que intentas hacer paso a paso y por ti solo. Porque sabes que todo cuanto has aprendido en la vida es así, porque sabes que así se hace tu camino y que no hay otro modo. Es arriesgado, sí.

No tengo tiempo material para revisar de nuevo mis novelas. Y aún me faltan ingredientes que no he sabido encontrar, o que no han madurado para incorporarlos. Es por eso que revisaré un texto de pocas páginas y le buscaré otro título, yo lo había titulado La ladrona de tiempo, y he visto un libro que se titula El ladrón de tiempo, ya por ahí. Es complicado, porque elegí el título antes que la historia y ahora no hay otro que case.

Si consultase esto a mi "correctora particular" me recomendaría meterme debajo de la cama antes de publicarlo en Amazon. Si le preguntase a Carlota me lo revisaría y me lo enviaría lleno de correcciones que no comprendo. Si lo consultase con mi familia o con mi marido, me dirían que estoy loca y que en menudos problemas me empeño en meterme. Si lo consulto conmigo me digo que solo hay dos posibilidades, que salga mal, y entonces pondré mucho empeño en mejorar, o que salga bien, y entonces me moriré de un infarto instantáneo; que es algo por lo que no me tengo que preocupar, porque no será.

Solo tengo claro que es demasiado breve para ponerle el precio mínimo en Amazon. Y que a título personal es el primero que tengo listo para dar a conocer, y el que más me emociona. Y uno que quiero dejar alojado a este blog. También tengo claro que hay razones por las que no puedo esperar mucho más, y que quizá estén ahí para ayudarme a dar este salto, aunque sea empujando. Hasta ahora estoy satisfecha con la forma en que fui decidiendo mi vida, cruzo los dedos por no equivocarme tampoco esta vez. Y dejo un aviso, aún tengo que hacerle una última, de la última, de la última corrección; que no es lo mismo que dejarlo perfecto, ya quisiera yo...

7 comentarios:

  1. Tu bolsa de playa, podría ser todo lo hortera que pensase tu familia, pero era algo único y personal. Y lo de la horterez, puede ser un buen negocio, si no., véanse los diseños de Agatha Ruíz de la Prada de años pasados.

    Y no corrijas mas, por favor. No digo que una corrección no sea necesaria, pero tres, cuatro o las que quieras, ya no aportan nada más a la estructura de la historia.

    Saludos.

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  2. ponle tres corazoncitos(amor,vida,muerte) y un lunar(tú Yo),y sacalá a pasear.

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  3. Sino la muestras nunca sabrás el efecto de esas palabras tuyas en los demás.

    Quizá alguien necesita leerlas para salvarse, y de no hacerlo...se entristecerá aún más.

    No seas tan crítica contigo misma. Aunque sea difícil.

    Un abrazo gigante.

    Rebeca.

    P.D: Si no das el último paso hacia tus sueños, jamás los conseguirás.

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  4. Recordé un detalle que había olvidado de esa bolsa de playa, los redondeles de los lados los hice con una tela blanca de lunares azules, y les añadí un corazón de terciopelo azul en el medio. El corazón del centro delantero, en contraste, era de esa tela blanca con lunares azules, que destacaba a la legua sobre tanto azul terciopelo liso.

    Me encantó encontrarme los corazones de Ágatha Ruíz de la Prada muchísimos años después en toallas y sábanas, junto a estrellas de mar, flores y demás. Y aún así del veredicto de mi familia siguió intacto. Boom o no, les parece una horterada.

    Dice Carlos Ruiz Zafón, que sabes cuando una novela está lista porque no puedes corregirla sin comenzar a estropearla. Mis correcciones van dirigidas a sintáxis, acentos y demás, y como no sé de ello, no termino jamás. Necesito alguien profesional y me muero de pensarlo. No he creado nada aún que quiera dejar a ojos de un profesional.
    Cuestión de tiempo, imagino. O de valentía, o de un ingrediente que me falta. Quizá el tiempo lo traerá.

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  5. menteinvisible, todo lo que he creado, o aún tengo por crear, sale a pasear conmigo, sola o acompañada todo el tiempo. Son cosas que le enriquecen a uno el alma, que una vez que han nacido nunca se van.
    Tienen todos esos ingredientes, porque la vida escrita se compone de la vida observada, de paseos con los ojos abiertos y el alma abierta. De todo que traspasa la frontera mental.
    Saludos

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  6. Rebeca, es cierto todo lo que dices, pero no olvides que soy una lectora que abandona montones de libros cada año. Porque no me atrapan, porque me resultan pesados, crudos, deprimentes, ñoños...
    El lector lee y juzga. Da el veredicto final...

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  7. En el fondo lo de pensármelo tanto corresponde a un hecho:
    Lo primero que suba a Amazon debería ser algo que reúna un algo necesario que logre que quien me lea una vez, siga queriendo leerme.
    Porque si comienzo ese camino querría continuarlo hasta el final de mis días. Puesto que no sé rendirme; para bien o para mal.

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