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viernes, 7 de mayo de 2010

La senda del oso



Hay muchas rutas en Asturias, algunas no las conozco y que nadie se ponga bravo porque si hay algo que me gusta es la humildad, no puedo estar en todas partes ni animar a todo el mundo a caminar veinte kilómetros; y tampoco puedo dejarles plantados y recorrerlos yo solita porque ya lo intenté y me lleno de angustia. Otra vez será.

Esta ruta es preciosa, como toda la tierra asturiana, de color verde rabioso coronado de azul, creo que aquí las nubes son más originales que en sitio alguno y el sol cuando sale brilla más, que los ríos están mejor afinados y las montañas mejor acabadas, claro que pudiera ser impresión mía. Lo que está claro es que los osos pardos están aquí, y en peligro de extinción, y que al verlos de cerca apetece saltarse el cerrado y darles un achuchón; me encantaban Jackie y Nuca, así que cómo no iban a gustarme estos que además son de verdad y se dejan ver y fotografiar como si tal locura de gente fuese normal.

En la foto no sale el oso Furaco que se esperaba que las enamorase para lograrle un hijo a cada una, y confieso que en pleno trayecto de autobús una mañana me ruboricé escuchando a un cuidador contar los pormenores de seducción del cachorro atormentado. Lo siento pero el día que fuimos a verlo fue eso lo que me pareció, un cachorro atormentado, tal vez por la presión de estar entre dos hembras que no le hacían ni caso, aunque pudo ser por el bochorno aplastante de ese día en que la sombra no era sombra, sino una boca de horno traicionera que daba más calor que el sol mismo. A ellos les habían puesto una piscina de agua pequeña aunque hubo quien lo confundió con un bebedero, no creo que en los bebederos de osos tengan que caber enteros, aunque no sé si nos ponemos a pensar la cabeza puede dar para todas las opciones que se nos antojen, pero insisto, aquello era una piscina y no les sobraba.

En aquellos meses se contó que algo hubo entre Furaco y las osas, pero que no hubo preñez y que en breve será llevado de nuevo al cercado a que cumpla con su misión. Sí, después de tanto adornar su relato erótico de la situación el cuidador que habló en la radio lo estropeó así: cumplir con su misión. Sonó a sumisión, sumisión de los tres imagino, y claro, la naturaleza es sabia y si algo quiere es pasión.

2 comentarios:

  1. Decir que las osas son hermanas y se llaman Paca y Tola. Imperdonable olvido, pero es que intento ser breve y como no lo soy en absoluto se me olvida lo importante. Aquí lo dejo.

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  2. Begoña, hasta los osos necesitan sú dosis de intimidád y tranquilidad para dedicarse a sús necesidades sexuales. Creo que un parque naturál cargado de visitantes con camara digigitál debe ser el equivalente al purgatorio para esos animales, y dificilmente pueden comportarse de una manera naturál sintiendose permenente observados.

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