La vi cantar en directo cuando ya se trataba de su enfermedad. Fue impresionante ver el arrojo de esta mujer, su elegancia sobre el escenario, su sencillez, y escuchar ese tono de voz que nadie ha logrado ni antes ni después. Ver esa sonrisa estupenda con que obsequiaba a todo el mundo mientras esperaba el comienzo de la siguiente canción, era una dama; y crecí cantando todas sus canciones rancheras que eran las únicas canciones rancheras que no me apenaban.
A día de hoy encontré un cantante ranchero con su mismo ímpetu que tampoco me apena, y escribo esta entrada porque tiene gracia que mi vecina de enfrente se pase la vida escuchando a Rocío Dúrcal en todas partes, y yo escuche a Alejandro Fernández también a viva voz. A veces es gracioso escuchar cómo cantan la misma canción a la vez con matices diferentes.
A Rocío ya no la puedo escuchar sin sentir un nudo en el pecho. Todas sus canciones me llenan ahora de tristeza, pero mi vecina la pone a todo volumen cuando limpia su jardín que según una amiga mía eso no es un jardín es una selva. Casi no puedo escucharla, pero cómo me alegra que siga acompasando el trabajo diario de tanta gente. Me encanta.
¡¡Uff!!, vaya par de dias que llevo con la nostalgia. Me has tocado la fibra sensible. La adoraba, adoraba su vóz y sú elegancia. Y ese carácter señorial que mantuvo hasta el último dia.
ResponderEliminarNo puedo evitár un estremecimiento cada véz que escucho "La gata bajo la lluvia".
Gracias.
Fue grande hasta en la hora de descansar en paz, decidiendo repartir sus cenizas entre España y México a partes iguales.
ResponderEliminarElla decía que su hija Shaila cantaba mucho mejor que ella, son dos matices distintos, pero la canción Vuélvete la luna de Shaila es otra de las que pongo a todo volumen esperando que traspase las nubes.
Espero que tu nostalgia no tenga que ver con tu paso por aquí, si hablamos de nostalgia yo la tengo toda. Saludos