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lunes, 2 de julio de 2012

Escribir, queriendo o sin querer

Mi objetivo es escribir
desde el principio
del día, hasta el fin.

Mentiría si digo que
es mi objetivo,
puesto que lo evito.

Me paso todo el día
evitando escribir,
como evito resfriarme.

Y surge cual estornudo,
escribo sin darme cuenta;
no podría no escribir
ni aunque quisiera.

A veces me irrita
ser dependiente
de algo que me controla...

A veces me enfada,
a veces me agrada,
a veces me descongestiona.

Es un llenarse de algo
que de pronto explota
inundando a su paso
todo cuanto toca.

Es un resfrío del alma
que sola brota
llenando de palabras
hojas y hojas.




Yo también suelo escribir de cara a la pared. Y en una buhardilla muy parecida a la suya. Casi copia =)

http://silencioeslodemas.blogspot.com.es/2012/07/de-cara-la-pared.html

3 comentarios:

  1. Yo en mi salón, pero también de cara a la pared, lo único que tengo la ventana justo a mi derecha. Inundándome de luz o de sombras. Dependiendo del día.

    Como te entiendo en eso de escribir aunque no se quiera. Es lo que nos sucede a las que llevamos las palabras dentro. Esas ansias locas de verterlas al papel nos roban el tiempo.

    Besosss

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  2. Hace meses se murió un portátil en el que escribía a primera hora, sobre la mesa de la cocina. Desde entonces escribo menos en el blog, y no con más coherencia.

    Me gustaba mirar prados y montes mientras escribía, vuelo de pájaros, nubes precavidas, y una casa abandonada y casi derruida que hay sobre un promontorio al final. Con una panera enorme (hórreo de seis patas; ésta tiene ocho de grande que es).

    Creo que cuando se escribe se tiene todo en la cabeza aunque no se quiera. Paisajes, palabras, sentimientos, dolores, curaciones...
    Y todo encuentra su orden. En la magia casi mística que supone escribir.

    Escribir roba mucho tiempo, es cierto, y quien intente escribir algo lo sabrá, por simple que sea lo que intente decir.
    Pero duplica todo el tiempo que hay. Te hace ser consciente de lo que eres, y de lo que son las personas de tu alrededor. Incluso los objetos. Incluso en aquello en lo que hasta que comenzamos a escribir jamás reparamos.
    Besos

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  3. Sobre esa buhardilla tan solo decir que en la mía todo es blanco, pared y escritorio. Y que los cuadros que tengo a la vista son de mi marido y mis hijos. Ésto cuando escribo y corrijo novelas.

    Para internet, otro hueco casi igual, con un escritorio en esquina. Pared blanca y escritorio en haya.

    Desde uno le hablo a mis sueños de un mundo mejor, y desde el otro le hablo a la vida.

    Me apasionan los dos.

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