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domingo, 30 de septiembre de 2012

Una muestra de talento

Recién acabo de leer esta entrada -que dirían en américa del sur- y ya tengo que compartir el sabor que me dejó: el sabor de lo que yo llamo talento. 

Las palabras son tan viejas como el tiempo, pero suenan como nuevas por una vez, cuando alguien las elige con intuición y talento. O con una mezcla de no se qué, que te araña un sentimiento. El sentimiento de leer las delicadas plumas de ave que agita el viento.


Cuando las maletas salen por la puerta

Esta historia uno la escucha alguna vez. Y se queda como si estuviese viviendo en otra realidad. A mí me sucedió con una amiga, a la que no veía en meses, tuvimos una reunión escolar y a la salida me invitó a un café; mientras los niños jugaban. La vi tan ausente de sí misma, que en un principio me asusté, después me lo aclaró en dos palabras: Me separé.

Mi respuesta fue sincera, como siempre. No sé tragarme lo que me pasa por la mente y por respuesta le dije la verdad: Él nunca me gustó para ti, y lo que no entiendo, es cómo le aguantaste tanto tiempo. Me miró sorprendida y respondió: Jamás pensé que fuese a divorciarme a los 40. ¿Te imaginas? Yo separada... Y sin saber lo que voy a hacer con mi vida. Nunca creí que en algún momento pudiera ser ese tipo de mujer que abandona a su marido.

Ella es una mujer de los pies a la cabeza y le respondí que viviría mucho mejor, porque es una mujer diez. Me callé que fue ella quien siempre sostuvo vivo ese matrimonio, y que era como el fontanero que arregla una profunda gotera; eso si hablamos de dinero. Él vivía una gran vida, mientras que ella reparaba los rotos, como una costurera que no deja de coser, y al final todo se le vuelven jirones. A día de hoy tiene un negocio, que le va muy bien, paso por allí de vez en cuando para verla y a penas intercambiamos cuatro palabras, porque la hostelería es lo que tiene. Él rehízo su vida con otra mujer, ella sigue sola con sus hijos, y cuando la miro tiene la misma expresión de aquel día en que hablamos. Va cumpliendo años, pero parece que sigue sin superar ese susto inicial de cuando formuló esa inquietud: ¿Te imaginas? Estoy sola con los niños. No me lo puedo creer, y eso que fui yo quien le puso las maletas en la puerta.


http://blghostil.blogspot.com.es/2012/09/primeras-notas-de-un-verano-negro.html

sábado, 29 de septiembre de 2012

Escrivivir

Siempre me ha gustado este término tan suyo, escrivivir. Que por lo que entiendo significa poner vida a lo que escribes. Escribir con vísceras que saquen adelante esa otra vida que fluye en papel, o en pantalla, no olvidemos que estamos en la era virtual.

Hay libros que tienen vida mientras son leídos, y curiosamente, esos son los que permanecen para siempre en la mente del lector. Por poner un ejemplo citaré dos que leí a los doce años, El diario de Ana Frank y Tom Sawyer. Después de leerlos, el mundo que había conocido hasta entonces, cobró un significado diferente para mí. A eso es a lo que yo llamo escrivivir: tener el don de adentrar a los lectores al mundo que se retrata allí. Ana Frank me transmitió para siempre el horror de las guerras, su incongruencia, su crueldad, su innecesario atropello. Y Tom Sawyer me hizo entender que puede lo sacado de la mente hacerte vivir una vida que no siendo vida, es tanta vida como la real.


Desde hace tiempo no puedo comentar en su blog, por algún error; pero sí que puedo -mientras no se enfade- acercaros una hermosa reflexión, que también comparto.

http://www.gonzalomouretrenor.es/2012/09/28/escrivivir/

viernes, 28 de septiembre de 2012

Quiero que mi país cambie

Si tuviese que elegir un país al que irme a vivir, elegiría uno semejante a mi pueblo, cuando yo era niña. Uno que tuviese vacas casi en cada trocito de prado, y burros que rebuznasen cuando les viniese bien, y gallos que cantasen puntuales al amanecer.

Con gente que generalmente iba o venía de su huerta, de la que casi obtenía suficiente materia prima para sobrevivir todo el año. Que criaba sus propios pollos, conejos, cerdos o terneros para llenar de carne el congelador; y en algunos casos salía de pesca, para tener congelados y a mano muchos pescados. Gente que se iba al monte a por leña para pasar el invierno junto a su cocina de carbón. Cocinas que olían a bizcocho recién horneado, a empanada, o bollos preñados (bollos rellenos de chorizo).

En el pueblo de mi infancia no había prisas. A veces se me antojaba un pueblo muerto. Si lo miro bien, me gusta más cómo funcionan las cosas ahora, pero cada día que compro el periódico y comienzo a leerlo, me entero de casos y más casos de corrupción por todas partes. Corrupción al por mayor. A mí me gusta el lugar donde vivo, el lugar donde crío a mis hijos, el lugar donde primero sueño y luego escribo, el lugar donde nací y crecí. Yo amo mis paisajes y creo que no sabría vivir sin ellos. Y creo que ellos tienen parte de mí. No quiero cambiar de país, quiero que mi país cambie. Que recobre su dignidad. Y no añado más porque para mí la palabra dignidad equivale a muchas otras; engloba una actitud vital, entre ellas la de no meter la mano en la caja y después marcharse silbando como si no pasara nada. Pasa, y vaya si pasa. Pasa que el dinero que ha volado, falta para lo que estaba. Porque un país no es un país; en el fondo es una casa. 

Y la verdad, que yo también estoy pensando que al final tendré que cambiar de país. Será más fácil cambiar de país que esperar que esto se arregle con las medidas que vienen. Vamos, que hacemos aguas.


http://fraternidadbabel.blogspot.com.es/2012/09/carnaza.html





jueves, 27 de septiembre de 2012

Tú, siempre tú: Una Estrella

Volver al tema que a uno le apasiona es volver a carecer de tiempo. Es volver a ver trabajo sin hacer, para el que uno ya no tiene fuerzas. Es volver a callar la explicación de por qué siempre se parece tan cansada. Tan subida en una nube. Tan etérea. Tan a punto de estallar. Tan dividida entre dos mundos de nuevo: el real y el ensoñado.

A estas alturas sé que no me puedo explicar más, que solo tengo que realizar mi trabajo, y punto. Pensar que debo ponerle a todo un punto y final, llevado de la mano de la mejor disposición y echarlo a andar, porque ello se explicará por sí mismo; Algún día. Alguna vez. Si estoy de suerte.

Y es muy obvio, porque nadie puede apreciar un trabajo que aún está por hacer. Es la parte más ingrata, ese proceso de años en que estás haciendo algo que siempre queda por mejorar, una mejora que a veces no se ve, pero que está, y debes creer en ella aunque no esté. Supongo que es a eso a lo que llaman constancia, o perseverancia, no lo sé. Creer en uno mismo. Tener fe. Tantas y tantas cosas que se hacen imprescindible en un escritor que solo intuye su oficio, porque saber, saber, sabe que nunca sabrá. Tuvo su ejemplo en la escuela.

Ayer me llegaba la carta del registro de la propiedad intelectual, apenas conseguí creer que diesen aquel cúmulo de sentimientos de paso. Tanto empeño puesto y tanta imperfección de vocablos, pero tanta perfección del corazón, aquello que dentro de uno tiene un significado. Para mí fue complicado dejarte allí. Y al tiempo un orgullo haber cruzado esa barrera de haber escrito tu historia para la posteridad. Para que aquellos que no te conocieron te conozcan a través de lo que vi en ti, Querida Estrella. Para tratar de recuperarte en esa vida que se te fue, siendo tan joven que apenas comenzabas a vivir.

No sé si tu historia saldrá a la luz. Pero ahora sé que aunque mi casa se queme, quedará a salvo. Que buena o mala se salvará: que es la única forma que tuve de salvarte. La mía. Aquella que no pude no intentar; como tantas veces.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Entrevista a Francisco Gijón

Para quien se pregunte si cobro por hacer promoción a otros escritores, la respuesta es no, y si cobrase por ello probablemente no actualizaría con tal asiduidad; nada es comparable a lo que nos provoca ilusión. Lo mío es movido por algo parecido a la alegría de encontrarme aquello que además de hacerme pensar, me trae alguna novedad y me aclara este oficio que me apasiona por algo que nadie conseguirá anudar: la diversidad de enfoques según vengan de uno u otro autor. Unido al trabajo orfebre de la palabra escrita.

martes, 25 de septiembre de 2012

10 consejos para jóvenes escritores por César Mallorquí

Ayer miraba este vídeo sin perder detalle. Y ello dio sus frutos. Llevo años, al menos desde que tengo Internet recopilando consejos y más consejos para ser un buen escritor. Peleándome con todas mis fuerzas por el último consejo anotado aquí y diciéndome que quizá la vida haya elegido una ruta distinta a la que elegí. Que no debo martirizarme por ello, que lo bueno de tener sueños es tenerlos, y punto. Después, con el tiempo, surge esa otra parte de mí que me recrimina por perezosa, y que me grita que uno solo logra aquello que intenta. Una parte y otra siempre están en guerra. Como una parte imprescindible del escribidor, aquel que escribe porque lo decidió...o porque intentaba dejarlo. Y que pasa por temporadas en que sueña con ponerse a escribir más que lo que escribe.

Ayer miraba este vídeo y accionó esa parte tan estancada que había en mí, ahora corrijo una antigua novela inconclusa mientras hilo un relato nuevo a ratitos. Creo que todo el secreto, el verdadero secreto se halla aquí y no en parte alguna. Tomad buena nota:

lunes, 24 de septiembre de 2012

De insomnios y carticuentos

En raras ocasiones el insomnio hace aparición, y no es raro que busques a tientas el mando de la tele y la pongas un rato para saber qué pasa en el mundo. Que lo que pasa en el mundo sea tan deprimente que vayas de canal en canal hasta que encuentres algo en lo que invertir el tiempo que te sobra entre sueño y sueño. Supongo que eso es el insomnio, a saber. Ya se sabe que la curiosidad mató al gato. Eso explica que veas a un señor carticuentista, uno de tantos que adivina tu futuro en las cartas, con una sola llamada de teléfono, y en vez de quitar el canal te quedes a espantarte de la curiosidad. Reconozco después de horrorizarme hasta la médula, me propuse escribir un relato corto y enviarlo a concurso en Marzo; y que es posible que lo escriba, me lo aprenda de memoria de tanto corregirlo y me aburra hasta el punto de no enviarlo. Hace tiempo que sé que escribo solo para mí, para perseguir esa historia que me asalta de pronto hasta el final y entender de pe a pa de qué va. Después de concluido el trabajo me parece algo pésimo a compartir, y solo comparto lo que está recién hecho, como un pan que perdiera esencia en cuanto empieza a enfriar.

Si lo pienso bien, escribo solo para quitarme cabreos, decepciones, dudas, alegrías que dejándolas sueltas podrían explotar y aniquilar el mundo, sinsabores, tropiezos de los que quiero aprender; y demás desastres alicatados al fondo de mi conciencia. Escribo con el mecanismo de una olla exprés, algo se almacena, se piensa y se repiensa, comienza a dar vueltas hasta que entra en ebullición, y se cuece en su propia salsa. Luego se saborea una pizca y se almacena. Ese almacenado, hace que al fin desaparezca. Al menos con esos ingredientes; hay refritos que se repiten igual que el ajo y se elaboran de distintas formas a lo largo de toda una vida. A veces quisiera vivir poco más para librar al mundo de mis reprises escritos.

Pues bien, aunque iba a contaros eso tan grave a mi ver, que ha desencadenado mi deseo de escribir un relato corto de queja, no os lo contaré. Si lo cuento aquí no necesitaré dedicarle 20 páginas allí y lo perderé para siempre. Es un tema en que no me vale una mera entrada de blog, porque necesito hacerle un nudo cartesiano y atarlo bien. Solo diré que me parece algo muy grave y que a veces me horrorizo de estos tiempos que me toca vivir. Que vivo observando lo que vale la pena a mi alrededor y ello me salva de la angustia de saberme entre gente así, carticuentistas capaces de acuchillarme por dentro en solo diez minutos de visionado... Lo mío si que es poder de visión...

Se que me quedó una entrada rara y sin concluir. Empieza el curso para mí, sé que tengo por delante mucho que escribir. Quizá escriba ese relato de una forma tan brillante que lo quiera compartir. Si es así lo sabréis a su tiempo. De momento solo tengo un gran cabreo alicatado en mi cuerpo. Lo dejo aquí.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Entrevista a María Dueñas

Un día de estos me encontré con una entrevista a María Dueñas, por esas casualidades que se dan a veces al poner el televisor. Fue de las pocas veces en que dejé lo que estaba haciendo para escuchar a alguien muy interesante, a quien vale la pena escuchar. Decir que la entrevista fue en un programa de la mañana de la 2, y que al buscarla no la encontré, pero sin embargo encontré varias igual de interesantes que tienen como protagonista a esta escritora. Ella decidió escribir una novela en un momento dado, sin más pretensión que escribirla, luego la publicó y se fue vendiendo de una forma vertiginosa hasta llegar a betseller. En sus entrevistas María Dueñas deja algo claro, que aunque su primera novela nunca se hubiese publicado, el hecho de escribirla habría valido la pena.

En todas las entrevistas que encontré de ella - que fueron igual de interesantes- se ve la actitud de una mujer apasionada por lo que hace, y feliz por el recibimiento. Alguien que no siente que su vida haya cambiado, porque se intuye que ella no cambió; y que si hubo un cambio supo aceptarlo como parte de su vida, y encajarlo como un cambio a mejor. Decir que no leí ningún libro suyo por ahora, pero que conocerla me ha llenado de interés por su obra. Si escribe como habla, me gustará.


Mision olvido

viernes, 21 de septiembre de 2012

Si hay materia prima se gana

Hace tiempo tuve que reírme cuando mi hermano salió a correr por una senda cercana a su casa que acaba en el mar. Es un muy buen corredor, pese a que pasa largas temporadas por motivos de trabajo sin correr. El día a que me refiero me contó que cuando ya llevaba dos kilómetros recorridos, le adelantaron unas mujeres menudas, y que en su orgullo de macho -esto no me lo contó pero se intuía- intentó demostrarles quién era más fuerte y mejor. Las dos mujeres siguieron adelante después de saludarlo y pese a todos sus intentos las llevó delante un buen trecho, y no solo eso, sino que fueron ganado distancia y más distancia.

Yo comencé a reírme según me lo iba contando porque sé a qué mujeres se refiere, participan en cross y son muy buenas, llevan toda la vida corriendo y ganando carreras, aunque ninguna vive de ello, lo hacen por afición. Mi hermano me siguió contando su frustración por no poder adelantarlas durante los tres kilómetros siguientes, y concluyó con algo que no me esperaba:

- Cuando vi que no podría adelantarlas, porque corrían que no veas, exclamé: Correr, correr, que mejor estabais en casa fregando los platos".
Me sorprendió porque mi hermano es un tipo estupendo y nada machista. Aunque lo comprendí porque no es alguien acostumbrado a que le adelanten corriendo, y mucho menos una mujer.


Ayer leía una entrada de blog, y hoy leo otra que hace referencia a ella. Pues bien, en la entrada del hombre encuentro un pelín de la actitud de mi hermano el día que tanto me hizo reír, y concluyo lo mismo: A todo hay quien gane.

martes, 18 de septiembre de 2012

Entrevista a Pilar Alberdi

Hace tiempo que sigo a esta escritora, quienes lleven tiempo leyéndome lo saben. Creo que conjuga el saber literario y el saber vivir, además del saber pensar y el saber transmitir. Sus reseñas de libros siempre aportan más elaboración de lo corriente en una reseña de libros, y su forma de leer los libros -lo digo por las lecturas en que hemos coincidido- la muestran como una lectora ejemplar.

Es una mujer inquieta, que lee mucho, escribe mucho y aporta una visión personal y profunda de todas las materias de las que se ocupa. Tiene varios blogs y en los últimos meses ha subido varias de sus obras a Amazon. Para mí ha sido un gran descubrimiento en estos mundos digitales, y la sigo de cerca, con esa asiduidad de quien ha encontrado a alguien afín. 

Imaginemos que llevo toda la vida buscando una profesora idéntica a ella, y que al fin la he encontrado; pudiera decirse que es algo así. Que en el fondo espero que se me pegue algo =)

lunes, 17 de septiembre de 2012

El significado de la espera

A veces uno espera. Solo espera. Y mientras espera sucede el milagro.


Eso es lo que se me ocurrió al leer esta entrada. Breve pero concisa.


domingo, 16 de septiembre de 2012

Marcha a Madrid

Este sábado se convocó una protesta multitudinaria en Madrid, contra la política de recortes que está aplicando el gobierno. Mis pies no pisaron las calles de la capital española, sin embargo mi espíritu sí estuvo allí, manifestando un hartazgo descomunal, por esas ecuaciones catastróficas que están logrando que la gente de la que me rodeo a diario, sea cada día más negativa. El resultado de esos recortes es ese, que mi entorno cada vez es menos feliz.

Suele rodearme gente acostumbrada a las duras y a las maduras. Gente a la que nunca podrás pedir dinero porque si hoy lo han guardado, a la menor oportunidad lo necesitan. Gente que te recibe con una sonrisa y los brazos abiertos, porque si bien no le sobra nada, anda más que sobrada de dedicarte su tiempo. Gente de la que te sientes orgullosa de rodearte, porque cada día, le dan sentido a haber llegado a la vida. 

Quizá no sea mucha gente, eso no lo sé, pero la gente que es cuando se suma a mi tiempo, le da sentido a escribir. He descubierto no hace mucho tiempo que cuando he pasado tiempo con ellos, me brota escribir. Necesito escribir, me llenan de contenidos que necesito expandir, son una especie de medicina curativa que necesito transformar en palabras para sumar al mundo. Quizá de ahí parta mi empeño y necesidad de escribir.

Este sábado no estuve en Madrid, tenía compromisos familiares que atender. Y he regresado llena de fuerza por eso que expliqué. Sin embargo aunque mis pies no pisaron sus calles, mi mente no dejó de estar allí, porque toda la gente con la que estuve hablaba de las dificultades por las que atraviesa. Eso hace que todos,     sin haber estado de una forma real, tuviésemos la impresión de andar por allí, luchando por nuestros derechos.

jueves, 13 de septiembre de 2012

A la hora del fin

Cuando has asesinado, le has puesto fin a la vida de quien contaba vivir. La persona a la que has matado no pudo elegir su forma de morir, en cambio tú si elegiste por ella. Y elegiste la única forma de morir que nunca quiso para sí. La mataste justamente en el momento en que ella solo pensaba en vivir.

Si ahora estás en la cárcel, aquejado de una enfermedad, que por sí sola pondrá fin a tus días, no me pidas la libertad que has perdido al matar a un inocente. Cumple tu condena en lugar que ocupas, hasta el fin. No des por hecho que tu vida es mejor a otras vidas. No es así. 

Otros enfermos como tú, tampoco pudieron elegir. Tus víctimas tampoco pudieron elegir. No creas justo que tú puedas elegir. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

La industria asturiana y la tarifa de la luz

La principal industria asturiana, dedica el 45% de su productividad a pagar la tarifa de la luz - datos que se han hecho públicos-. Ello hace que se esté planteando emigrar, poniendo en riesgo a las familias que sobreviven con su trabajo. Asturiana de cinc, Arcelor Mittal y Alcoa, están en la misma situación: negociando una tarifa de luz más económica, para según dicen, poder seguir teniendo abiertas sus factorías en las condiciones que están dispuestas a seguir.

Y las familias que dependen de ese trabajo, están pendientes de esa negociación, porque se hace imprescindible para sus vidas. En definitiva, siguen estando en jaque, a la espera de que algo comience a mejorar.

Y esperemos que mejore...

martes, 11 de septiembre de 2012

El mundo, de Juan José Millás

Dediqué estos días a leer ese libro, que vino a ser como introducirme en su relato y estar a su lado en cada momento que relataba. Más que leer un libro, al leer El mundo, tuve la sensación de vivir unas vacaciones en un lugar donde nunca había estado. Terminarlo y volver de nuevo a la realidad, fue como llegar a una realidad nueva, partiendo desde muy antiguo. Constatar que de la vida de ahora y la de cuando fuimos niños no tiene nada que ver, puesto que mientras leía reconocía en su voz, la voz de otro tiempo, la que usaron personas de más edad que yo, para relatar sus tiempos.

El libro está lleno de reflexiones y de frases de nota. Y suena a verdad. Suena a verdad vuelta atrás y vuelta a enfocar de nuevo, bajo el prisma de alguien que vuelve sobre sus pasos y reconstruye su realidad. ¿Truco de escritor prestidigitador?, he ahí la pregunta. La balanza no sabría qué lugar ir a ocupar, si la de fantasía novelada o realidad contada, o realidad-fantasía mezclada. Pero ya dije que es un libro que de principio a fin suena a verdad.

Cuenta la historia del narrador vista por sí mismo, Juan José Millás, pasa por su infancia acompañado del Vitaminas, apodo que le han puesto a su mejor amigo, enfermo del corazón, del que se sabe no aguantará el desarrollo. Se dice que para él desarrollarse del todo sería explotar. Juntos van y vienen todos los días, describiendo en sus peripecias un tiempo y un lugar. Hay que dejar atrás Valencia, con su sol, con su playa, e irse a vivir a Madrid, con sus edificios y su vida gris. Eso nos cuenta este niño, esa infancia que no termina de gustarle, esos adultos que no termina de encajar. Ese entorno que siempre le resulta raro a pesar de todo.    
Y esa forma de inventarse, o al menos intentarlo, otra realidad.

Al devolver este libro a la biblioteca, me encontré con muchos títulos de Juan José Millás. Leer El mundo, me ha tenido silenciosa todos estos días, como aplastada ante la conciencia de encontrarme un escritor real  -a veces aunque sean muy laureados no me lo parecen-. Dejo este aviso por si tardo en asomarme de nuevo. Nadie se preocupe, me hallo fascinada bajo el embrujo de ese arte que es saber contar. El único que consigue que no escriba una línea, pues me sumerge de lleno en unas vacaciones, tan distintas a todas, que aunque quisiera no puedo regresar.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Sobre edición

De alguna forma, intuyes que el mundo editorial es igual al mundo que observas cada día. Otras veces se te antoja una jauría. Unas veces quieres formar parte de sus entresijos. Y otras veces te dices que deberías conformarte con ser quien eres, erradicando esa fuerza invisible que te lleva a impulsarte sobre tus pies. Te dices que lo único importante es estar despierta cada segundo de tu vida, siendo consciente de lo que pasa a tiempo real, bajándote de las nubes y mirando ese presente que si no cazas puede escapar. Sabes que tu estancia está definida, y no quieres distraerte de aquellos que tienes; no quieres perderte tiempo de estar con ellos por buscar sueños. Y eso de cuando en cuando te retrotrae, y aún pese a ello, no dejas de avanzar.

Mientras decides si disfrutar del ahora todo el tiempo, o si dejar volar tus sueños más allá de tu vida. Lees todo lo que te llega sobre edición, como un pez que ya respira dentro del agua, y fuera.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Lugares con la capacidad de curar

Casi a diario, salgo a pasear por rincones idílicos. Y más de una vez pensé en regalaros esa instantánea entre tantas que me llena de paz. No sé ni cómo he conseguido ponerla, pero ha salido demasiado ancha y de momento no la sé cambiar. Eso que hay entre los bloques de hormigón y la costa, es una capilla erigida a La virgen del Carmen, sobre un islote pequeño en medio del mar. La fotografía la tomé hace unos días sobre las ocho de la tarde.

A veces uno carece de riquezas, pero tiene la conciencia de que haber nacido rodeado de tanta belleza inigualable, es lo mejor que le pudo pasar. Pues solo la naturaleza, con sus miles de acertijos, a veces tan impresionantes, contiene dentro de sí toda la esencia sanadora que pueda necesitar. Mientras tomaba esta fotografía y otro montón junto a ella, tuve esa conciencia: que cada paisaje que me rodea tiene el don de sanarme de todas las heridas pasadas o presentes, y es como ser tocada por una mano invisible que dijera, estoy contigo y camino a tu lado, nunca estás sola y créeme; nunca lo estarás.

Soy un ser extraño demasiado común y lo sé. Esta cabecera queda un poco rara, por ser demasiado alta, y tal vez la vaya sustituyendo a lo largo del tiempo por otros parajes inigualables que os quiera regalar. Uno se conforma de todo cuanto le rodea, de todo lo que aún sabiendo nunca sabrá expresar.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Diría que no...

Llega el momento en que las personas que jamás han cuidado su salud, tienen que ir al médico. El momento en que frente a su médico de cabecera han de reconocer su verdad, esa verdad que han ocultado durante tanto tiempo al resto del mundo. Y que, en un gesto de imbecilidad, se han ocultado siempre a sí mismos. Otras veces en que fueron no lo hicieron, se pelearon con el mundo y escondieron la cabeza debajo de la tierra.

Llega un momento en que la verdad pide ser dicha, para comenzar a cuidarse la salud, para asegurarse en lo posible un futuro...Y yo me pregunto: ¿Hoy lo harás? ¿Hoy tendrás el valor? ¿De veras lo tendrás?

lunes, 3 de septiembre de 2012

De toda la vida o no

Si hablamos de editoriales yo preferiría publicar en una editorial de toda la vida. Por varias razones: en una editorial de toda la vida cada quien tiene su función, y tengo asumido que hay alguien encargado de hacer saber al autor qué vicios debe erradicar de su escritura. Que a su vez es alguien que exige cada vez una mayor calidad en los textos del autor y no le deja dormirse entre las ramas.

Si hablamos de si lo veo posible, diría que no, hay demasiada calidad por ahí, demasiada inteligencia unida a esas cualidades que hacen bueno a un autor, y por lo tanto creo cuasi imposible que una editorial de toda la vida me publicara. Y entre no publicar mi obra favorita, y poder publicarla -sea o no por ego de autor- elegiría autopublicar, que es difundirla.



sábado, 1 de septiembre de 2012

Fotografiando momentos eternos

Hoy se nos casa Julián, tal y como anunció hace dos años. En aquel tiempo él tenía un trabajo muy bien remunerado, porque para eso fue para lo que estudió, para labrarse un buen futuro. Tenía bastantes ahorros y un buen sueldo, de modo que se compró un piso nuevo y un coche nuevo; eran los comienzos de una nueva vida que comenzaba a planear junto a su novia. Ella también tenía un trabajo, menos remunerado como también menos peligroso, puesto que trabajaba de oficinista y llevaba cinco largos años sentada en la misma silla, frente a la misma pantalla de ordenador. En cambio un error de cálculo en el trabajo de Julián y una pieza pesada le cortaría la cabeza, y no de forma figurada, sino real. A un chico de casi su edad, en la otra parte del país le había sucedido meses antes, y eso hizo que extremara aún más las precauciones desde entonces; llegaba al trabajo y en los primeros segundos se dedicaba a poner todos los candados de seguridad, después comenzaba la tarea. Como una costumbre que se automatizara en adelante, lo primero preservar la vida, y después todo lo demás.

Como digo, hace dos años de aquello. Después llegó el ministro y anunció el abaratamiento del despido. A los pocos días de aquello a Julián le dieron una carta y le explicaron sus razones, y a cambio de aquello quedó en la calle. Después tuvo que acudir a un abogado para pelear por sus derechos, porque a todo ello le hicieron rebajas, y no estaban los tiempos para regalar lo sudado. Conseguir que la justicia lograse el despido justo le dio una especie de alegría. No conseguir un nuevo trabajo en lo que había estudiado le fue estropeando los días, pero salir a correr por los parques de la localidad cada nueva mañana, le libra de tensiones. Así como seguir visitando empresas y echando currículos un día tras otro. Lo cierto es que cobra más al paro que en el único trabajo en que le contestaron, en la otra punta del país, sin dietas ni nada. No es que quiera estar al paro, es que no quiere que le tomen el pelo, y sigue esperando por ese trabajo en el que le paguen lo estipulado en el convenio al que pertenece; ni menos ni más.

A solo tres meses de la boda le hicieron lo mismo a su novia, le dieron un sobre en el que escribieron un punto y final. Lleno de irregularidades y contradicciones, aprovechando el abaratamiento del despido y el bla bla bla. También en su sobre incluyeron rebajas, fue al mismo abogado que Julián y él le dice que tendrán que readmitirla, porque hace tan solo unos meses su empresa alardeaba de sus muchos beneficios, y ella guardó esa carta; eso por un lado. Por otro lado tiene unos derechos que su empresa no ha respetado y debe respetar. Ella dice que si al menos ella lograse conservar su trabajo, les vendría de perlas, y vive en esa esperanza desesperanzada en que la lenta espera consume sin más. 

Los más agoreros le dijeron a Julián, cuando lo despidieron, que dejase la boda. Él los miró con incredulidad y les dijo que nada tenía que ver lo uno con otro, de modo que se pensaba casar. Cuando despidieron a su novia, los mismos agoreros recrudecieron su mandato, y él volvió a repetirles que no mezclaran las cosas, que con trabajo o sin trabajo, se pensaba casar. Y es que el amor no sabe de leyes ni de rebajas, cuando uno quiere quiere de veras y punto. Así lluevan mares del cielo o se abran las tierras de mitad en mitad. 

Hoy no sé si iré bien vestida o bien peinada, eso no me importa, sé que estrenaré zapatos e iré subida en tacones, al menos cuando llegue a la ceremonia. Cámara en mano para sacar cientos de fotos a ese momento, para retratar ese ahora eterno, congelado en foto, en el que estamos todos los que estamos y podemos celebrarlo aún como si nadie nos faltase; aún faltando tantos. Que aunque no nos lo hayan dicho también estarán. Para brindar juntos por un futuro alegre, en el que juntarnos muchas veces y celebrar que nos vaya como nos vaya nos seguimos viendo. Quizá sea ese el único futuro que valga la pena asegurar.

Suerte que en eso no hay gobiernos que tengan arte ni parte, y que Dios nos pille confesados. Amén.