Yo estoy adoptada de corazón por una villa marinera asturiana. Pertenezco a ese lugar porque lo amo. Porque es chiquito y desde que tengo conciencia me siento pertenecida a un lugar. Es tal la riqueza que desprende que me siento rica de solo contemplar.
Soy afortunada, lo sé, caminando por sus calles cercanas a la playa tuve conciencia de que quería escribirlo, para compartirlo con los demás. En todos los paisajes que escribo se retrata a sí mismo. Es genial.
Nota:
ResponderEliminarEstos retazos corresponden a esta entrada:
http://benidoriam.blogspot.com.es/2012/06/quiero-un-pueblo-que-me-adopte.html
El otro día dejaba esta misma entrada con ese enlace y tuve un problema. Lo retiré, y lo vuelvo a publicar.
Yo nací en un pueblo y me adoptaron otros dos en mi adolescencia.
ResponderEliminarDespués me hice hombre.
Y no volví jamás.
Me dolería.
Besos.
Eso, es todo un privilegio, Begoña.
ResponderEliminarCuidad de ese lugar con todas vuestras fuerzas y vuestro corazón.
Saludos.
Toro, yo sería incapaz de no volver a ese pueblo si hubiese sido el mío.
ResponderEliminarMe apasionaría pisar esas calles y buscarme en ese ayer. Resquebrajarme de arriba abajo y volver a nacer.
Renacer de mil dolores y dejarme crecer, en un nuevo nacimiento en el que me parí a la vida ;)
Rodericus, para bien o para mal nos lo cuidan los alcaldes que han decidido que vamos a vivir todos del turismo. ( Como si todos pudiésemos vivir de lo mismo...)
ResponderEliminarEs una villa marinera tan bonita, que hagan lo que hagan con ella sigue siendo toda mía. Desde el lleno hasta la bandera del verano, hasta el desierto más crudo del invierno.
Me gusta pasear por sus calles y escuchar todo aquello que me sugiere mientras paseo. Venga el alcalde que venga...