La mamá sabe que las tiernas ovejitas deben aprender a cuidarse solas, pero para saber cuidarse adecuadamente antes deberán crecer, porque en el grueso rebaño hay más lobos disfrazados de corderos que ovejitas. Quizá sea este el cuento más viejo del mundo, pero es al tiempo el más actualizado.
Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
lunes, 7 de febrero de 2011
Lobo por cordero
La mamá dejó a las tiernas ovejitas al cuidado de un cordero sesudo. Una mamá siempre alberga todas las dudas en su interior, por eso no se fue muy confiada. Al cabo del tiempo volvió, escuchó, miró, se hizo la sueca, fue y regresó. Y supo que el cordero sesudo no era más que un lobo feroz vestido en piel de cordero. Le gustó descubrirlo y no le gustó. En cualquier caso jamás se lo esperó. Cabía la posibilidad pero tan mínima que en las horas creció y creció hasta hacerse de un tamaño normal y luego gigantesco.
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Hay que tener mucho cuidado con los lobos vestidos de corderito...son los peores...porque nunca muestran del todo sus cartas...
ResponderEliminarPrefiero quedarme con los lobos feroces que no se disfrazan nunca, y muestran su cara siempre...sabes por dónde van a salirte...y cuando te sorprenden lo hacen para bien...
Un abrazo!
Rebeca.
Puede que sea viejo pero creo que hay pocos con una enseñanza tan cierta. La verdad me ha encantado recordarlo creo que muchas veces nos somos concientes de esos lobos que están siguiendo nuestros pasos. besos
ResponderEliminarPuede ser que el cuento sea viejo, pero siguen quedando lobos con piél de corderos. Y la estupidez y la maldad, son contemporaneas e inmortales.
ResponderEliminarHasta hay lobos con trajes de marcas exquisitas. Son los peores, ocultan su hedor con fragancias carisimas.
Un saludo.