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sábado, 30 de junio de 2012

Retazos...

Creo que un escritor escribe para dejar algo después de su muerte. Para poder regresar de allí donde no hay regreso.

Es triste perder un amigo. Pero es grato dejar que permanezcan aquellos recuerdos en los que siempre vivirá. Porque un recuerdo es un trozo de vida que hemos dejado en otros, mientras nos podía la prisa por llegar. 
¿Llegar a donde? ¿Hacia donde vamos con tanta prisa? A veces hacia nuestro final.

Lo bueno es que no lo sabemos.

viernes, 29 de junio de 2012

¿Compraste ese libro por fin?

Estaba esperándola en el coche, y mientras hacía tiempo a que llegara con su innata parsimonia, seguí leyendo Vivir para contarla. Es un libro muy extenso, y muy apasionante, de modo que me veo renovándolo montones de veces hasta verlo leído. Es algo a lo que en las bibliotecas que frecuento ya están acostumbrados, voy y vengo con montones de libros de temas variados, y los traigo y los devuelvo; pero el que realmente estoy leyendo letra por letra, lo renuevo una y otra vez hasta el hartazgo. Que es la medida de su tiempo que a mí me lleva leer. A unos bibliotecarios les da lo mismo, pero otros intentan esconder su desagrado sin conseguirlo.

Y es que siempre sucede lo mismo, los buenos escritores me ponen a escribir; o a corregir. No sé de qué modo me dan las claves, y no sé cómo sucede, pero me aportan una claridad tan lineal que me llevan de cuajo a escribir o revisar.

- ¿Si compré qué libro?_ le pregunté.

Alzó la biografía de Gabriel García Márquez, Vivir para contarla, y me señaló la portada. Le respondí que ese libro lo había tomado prestado en la biblioteca, pero que era un libro que tenía pensado comprar. Y le recomendé leerlo, es más, le dije que era un libro que todo el mundo debería leer.

- Pues lo tienen en todos los mercadillos.

Su afirmación me hizo volverme hacia el asiento de atrás y mirarla fijamente. Le pregunté si estaba segura de eso que me decía. Y ella asintió muy segura. Entonces no lo dudé, si ella dice que está entre esos libros que siempre miramos juntas, es que sí está. Mi gran orgullo de madre es que les contagié a mis hijos mi pasión por leer. Y mi gran decepción, es que durante la adolescencia una, y post adolescencia otro, están leyendo muy poco.

- Un día que lo veamos, lo compraremos_ le dije_. Éste es un libro que quiero tener para leerlo muchas veces.
- ¿Y eso por qué?_ me preguntó.
- Es la biografía de un premio Nobel de literatura_ le hice saber.
- Eso lo sé, no soy tan tonta_ replicó ofendida_  ¿pero qué tiene de especial éste libro?
- Que leyendo su vida nadie se creería que fuese capaz de llegar a donde llegó. Tal parece que lo tuviese todo en contra.

Eso no pareció impresionarla. Creo que si algo he matado en ella es su capacidad de sorpresa ante mí. Nada de cuanto yo diga parece tener peso consistente ante su persona.

- Ah, ¡Está bien saberlo! ¿Pero está bien escrito el libro?...
- Está tan maravillosamente bien escrito que lo quiero tener.

Hizo una pausa valorativa. Sacó de un bolsillo de la mochila su teléfono móvil y se puso los cascos. Desde mi asiento escuchaba la música que estaba oyendo tan bien como ella, y le hice bajar el volumen, antes de arrancar.

- Pues iba siendo hora de que te lo compraras_ me dijo_. Es un libro que siempre miras como si fueses a comprarlo... y después lo dejas.
- No creo. Que yo sepa ese libro nunca lo vi.
- Lo vimos muchas veces. Y siempre parece que te lo quieres comprar.
- Quiero comprarme tantos libros, que si lo hiciese, viviría en la calle.

Clavó sus ojos en mí para hacerme saber, que el tema quedaba zanjado. Cuando era pequeña usaba una frase que pocas veces utiliza ya: Fin de la entrevista. Sin embargo, aunque no lo anuncia, siempre se guarda una traca final.

- El próximo día le preguntaremos al hombre del mercadillo a ver qué nos dice...¡si yo digo que sí es que sí!

jueves, 28 de junio de 2012

Verbo revisar

Me temo cuando me da por corregir. Me temo y me adoro. Adoro tener el valor de afrontarme desde el principio. De ver todos los errores que fui capaz de corregir desde el ahora, sabiendo que los que cometo en el presente sin apenas presentirlo, un día saltarán hasta mis ojos para darme cuenta de que están ahí, escondidos de forma subrepticia solo para mí.

Me temo cuando comienzo a corregir, me temo y me adoro, porque las horas pasan veloces en el reloj, porque vuelvo a descubrirme y a sorprenderme desde quien soy, desde quien aspiro a ser; desde quien nunca seré.

Es curioso observar ese tiempo en que trazaba las frases con enorme confusión entre lo que quise decir y lo que dije. Que aunque hayan pasado ya quince años desde mi primer novelón de 325 páginas, leo cada una y sé lo que vi y cómo lo vi, para desde el ahora alisar las arrugas, apartar las piedras del camino, restar adjetivos innecesarios, cambiar preposiciones erradas; y dirigir.

Me temo y me adoro, porque pese al tiempo que ha pasado sigue teniendo un sentido para mí, sigue siendo lo primero que escribí, y me anticipé a montones de cosas sin saberlo. Desde el ahora entiendo la lección que ese escrito encerraba para mí, y debo decir que he suspendido con el mayor suspenso de mi vida. Pero que pese a todo tal vez debió de ser así, para que ahora sepa todo lo que sé: que mis prejuicios me arruinan la vida. Que todo prejuicio es carcoma.

Que intento corregir y corrigiendo me paso la vida. Que es un vicio aún peor que escribir. Que es un reescribir con la eterna esperanza de mejora. Una enfermedad en sí, que contagia de salud a lo que toca.

martes, 26 de junio de 2012

Quitando aparcamientos en época de multitud

Hace tiempo que no me daba un paseo relajado por la villa marinera. Y no es que el paseo de ayer fuese lo que se dice relajado, porque caminar a toda velocidad para desentumecerse no admite relajación, sí en cambio ese cansancio del cuerpo que elimina todo estrés. El mar estaba tan en calma como una piscina, el cielo despejado por completo por un sol de rayos aterciopelados avanzando hacia el declive. Los turistas, que habían llenado la tarde con el ahínco de las hormigas fuera del hormiguero, reunidos por todas partes, se habían ido a descansar. Quedaban los dueños de los locales de ocio repitiendo a sus clientes que este año sería aún menos recaudatorio que el anterior, porque la gente ya estaba sin dinero. Apuntaban que la clase media estaba desapareciendo a un paso veloz, y que quienes antes tenían ahora estaban más forrados, y quienes no tenían en situación aún peor. Mientras hablaban yo pensaba en la fatalidad de ocupar los lugares de abajo, de ser esa naranja que está sobre el exprimidor sin mucho más jugo para dar, y que a toda costa siguen intentando exprimir. Quise pensar que se exageraba, que la clase media nunca se podrá extinguir. Y no pude discutírmelo a mí misma, porque en el fondo tengo conciencia de que es así.

Hace tiempo se quiso cobrar un euro por pisar la playa. Y me indigné porque hay mucha gente que no podría pisarla tanto como quisiera. Después se quiso poner zona azul, y me enfadé porque quienes aparcamos todo el año nos dejaríamos una pasta en lo que hasta ahora vino siendo gratis. Y además quienes venimos de las afueras ya nos dejamos lo nuestro en carburante. Pero el alcalde siguió pensando en nuevas fórmulas para llenarse las arcas que ahora tiene vacías y comenzó a estrechar las calles y ampliar las aceras. No pude entenderlo. ¿Para qué queremos tanta acera si durante el invierno somos cuatro gatos? Y en lo que dura el verano, que está todo lleno hasta la bandera, nos cruzamos sin rozarnos siquiera.

Creo que se están ampliando las aceras con el único objetivo de quitar aparcamientos. Para que cuando llegar con tu coche y encontrar un hueco para aparcar, sea tan milagroso, que hasta te ilusione llegar a la torreta verde con tu moneda para extraerle un ticket con el que deshacerte por unas horas de ese vehículo negado, que en ese juego de tetris que es siempre aparcar, no conseguiste encajar de gratis. Se amplían las terrazas de bar, se adornan con jardineras de hierro, se intercalan las recientes palmeras con algún banco casual, y tu villa marinera de siempre, deja de ser lo que ha sido para convertirse en Hawai.

Caminas, sigues caminando en soledad, exorcizando tus viejos fantasmas de antaño y sigues comparando, pero pese a todo, esa villa marinera sigue teniendo su embrujo, sigue llenándote tanto, que sabes que pase lo que pase, seguirá contando contigo un día tras otro, siglo tras siglo, eternidad tras eternidad.

lunes, 25 de junio de 2012

Pensar en positivo

Lo admito, después de leer esta entrada de blog me acudió a la mente la estrofa de una canción de Diego Torres, que siempre que me sorprende en algún lugar, me produce la misma sensación que me produjo el primer día. Esta canción es Color esperanza. 



...Saber que se puede querer que se pueda
quitarse los miedos sacarlos afuera
pintarse la cara color esperanza
tentar al futuro con el corazón...



http://blogs.elcomercio.es/psicologo-de-cabecera/2012/06/24/la-hora-de-todos/

jueves, 21 de junio de 2012

33.000 Familias

La minería asturiana sigue sin saber a qué atenerse. Por el momento parece que ha fallecido sin que lo comunicara nadie. Parece que está destinada a extinguirse como el Oso pardo, pero que el negro carbón, al contrario que los osos, no le preocupa a nadie. Como tampoco los mineros que se encerraron en la negra mina hasta que esto se resuelva, y que va largo de resolverse. Hablo todo el tiempo de quienes llevan las cuentas, de quienes manejan los hilos, de quienes firman los acuerdos que después han de acatarse. Al resto de los asturianos les preocupa, porque llevamos nuestra tierra en la sangre. Porque nos criamos con las hortalizas de sus tierras, porque nos bebemos su agua y respiramos su aire. Aire de la tierra asturiana que mana por nuestra sangre.

Ayer volví a darme cuenta de lo poco que se cuenta cuando se cuenta. De cómo se extravian las palabras que no se quieren decir desde los telediarios, desde la prensa escrita, desde ciertos ángulos. Estaba viendo un telediario regional cuando una mujer de unos cuarenta años gritó frente a la cámara:

- ¡Somos 33.000 familias las que nos preguntamos dónde está el dinero que se ha aprobado para la minería asturiana! ¡Y el dinero no aparece! ¡Solo pedimos que nos lo den, porque somos 33.000 familias las que ahora mismo estamos tiradas en la calle sin saber de qué comeremos mañana!

Lo que dijo no era exactamente así, pero venía a decir lo mismo, pero no pude apuntarlo porque el micrófono no tuvo más de cinco segundos para lo que ella tenía que decir. Y después no he podido volver a verlo. Es curioso que a tantos políticos se les den horas y horas para hablar, y no digan nada, porque se dedican a enrevesar las palabras con ese arte de donde dije digo digo diego que entre ellos se ha puesto tan de moda. Esa estrategia para poder hacer lo que quieran, porque como no dijeron nada todo se amolda.

Es curioso, pensé, la forma en que una persona cabal es capaz de darnos números, esos números que ellos esconden, 33.000 familias asturianas tiradas a la calle de un día para otro sin saber de qué van a comer mañana. Que quieren saber dónde está el dinero aprobado para que sus familias sigan teniendo trabajo día tras día, año tras año. Que piden un micrófono desde donde hablar alto y claro, y que no lo encuentran.

miércoles, 20 de junio de 2012

Es verano

La playa y el cielo son de color gris en calma. Los socorristas sentados en la ramblona conversan acerca de sus cosas, y llevan días así, haciendo tiempo en espera de irse a su casa. Es mucha la gente que sale a pasear por el puerto y la playa a cualquier hora del día, pero a duras penas son uno o dos los bañistas. A mediados de Junio no se esperaban esta situación, y bajo sus chubasqueros naranjas, mientras la bandera verde baila al compás del viento, reciben la visita de un grupo de chicos y chicas que conocieron el año anterior. Algunas de ellas murmuran en voz baja lo guapos que son, y las ganas que tendrían de medio ahogarse para ser rescatadas por esos brazos poderosos o por poner una chispa de angustia en sus ojos color de miel. Al tiempo en que alguna madre amenaza con dar alguna colleja a su alrededor, yo sonrío, aunque en el fondo busco respuestas a mi pregunta de nuevo hoy.

Miro la playa y recuerdo mi última pesadilla como si fuera ayer. Esa que aún no conseguí descifrar muy bien, pero cuyo contenido ya casi se. Nado y nado entre grupos de culebras marinas en plena noche, nado para salvarme no se de qué, y alcanzo una isleta en medio del mar. En ella me siento a salvo, hasta que un grifo que nadie sabe por qué está allí, se abre de golpe y empieza a manar agua a chorro vivo, hasta que la isla comienza a desaparecer bajo mis pies. Y soy consciente de que en apenas unos minutos estaré en medio del mar, nadando entre las culebras marinas otra vez, sin fuerza ni resuello; envuelta en el pánico de sentir sus chapoteos en torno a mí. La luna apenas alumbra. Las luces de los barcos se ven hacia el infinito. Y el poco verde aterciopelado que queda bajo mis pies se va reduciendo hasta que podría abarcarlo entre mis brazos. Fue en ese instante en que desperté.

La playa y el cielo son de color gris en calma. A veces las preguntas que me hago también lo son.

martes, 19 de junio de 2012

Buscar un trabajo

Esta, ha sido mi obsesión en los últimos años, buscarme un trabajo. Ganar mis propios euros. Supongo que como toda ama de casa que al final no se siente satisfecha con limpiar y cocinar. Con ordenar y colocar. Con coser y planchar. Con esperar a que lleguen todos a casa para sentirse completa. Con la continua obsesión por encaminar el futuro de sus hijos, unos hijos, que como es normal, aspiran a encaminar su propio futuro sin intermediarios tozudos.

Llegada a mi edad, más o menos, se escuchan los lamentos de las madres que se han dedicado por completo a sus hijos. Que han conseguido que ellos empiecen a tirar por el carro de su futuro con bastante acierto. Y que saben que deben encontrar algo a lo que dedicarse el resto del tiempo que ahora tienen libre. Cada mujer encontrará su lugar a la medida en que lo haya ubicado. O a la medida en que pueda o quiera. Y yo me he decidido por intentar llegar hasta Amazon, sin marcarme prisas, con mi primera novela. Creo que ese será el lugar desde el que partiré para llegar hasta donde sea. Y creo que lo haré con la novela que dio título a este blog: Días de lluvia. Creo que por algo lo elegí, quizá por la historia que encierra.

Queda tiempo, mucho tiempo de correcciones aún, de decidir si darla a leer a mi gente, o a una correctora profesional. Si decidirme a dar un paso adelante o tres atrás, pero de hacerlo a mi medida, con toda la imperfección que acompaña a todo lo que hago, y el mismo amor. Amor por la vida. Por la palabra escrita, aunque sus vericuetos se me queden muy grandes y me sobren pueblos de entusiasmo en todo lo que hago. Consciente de que algunas cosas me salen bien y otras peor, cada vez que emprendo algo. Y aunque no sepa ni cuándo ni cómo, si hay algo que tengo claro, es que lo haré: un día publicaré en Amazon para dejar que algo de lo que he escrito recorra el mundo con sus propios pies.

Para aquel que se pregunte por qué lo escribo sin tenerlo aún preparado, va la respuesta, para comenzar desde ya mismo ese recorrido. Para decirme en voz alta que sí lo haré.

domingo, 17 de junio de 2012

El macho ibérico

Es el prototipo de hombre que hay que desterrar. Ese hombre que solo ve en las mujeres un entretenimiento, y por lo tanto alguien inferior. Y que incluso cuando logra hacer suya a una mujer como pareja por el resto de su vida, lo hace creyendo que tiene una criada en su casa, una mujer para cocinarle, servirle y lavarle los calzoncillos, tenderlos al sol, y guardarlos bien doblados en su cajón; porque en su mentalidad escasa, quien lleva puestos los calzoncillos es el que manda.

El macho ibérico es además alguien que se permite el lujo de creerse superior, y alguien cuyos argumentos estúpidos no pueden rebatirse; por eso, porque él se cree superior, una especie de Dios omnipotente. Cuando lo que en verdad ocurre es que alguien que no sabe escuchar, o ponerse en el lugar de los demás. Porque al ponerte en el lugar del otro no queda ni un solo motivo para despreciarlo, pues a veces terminas descubriendo que es superior a ti, y el macho ibérico no soporta saber, que sobre todo es un inútil.

En la escala de la vida hay personas que pueden elegir. Y aquellas otras que no tienen elección. Las que saben que no pueden encomendarse a ningún Dios, porque saben que no existe o que está sordo.

Anastasia por ejemplo:

http://pilaralberdi.blogspot.com.es/2012/06/memorias-de-una-prostituta-de-anne.html

sábado, 16 de junio de 2012

Saber de donde se viene, no olvidar a donde se va

Tengo la costumbre de traerme hasta aquí todo lo que me resulta valioso. Creo que ya lo dije. La idea era poder rescatar todo lo que considero importante, para no olvidarlo. Pero la realidad es que cuando miro hacia atrás en este blog me da un vértigo horrible, y me parece imposible haber escrito tanto. Al tiempo me pregunto cuantas tonterías fui capaz de decir. Y me imagino viviendo hasta los ochenta años sin dejar de escribir aquí. Y casi que cuando imagino esto último me pido una muerte instantánea que nos libre a todos de ello. Y casi que me arrepiento de haberlo pedido no vaya a ser :) Después dejo la mente en blanco, y listo.

Pues bien, sigo sumando palabras y enlaces con la esperanza de hacer de este lugar un lugar que ilumine los días grises y atraiga lo feliz. Que marque un rumbo que valga la pena seguir. Que sume días sin dejar de sumar ilusiones. Que sea capaz de enviar sonrisas, esperanzas, cosas bonitas, allá donde más falta hagan, por esa ley de compensación en la que siempre he creído, esa que nunca seré capaz de explicar. Que hace que a diario me encuentre tantas joyas valiosas de esas que no se pagan; de esas que se regalan sin más.

Como esta entrevista a Pilar Alberdi. Una mujer entrañable capaz de respuestas hermosas; que os dejo aquí.

jueves, 14 de junio de 2012

Busca mi rostro

Este libro de Ignacio del Valle fue el primer libro que compré en cuanto salió a la venta. Y lo hice segura de que era un libro que tenía mucho que decir, puesto que trataba sobre lo ocurrido en el mundo después de La guerra de los Balcanes. Y también intuyendo que éste sería en mi opinión el mejor libro de su autor. No me equivocaba en eso. Fue un libro que me maravilló desde la primera hasta la última página, y que también me despistó; un libro que me sorprendió todo el rato, uno de los pocos que no intuyes a donde te lleva, o a donde va.

La trama se centra sobre tres personajes, una ex fotógrafa de guerra y dos policías. Son más de 400 páginas tan bien escritas y tan bien expuestas, que aunque tardes mucho en poder seguir leyendo, siempre sabes en que punto de la historia estás. Hay escenas cruentas, contadas con ese tiempo verbal en que puedes seguir respirando pese a todo, y seguir leyendo. Escenas entrañables como contrapunto, prosa poética, historias de la gente que habita el mundo, esa gente que de haber estado en ese escenario podría ser cualquiera, incluso tú o yo. Ese punto de cercanía que logra en todos sus personajes, y ese gusto por desconcertarte en todos sus finales, tan típico de su autor; hace que después de leerse no sepas qué parte contar. Porque éste como todos sus libros pide ser releído, para captar esos detalles que no supiste captar. Para aprender esa lección que escondida en sus pliegues te quiso contar. Que quizá sea que todos queremos cambiar el mundo, sin saber tan siquiera cambiarnos a nosotros mismos. Y que así no hay quien pueda...

En cualquier caso es uno de esos libros que uno quisiera tener, y releer de cuando en cuando. Una de esas escrituras contemporáneas que están hechas de muchas lecturas y muchos autores, pero que hallaron su voz.

Copio de la contraportada:
En su nueva novela, Ignacio del Valle guía al lector por un escalofriante y muy documentado viaje a las entrañas de las mafias rusas, el tráfico de drogas y armas, la corrupción política y otras consecuencias de un conflicto bélico cuyas repercusiones todavía sufren miles de personas. Con un magistral estilo y un dominio prodigioso de la tensión narrativa, Del valle ha escrito un thriller de violencia, amor y redención sobre las máscaras que todos usamos apara ocultar nuestra verdadera identidad. Busca mi rostro supone su consagración como uno de los autores españoles más importantes del momento.

Os dejo una entrevista interesante aquí

Investigando, porque me encanta investigar, descubrí que puede leerse el primer capítulo de Busca mi rostro, desde la página web del autor, o entrando en su blog y pinchando sobre la cubierta de la novela. Os dejo el enlace aquí

También descubrí que puede comprarse en Amazon. De modo que sobran facilidades para leer, eso me gusta.

miércoles, 13 de junio de 2012

Niños como escudos humanos

Creo que en el año 2012 no debería haber guerras. Que a estas alturas deberíamos ser lo bastante inteligentes para saber que si algo nos sobrará en nuestro planeta es tierra para enterrarnos a todos. Que a estas alturas ya deberíamos haber entendido de una buena vez que todos somos todos y que en vez de matarnos deberíamos ayudarnos. Que no existen razas, ni religiones, ni fronteras, ni diferencias: que todos deberíamos tener idéntica validez, por eso, porque habitamos el mismo planeta del universo. Y deberíamos hacerlo en igualdad de condiciones.

Ya, ya sé que todo el tiempo parezco alguien que a estas horas debería habitar un manicomio. No me preocupa, me preocupó en su momento pero ya alcancé la edad suficiente para que no me preocupe en absoluto. A estas horas sé que no soy la única que piensa así, y que escribe en cierta forma porque es el único medio que conoce para alzar la voz y decir firme y claro que muchas veces la actualidad es un cuchillo que va rajando de arriba abajo todas sus venas. Y se desangra en los dolores que a estas horas no debieran repetirse una vez más.

Niños como escudos humanos en una guerra. Niños que son sacados de las escuelas, de sus casas, del lugar que ocupan y sin miramientos son torturados para la causa. ¿Qué causa? A mí no me pregunten. Ya he dejado claro que hace tiempo debería habitar un manicomio. No entiendo el mundo. Y a estas horas tengo claro que no quiero entenderlo; es tarde ya.

http://www.elcomercio.com/mundo/Siria-usa-ninos-escudos-humanos_0_717528428.html

martes, 12 de junio de 2012

Vivir para contarla

Apenas comienzo a leer esta autobiografía me quedo con toda la magia que envuelven las primeras palabras. Y me quedo impresionada por eso de que los sucesos desencadenados en tan solo Dos días sean capaces de cambiar toda una vida. Que ese sí determinante que Gabriel García Márquez le da a su madre, cuando ella le propone hacer un viaje para vender la casa en que pasó toda su infancia; consiga llevar hacia buen puerto toda su escritura. Como un oleaje inevitable en que un río desbordado busca desembocadura.

http://www.youtube.com/watch?v=njfqKfHgmnQ

lunes, 11 de junio de 2012

Una frase para la reflexión

Hay una paz maravillosa en no publicar -dijo-. Es tranquilo, sereno. Publicar es una terrible invasión de mi intimidad. Me gusta escribir; amo la escritura. Pero escribo sólo para mí y para mi propio placer.


D.J Salinger


Acabo de leer la reseña de un libro que buscaré.

http://thekankel.blogspot.com.es/2012/06/j-d-salinger-una-vida-oculta-de-kenneth.html

domingo, 10 de junio de 2012

Este ahora que es huérfano, mañana será adoptado

Todo aquello que en este momento te está causando desazón mañana será pasado. Y aunque no repares en ello es curioso como de pronto, por ser pasado, se te antojará mejor que este ahora mismo; que no sabes a qué viene encadenado.

viernes, 8 de junio de 2012

El tiempo da las respuestas

Philip Roth ha sido elegido Premio Príncipe de Asturias de las Letras, 2012. Admito que nunca leí un libro suyo, pero hace tiempo me encontré una entrevista que le hicieron, y desde entonces tengo pendiente leer algo de este autor.

El tiempo termina dando todas las respuestas a esas preguntas que nos hicimos una vez. Es un hecho. Y quizá por eso mientras nos hacemos preguntas sin tener la respuesta aún, sentimos esa especie de centrifugado en el estómago. Ese temor a que la respuesta del tiempo sea cruel.

Hace tiempo leí esta entrada de blog y sonreí. Leí la pregunta que deja Philip Roth al final con ese deje de casi amargura y me sentí menos sola. Es por eso que tras releerla tuve que dejarla aquí, pues hasta toda pregunta llega siempre su respuesta. Que a veces no llega sola, sino acompañada de más. De más premios literarios, incluso.

http://discretoencanto.blogspot.com.es/2009/04/el-calvario-diario-del-escritor-philip.html

jueves, 7 de junio de 2012

Es curioso

Cuando un escritor, o aficionado a crear sus propios relatos, está llegando al final de una historia se decanta entre varios posibles finales. Y puede costarle mucho decidirse por uno, hasta quizá aparcar la obra durante muchos años en espera de cual de ellos se materializa por fin. Aunque bueno, esto tal vez si dicho escritor o aficionado es de esos que creen a pies juntillas que la obra se va escribiendo sola. Como por una especie de conexión llegada desde algún lugar, ajeno a quien la crea; de la cual él solo es receptor.

Hace unos días leía en un twitter una frase que no ponía autoría. La frase es la siguiente:

Los finales felices son historias sin acabar


Y esa es la sensación que nos dejan algunos libros después de leídos. Que todo fue tan maravilloso y perfecto dentro de ese libro, que o es impostado, o bien está sin terminar. Creo que a mi escritura le faltaba contrastar la realidad, esa realidad que a medida que cumplo años, la vida me da.

miércoles, 6 de junio de 2012

Precios que suben sin parar

Ella es ama de casa, cada día acude a la compra pensando que lleva dinero suficiente para aquello que necesita. Va mirando los precios y contabilizando más o menos lo que echa en la cesta de la compra. Da la casualidad de que en la escuela jamás le cuadraban las cuentas, cuando solo eran un número inocente, y ahora que son dinero contante y sonante, pues tampoco mucho. A diario cree llevar dinero suficiente para aquello que necesita y le sobran algunos céntimos, 80 cuando más. Su medida de ahorro es entrar en aquellos comercios donde solo hay comida, comprar marcas blancas, limpiar la casa con los productos de toda la vida, y comprar los geles y champús que le van dando mejor resultado en cuanto a calidad precio. Y así hace con los demás productos que necesita a diario y que no son de comer.

En la casa va apagando las luces que no necesita. Apurando a los niños para que se duchen sin quedarse dos horas enteras bajo el agua. Calculando la comida para que no le sobre demasiada de cada vez. Amén de efectuar pequeñas estrategias para intentar evitar todo lo que sea derroche. Y pese a que mes tras mes lleva a rajatabla su sistema, mes tras mes se desbarajusta, porque los precios cada vez están más altos. Y van subiendo los impuestos y el precio de la gasolina. Aquello que antes consideraba pequeños lujos, hace tiempo que no se encuentran al alcance de su mano. En las noticias recientes escuchó que ya una de cada cuatro familias españolas es pobre. Y comienza a preguntarse en qué momento la suya cruzará esa linea divisoria que lleva hasta el otro lado.

martes, 5 de junio de 2012

Descubriendo las pompas de jabón

Rosana siente cierta aversión por las romerías y a su marido le encantan. Son polos opuestos que de forma irremediable se atraen, es por eso que él espera paciente cuando ella quiere acudir a una exposición de pintura, o a lugares que a él no le atraen gran cosa, lo hace por ella; del modo en que ella se acostumbró a ir de romerías porque a él le gustaban. A veces lo hacen con mejor o peor ánimo, pero intentan que lo suyo funcione y lo hacen porque sí, no porque alguna vez hayan firmado un contrato; es porque separados no saben vivir.

Daniel hablaba con un amigo sobre trabajo. Rosana se aburría de escucharles hablar siempre de lo mismo, y casi siempre con las mismas palabras. Era una tarde de verano soleada, alrededor de las ocho. Una orquesta tocaba con más pena que gloria sobre un escenario desvencijado. Isac se estaba poniendo nervioso con tanto ajetreo, aunque de pronto calló, y sonrió, con una risa de gorgoritos propia de bebés. A sus ocho meses de edad estaba descubriendo un milagro: las pompas de jabón. Una niña de unos cuatro años lo había escuchado protestar y se acercó para ofrecerle el espectáculo más grandioso, que desde su silla, un niño pudiese contemplar. Pompas de jabón que nacían de un redondel amarillo, y que enérgicas se elevaban al sol, tornándose iridiscentes a medida que se alejaban. Cuando mayor era el interés de Isac por aquel espectáculo,  vinieron a buscar a la niña morena, de ojos despiertos y tirabuzones negros. Se despidió de la madre y del niño con un gesto simpático, y se marchó.

Rosana lo tomó en brazos y buscó entre los chiringuitos cercanos un bote idéntico al de la niña para hacerle pompas de jabón. Se apartó a un lugar lejano, porque se estaba levantando viento, y sopló una hilera perfecta de burbujas pequeñas que el niño atrapó con sus manos. Rosana estudió esa carita que iba cambiando de expresión muchas veces, y esos ojos abiertos y brillantes, y escuchó su risa simpática en gorgoritos exóticos, y le invitó a soplar. Pero solo le salían medios círculos que engordaban y enflaquecían, mientras ella trataba de hacer equilibrio entre el cuerpo rechoncho del niño, el bote de líquido, y el redondel amarillo. Ante la insistencia de Isac, Rosana comenzó a hacer pompas y más pompas de jabón. Solo escuchaba su risa, solo veía sus ojos, solo creaba ilusiones esféricas para mostrarle un mundo mágico alrededor. De vez en cuando daba vueltas sobre sí misma y las burbujitas los rodeaban a los dos, las carcajadas de Isac iban en aumento; era un momento precioso para los dos.

Fue entonces cuando alguien gritó a su lado, y vio a una mujer enfurecida que le tiró por encima un vaso de algo con hielos y todo. La misma mujer que le recriminó el cubalibre de ron que había perdido de beber por su culpa. Rosana se disculpó, le dijo que en verdad no se había dado cuenta de que todas las pompas de jabón iban a parar a su mesa, donde cenaba con su marido y unos amigos. Pero la mujer insistió en que todo eso lo estaba haciendo a propósito. Estaba bastante ebria y soltaba palabrotas por la boca mientras Rosana equilibraba a su hijo, el bote de líquido, el redondel amarillo; y mientras se quitaba de encima la rodaja de limón, y los cubitos de hielo, bastante frustrada porque era abstemia, y detestaba el olor del alcohol. Daniel le hizo saber a la mujer que Rosana estrenaba una chaqueta que se había ido haciendo por las noches mientras el niño dormía. Que llevaba cosiendo una semana sin descanso y que si era capaz de insultarla así era porque no tenía ni idea de la clase de persona que era su mujer.

Desde ese día Rosana aprendió una lección que jamás olvidó; que puedes ofender a una persona hasta límites insospechados sin tan siquiera darte cuenta. Cuando lo único que está intentando es ofrecerle a tu hijo, un sueño, una ilusión.

Para reflexionar

La gran verdad es que hoy día todo el mundo cree que puede escribir un libro y publicarlo, y que además es el mejor...
Nunca había dejado tantos libros a medias.
Creo que en lugar de preguntarse cómo tener éxito, algunos deberían preguntase si deben publicar lo que escriben.

Lola Mariné

Este comentario me lo traje aquí desde esta entrada, espero que no le moleste.

Lola Mariné tiene Un blog: Gatos por los tejados. Y además de escritora -si no me equivoco- es correctora.





lunes, 4 de junio de 2012

Saber la teoría

Es cierto que cuando sabes cómo debes reaccionar todo se hace más fácil. Sin embargo aún con todas las teorías en la mano, resulta muy complicado.

No es sencillo cambiar. A mí se me antoja un milagro.

sábado, 2 de junio de 2012

Escrito por una mujer

Creo que desde que era muy niña quise escribir y tuve conciencia de que un día lo haría. Que contaría la vida de las mujeres a las que admiraba, que no estaban en películas de televisión, ni en libro alguno; las mujeres que admiraba estaban a mi alrededor y eran mujeres con mucho arrojo, casi escondidas en los pasajes cotidianos de la vida.

Recuerdo algunos sucesos ante los que miraba al cielo y decía: esto lo tiene que saber el mundo, y un día lo contaré, como se cuentan los libros. El cielo se llevó mis ganas de estallar en risas, o de llorar alguna vez, ante sucesos en los que ellas fueron protagonistas. Se llevó mi infancia y mi juventud, pero nunca se ha llevado esa determinación y ese buscar un lugar desde donde contar todo aquello que sin saberlo me marcó.

Cuando un hombre escribe lo hace desde su visión como hombre. Cuando una mujer escribe lo hace desde su perspectiva como mujer. Y pienso que es bueno que los hombres expliquen su modo de ver la vida a las mujeres, y que las mujeres les expliquen su modo de ver la vida a los hombres. Somos distintos quizá, pero complementarios. Y conocernos mejor tiende a estrechar caminos; a respetarnos.

http://pilaralberdi.blogspot.com.es/2012/06/lenguaje-no-sexista.html

viernes, 1 de junio de 2012

El amor que no es amor

_La quería tanto, tanto, tanto, que no podía dejarla disfrutar ni un solo día a su manera.
_Que no podía dejarle un mínimo espacio de libertad para hacer lo que le apetecería, apuntarse al gimnasio, ir a ver a sus amigas, visitar a sus familiares, o ir a la playa sin su presencia.
_ La quería tanto que le amontonaba el trabajo; para que no se aburriera.
_ La quería tanto que coartaba su libertad de toda forma y manera.
_ La quería tanto, que de tanto quererla, comenzó a perderla.
_ La quería tanto, que de tanto ser querida; a ratos prefería verse muerta.
_ La quería tanto, tanto, tanto, pero tanto tanto; que ni la quería.

_ Aunque eso sí, "a su adorada" nunca le faltaban besos, ni abrazos, ni un dramático No puedo vivir sin ti, acompañado de un Si me dejas me mato. Que hacía las delicias de quienes estaban alrededor. Acelerando así su desdicha.

Pues quién era él, en realidad escondía: era un simple maltratador que adornaba sus bajezas con una dulzura postiza.

( Buscando información para un relato breve que quiero escribir me encontré un documento de nota).

Os lo dejo aquí