Me encontré una historia de amor preciosa, esa que ya quisiera para mí porque es amor desde todas las perspectivas que yo anhelo. Nado en una piscina todo el tiempo, del fondo a la superficie, a contracorriente y en medio de un remolino con esto de perfeccionar mi escritura, que es uno de tantos sueños que me quedan grandes y a veces me desanimo, pero siempre vuelvo a comenzar. Me gusta pensar en mi vejez escribiendo en una pantalla de ordenador, creo que eso me hará reconciliarme con mis arrugas, los dolores de articulaciones, mis eternas canas. Con esto de poner enlaces, derechos de autor y demás tengo bastante desconfianza por desconocimiento, pero creo que este blog vale la pena ser leído, al menos yo me lo leeré y os dejo esta historia que como digo es amor en todas sus vertientes. No soy envidiosa, me alegro profundamente porque si una vez sucedió puede repetirse.Es decir, que mis tres amores me animen a presentar algo a concurso, hijos y marido. O bueno, aunque no me animen a presentarlo al menos que me digan: esto me gusta.
Me gusta pensar en los milagros, eso de algún modo los hace menos imposibles.
Lo siento, no sé esconder enlaces aún, espero que no os importe.
En honor a la verdad he de decir que no le doy a leer a nadie lo que envío a concurso, o lo que termino porque jamás lo doy por perfecto. Así es imposible que nadie pueda opinar ni para bien ni para mal. Quiero la aprobación de los grandes, los que deciden premiar. Ninguna otra me sirve ¡qué fatalidad!
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