En que poner el corazón
en aquello que quieres sirva
para lograr alcanzarlo.
En que dar lo mejor de ti
cuando esperas algo de alguien
sirva para que sepa valorarlo.
En que saber lo que quieres
sin dudarlo un segundo
sirva para lograrlo.
En que lo verdadero
por el mero hecho de serlo
triunfe sobre lo mundano.
Nunca hay garantías. Pero lo importante es que al “hacer” estemos bien con nosotros mismos. Es lo único que podemos rescatar de ese “hacer” y si obtenemos lo que esperábamos pues “bienvenido sea”.
ResponderEliminarMe gusto encontrar tu blog. Me quedo.
Un beso…
Ojalá siempre fuese así.
ResponderEliminarSaludos.
Porque si hubiera garantías ya no estaría el corazón puesto; si hubiera garantías no habrías dado lo mejor de ti; ni hay deseo con garantías; ni hay verdad sin misterio.
ResponderEliminarCuando un relato muere por ser escrito y me digo que no quiero dedicarme a él por las razones que sean se cuela aunque sea comprimido. Es sorprendente la fuerza con la que intenta ser.
ResponderEliminarSaludos a los tres.
Me ha fasinado tu blog, sin palabras y desde ya figuro en tus seguidores. ;)
ResponderEliminarBienvenida, me encantan las sonrisas.
ResponderEliminarSaludos
Que lo verdadero triunfe sobre la mundano, y consigamos aquello en lo que ponemos el corazón!!
ResponderEliminarBrindo por tus palabras Begoña!!
Un abrazo,
Rebeca.