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lunes, 31 de mayo de 2010

Mi miedo mayúsculo

Hay dos cosas que no me gustan de este blog:
La primera que hablo demasiado de mí y no me gusta porque soy la misma petarda que no deja hablar a sus amigas, la que envía emails pesadísimos que no hay quien descifre, la que es capaz de reírse de todo y hace que a veces la miren como si en verdad no mereciese amistad ninguna y después les hace reír porque es mejor reír que llorar. En definitiva que de este blog no me gusta lo esencial: Lo abrí intentando librarme de mí y no llevo forma, de modo que si un día dejo de escribir en él que sepáis que no me soporté. Porque es que no me soporto y aquí ando erre que erre.
La segunda cosa que no me gusta es que NADIE comenta, -sálvese rodericus y algunos comentarios más que son verdaderas joyas- y lo que yo intento al abrirme un blog después de escribirme a mí misma durante quince años es saber si escribo bien o mal. Si en verdad no valdría más que me vuelva lectora únicamente y me deje de leches. Porque antes me sobraba tiempo y ahora me falta, y me lleva faltando hace ya quince largos años en que yo no parezco yo. Y yo quiero ser otra cosa, ya desde que me conozco y no llevo forma. ¡Y eso ni lo cambia un blog!

Bueno, dicho esto voy a hablar de mi miedo mayúsculo durante muchos años, que me asaltó a los ocho años en medio de misa con un sermón dedicado a la eternidad. Mientras el cura hablaba, que no recuerdo ni que cura era yo me imaginaba en la eternidad, allí en medio de un cielo desierto y sin nada que hacer, porque todo el mundo sabe que el cielo es un montón de nubes y nada más. Allí no tienen libros, ni libretas, ni lápices, ni televisión, ni nada de nada. Aquello está vacío y toda la eternidad es no morirte nunca. No morirte nunca significa vivir aunque tu vida sea lo más angustioso que puedas imaginar y lo más angustioso es la soledad, todos lo sabemos. Y el estómago se me empezó a retorcer y miré a mi hermana Tere y ella me dijo que no con la cabeza, estaba harta de mí y de mis chorradas así que no me lo iba a permitir. Entonces comenzó a faltarme el aire y creí morir, y Tere diciendo que no con la cabeza una y otra vez con su cara de mal humor bien dibujada y yo con aquella imagen de mi propia eternidad como una diapositiva que no me podía borrar. Y que me acompañó todo el día entre las risas de todos, porque tuve que contárselo a todo el mundo y cuando se hizo de noche tuve que irme a dormir. Solo que mi eternidad se hizo de veras gigantesca y creí morir, pero morir era entrar de lleno en la odiosa eternidad, así que no podía morirme y debían ser las dos de la madrugada aún.
Y salí de la habitación a oscuras porque despertar a Tere era aún peor que morir, y bajé a oscuras las escaleras del desván, y busqué a tientas la puerta de la habitación de mis padres, y le llamé a él que siempre estaba despierto. Él me dijo que en dos horas entraba a trabajar y que se moría de sueño, pero que me haría un sitio a su lado si prometía no acostumbrarme a dar la lata por las noches, y yo lo prometí porque el suelo estaba congelado y yo descalza, y porque el camisón abrigaba muy poco, y porque la oscuridad hacía la eternidad de veras insoportable.
Me dejó hablar mucho tiempo, debió de ser mucho tiempo porque ya no tenía absolutamente nada más que añadir. Y me preguntó:
_¿Tú crees que Dios existe de verdad?_ asentí_ ¿Todo lo que el cura cuenta en misa te cuadra?
Uy, puestos a sacar tachas la verdad que tenía unas pocas y las enumeré una a una y me llevó bastante tiempo pero acabé. Y debió de llevarme bastante tiempo.
_ ¿Después de todas esas dudas puedes decir de veras que crees en Dios? Piénsalo bien porque si dices mentiras vas a tener que confesarte.
_ Del todo del todo igual no_ le dije después de pensarlo un rato.
_ Mira, ahora tengo que vestirme para ir a trabajar, pero te cedo mi sitio. Y piensa solo una cosa que te digo, si Dios existe de veras el día en que te mueras lo verás, y puedes tratar con él directamente todo el tema de la eternidad. Y si no existe piénsalo, ¿Porqué te ibas a preocupar?
_ ¿Cómo que porque me iba a preocupar? Porque voy a quedarme en esqueleto toda la vida dentro de un cementerio. ¿Te imaginas? En esqueleto lo mismo que llueva que haga calor, y entonces si no hay eternidad no siento nada. Y no quiero no sentir nada la eternidad entera.

No, no se lo quería ni imaginar. Me dio un beso en la frente y sonrió, era misma sonrisa extraña con que me miró la última vez que le vi, cuando le dije que tenía muy mala cara y que le llevaría al médico, cuando me preguntó el médico qué podría hacer. Cuando yo dije que curarle, cuando me respondió que jamás se había encontrado mejor, y tuvo que repetírmelo mil veces para que me fuese a mi casa y dejase de importunarlo. Esa sonrisa extraña quería decirme que no hay quien pueda conmigo y es verdad. Porque han pasado treinta y dos largos años y no quiero eternidad, ni ser un montón de huesos que no sienten nada dentro de un frío cementerio, ni me quiero incinerar...

PD: No voy a corregir, si corrigiera me censuraría, y si me censurara no diría exactamente toda la verdad. Y si no fuese a decir toda la verdad no escribiría esta entrada.





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