Hay alguien en mi casa a quien no le gustó nunca leer. Alguien que si te ve leyendo un libro, el libro que sea, te dice que ya estás leyendo mentiras, a quien yo siempre respondo lo que dice Eugenia Rico: que se escribe con parte de mentira y parte de verdad. Y que un libro es un recorrido que te aporta cosas que por ti mismo jamás llegarías ni a imaginar. Me mira y nunca lo cree, pese a que siempre le digo que un día sabrá todo lo importante que llega a ser un libro, aunque claro, para eso le hace falta leer el primero. De momento de ninguna forma lo logré convencer. En su casa había siempre demasiadas tareas pendientes como para gastar el tiempo en leer, y los lectores de libros son considerados gente que pierde el tiempo, porque ni imaginan qué gracia tiene leer.
Pues bien, lo curioso es que ahora casi cada día va a comprar el periódico en cuanto sale de trabajar. Come tarde, y después de comer lo ojea un rato. Y aunque no lo dice, porque es lo bastante orgulloso para guardárselo para sí, ha descubierto lo mucho que le gusta leer, aunque en la interpretación de un texto deje mucho que desear. Puesto que es un aprendizaje que lleva su tiempo. A lo largo de la tarde o de la noche, lo extiende amorosamente sobre la mesa de la cocina, y se queda allí a degustarlo, como si de un buen plato de comida se tratara. Es algo que confieso, aún se me hace raro de ver.
En el periódico de ayer venía una entrevista de un escritor del que jamás oí hablar. Le entrevista es más extensa en el periódico impreso que en el digital, pero no tiene desperdicio, y tiene muchas frases para anotar. A veces uno no tiene ni idea, de lo que es ser un escritor que publica, y todo el trabajo de horas, meses y años que lleva detrás; sumados de minuto en minuto. Minutos que han de quitarse de otro lado, para reunirlos en esa obra por la que se quiere apostar. Me quedé patidifusa al leer esto, porque deja claro que ser escritor de verdad, no es una tarea sencilla, sino titánica; y eso demuestra porqué no todo el que quiere logra llegar:
..." Me di cuenta de que -mi novela- sólo la podía ambientar en la Sevilla del siglo XVI, por la sorpresa final de la historia. Como no conocía nada, me he tenido que leer 193 libros para penetrar en la época"...
Os dejo la entrevista a Juan Gómez Jurado, una lectura que me encantó.
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