Powered By Blogger

miércoles, 20 de junio de 2012

Es verano

La playa y el cielo son de color gris en calma. Los socorristas sentados en la ramblona conversan acerca de sus cosas, y llevan días así, haciendo tiempo en espera de irse a su casa. Es mucha la gente que sale a pasear por el puerto y la playa a cualquier hora del día, pero a duras penas son uno o dos los bañistas. A mediados de Junio no se esperaban esta situación, y bajo sus chubasqueros naranjas, mientras la bandera verde baila al compás del viento, reciben la visita de un grupo de chicos y chicas que conocieron el año anterior. Algunas de ellas murmuran en voz baja lo guapos que son, y las ganas que tendrían de medio ahogarse para ser rescatadas por esos brazos poderosos o por poner una chispa de angustia en sus ojos color de miel. Al tiempo en que alguna madre amenaza con dar alguna colleja a su alrededor, yo sonrío, aunque en el fondo busco respuestas a mi pregunta de nuevo hoy.

Miro la playa y recuerdo mi última pesadilla como si fuera ayer. Esa que aún no conseguí descifrar muy bien, pero cuyo contenido ya casi se. Nado y nado entre grupos de culebras marinas en plena noche, nado para salvarme no se de qué, y alcanzo una isleta en medio del mar. En ella me siento a salvo, hasta que un grifo que nadie sabe por qué está allí, se abre de golpe y empieza a manar agua a chorro vivo, hasta que la isla comienza a desaparecer bajo mis pies. Y soy consciente de que en apenas unos minutos estaré en medio del mar, nadando entre las culebras marinas otra vez, sin fuerza ni resuello; envuelta en el pánico de sentir sus chapoteos en torno a mí. La luna apenas alumbra. Las luces de los barcos se ven hacia el infinito. Y el poco verde aterciopelado que queda bajo mis pies se va reduciendo hasta que podría abarcarlo entre mis brazos. Fue en ese instante en que desperté.

La playa y el cielo son de color gris en calma. A veces las preguntas que me hago también lo son.

4 comentarios:

  1. Inquietante entrada. Qué bien escrita. Qué quietud en la superficie del día, y qué remolinos en la oscuridad de la noche.

    No dejes de nadar, hay pequeños islotes por todas partes...

    ResponderEliminar
  2. Quizá esas culebras sean tus miedos. La isla tus deseos y propósitos por los que quieres luchar.
    Que se inunden bajo tus pies quiere decir que tienes tanto miedo a arriesgar que al final tú misma creas el grifo de agua que arrasa con todos tus sueños.
    Y así, llena de miedos, sigues enredándote una y otra vez entre tus propias culebras.
    Solo cuando decidas que será lo que tiene que ser, esas culebras se irán, Begoña.

    Apuesta por ti. Si no lo haces tú, nadie lo hará.

    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Miguel, seguiré nadando por si acaso :D

    ResponderEliminar
  4. Rebeka, un día un pescador aficionado nos contó a mi marido y a mí cómo había pescado un congrio enorme. Yo miré ese congrio de dientes afilados y se me antojó una serpiente negra y gigante.

    Entonces hice una pregunta inocente: ¿Hay muchos congrios por aquí? Él me miró y respondió: Los hay a millares.

    Mientras ellos hablaban yo miré la playa tan cercana a ese lugar y me hice una pregunta: ¿Cuantas veces nado entre estas "serpientes"?

    Mi yo que escribe lo relató en medio de un sueño. Como tantas veces.

    Rebeka, al abrirme este blog aposté por mí. Por mi yo que escribe.
    Mi yo ama de casa me lo recrimina siempre ;)

    ResponderEliminar

Tu lees desde la invisibilidad y puedes aportar algo a este lugar, para ello existe