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jueves, 21 de abril de 2011

Caminar sin avanzar

Las gotas de lluvia
susurraban al pisar las aceras
imitando el tic-tac de un corazón
oprimido entre sus venas

ella se despidió un domingo
mientras él insistía en verla
no quiso escucharlo
ni tuvo oportunidad de convencerla.

Camina al ritmo de las gotas
con auriculares en las orejas,
escucha las canciones de otros días
que atraen imágenes nítidas y frescas

se niega a creer que todo ha terminado
y pese a ello tiene la certeza
la mirada nublada, los pies cansados
y se deja la piel mientras entrena.

En el deporte está su salvación,
el modo de sobrevivir a ella
que ahogada por la fuerza de su amor
decidió liberarse a como fuera

Querer demasiado es ahogar
la persona a quien se quiera,
tal vez la tragedia mayor
cuando aún amas y esperas.


martes, 19 de abril de 2011

Ghost

Esta película protagonizada por Demi Moore y Patrick Swayze se encuentra entre una de mis preferidas. Para quien no la haya visto que sepa que va de un chico que es asesinado y se convierte en un fantasma, decidido a salvar a su novia de quienes también la intentan matar. Y si la película encierra un mensaje sublime, la banda sonora cobra una relevancia vital. Siempre que la escucho en sus segundos acordes me invade la nostalgia monumental de algunas de sus escenas, esas que conservan su nitidez desde la primera vez.

Casi todos los sábados suelo frecuentar un pequeño mercadillo de forma ritual. En este mercadillo un joven peruano, delgado y menudo, que carece de piernas, toca su flauta de pan desde su silla de ruedas, lo hace frente a un micrófono que dada la acústica del lugar te acompaña muy lejos mientras caminas. Le miras y sabes que entre el bullicio infinito de gente que grita y revuelve sólo están la música y él. Que la música es mucho más que música, es un arte que se vive y se aprende; y que sirve para crecer. Podría pasarme horas enteras escuchándole sin hacer nada, eso lo sé, pero sería la loca de un mundo donde no cabe detenerse sin que tiren de ti; se nos inculca la prisa y no se nos ha educado para ver. Siempre me acerco a su sombrero vuelto del revés y le dejo unas monedas. Me mira un instante y sonríe, ambos sabemos que como el fantasma de Ghost estamos inmersos en un mundo que no es del todo el nuestro, que el arte nos salva de volvernos locos por un mundo que no siempre logramos comprender.

Mientras me alejo caminando, muy bien acompañada por cierto, pienso en cómo me gustaría que este chico tuviese su oportunidad de ser. Pocos artistas he conocido con su talento innato, y pocas músicas en este mundo han sonado con esa mezcla insoluble tenacidad y fe. Siempre hay alguien que se queja de que la flauta de pan suena a música de muertos, yo creo que suena como el viento que se cuela por las rendijas del alma y te deja ver. Ya se sabe, cada quien funciona con un tipo distinto de pilas... No saben lo que me gustaría grabarlo y poner un vídeo suyo, pero considero que no soy quien, dejo algo parecido; pero les juro que nada que ver.


Microrrelato

Todo terminó cuando apenas comenzaba.

sábado, 16 de abril de 2011

No hay garantías

En que poner el corazón
en aquello que quieres sirva
para lograr alcanzarlo.

En que dar lo mejor de ti
cuando esperas algo de alguien
sirva para que sepa valorarlo.

En que saber lo que quieres
sin dudarlo un segundo
sirva para lograrlo.

En que lo verdadero
por el mero hecho de serlo
triunfe sobre lo mundano.

jueves, 14 de abril de 2011

Días de lluvia cumple un año

Este blog comenzó hace un año su andadura de un modo impreciso. Por entonces no sabía algo esencial, que tener blog engancha y que tener lectores de todos los países del mundo me podría bloquear hasta el punto de cerrarlo por unos días. Los suficientes para entender que este lugar no es ningún lugar especial, y que se retroalimenta de todos los blog que leo a diario, y tiene su esencia en lo mismo: devolver una parte de lo que me ofrecen, porque al leer se forma la necesidad de escribir; que no es otra cosa que contar, al fin y al cabo.

Escribir y ser leída por gente que comprenda lo que cuento, y por qué lo cuento (o que entienda algo que le sirva o me sirva aunque no acierte) es un placer que en verdad jamás imaginé. Fantasear con llegar a publicar para darle un sentido a esta manía de juntar palabras sin un para qué real, eso ya es otra cosa, en la que de veras nunca creí. A veces uno solo justifica sus manías ante sí mismo, eso y nada más. Tener lectores en China, Francia, Argentina, Perú, Rusia, Alaska, Estados Unidos, Colombia...etc, es algo que me sobrepasó, y superar las quinientas visitas en un mes no digamos. Por ese motivo lo cerré; comprendí que era una tontería hacerlo y regresé. Mi timidez esencial no puede con esta forma de expresión que es la mía, aquella que me hace prosperar. Y recibir algún comentario que deja claro que se me comprende es la mejor terapia que se me ocurre para seguir siendo yo y superarlo :). Para dejar a un lado a quienes me instan todo el tiempo a no escribir, aún sabiendo que si no escribo me marchito como una planta a la que dejan de regar. Ellos no saben que tengo blog, porque si lo dijese me instarían a clausurarlo, este lugar es para aquellos que dejan volar sus sentimientos y su imaginación, para aquellos que les dan cabida en su vida y no se preguntan para qué, para aquellos que van sin dudarlo donde les lleva el corazón, si ese lugar no perjudica a nadie, y si saben que les sirve para mejorar. Mi necesidad de escribir forma parte de una esencia que es una con la sangre que corre por mis venas, y que morirá cuando mi misma sangre muera, ni un segundo antes, así lo entiendo y es así, porque nadie mejor que yo lo sabe cuanto me aporta escribir.

Confieso que esto de tener blog a veces me preocupa por eso de los derechos de autor que quizá por desconocimiento algún día pueda vulnerar, creo que todos tenemos derecho a que se respete nuestro trabajo, y no me gustaría perjudicar a nadie desde este rincón que solo intenta compartir un ratito en letras impresas. También lo utilizo para mostrar aquello que valoro, y que ha sido hecho por los demás, aquello que a mí me ayuda a ver el mundo en pleno color, y a comprenderlo. Para muestra un botón; porque en el aniversario de este blog no podía faltar ni su garra ni su voz.

...Así como soy yo soy, lo dejo claro mientras escribo, pero él lo canta. ¡Que canción! Parece haber sido escrita para recordarte que seas como seas no dejes de creer en ti, ni de ser tú, sin olvidar que tienes contigo mismo un objetivo, ser cada día mejor y no rendirte.




martes, 12 de abril de 2011

Frase

Las palabras que salen del corazón van al corazón con toda su verdad.


Esta frase me la apunté hace años para no olvidarla nunca, por entonces no sabía que no funcionaba en realidad, siempre no, hay casos en que las personas tienen los oídos cerrados, o cerrado el corazón y la comunicación se frustra como sucede cuando un teléfono móvil se queda sin cobertura. Esto lo supe recientemente cuando intentando ayudar la dije a alguien a quien no le funcionó sino para saber que de veras lo intentó todo y no hubo solución.

A veces uno se pregunta qué cosa es la escritura, a veces se me ocurre que un reflejo del alma, otras veces no sé que pensar, pero me encuentro textos que me gusta compartir, por eso me asomo a esta ventana y los dejo, del modo en que Garbanzito dejó sus migas de pan, para volver a ellos alguna vez y ver que aunque pase el tiempo no pierden su encanto.



lunes, 11 de abril de 2011

Para reflexionar

Una mentira puede deshacer toda la confianza que se tiene en una persona, y la confianza, una vez perdida es muy difícil de recuperar. La mentira tiene mucho de envidia, y la envidia de mentira, y las consecuencias derivadas de unas y de otras son algo incalculable. Cuando una persona se dispone a hacer daño a otra y carece de límite alguno logra con creces su objetivo.
Casi a diario internet me permite encontrar textos de esos que valen por toda una vida. La persona más peligrosa: la mentirosa. ¡Que gran verdad!


El día más bello. Hoy
La cosa más fácil. Equivocarse
El error mayor. Abandonarse
La raíz de todos los males. El egoísmo
La distracción más bella. El trabajo
La peor derrota. El desaliento
Los mejores profesores. Los niños
La primera necesidad. Comunicarse
Lo que hace más feliz. Ser útil a los demás
El misterio más grande. La muerte
El peor defecto. El malhumor
La persona más peligrosa. La mentirosa
El regalo mas bello. El perdón
Lo más imprescindible. El hogar
La ruta mas rápida. El camino correcto
La sensación más grata. La paz interior
El resguardo mas eficaz. La sonrisa
El mejor remedio. El optimismo
La mayor satisfacción. El deber cumplido
La fuerza mas potente. La fe
Las personas mas necesarias. Los Padres
La cosa más bella. El Amor .

Madre Teresa de Calcuta



viernes, 8 de abril de 2011

Los límites del amor

Este libro de Walter Riso desmitifica lo que siempre se nos ha dicho acerca del amor. Ese amor en el que todo vale con tal de no quedarse solo, que se nos ha inculcado desde la religión incluso con ese hasta que la muerte os separe. Lo comencé a leer ayer, de modo que es muy precipitado hacer un balance sobre él, pero está tan bien escrito ( en mi opinión, claro), es tan entretenido, tan didáctico y tan divertido en ocasiones que en una sola tarde de sol y terraza llegué a leer la mitad, y estoy segura de que leer la otra parte será un camino de rosas; lo es cuando un libro te atrapa sin soltarte y consigue fluirte por las venas y alimentarte el cerebro con férreas convicciones que antes de él no estaban. Todo esto que cuento es lo que hace que uno sea selectivo al rebuscar dentro de una biblioteca pública llena de volúmenes, llega el día en que sabes que tú no escoges los libros, los libros te escogen a ti y parecen llevar esperándote toda su vida allí, silenciosa y armoniosamente. Cuando encuentras ese libro que te habla y te comprende, ese libro que ha de hacerte en cierta medida diferente y mejor, algo muy grande dentro de ti cambia para siempre, y es que acerca del amor se nos ha venido hablando más bien poco, sobre todo del amor inteligente. Este libro lo hace sin aspavientos, sin dramatismos, sin imposturas, porque está escrito por alguien que día a día pelea con todas sus consecuencias en su consulta, y que pone ejemplos reales de gente real que llega hasta él pidiendo ayuda.

Hasta anteayer yo no sabía que este hombre existía, lo encontré llevada por la curiosidad de leer nuevos escritos que aportasen algo, entretenimiento cuando menos, y me encuentro con un libro que todos deberíamos leer alguna vez en la vida, para entender que el amor no siempre es ese algo idílico que cambia nuestras vidas a mejor, en ocasiones es una lucha, y cuando se vuelve alguna clase de lucha que nos lleva a ser peores de lo que somos, o más infelices, o más irritables, amargados, incomprendidos, o a sentirnos mal con nosotros mismos lo único sensato es ponerle fin. Es mejor la soledad que un amor que nos hace desgraciados, eso es lo que viene a resumir. Aquí algunas religiones pondrían el grito en el cielo, pero es que tal vez jamás han descendido a los infiernos de un amor que en vez de sumar te resta. ( Es curioso que se pasen la vida casando a los demás y ellos tengan prohibido hacerlo ;)

De este libro, como todos los que recomiendo desde aquí, es muy difícil escoger una parte porque todo él es interesante y aporta mucho. Escojo un párrafo al azar:

" El mito del amor sin límites ha hecho que infinidad de personas establezcan relaciones dañinas e irracionales en las que se promulga el culto al sacrificio y la abnegación sin fronteras. "vivo para ti", "Mi felicidad es tu felicidad": se trata de un amor andrógino, una dependencia feliz, una adicción bendita. ¿Y después qué? ¿Cómo escapar si me he equivocado?
Si el amor teórico y celestial es ilimitado y no conoce condiciones, el amor terrenal las necesita, y con urgencia. Basta mirar cualquier indicador sobre maltrato y relaciones difuncionales para darse cuenta de que los llamados "males de amor" ya representan un problema de salud pública.
No solo traspasa los límites racionales del amor quien vulnera la dignidad de la persona supuestamente amada, si no también quien acepta de forma sumisa el desamor, la descalificación, el engaño o cualquier otra forma de ofensa. Si nunca te indignas con tu pareja, pueden pasar dos cosas: o vives en el autoengaño o estás viviendo con un santo o una santa, y ambas opciones son igual de preocupantes".

Todo su libro hace pensar, y pensar siempre es bueno. Es otro de los que he puesto en la lista de la compra, aunque de momento resumiré en mi libreta de tapas duras con la referencia exacta de la biblioteca para consultarlo cuando me plazca, porque es uno de esos libros que quiero releer muchas veces, que es lo que hacemos quienes sabemos que carecemos de buena memoria.
En la solapa del libro se apunta su página web:

jueves, 7 de abril de 2011

Frase


La vida es como una hoja en blanco, tú decides que escribir en ella.

Pili Gauchita


Esta frase la extraje de su blog:



Actualizando...

...para avanzar es necesario caminar:

miércoles, 6 de abril de 2011

Verbo finalizar

Se enamoró cuando nadie lo esperaba, era aún una niña, pero se enamoró como cualquier mujer. Sin duda debido a su madurez. Se resolvió fenomenal en medio de esa situación, con toda su dignidad de mujer hecha y derecha aún siendo una niña. Fue, se mantuvo y volvió, sin dejar de asombrarse con el mundo y siendo tan receptiva a lo que iba sucediendo a su alrededor que se diría que tenía la templanza de la edad que jamás cumplió. Y un día de pronto le puso fin, dejando a todos a su alrededor un poco helados. Al preguntársele por esa repentina decisión ella aseguró que no era en absoluto repentina. Que era así como debía suceder. Todos le dijeron que no lo entendían, a lo que replicó segura de lo que decía que con entenderse ella era más que suficiente, y dejó muy claro que ella lo entendía. De todo su entorno fueron su madre y su ex novio quienes menos lo entendieron. Y se quedaron en un ay, intentando apaciguar las aguas para que estas volvieran a su cauce. Por respuesta solo un no. Que pasó a ser un NO simple y rotundo.

Siendo una niña Sheyla ya no quiere ser mayor, no tiene prisa, no piensa en mañana, solo en hoy, y tiene claro que aún le queda mucho tiempo para crecer. A su ex le queda mucho por caminar para dejarla atrás, sigue sin comprender, sin rendirse, sin conformarse y sin saber la verdad: que en un cuerpo mujer hecha y derecha y una mente de mayor se escondía lo que era, una niña de su edad que no quiso ser mayor, porque ser mayor cuando no se es se vuelve demasiado complicado.


http://www.youtube.com/watch?v=mT6Fze8TjE4

jueves, 31 de marzo de 2011

Hace siete años

Que dejaste de respirar
pero no has dejado de estar un solo día
aquí, junto a mí guiando mis pasos
del modo en que siempre lo hacías

te escucho hablar como si estuvieras
en una voz que late desde dentro,
caminamos juntos, sin dejar de caminar
porque la muerte no es más que un pensamiento

la muerte solo sucede si la dejas suceder,
yo no he dejado que fuese
que vino a llevarte lo sé, pero no se te llevó
sigues estando a mi lado aunque no pueda verte

Aunque no recuerde cómo era tu voz,
aunque a veces no recuerde como eras
y me niegue a mirar las fotos que quedaron
como un otoño inmortal de hojas ya secas

aunque no haya hoy ni mañana contigo,
jamás habrá un ahora sin ti
desde el primer instante en que supe que no eras,
me aferré a que serás, por eso eres.

Eres y estás, aunque no seas ni estés
para otras gentes, yo decido cómo quiero que sea
y es así, sólo eres, eres y eres
y siempre serás porque yo no creo en la muerte.


miércoles, 30 de marzo de 2011

Genio y figura

Si digo que hace más de tres años que me despedí de él, quizá me quede corta. Fue una charla muy breve, a pie de calle, cuando sus piernas y sus muletas a duras penas le sostenían. Intercambiamos muchas esperanzas en el futuro, una mirada brillante y una sonrisa franca, ambos nos deseamos mutuamente y de corazón lo mejor. Yo me subí al coche y dejé que todas las lágrimas que había contenido a duras penas afloraran en mi vuelta a casa, e hice una petición más allá de las nubes: que nadie me permitiese jamás ser tan dura ( tan resistente a una dura enfermedad incurable, quería decir) como él. A esas horas le llevaba viendo como cuatro años salir y regresar una vez y otra al hospital para someterse a duros tratamientos que lo mantenían en una vida pendiente de un hilo nada más. Y cuando parecía que ya no daba para más me lo encontraba cruzando la calzada, y le saludaba, aún sin poderme creer cómo había podido caminar de nuevo y mostrarse tan melancólicamente alegre al levantar su mano para saludarme con una sonrisa que tenía tanto de tristeza que jamás fui capaz de pararme para hablar con él. A veces soy consciente de que mi silencio es más valioso que todo cuanto pueda decir, sobre todo cuando no me salen las palabras.

Acaban de comunicarme que ya no está. Que ya no pudo soportar durante un segundo más la vida y se apagó, como se apagan las estrellas por la noche, pero ya para no volver. Rondaba más o menos los ochenta y me imagino que no estuvo mal, conozco casos peores la verdad. Y vuelvo a decir (ojalá el futuro no se encargue de decirme que me equivoco otra vez), que estos siete años de vida que consiguió aguantar, alguien me los ahorre. Vuelvo a pensar que a veces es mejor no resistir y que es preferible que se te lleven justo al instante de comenzar en esa lucha en la que a la larga jamás vencerás.

Este hombre llevaba el nombre del chico que una vez encontró un genio dentro de una lámpara. Y espero que siga brillando allá donde está, porque esa sonrisa con la que un día me despidió sigue ahí, como una estrella que nada apaga. Descanse en paz.

lunes, 28 de marzo de 2011

Buenas noticias

En la vida se suceden las buenas y malas noticias. Aparecen las dudas, la indecisión de quedarse quieto o seguir avanzando. Pero lo que nunca cambia es que uno siempre quiere aprender y compartir aquello que ha aprendido. Es este un sentimiento que mueve el mundo, y que precisamente debido a él sigue avanzando imparable mientras otros lo detienen. Si estos últimos no tuviesen tanto empeño en detenerlo ahora el mundo sería otro lugar donde las palabras de Gandhi resonarían cual eco: No hay camino para la paz, la paz es el camino.

Afortunadamente, aunque uno quiera detenerse y disfrutar únicamente del recorrido diario, que resulta apasionante si se sabe mirar, está esa otra mirada que mira un más allá, que se sostiene impertérrito. Este es mi gran descubrimiento de hoy, por él tuve que abrir las puertas de nuevo y darle un lugar; y compartirlo. Hacerme eco de lo difícil que es tener un sueño y conseguirlo. Para que nadie se engañe, lo que a veces llaman suerte es sólo trabajo.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Perder la fe, y recuperarla si acaso

Perdió la fe en que escribir sirviera para algo. Volvió a perderla otra vez, es lo que le ocurre siempre, que el presente la reclama, que sus ocupaciones se suman y no llega, y pensó en abandonar, después dejó de pensar y decidió ir más despacio, pero sin dejar de avanzar. Pensar las cosas seriamente nunca le conduce a nada. Si tuviera que pensarlas detenidamente jamás actuaría, no nació para ser actriz, en realidad nunca supo para qué nació, ni le preocupa. Se nace para vivir, y esa es la única respuesta con que se cuenta durante todo el tiempo de una vida.




miércoles, 9 de febrero de 2011

Frase

El cerebro femenino, por sus dos hemisferios interconectados, funciona como un pulpo, y cada uno de sus tentáculos es una actividad diferente. El masculino, en cambio, cuyos hemisferios están separados, funciona como una cobra: sólo puede hacer una cosa a la vez.

Içami Tiba



martes, 8 de febrero de 2011

Centro multigeneracional

A veces uno piensa en nuevas fórmulas que cambien aquello que podría mejorarse. Fórmulas que incluso suena disparatado que alguna vez, una sociedad inmóvil se aventure a probar, porque para ello será imprescindible trepar sobre los prejuicios de una mayoría casi siempre inamovible.
Admito que nunca fui a visitar a alguien que estuviese internado en una residencia de la tercera edad, ya que en el entorno en el que me muevo, afortunadamente, los mayores son un ejemplo a seguir y se mantienen en sus casas llevando sus vidas con mucho atino y terquedad, hasta que ven que ya no pueden subsistir por sí mismos y se van a casa de algún hijo que se desvive en cuidarle hasta el final. No es en absoluto tarea sencilla convivir con esa morriña del viejo hogar, esos ojos tristes del encierro en un sitio donde el anciano no quiere estar. Hay muchos tiras y afloja, muchas costumbres que chocan, muchos dimes y diretes, mucho esfuerzo y acúmulo de paciencia por ambas partes, y con el paso del tiempo se establece una rutina en la que es posible respirar. Un cuidador es alguien dispuesto a completar una parte de sí mismo con la demanda de alguien más. Alguien capaz de renunciar a su vida establecida por una vida casi a inventar. Y sobre todo un ejemplo en estos nuestros días de prisa y comodidad.

Tengo una amiga que lleva más de veinte años cuidando a niños y ancianos en intervalos de cuatro a cinco años. Desde que el bebé recién nacido comienza al cole y se vale más o menos por sí mismo; y desde que el anciano comienza a necesitar ayuda, hasta que ya no necesita ninguna. Una vez coincidimos en un autobús, estaba agotada a muerte, y me sorprendió verla tan destrozada de moral, porque si algo le sobra a Ramona es mucha vitalidad. Me contó que estaba cuidando a un anciano en su fase final, y arrastraba todos los años de charlas compartidas, y todo el día a día de seis años atrás. Apenas le quedaban fuerzas para hablar, era una mañana de verano y acaba de salir del hospital, se iba a casa a dormir el sueño atrasado de meses.
_ En mi próximo trabajo quiero niños_ me dijo.
_ ¿Son mejores de cuidar?_ pregunté por curiosidad.
_ Son más o menos lo mismo. La diferencia radica en que los niños quieren que los dejes en paz, y los ancianos te absorben, no te dejan ni un minuto para ti. Quieren hablar todo el rato, te cuentan su vida, y dan menos trabajo, pero en estos momentos necesito cambiar de rutina. No puedo más.
_ ¿Ya no vas a cuidar de ese anciano?_ volvió sus ojos hacia mí y me miró un instante como si me odiase por hacerle formular aquella frase.
_ No saldrá del hospital.

Alguna vez he fantaseado con una residencia de ancianos con jóvenes por medio. Un centro multigeneracional donde todas las edades revueltas tuviesen cabida. Un lugar donde todos convivan y aprendan de todos. Pues bien, aquí está:


lunes, 7 de febrero de 2011

Lobo por cordero

La mamá dejó a las tiernas ovejitas al cuidado de un cordero sesudo. Una mamá siempre alberga todas las dudas en su interior, por eso no se fue muy confiada. Al cabo del tiempo volvió, escuchó, miró, se hizo la sueca, fue y regresó. Y supo que el cordero sesudo no era más que un lobo feroz vestido en piel de cordero. Le gustó descubrirlo y no le gustó. En cualquier caso jamás se lo esperó. Cabía la posibilidad pero tan mínima que en las horas creció y creció hasta hacerse de un tamaño normal y luego gigantesco.
La mamá sabe que las tiernas ovejitas deben aprender a cuidarse solas, pero para saber cuidarse adecuadamente antes deberán crecer, porque en el grueso rebaño hay más lobos disfrazados de corderos que ovejitas. Quizá sea este el cuento más viejo del mundo, pero es al tiempo el más actualizado.

viernes, 4 de febrero de 2011

A millones de kilómetros

Tu risa de mi risa
Tu ira de la mía
Mis manos de tus manos
Tu bronca de la mía

La distancia de unas horas
De un siglo se me encaprichan,
El silencio de un minuto
Se hace un lustro de agonía

Es ya tanta la costumbre
De la costumbre vacía
Que en el hueco de los años
Mi aliento ya no respira

No dejas de preguntarte
Y preguntar no es necesario
Me asfixio en cada costumbre
sol, mar, cielo; viento helado

No dejas de acongojarte
Pronosticando un desastre
En vez de reaccionar
Y volver a reinventarte

Me suenas a una canción
Que se repite cual eco
Pero es que mi corazón
No duda: late muy lento

Es firme como una vela
Que hace siglos llegó a puerto
No anda, no tiene pies
Se enreda en sus pensamientos


No dejas de preguntarte
No dejas de darle vueltas
Me gustan tus conclusiones,
Que se ovillan y se enredan

No me moveré del sitio
Quiero escuchar el final
Porque sé que cuando llegues
Lo vamos a celebrar

Entonces habrás aprendido
Que no viene mal pensar,
Aunque sea tan equivocadamente
Que pareciese de más.

El más no se viene a menos,
Eso no ocurre jamás
Y sin moverme del sitio
Te escucho, te escucho hilar

Absorta en la sutileza
Que destilas al hablar
Con esa voz masculina
Que ya sé a quien comparar.












miércoles, 2 de febrero de 2011

Más allá del dolor

"Mi hija Carlota era una mezcla apasionante de compasión y combatividad. Con ella toqué a menudo el cielo y su recuerdo me permitirá transitar el infierno que ahora vivo"

Tony Cantó


Estas palabras pronunciadas por un hombre cuya serenidad apabullaba, las escuché en un programa de televisión matinal con la fotografía de su hija Carlota detrás, una niña hermosa, cuya mirada transmitía un retazo del cielo en que ahora está y dejaba imaginar toda la paz que se hallaba en su interior. Uno se pregunta qué clase de cosa es la vida, que deja que este tipo de desgracias lleguen a pasar, y que pueden pasar a cualquiera. A veces sencillamente uno deja de creer, o se abraza a su credo para poder tirar hacia delante, o vive la cuenta de sus días hacia atrás, o lo hace como puede . Lo único cierto es que hay días que no serán nuevos ya, que hay recuerdos que acuchilla recordar y que es posible llegar a la ancianidad de un momento a otro, una ancianidad inesperada y prematura que no cabe soportar.

Tony Cantó no dejó de recordar en su comunicado de prensa, al hombre que ocasionó el desastre en una madrugada ebria de color, y del que resultó superviviente único. Le deseó una pronta recuperación y fuerza para superar el infierno en que desde ya mismo vivirá. Tuvo también palabras para la familia de este hombre, y para la familia del novio de su hija, fallecido en el mismo accidente mientras viajaban.

En una temporada en la que me quejo de las paranoias que tengo que oír desde el televisor, huecas palabras, necios insultos, maquilladas mentiras, vanas promesas, timos por soluciones, y triquiñuelas varias. Quisiera no haber tenido la oportunidad de haber escuchado la sobria intervención de un hombre sensato, porque algo que no debió suceder hubiese pasado. Un Tony Cantó destrozado y sereno, que hablaba ante la cámara haciendo gala de una excelente calidad humana, y un dolor inmenso. El dolor de quien sabe que nunca se podrá reponer de la injusta pérdida de lo mejor de sí. Y que por tanto jamás volverá a ser el ser completo que se sintió hasta entonces.

Como tantas veces quisiera tener el modo de borrar aquello que no ha debido suceder, del modo en que borro páginas y páginas que ya tengo escritas, y que no debí escribir. Hubiese preferido escuchar las mentiras de unos y de otros, sacadas de sus bajos fondos referentes a lo que fuere, tanto da; a escuchar una terrible verdad que me hace preguntarme de nuevo La vida qué será.

lunes, 31 de enero de 2011

Elegir las lecciones de vida

Es algo que se hace por voluntad propia, algo que se intuye, que se cuela por dentro y permanece para siempre. Puedes ser alguien hecho y derecho cuando tus hijos llegan al mundo, pero por mucho que tú sepas, ellos siempre te enseñarán y te sorprenderán, porque todo cuanto te señalen forma parte de ti como una nota forma parte de la música.

Es raro que a una niña pudiese gustarle Rocky, es raro que a mi edad accediese a ver por primera vez una película que se ha denostado de diversas maneras a lo largo de los años. Pero me convenció y vimos juntas algunas, y me sorprendí por la lección de vida que encierran, algo que jamás esperé. Tampoco imaginaba que Silverter Stallone había escrito, dirigido y protagonizado cada una de ellas. Rocky II me pareció tan espectacular como poética. Me gusta el coraje que transmite y lo que insta a luchar por aquello que uno quiere.

Entre risas he visto centenares de veces cómo una niña absorbe todo este diálogo entre Rocky y su hijo, como lo copia palabra por palabra y finalmente lo escribe en un folio de su puño y letra, y lo pega en una pared de su habitación para leerlo y releerlo una y otra vez. Mientras hago la limpieza leo el texto, que por muchas veces que lo lea me suena tan a nuevo y tan poético como la primera vez. Y tan cierto. Sobre todo tan cierto:

"Voy a decirte algo que tú ya sabes, el mundo no es todo de color rosa y arcoiris. El mundo es un lugar terrible, y por muy duro que seas, es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si tú no se lo impides. Ni tú, ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida, pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas. Hay que soportar sin dejar de avanzar, así es como se gana. Si tú sabes lo que vales ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que soportar los golpes. Y no podrás estar diciendo que no estas donde querías llegar por culpa de él, de ella ni de nadie, eso lo hacen los cobardes y tú no lo eres. ¡Tú eres mejor que eso!."

Lo lee y mira el vídeo una y otra vez. Y se me ocurre que uno es siempre lo que quiere ser.



viernes, 28 de enero de 2011

Pregunta:

¿Cumplir un sueño no será lo más semejante a volver a nacer?

Uno más uno dos

En palabras de Sonia Belloto, escritora y editora brasileña, la alegría es la misma al escribir un libro que al tener un hijo. Dice que quien haya tenido uno y haya publicado un libro sabe que la sensación es idéntica. Se trata de una mezcla de plenitud y éxtasis. Y que para los hombres escribir un libro es lo más cercano a la sensación de dar a luz.

Continúa diciendo El tiempo que se tarda en escribir un libro resulta semejante al periodo de gestación. Hasta las sensaciones son las mismas. El momento de la publicación, cuando el libro llega de la imprenta, constituye el nacimiento. La diferencia radica en que después de publicados los libros no suponen más gastos, hacen llegar todos los años un cheque por derechos de autor. Además no necesitas preocuparte por dónde está. De hecho cuanto más lejos vaya, mejor. Si tu libro viaja por todo el mundo, te hará todavía más feliz.

Lo he transcrito como las prisas me han dejado, eso por no variar, de su libro Cómo escribir un libro...y conseguir publicarlo. Que es una de esas joyas que me he comprado y que leo y releo feliz como cada libro que en verdad entiendo ( o que creo entender:)

No voy a extenderme más, solo a felicitar a un doble papá. O a un papá de mellizos...En esta como en tantas ocasiones no sabría concretar.



jueves, 27 de enero de 2011

Disco rallado

Una tarde de verano estábamos reunidos un montón de gente en una terraza. En el grupo había un niño de cuatro años, que es una de esas ricuras que más que niños parecen viejos prematuros, de ojos despiertos, tan vivaces como incorregibles, y tan nobles como pueda serlo lo más noble que habite el mundo. Estaba subido a una de esas motos en las que los niños no llevan pedales, y van impulsados por el empuje de sus pies, a lo Pedro Picapiedra. En una de estas sus padres se despistaron y fue a dar a la carretera, que estaba en línea recta muchos metros más allá, corrí hacia él dándome perfecta cuenta de que nadie más se temía lo mismo que yo me temí desde un principio; que la calle en cuesta abajo fuese más atrayente en un momento dado para él que quedarse quieto y parado alrededor de la fuente de agua, de la que se había llevado ya una leve pátina de agua que estancada en su frente y sus mejillas te hacía sonreír como un tonto frente a él.

_ Déjame en paz_ fue todo cuanto me dijo tan categórico como es, ofendido de que le hubiese agarrado del jersey, que es cuanto pude aferrar tan de repente. En ese instante pasó un coche delante mismo de nosotros.
_ La carretera es solo para los coches_ le dije del modo más tranquilo en que me pude manifestar_. Tú no puedes salir de este patio, y mira que hay sitio ¿eh?
_ ¿Qué dices?_ por su amorosa incredulidad dirías que no te había entendido. Por su inteligencia ni se te pasaba por la imaginación.
_ Que no puedes entrar en la carretera, es solo para los coches.
_ ¿Qué?
_ Que la carretera es para los coches y te pueden atropellar.
_ ¿Qué?
_ Que si un coche te atropella te vas al hospital con la cabeza rota, retorciéndote de dolores por todo el cuerpo y chorreando sangre. Después te dejan allí ingresado todo lleno de vendajes y papá y mamá llorarán, y el abuelo y la abuela, y el tío y la tía_ por respuesta la misma amorosa incredulidad.
_ ¿Qué?

Después de un rato en las mismas, y tratando de explicarle una y otra vez lo peligroso de adentrarse en la carretera, me encontré con su madre de frente, embelesada en nuestra conversación. Es una chica joven y despierta siempre más contundente en sus silencios, que en lo que habla.
_ ¡Qué cara tiene! Te entendió perfectamente a la primera. ¡Borja, como vuelvas a hacer lo mismo te castigo una semana sin salir de casa! ¿Me oyes bien?
_ ¿Qué?

Fue una escena simpatiquísima que jamás esperé encontrarme porque después llegaron su padre y sus tíos para darle los motivos por los que no debía repetir aquello, y por respuesta un simple ¿Qué? repetido una y otra vez primorosamente. Días más tarde hablando con una amiga común lo recordé de pronto y se lo conté muerta de la risa.

_ Qué bueno, te estaba haciendo la táctica del disco rallado_ me dijo sin mover una sola pestaña.
Me quedé a cuadros, porque jamás había escuchado tal cosa.
_ A nosotros nos piden que se lo hagamos a los clientes a los que no podemos darles una solución, ¿En serio que nunca te pasó?
_ ¿Pasarme qué?_ creí que se estaba quedando conmigo, la verdad.
_ Que cuando buscas solución para un problema, por ejemplo, en el centro comercial en que yo trabajo, y no se te puede dar solución alguna porque ese imprevisto no está estipulado, se te da una razón por la que no cabe reclamación alguna, tu objetas algo, yo repito las mismas palabras que ya te he dicho. Vuelves a dar otra razón, yo repito palabra por palabra lo mismo. Tu vuelves a explicarte, yo a repetir lo mismo, y así hasta que el cliente llega a sentirse tonto y se va. A veces hay que repetir lo mismo quince veces, pero no te queda solución que repetir lo mismo una y otra vez hasta cansarlo. Tenemos la norma de hacerlo así.
A veces se abre un espacio temporal en que parece que en vez de pisar tierra firme te deslizas en un tiempo árido que ni existe, esa sensación me embargó mientras intentaba asimilar que tal cosa pueda existir por normativa. Recordando recordando voy cayendo en la cuenta de que sí, que me ha pasado varias veces y me he terminado marchando con la sensación de que soy idiota, además obtusa profunda. Mi amiga que el fondo me ha tenido siempre por un ser bajado de otro planeta, y con razón, por lo muy ingenua que llego a ser, pese al genio que me gasto se ríe. Y no deja de repetir que no puede creerse que un niño de cuatro años sea más inteligente que yo, y se ríe y se ríe hasta cansarse, para dejar constancia de su incredulidad de que en pleno siglo dos mil siga existiendo gente como yo.

Pues bien, desde este blog siento que sin pretender tomar el pelo a nadie estoy haciendo el disco rallado desde que empecé. Que hay cuatro temas, creo que cinco a lo sumo, que acaparan toda mi atención, y que una y otra vez contado de distinta forma, si acaso, vuelvo a la carga. Observo no obstante que a más personas les viene sucediendo lo que a mí. Pero me frustra. Y al tiempo, una cuerda cuyo cabo no acierto a vislumbrar sigue tirando de mí con el objetivo de seguir avanzando porque justo en el avance se halla la solución. ¿O acaso el desastre?


Reflexión en voz alta

El precio de la fama no siempre es proporcional al talento, al esfuerzo, ni a la transmisión de valores positivos para una sociedad. En los pequeños detalles diarios podemos percibirlo, a veces desde un gesto tan nimio como encender el televisor.


miércoles, 26 de enero de 2011

El peso de la fama

Las veces que envié algún manuscrito a un agente literario me asaltó un vértigo absurdo, como casi todo lo que me sacude proveniente de mis miedos. Tengo miedos absurdos, del que está instalado ahora mismo en mi subconsciente mejor ni hablo, es demasiado catastrófico para ser verdad, pero vive anclado en algún lugar sin dar la lata, hasta que se entremezcla en mis pesadillas. Creo que hasta de mis pesadillas saco material para mis escritos, y que hasta en cierta medida me gustan, si quiero dar un aire macabro a una escena y los uso gano credibilidad. Ante mí misma, claro está, que al final es lo que cuenta en una afición tan solitaria como la de rellenar páginas en blanco, que después no dejas leer a nadie porque se dedican a meterte los dedos en los ojos durante años. Excepto Carlota en mi caso, que se emociona tanto con mis escritos que con su emoción desmedida me ha dejado kao, y me ha hecho darme cuenta de que alguien que se emociona con mis escritos aún más que yo me supera de un modo extraordinario. Lo que me suma idiotez y me paraliza. Desde que Carlota leyó mi historia de un niño triste estoy estancada, y me ha hecho plantearme si quiero dejar este tipo de emociones a mi posteridad. O si quiero que me recuerden como alguien especial cuando soy alguien tan del todo corriente. Lo apuntado, he ganado solamente en estupidez.

Al enviar un manuscrito a un agente literario, me ha entrado un vértigo horrible a que la cosa fuese bien, y a que de pronto mi vida se me fuese de las manos por haber cocinado en papel una de esas recetas milagrosas que de repente contienen un nuevo sabor, y que de pronto se deciden editar simultáneamente en varias lenguas, y que escapan de motu propio a todo control. He tenido un vértigo insoportable a cambiar la vida de quienes viven conmigo, a dejar de ser yo y convertirme en algo que no pueda manejar desde adentro. Han saltado todas las alarmas y me he dado cuenta de que me gusta demasiado la vida que llevo, y que mis sueños están proyectados a mi otra vida, porque en esta no creo necesario que se cumplan; esta me gusta tal y como está con todos sus defectos, esos mismos que a menudo me sacan de quicio y me hacen como soy. He aprendido finalmente a vivir amigablemente con quien soy, y no quiero ser de pronto otra cosa que me lleve mil años de nueva adaptación, otra vez no por favor, ha sido demasiado tortuoso.
:(Y aquí apunto que nunca se me debe de tomar muy en serio, porque al fin y al cabo esta entrada no es más que un ejercicio literario como todas las del blog, un ejercicio de cocina entre papeles:)

Entonces creía en eso del bombo y platillo de un escritor que de la nada salta a la fama y se hace multirrico, y yo siendo multirrica no sabría vivir. Entonces imaginé que crearía orfanatos y clínicas varias para dolores de todo tipo, me uniría a causas que mejorasen el mundo y todo eso que fantaseo. Y entonces desde mi lado más crítico surgió una voz, esa que me dice que todos esos cambios han de venir de los gobiernos, porque sino son tan solo parches a los parches de parches gigantes. La solución no es ser una multirrica que abarca un área mínima, la solución es crear gobiernos que se agrupen por un bien común. Tengo pesadillas horribles, eso ya lo he dicho, pero mis sueños no pueden salirme mejor; ni más imposibles tampoco.

El caso es que imaginando convertirme en una escritora prolífica, y no en una birria de soñadora aporreante de teclados, encontré una escritora de las de verdad. De esas que han publicado más de 40 libros y cuando pides uno en la biblioteca alguien te dice: ¿Care qué?, respondes Care Santos, y buscan desconfiados en el ordenador como si les hubieses formulado un nombre que acabas de sacarte de la manga. Después de un rato dan un salto de sorpresa relámpago y te dicen, sí, tenemos un libro suyo ¿lo quieres?, y tu respondes, no sé, depende de que libro se trate, quizá lo he leído. Te dicen el título y resulta que ya lo has leído, y vuelven a mirarte como si les estuvieses bacilando, que es que no. Entonces les dices que Care Santos tiene más de 40 libros publicados y se caen de espaldas, no esperas a que se levanten, atraviesas el arco multialarma y te vas, no sin antes señalarles que por favor se hagan con más libros suyos para la próxima vez. Suerte la tuya que encargas los libros que quieres en la librería, porque sabes como que hay sol, que a veces no te sirven los periodos renovables de quince en quince días, que te alteran los nervios y te suspenden varios días, como si no hubieses tenido ya suspensos bastantes en tu tiempo escolar. Si algo has aprendido a través de los años es que existen historias que te sirven para todo el tiempo, y que hay libros que prestas que luego habrás de reclamar, esos libros que tal pareciera que quisiera quedarse todo el mundo, esos libros que parecen llevar un imán pegado y que por ambas partes cuesta soltar.


martes, 25 de enero de 2011

Normas de comportamiento

Agradezco todos los libros que hablan de cómo educar a los hijos, si agradezco cualquier tipo de libro sería imposible no agradecerlos, pero después de leerlos me asalta una seguridad: no hay pautas que nos lleven a alejarlos de todos los males que no quisiéramos para ellos. Da vértigo pensarlo pero es así, y sigo teniendo dos convencimientos al respecto, lo importante es hablar mucho con ellos desde muy pequeños. A mi me ha resultado fácil porque uno de mis hijos balbuceaba un ga-ga apenas unos minutos después de nacer. Sólo lamento no haber grabado esos instantes, es una de esas joyas que solo puedes recordar, y revivirla de nuevo.
Hace unos días en plena exposición "de las cosas que necesito ya mismo" se me encendió la chispa y creo que supe lo que me intentaba decir.

_ ¿Recuerdas que te conté que después de nacer ya hablabas?_ leve asentimiento de cabeza mientras espera que cuele un gol en la portería del necesito en lugar de quiero_. Pues bien, tengo una versión muy fresca de aquella charla del ga- ga- gá, ¿quieres que te traduzca?
_ Preferiría que no_ es una negación que en verdad quiere decir me encantaría. Le encanta ese juego. Quizá es un modo de disfrutar del absurdo sin moverse del sitio, quién sabe.

_Acabo de nacer ahora mismo y no te das cuenta de que estás a punto de presentarme a todo el mundo con estos pelos ¡que horror! Y ni te has dado cuenta que me han puesto un pañal siete tallas más grande. Y que me han envuelto en una toalla de felpa lavada mil veces, ¿puede saberse que clase de madre eres?_ al ver la risa alegre en que se desató creo que esta gota de chispa era de las buenas_Imagino tu incredulidad al ver el tipo de padres que te tocamos en suerte, y además pobretones, eso es mala suerte y lo demás son cuentos... Y nosotros con esa cara de satisfacción al ver el resultado de nuestros mejores genes delante de nuestras narices, todo perfección.
Si algo me apasiona es novelar mi vida para darle un sentido a tantas horas entre los teclados, y hacerlo real, o para vencer el tedio de los días iguales, o desencajar a todo el mundo en un momento dado y que me miren como una loca escapada del manicomio o una payasa sin circo. Lo que quiera que sea me parece genial si me da la posibilidad de fotografiar miradas tal y como esa.

Me estoy yendo por las ramas. De vuelta a los tipos de libros de que hablaba, yo diría que lo importante de veras es hablar mucho con los hijos ya desde que nacen. Y que se rodeen de buenos amigos. Buenos de verdad. Y creo que ni aún así les mantendríamos a salvo de todos los peligros que hay en la vida, de las casualidades nefastas, del aquí y el ahora en que se puedan resbalar. Creo que son ellos quienes deben tenerlo muy claro y grabado muy hondo, allí donde nada ni nadie se lo pueda arrancar, el convencimiento firme de lo que lo que les hará felices en un futuro y lo que les hará desgraciados a sí a voz de pronto, y creo que observando fríamente el mundo lo pueden lograr, si antes les hemos preparado para ello.

En este libro se dan varias pautas cuasi infalibles, subrayo las dos en que se hace hincapié, recoger y cuidar sus juguetes, y saber valorar el dinero y lo que se hace con él.
*Cuidar sus cosas desde pequeños siendo ordenado les hará valorar su cuerpo y lo que hacen con él. Así el día de mañana se cuidarán de castigarlo de forma indebida consumiendo drogas.
*Cuidar su dinero siendo muy consciente el modo en que lo gastan. Evitará que el día de mañana puedan usarlo para comprar drogas y después consumirlas.

Conozco un caso en que los padres eran tan meticulosos en el cuidado de su hijo desde que nació que me causaban grima. Más que padres eran guardia y custodia 24 horas. En el momento que tuvo independencia salió a la vida más que desbocado e hizo justamente lo contrario de cuanto aprendió. Me gustan este tipo de libros porque nos orientan, pero el trabajo de criar a los hijos se hace minuto a minuto, segundo a segundo y día tras día. El modo mejor, es leerles cuentos cuando son pequeños, y hacer que sepan valorar la lectura hasta el punto de necesitarla como alimento. Esa es mi convicción. Y puedo envidiarles por leer 174 páginas de un libro en sólo tres días y a ratos sueltos. Eso es lo que más les envidio a día de hoy, en que más que las letras leo las estructuras, la forma, el modo de manejar los tiempos, los párrafos que sobran, la división de capítulos, y así no hay modo alguno de leer tal como leía ni disfrutar cuanto disfrutaba. No puedes cuando la lectura ya es una obsesión.

Creo que somos el resultado de las cosas que descartamos más que de las que escogemos. O a partes iguales. Del modo en que creo que se habla mucho del verbo educar y se deja campar por sus respetos a quienes venden fórmulas fáciles del verbo volar.

lunes, 24 de enero de 2011

Es hora de volver a casa

Y dedicarse a las prioridades. De volver a los escritos y finiquitarlos de una vez para siempre para que dejen de estar pendientes y reclamen su tiempo y su espacio. Es hora de afrontar los retos y no dejarse vencer ni por las perezas ni por excusas que valgan. Siento que en verdad aborrezco el tiempo que restan a todas mis obligaciones, los reajustes forzosos a los que me someten hasta la casi extenuación, siento que aparco prioridades para dedicarlas a este algo no se qué que me lleva a hilar historias que ni se desde donde vienen o con qué objetivo. Solo sé que ya están listas para ser conclusas y que no quiero seguir alargando todo este tiempo de espera.

Sé que mis mejores escritos están allí, lo sé del modo en que uno sabe que su mejor reflejo no es ese que le envía el espejo, es aquel que guarda para sí, aquel que no hay modo posible de proyectarlo fuera, pero que surge repentino cuando hay alguien a quien se quiere ayudar. Siento que de momento he ayudado como he podido a quienes me necesitaron desde este espacio, ahora solo quiero descansar. Aunar todas mis fuerzas para esos proyectos que aún me esperan para ser finalizados de una vez para siempre, y para crear esos otros que reclaman su lugar. Es una tarea de locos sin duda, pero solo quienes ya estamos locos sabemos cuánto nos da. No se cuando vuelva a aparecerme por este espacio, pero a buen seguro lo haré cuando quiera, y con la urgencia de siempre, hay cosas que nunca cambiarán.

viernes, 21 de enero de 2011

Con la boca cerrada

Esta es la frase que más me han repetido en mi infancia, y eso marca, pero hay ocasiones en que lanzar al aire un convencimiento es impagable, de modo que ahí va un descubrimiento reciente, que tal vez eso de que Con la boca cerrada estoy más guapa, sea verdad, pero en todo caso es una verdad que no me interesa. Supongo que es mi modo de desafiar al mundo de un modo pacífico. ¿Pacífico en realidad?, las respuestas siempre se me escapan.

Durante el año 2010 el mejor libro que leí fue: La muerte Blanca, escrito por Eugenia Rico. El mejor libro que he leído acerca de la pérdida de un ser querido.

Abandoné la lectura de muchísimos libros, de los que muchos merecen la pena ser leídos por lo muy buenos que son y a lo largo de mi vida intentaré leerlos. Llevo muchos meses intentando saber cual es la razón y apunto una: Documentación. ¿Raro verdad?

Soy más rara que un perro verde y estoy mejor calladita, eso lo sé, pero me resulta tan curioso este descubrimiento que lo lanzo al aire. Rigurosa documentación para todo lo referido a ese libro, que por supuesto es ficción. Y sucede que al plantarme fechas rigurosas de hechos rigurosos y yo saber que es ficción, se subraya esa mentira de querer por todos los medios que yo me crea que eso que me cuentan pasó en verdad. Y sucede que no me lo creo.

Si el mismo libro no se empeña en recordarme a cada paso que tal día de tal año tal que eso estaba sucediendo en esa parte del mundo, porque verdaderamente ocurrió - que hay libros que no hacen- ese representar una mentira que fue verdad no se produce y puedo leer. Nadie se podría creer que a veces estoy harta de mí misma, pero ahora mismo, al haber hecho este descubrimiento lo estoy (:s)

jueves, 20 de enero de 2011

Içami Tiba

Este es el nombre de un licenciado en psiquiatría y asesor tanto para adolescente como para familias. Y mi último gran hallazgo en la soledad de una biblioteca. Me gusta esa brújula imprecisa que nos lleva a escoger un solo libro entre tropecientos y abrirlo por la mitad, y me subyuga esa especie de relámpago que nos hace ver con claridad que nos esperan largas horas de intensa lectura. Si además después de leído por partes, ese mismo libro nos grita que nos lo tenemos que comprar para que nos acompañe a lo largo de nuestra vida, no se puede pedir más.

Hace mucho tiempo que no entro a una librería para encargar un libro. No quiero cargarme de libros para adornar, quiero libros para leer y releer una y mil veces, para aprenderlos párrafo a párrafo, para aplicarlos a mi vida diaria. Este es ese tipo de libro que quiero ya.

El título es muy explícito: "Adolescentes. Quien ama educa". En letras más pequeñas que el título se halla su autor Içami Tiba. En este detalle se sabe que es un autor al que no le hace sombra su nombre, y eso me gusta. Eso quiere decir que ha de esforzarse en que su texto sea bueno ;), y por lo tanto entendible y aplicable. Me sirve.

Este es uno de esos libros donde cada página es casi una enciclopedia porque resume muchos años de oficio, y condensa muchas horas de reflexión. Aborda puede decirse toda una vida a través de todos los personajes que pone en juego, y no hay ningún tema tabú en todo su recorrido, sí muchas pautas para atajar los problemas antes de que lleguen. Y muchas soluciones para tratar de erradicarlos cuando se establecen. Para muestra un botón, abro casi al azar y elijo un mínimo texto para intentar resumir este libro en palabras de su propio autor:

Son progresivas las personas que miran hacia delante, aquellas que avanzan en la vida. Una de las mejores características de la persona progresiva es la sabia humildad de querer aprender siempre.
Las personas retrógradas son las que caminan hacia atrás. Aunque no se muevan, son retrógradas porque el mundo avanza y ellas no. El peor retrógrado es quien cree que lo sabe todo y no necesita aprender ya nada.
Cuando los padres no educan a sus hijos, unos y otros son retrógrados. Los padres, porque son las primeras víctimas de sus hijos, y los hijos porque, cuando están mal educados, sufren y hacen sufrir a quienes los rodean.



Frase

Alguna vez calibré los pros y los contras de abrir un blog. Lo abrí conteniendo casi la respiración por miedo a meterme en problemas insospechados, ese miedo aunque minúsculo ya, persiste aún y persistirá envuelto en su propia cabezonería. A día de hoy imagino que tras tantas palabras alineadas alguna vez me equivoqué, es imposible que no siendo ya tantas. Y a buen seguro alguna vez acerté. En cualquier caso sé que fue un enorme acierto no quedarme quieta con lo mucho que me gusta galopar entre teclados, lo sé porque a veces miro atrás y sé que sin ponerme a ello hoy no tendría tanto texto como ha quedado escrito aquí, ni me habrían quedado tantas cosas claras. A veces es necesario ver desde fuera para mirar dentro. Sé que suena raro, pero es así.

miércoles, 19 de enero de 2011

Una casa que no está

Solía hablar mucho con Sofía, una mujer de ochenta años, alta y delgada, de pelo castaño muy corto y alborotado que había enviudado dos veces, la última de ellas de un trágico suicidio que la desestabilizó para siempre. Me gustaba pararme a charlar con ella porque siempre le daba mucho peso a mis palabras, y me las solía recordar meses después como si mediante ellas le hubiese aportado claridad, eso me gustaba. Al llamarme pronunciaba mi nombre desde un lugar entre la sorpresa y la alegría, como si desde mis veinte años y sus ochenta no hubiese distancia. Y es que no la había.

Una vez le conté que su casa y su jardín fueron para mí durante años el símbolo fehaciente de la felicidad, ella me miró y sus ojos pardos se llenaron de agua, para entonces yo sabía que pocas mujeres en la vida fueron tan desgraciadas. Y aún hoy, después de contemplar miles de casas, y pese a no existir, sigue siendo en mi memoria la mejor casa. Una casa de plaqueta verde y planta baja, rodeada de un jardín lleno a reventar de flores de todos los colores y estampas, y una huerta que repartía por ambos lados las hortalizas más verdes y más alineadas. Era todo colorido, todo salud, todo preciosura para el alma, y yo todo cursilería mientas la contemplaba de un vistazo al pasar, para saborear el día entero su abundancia.

Tardé mucho tiempo en saber que Sofía se había ido al asilo glamuroso, ese del que hablé en mi entrada anterior. Y fui testigo mudo de cómo sus plantas se fueron marchitando y muriendo, su casa se fue apagando, sus hortalizas desapareciendo. Meses más tarde me contaron que la habían visto muy elegante vestida y radiante de felicidad mientras efectuaba unas compras con un grupo de amigas. Me contaron que en ese asilo dejaban campar a su aire a quienes estaban bien de la cabeza, les dejaban ir y venir, llevar y traer, siempre que fuesen puntuales a las horas de las comidas. De modo que se iban a tomar el café, o a comprarse ropa, a buscarse antojos para comer, o a visitar familiares, cada quién hacía exactamente lo que quería cumpliendo las normas. No supe si creerlo, hasta que un día casualmente la encontré, y ella misma me lo contó. Iba tan bien vestida como una enamorada a su cita y me presentó una por una a sus amigas, me confesó que llevaban toda la mañana en el centro comercial gastando la asignación semanal, porque les daban una asignación semanal para sus caprichos. Me lo confesó como confesando un pecado y nos reímos juntas, ella de pura alegría y yo de pura sorpresa por lo rejuvenecida que estaba.

Años después volví a encontrarla junto a su casa. Estaba muy nerviosa y alterada, me contó que la habían sacado del asilo, y quería volver pero a nadie le importaba. No la dejaban volver en modo alguno, y no podía hacer nada. Me habló con detalle de una conspiración, que la verdad, en su estado de crispación y ancianidad creí que deliraba. Me advirtió punto por punto de futuribles y me pidió que no olvidara. Fue la última vez que hablamos a solas, pues desde entonces la custodiaban, a más vecinas les dijo lo que a mí y supongo que alguien extendió el rumor y que la encerraron en casa. Meses después echaron su casa abajo y construyeron una de dos plantas. La planta baja para ella y su soledad, la alta para su nieto, su esposa y sus cuatro hijos. Los padres trabajaban todo el día y los niños iban al cole o la guardería, Sofía quedaba al cuidado de una chica que venía dos horas a su casa por las mañanas, la sacaba a pasear y ejercía entre otras cosas de censora particular. Para ahorrarle reprimendas la saludabas de lejos y la dejabas.

Sofía se fue apagando día tras día como se apaga una planta que ya no recibe luz, que no se riega con agua. Y en pocos años murió. Su nieto tiene una casa. Sin embargo la casa que yo veo cuando miro es la anterior, y la Sofía que veo es la mujer que me llamaba, haciendo mi nombre nuevo cada vez que me nombraba.

lunes, 17 de enero de 2011

Un asilo glamuroso

Hacía casi un año que no veía a Manuela. Me la encontré en medio de un supermercado en hora punta y nos detuvimos a hablar, la gente nos esquivaba como podía hasta que nos trasladamos a un rincón donde había un palé con una torre de galletas envueltas en celofán. Ahí pudimos charlar un rato con tranquilidad. Las amas de casa tenemos siempre la misma conversación año tras año, con el tema de los hijos casi por novedad.
Supe que su hija Sandra terminó dejando los estudios, que trabajó durante años en una empresa de limpieza, y que actualmente está en paro. Me apenó saberlo, porque una niña que sacaba dieces todo el tiempo se merecía un futuro mejor que retorcer fregonas y bayetas todo el tiempo. Pero escuchándola hablar me asaltó la certeza de siempre: uno es responsable directo de aquello que le sucede. Y todo tuvo una causa, que no es necesario explicar.

Me contó que la empresa de limpieza para la que Sandra trabajaba la envió al asilo más glamuroso de la localidad. Es una construcción preciosa tipo convento con una cúpula hermosa, que está situada en todo lo alto de un cerro situado frente por frente a la enorme ciudad. Una ciudad alegre donde todo es bullicio con su mar al fondo y su verde frondoso por todas partes. La vista desde sus contornos es espectacular y un lugar del que siempre escuché hablar maravillas , para qué negarlo. Quizá eso desde lejos, o desde la perspectiva de quienes pagan tributo por tener sus mayores a salvo de su vida cotidiana. No sé.

Manuela me dijo que cuando enviaron a su hija a trabajar al asilo se compadeció de los ancianos, porque su hija es un cielo de niña pero muy metódica en lo suyo, y un poco dictadora también -yo sonreí porque me estaba haciendo un retrato robot de la mujer en general-. Manuela me siguió contando y resulta que tras llegar a casa el primer día de trabajo Sandra no dejó de llorar encerrada en su cuarto todo el día, y después el segundo día; al tercero quiso llegar a un acuerdo con su jefe y terminó firmando los papeles del paro. Manuela dice que no puede hablar del asilo sin ponerse a llorar de la forma en que trataban a esos ancianos, o de la forma en que ella los vio, nadie sabe concretarlo. Es hablarle del tema y ponerse a llorar. La insistencia de Manuela en saber algo le llevó a una directa aseveración:

_ Mira mamá, no voy a decirte que cuando seas vieja vaya a cuidarte, porque eso no puedo saberlo. Pero antes de enviarte allí tengo algo muy claro, te doy un porrazo en la cabeza y acabamos de una vez. Quizá sufras un poco, pero no estarás sufriendo todo el tiempo.

No cabe duda que me muero por hablar con Sandra, pero si hago un balance de las veces en que nos vemos, viene a ser una vez cada tres años. Y que cuando nos vemos tenemos temas muy frescos que tratar. Sigo dándole vueltas a esta conversación una y otra vez, quizá lo triste es saber que todos llegaremos a viejos, o no; quizá es lo triste lo contrario.

domingo, 16 de enero de 2011

¿Escribir con qué objeto?

Después de las palabras pronunciadas por Vargas Llosa acerca de escribir, me queda el planteamiento lúcido de quien ha dedicado su vida entera a ello y nos presenta que la escritura es un modo de hacer guerras pacíficas careciendo de ejército. Ese es el motivo por el que siempre valdría la pena llenar páginas en blanco y más páginas. Después me digo que como el mar todo tiene su calado y me está hablando quien más hondo ha conseguido llegar entre unos pocos.

Miro a mi alrededor y vuelvo a preguntarme de donde nace este empeño. Y en un segundo de espera lo sé. Sé perfectamente de donde nace este empeño. Un motivo más que suficiente para no hacerme más preguntas y escribir, a fin de cuentas la vida siempre reclama lo suyo.

viernes, 14 de enero de 2011

Una cruz blanca lleva mi pena

Desde el telediario matinal ha llegado la imagen de una zanja abierta en canal, tan desoladora como interminable sobre una colina. Se va cerrando a medida que avanza, y sobre la tierra movida se pone una cruz blanca con un escueto número por toda identificación. Se cuenta que tras las lluvias torrenciales y los corrimientos de tierra que han asolado Brasil, ni los propios familiares son capaces de reconocer a sus muertos. Desde el telediario se da un rápido número de muertos, y de desaparecidos, y de un modo raudo y veloz se cambia de tema; como si cualquier tema fuese capaz de aislar e incluso olvidar una tragedia semejante, la pérdida de 444 vidas humanas de un balance aún provisional.

Desde las imágenes ofrecidas por vía aérea puede verse el peligro de otros pueblos adyacentes, agrupados en la falda de altas montañas muy sensibles de correr la misma suerte. Y uno puede imaginarse fácilmente qué haría de encontrarse en la misma situación, y sabe que se dice muy pronto lo dejar tu propia casa e irte a vivir a otro lugar. Es más fácil hablar que realizar, si no lo fuese todos seríamos ya aquello que anhelamos.

Uno se queda en un ay, viendo lo fácil que entremezclan los temas en los programas de televisión, incluso en los más serios, pasamos de una tragedia de semejante magnitud a la que se dedican 60 segundos de reloj, a dedicarles minutos enteros a las palabras huecas que ha dicho no sé quién tropecientas veces, y totalmente carentes de sentido pese al cargo que ostenta, el mismo que ha demostrado a lo largo del tiempo no merecer, pero sigue ahí impertérrito viendo cómo nos hundimos desde su torre vigía sin mover una pestaña, y eso sí, con su sonrisa de idiota que sirve lo mismo para un roto que para un descosido. En el intervalo de esos planos gratuitos apetece decir aquello de que paren el mundo que yo me bajo, sólo que te quedas a mirarlo mejor y formulas la frase a tu modo: que agiten el mundo a ver si te bajan de una vez, que ya vas tardando. Después te queda la esperanza de que sea muy pronto, porque esperanza es lo que cabe tener después de todo.

Queda en la retina esa pala gigantesca, trabajando sobre esa colina altísima, abriendo metros y metros de improvisadas tumbas de muertos sin identificar. Quedan cientos de cruces blancas con un número grabado a modo de identificación. Queda la constancia de que da lo mismo qué tipo de muerto se halle en cualquier lugar, porque a fin de cuentas los muertos del mundo son todos nuestros. Cada uno de ellos es un vivo menos que tenemos, y nos atañe a todos. Desde la pena de aquellos que sin conocerlos han sido nuestros. Como lo han sido nuestros nuestros propios abuelos, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros sobrinos, amigos, primos, tíos, sobrinos, vecinos...compañeros...

Es así, de este único modo en que lo entendemos, si trasladamos la tragedia a nuestro alrededor. Sólo es así como cabe tan siquiera imaginarlo. Hace horas que apagué el televisor empeñado entremezclar las noticias como si fuesen comparables unas a otras. Pero la visión de esa zanja interminable sigue ahí, es una de esas visiones que se quedarán toda la vida en la retina. Una de tantas que luego habrá que exorcizar del modo en que sea para convivir con ella.



Aviso para Jhonny

He visto los cambios de Un viaje a mi locura, y preguntas qué me parecen, el problema es que no se lo que has hecho que ya no puedo comentar. No sé si es algo personal :), cosa que no creo, o si es que andando en las tripas de tu blog te has cargado algo. Apuesto a que ha sido esto. Aunque puede ser un poco de envidia insana porque yo no consigo ni añadir mi lista de blog favoritos, cosa que tú has logrado. Sobre este punto, creo que tengo algo que agradecerte de forma personal. Eso si estuviese segura de que el lugar al que me refiero lo vale, sobre ello guardo muchas, muchas dudas; pero que esté incluido me gusta. Supongo que como en todo creo más en su futuro que en su presente.

Pedías opinión y que sepas que siempre estoy dispuesta a colaborar. Digo más, el hecho de que en la ventana asomen 38 personas que no dejan ni un triste comentario jamás me deprime. De todas las tacañeces de que un ser humano es capaz, la tacañez de uno mismo me parece la peor. Claro que ellos me dirán que para decir lo que digo mejor me callo. El mundo se tiende a compensar para no desequilibrarse y caer, suerte que tenemos.

jueves, 13 de enero de 2011

Hambre de silencio

Un espacio virtual es un lugar
entre el aquí y el allí
una burbuja que se hincha
y vuela a no se sabe donde

de nuevo con la sensación
que es lo mismo de siempre
pero de distinta forma,
quizá una soledad compartida

pero al cabo soledad
esa soledad en que las cosas
siguen sin ser como quisieras,
siempre quisiste cambiar el mundo
y que fuese ese lugar a tu manera.

Buscas el modo pero no lo hay
buscas la forma y tampoco es esa
anhelas el silencio de tal forma
que sabes que paso a paso regresas.

Buscas terminar todas las historias
que tienes inacabadas con el objeto que sean,
sin saber lo que serán. Enviarlas tal vez
o dejarlas sin enviar. Pero perfectas.

El cuento sin acabar, como cambiar el mundo,
sin poesía que sea poesía, sin escritura que sea literatura,
sin talento que sea talento. Contigo siendo tú
¿qué esperas que gane sino el silencio?


miércoles, 12 de enero de 2011

Números fríos como el hielo

Esta mañana decían en un medio de comunicación que sólo el 20% donado a Haití llegó realmente para cubrir todas las necesidades del pueblo haitiano. Me parece vergonzoso que algo así siga sucediendo en el siglo en que estamos, me crispa la corrupción que campa tan ancha por todos lados. Creo en la justicia poética o divina, creo que quien la hace la paga de un modo u otro, lo creo, porque de otra forma me sumiría en una depresión interminable.
A veces uno se encuentra con que hay gente miserable por todas partes, gente que es capaz de comerse la comida de un hambriento, de negarle la curación a un enfermo de enfermedad mortal, o de negarle el futuro a un niño pequeño e indefenso.

Es triste pensar en la gente que ha mandado su granito de ayuda con la esperanza de que sirviese allí donde más se precisaba. Pensar en las pequeñas necesidades que tal vez se hayan negado en esperanza de lograr un bien común, y tan necesario como sentir que somos parte de un universo que cuando camina hacia el mismo lado logra lo imposible. Es triste saber que se siguen poniendo zancadillas al avance de todos junto a todos por aquello en lo que aún creemos: un mundo justo para todos, con las mismas oportunidades y derechos. Pero quizá lo más triste de todo es que tal vez en la próxima catástrofe nos crucemos de brazos por el miedo a que alguien se enriquezca con lo que enviamos. Entonces será cuando de verdad unos pocos nos hayan coaccionado.

Quiero pensar que haya un modo de saber donde se esconde todo ese dinero, y un modo de enviarlo allá donde aún hace tanta falta, el lugar donde tantas almas ya han dejado de latir solamente por no tenerlo a tiempo.

martes, 11 de enero de 2011

Muy personal

Cuando escucho a un ministro de economía, hablar de economía, tengo la sensación de que un aviador me está hablando de conducir un barco. O que un montañero me está describiendo una llanura. O que un profesor de gimnasia me está hablando de parálisis. O que un médico me está contando cómo late un corazón enamorado. O que un loquero me está contando lo fácil que es mantenerse cuerdo dentro de un mundo de locos.

En cualquier caso tengo algo muy claro, que cuando a él le llegue el agua al cuello, algunos ya nos habremos escurrido por el desagüe.

lunes, 10 de enero de 2011

La alargada sombra del amor

Esta mañana recuperaba de la biblioteca uno de los tantos libros que abandoné el año pasado con la intención de leerlo como se merece. La chica cuñó la fecha en que he de entregarlo y de repente la portada de este libro, La alargada sombra del amor me hizo saber que es otro libro de Mathias Malzieu. Y ante la alegría de saber que podría traerlo a casa, la chica me confesó que no pudo con La mecánica del corazón, que no entendió para nada con que objeto o necesidad habría sido escrito y que por más que lo intentó lo abandonó a media lectura. En cambio yo le dije que para mí fue el mejor libro que leí el año pasado, aunque conozco a más gente a la que le sucedió lo que a ella.
Pude decirlo pero me callé, un libro es como un tipo de alimento y no todos perseguimos un mismo sabor. O es un cargador de pilas, y cada uno de nosotros funciona con distinto tipo de energía. Me callé porque una cosa es leer esto y otra muy distinta escucharlo, lectura y escritura viven en distintos tiempos.
He leído la primera página de La alargada sombra del amor, el primer libro que leeré este año y me ha embargado la intensa emoción de quien después de mucho tiempo ha encontrado algo que siempre quiso leer. Es el libro que llevo buscando desde siempre. Desde qué tipo de siempre no sabría, pero uno muy lejano.
Lleva una dedicatoria:
Para mi padre y mi hermana en recuerdo de mi madre.
Y una cita:
Os diré algo sobre la cuestión de las historias. No son únicamente un entretenimiento, no os engañéis. Son todo lo que sabemos, daos cuenta, todo lo que sabemos para combatir la enfermedad y la muerte. Si no tenéis historias, no tenéis nada.
Leslie M. Silko

viernes, 7 de enero de 2011

Sobre Internet

El tiempo va tan deprisa y la vida intelectual se desborda dondequiera con tanto ímpetu, que muchas ideas ya han envejecido, han sido comprendidas y divulgadas mientras el autor imprimía su libro.

Honoré De Balzac


Nota: Creo que en la era de Internet estas palabras triplican su valor.

jueves, 6 de enero de 2011

No hubo regalos de Reyes

Ni kilómetros de guirnaldas

Ni papás Noeles en las ventanas

Ni cenas, ni comidas, ni cotillones

Ni brindaron con sidra y con cava


No hubo mazapanes ni turrones

Ni uvas ni polvorones

No hubo mesas ni manteles

Ni brillos ni oropeles


Por no haber no hubo nada.


Nada distinto a otros días

Que ahora nos puedan contar

No hubo regalos de Reyes

Volvimos a fracasar


Seguimos igual que siempre

No aprenderemos jamás,

Y digan lo que nos digan

Tampoco fue Navidad.




miércoles, 5 de enero de 2011

Cadena Perpetua

Despierta la mañana de otro día en que no pensaba crear entrada alguna. Como tantas. Y la realidad me presenta en bandeja una noticia desgraciada, la de un hombre Cornelio Dupree, un hombre de 51 años que pasó 30 años en prisión siendo inocente. Mirando los números fríos que dejo a la izquierda queda claro que casi la mitad de su vida la pasó entre rejas por error. Unas pruebas de ADN constataron su inocencia. El hombre cuenta que no hay palabras para explicar lo que sufrió, y señala que sus padres murieron mientras estuvo en prisión. Es todo cuanto dice por ahora. Suficiente para quien quiera entender. Más que suficiente.

Hace tiempo que mi hijo me insistió en que viese la película Titulada Cadena Perpetua, protagonizada por Tim Robbins y Morgan Freeman. Me negué en rotundo cabezonamente justamente por eso, por toda la gente que a día de hoy está en prisión. Después de insistirme durante semanas accedí a verla, y tuvo que sujetarme al sillón la primera media hora porque me era del todo insoportable quedarme frente a la pantalla. Únicamente me quedé porque cuando mi hijo, que me conoce mejor que nadie, me hace una recomendación sé que me está brindando algo que puede servirme para ambientar una historia. Una historia que late en paralelo con algo que escribo, o con el hilo que contiene.

Cadena Perpetua pasó a ser desde entonces una de las mejores películas que haya visto. Por la lección de vida que representa sin dejar de lado la crudeza. Mientras la veía no podía olvidar que a esa hora y en algún lugar alguien estaría siendo protagonista de una historia como esa, sin esa suerte final. No podía olvidarlo y un escalofrío intenso me sacudía de vez en cuando. El mismo escalofrío que esta mañana sentí al ver a Cornelio Dupree en televisión. El escalofrío de saber que a esta hora y en algún lugar alguien está siendo protagonista de su misma historia, sin la misma suerte... eso si en algún momento pudiera considerarse suerte a pasar 30 años de tu vida en la cárcel siendo inocente.

martes, 4 de enero de 2011

Crecer

Ella comenzó a crecer cuando vislumbró por primera vez esa gran pizarra verde de la escuela de verano a la que acudían sus hermanos y otros niños del pueblo. Junto a la planta verde que trepaba hasta el techo, adivinó un jeroglífico en tiza que le sonó a un idioma aprendido en otra vida, y se soltó de la mano de su abuelo para estudiarlo más de cerca, e intentar interpretarlo. Fue entonces cuando la maestra tradujo para ella lo que decía ese conjunto de letras blancas entrelazadas que destacaban sobre el verde oscuro. La frase resonó dentro de su cabeza de tal forma que nada volvió a ser igual desde entonces, quedó fascinada por otra especie de mundo cifrado al que desde ese mismo instante perteneció. Y quiso saber de que modo podían nombrarse otras cosas que le fascinaban, como estrella, mar, cielo, sol o arena, la maestra con gesto sonriente las escribió en la parte superior de la pizarra. Entonces Ella le rogó a su abuelo que la dejase quedarse esas dos horas para saborearlas como si de un plato exquisito se tratase, y su abuelo accedió, porque siempre la había entendido como nadie. Sobre la pizarra la maestra escribió números toda la mañana, pero los números no representaron nada para Ella que seguía sumida en la fascinación de todas las estrellas, mares, cielos, soles y arenas conjugados en la enorme pantalla. Y finalmente Ella decidió que ese mismo verano aprendería a leer, para poder entender el concepto de todo cuanto alguien hubiese escrito alguna vez. Y aprendió a leer ese mismo verano y leyó y leyó, pero años más tarde de la nada surgió otro férreo propósito igual de cabezón, escribir sus propias palabras para que cobrasen vida en otros lugares del planeta. Palabras que una vez sembradas pudiesen crecer y enredarse en otras, dando forma a todos los sueños, porque un sueño escrito siempre es más sencillo de recordar, de afianzar y de llevar a buen término. En medio de un mundo que Ella a veces no entiende sigue encontrando maravillosas noticias que la hacen creer, y ya se sabe, creer es crecer.

sábado, 1 de enero de 2011

Propósitos

A veces uno tiene propósitos que no se entienden, que quisiera no tener, pero que mantiene haciendo acopio de su cúmulo de energías, porque son necesarias muchas energías para convivir con ellos acomodados, sin que se enerven y se eleven continuamente, dispersándose por todas partes y sin dejarse plegar debidamente para guardarlos en un compartimento mínimo, donde no ocupen primero un poquíto espacio y después más y más, hasta hacerse con todo el espacio a su disposición y dejarnos apenas un huequito donde ser aquello que se supone que somos y no lo que siempre hemos querido ser, que surge y resurge una y otra vez de sus cenizas, después de haberlo quemado a sangre fría con nocturnidad y alevosía por enésima vez.

Hay escritores que tienen la habilidad de aportarnos todo el tiempo aquello que nos sirve. Lo que hemos de almacenar en bien de nuestro objetivo, ese que nos sobrevivirá - me temo- incluso cuando ya nos hayamos extinguido - que es lo que pasa con un escritor, sus escritos permanecerán y seguirán siendo cuando él no esté, eso los hace seguramente tan insistentes, su intención de ser inmortales y dejarse ser-.

Espero que a este escritor no le moleste que deje en lugar tan humilde este enlace, pero es que me lo quise traer, porque por algo es uno de los mejores escritores españoles, sino el mejor:

Frase

El comienzo de un año es como un libro por escribir.