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miércoles, 8 de junio de 2011

Excusas para no pensar

Su familia es de lo más rico que existe, sus caprichos son concedidos apenas despiertan, ella es una niña bien con ataques de niña mal, guarda bajo doble fondo un lado oscuro que cada vez va reclamando más espacio mientras su sonrisa se vuelve más y más dulce. Diabólicamente dulce. Esa sonrisa aunque nadie parece advertirlo sale de las revistas que lee, superpop y cuore entre otras. Si alguna vez leyó un libro, no entendió del todo lo que el libro le quiso decir. Y la clase de cine que le gusta es el cine de mucha sangre mezclada con miedo, puro miedo, ese que produce ver como alguien pierde su cabeza de un tajo. Y esa cabeza en un primer plano, que después de un ruido sordo rueda con ímpetu por el suelo hasta estrellarse contra una pared que de puro blanco se vuelve roja. Ese tipo de cine la vuelve loca, algo que no termina de encajar con su corta edad.

Es una adolescente hermosa, de grandes ojos verdes, pelo rizado y largo hasta el infinito, y tiene todas las curvas que en estos tiempos es tan raro ver en alguien de su edad; lejos de agobiarse por ello las pasea casi con voluptuosidad, sabiendo que atrae con sus mini vestidos imposibles todas las miradas de los chicos de su edad, y más mayores aún, cuanto más mayores sean, más relucen sus ojos turquesa en la oscuridad. Hasta hace poco Dana sacaba sobresalientes a destajo, y desde no hace mucho algunos suspensos que muestra a sus amigas con una sonrisa de triunfo desafiante a las leyes severas de mamá. Siempre tan exigente con todo, exigente hasta rabiar. Ella sospecha que este cambio drástico se produjo con su reciente cambio de amigos, pero no lo puede asegurar, por eso no lo asegura, lo que cree es lo que ve, y ve como su antiguo grupo de amigos se mantiene muy lejos de su hija, y no entiende por qué.

Mientras tanto sigue pagando las cuentas de su clase particular, y las de todas las aficiones que secunda, le sigue concediendo cada nuevo capricho en cuanto hace amago de asomar, y le sigue riendo las gracias, incluso las que carecen de toda gracia, como que el vecino del tercero le dijo alguna grosería al cruzarla en la escalera, el vecino del tercero que tiene 34 años y dos hijos pequeños, y que se permite el lujo de presentarse voluntario para cualquier clase de favor, cuando todos saben que sólo le habla de uno, y lo deja tan claro como el sol. Una madre es una madre, es lo que piensa Gertrudis mientras sigue riendo porque su hija a todo el mundo llama la atención, sin pensar que a veces no es bueno atraer la atención de todos, y menos a cierta edad.

En la cabeza de Dana ha entrado de hace poco una nueva afición, salir el sábado en la tarde y volver de madrugada, es eso en todo lo que piensa los restantes seis días de la semana, irse con mucha prisa de botellón. Dedicar los días a sacar ropa del armario, irse de tiendas, probar nuevas formas de maquillarse, nuevas formas de peinado y caminar sobre tacones imposibles por el parquet del salón. Gertrudis la sigue mirando y riendo sus gracias, pero es que no sabe que a las dos horas de irse de casa ya está borracha, que todos se propasan con ella, que la siguen emborrachando toda la noche a conciencia y que juguetean con ella todo cuanto pueden; y que tienen en mente volverla consumidora de las drogas que ellos trafican. Justo para eso están, para que deje de gastar en ropa y zapatos y gaste mercancía de la que ellos llevan. Sus nuevos amigos y amigas no lo son por azar, lo son porque la familia de Dana es muy rica y a ellos les conviene aumentar sus ventas. En eso están.

Se van sumando los sábados y a Dana se le empiezan a sumar las ojeras. Nadie se da cuenta. Sale de casa siempre vestida para matar y tan feliz de la vida como si nunca la conocieran. Nunca la ven llegar, pero si la viesen llegar comenzarían a preocuparse muy seriamente y empezarían a preguntarse por qué deja a remojo su ropa en la bañera antes de irse a la cama y tras varios aclarados. Si la esperasen despiertos se sumarían las preguntas y se intuirían respuestas. Pero es que a veces, se necesitan excusas para no pensar.


martes, 7 de junio de 2011

Toma nota:

Me motiva tanto escribir una página en el ordenador como, meses después, tachar la mitad de esa página en el papel y con bolígrafo rojo. Construir y destruir son las dos caras de la literatura.

Jose Ángel Barrueco


Esta frase la extraje de su blog:



lunes, 6 de junio de 2011

La agenda de los amigos muertos

Este libro de Raquel Heredia nace del dolor de haber perdido a su hija Ada dentro del oscuro mundo de las drogas. Es un repaso íntegro a la vida de esta mujer periodista que en un momento del libro dice que se siente como si se fuese desnudando en plena calle, y es que es un libro valiente donde se plasma el dolor de una madre que no ha podido ayudar a su hija mientras se estaba matando lentamente en el consumo de drogas. Y es también el dolor de una mujer que necesita encontrar un por qué, y lo busca y lo rebusca como suele suceder; sin terminar de encontrarlo. Nunca hay un por qué que pueda convencer a una madre de que existe algo llamado destino que actúa porque sí y le arrebata lo mejor que ella misma aportó al mundo. Nunca hay edad para los hijos, los hijos tienen siempre la edad perfecta para ser felices, y ver truncado este deseo-realidad es algo que nunca se supera.

No me gusta resumir los libros que leo, quizá porque si me pusiera a resumir nunca terminaría de señalar lo que para mí es importante. En este libro para mí todo es importante, porque trata de una temática que se aborda poco, se esconde mucho y se remedia malamente. No hace mucho alguien me aseguraba que la única forma de atajar el consumo de droga en nuestros jóvenes es la educación. Que no existe otra fórmula que educar a nuestros hijos y esperar que sigan a rajatabla nuestros consejos, quizá sea verdad, quizá no haya otra fórmula para evitar que la droga se lleve año tras año a nuestros jóvenes sedientos de experimentar paraísos temporales que terminan en infiernos imperecederos.

Copio al azar un párrafo de "La agenda de los amigos muertos" de Raquel Heredia tal cual:

"La droga es un molde de monopolio y posesión. El adicto aguanta mientras sus piernas drogadas le lleven directo a recaer sobre el rayo de la droga. La droga es cuantitativa y mensurable con gran precisión. Cuánta más droga consumas menos tienes y cuanta más tengas más usas. El comerciante de droga no vende su producto al consumidor, vende el consumidor a su producto. No mejora ni simplifica su mercancía. Degrada y simplifica al cliente. Paga a sus empleados en droga"...

Una de las razones por las que no puedo resumir este libro es porque hace más de doce años que lo leí, y porque no he podido olvidarlo. Podría resumirlo en breves párrafos sabiendo que he contado lo más importante, pero cualquier libro que recomiende desde aquí es un libro que merece ser leído letra por letra hasta el final. En este punto reitero que para mí un buen escritor no es ese que se lleva más honores, es aquel que por medio de su escritura te regala su experiencia olvidándose incluso de sí mismo, este libro es de esos. Imagino que no ha sido fácil de escribir, sé que no es fácil de leer, pero es un libro que recomiendo.

viernes, 3 de junio de 2011

La respuesta es el amor

Cualquiera que sea la pregunta, la respuesta es el amor.

Cualquiera que sea el problema, la respuesta es el amor.

Cualquiera que sea la enfermedad, la respuesta es el amor.

Cualquiera que sea el dolor, la respuesta es el amor.

Cualquiera que sea el miedo, la respuesta es el amor.

El amor siempre es la respuesta porque el amor es todo lo que existe.

Madre Teresa de Calcuta


Sigo leyendo el libro Ven, sé mi luz, resulta asombroso saber que en este escrito se resume su vida. Una vida donde el único objetivo es dar amor. Escribir amor, transmitir amor, ser amor. Llevar a todos los rincones del mundo el amor de Cristo como única misión. ¡Que hermosura!


jueves, 2 de junio de 2011

Verbo simplificar

Literatura. ¡Oh palabra sublime donde las haya!, resumen de horas y horas de charla elevada alrededor de todos los alrededores imaginados e inimaginados aún. ¿Cuantas cosas se habrán dicho sobre ella, y cuantas más se han soñado?

Pues bien, al fin y al cabo era todo mucho más simple. No voy a negar que esto ya lo habíamos intuido alguna vez, pero él ha tenido el valor de decirlo. Y se lo agradezco, porque la simplicidad de todo razonamiento me puede.


miércoles, 1 de junio de 2011

¿Qué es el amor?

Esta es una pregunta que todos nos hicimos alguna vez. Sabemos que es un todo que no se deja amarrar. Y que no siempre funciona. Sobre todo no funciona cuando el uno intenta esconder rasgos de su personalidad al otro por el motivo que sea, falta de confianza, temor a ser "utilizado", a ser vulnerable, ridiculizado, o quién sabe qué tipo de prejuicio que abocará todo al desastre. A veces es posible perder el amor por algo tan simple como no aceptar al otro tal cual es y buscarle las vueltas, criticarle lo más nimio o hacerle sentir de menos todo el tiempo. Hay algo siniestro en ese tipo de relación donde sobra el amor y sin embargo falta todo entendimiento. La libertad de ser, esa es la máxima de todo, y si acaso no se respeta por las razones que sean vete preparando para el adiós. Si se quiere mucho y se quiere mal no hay palo que aguante su vela, se acumulan rencores, se destruyen pasiones, se forma un abismo entre el tú y el yo. De repente un trozo de glaciar se despega del resto y comienza a navegar a la deriva, más lejos cada vez, y cuanto más se intenta recomponerlo más se descompone, cuanto más se intenta reconducirlo más se estrella, cuanto más se intenta retenerlo más se aleja, así hasta que no queda más remedio que dejarlo ir. Es triste perder un amor que fracasa por exceso de amor mal entendido, es triste porque el amor mal entendido se destruye a sí mismo, pero no por ello deja de ser amor. Y como todo amor frustrado deja costurones de cicatrices que cierran y vuelven a sangrar, y en esto pueden pasarse la vida.

Hay muchos tipos de amor, pero me aventuro a decir que sólo hay uno que funciona para toda la vida. Y es este que se describe a continuación. Lo encontré por casualidad, como últimamente me encuentro buenos textos, se asomó para dejarme un comentario y me dio la oportunidad de llegar hasta su blog y leer los suyos; este intercambio es siempre enriquecedor.


lunes, 30 de mayo de 2011

La libertad es el arte, y el arte la libertad.

Vive en la playa, duerme en el hueco que forman las escaleras del paseo, sobre cartones que él mismo rescata de los contenedores de papel. Ronda los sesenta y dedica todo el día a rociar las figuras que moldea sobre la arena, en estos instantes ha creado una sirena digna de admiración, una sirena que parece escapada de la ilustración serena de un cuento de Andersen. En un paraguas negro, abierto de par en par y volcado del revés recibe las limosnas de la gente. Si está cerca da las gracias de un modo cordial mientras se mesa la barba e inclina su boina de cuadros hacia adelante a modo de reverencia. Sabe que con esas monedas podrá sortear las inclemencias de un estómago hambriento bajo el caprichoso y cambiante firmamento de una primavera que ya roza los aterciopelados talones del verano.

En los días de calor abrasador se sienta a la sombra de un árbol, tiene todas las horas del mundo para esperar, para contemplar el mar, soñar nuevos horizontes y ser tan libre como quiera. A menudo uno se pregunta qué es la libertad, quizá la libertad sea beberse la brisa del mar bajo el titilante fulgor de las estrellas. O aspirar el salobre aroma de las algas que las olas han llevado hasta la orilla vistiéndolas en granate desvaído durante el transcurso indeleble de las horas. O quizá lo sea escuchar el rumor de la espuma salpicándose en las rocas, o leer en el cielo, sentir escurrirse la arena entre las plantas de los pies, sin más patria que el aquí y ahora donde no hace falta planificar. Quizá la verdadera felicidad sea esa. Saberse atado a las horas sin sentirse atado a nada más, y ver pasar la vida, teniendo por televisor la pantalla azul del mar que desde lejos se confunde con el cielo y se une a él en eterna comunión. A veces le miro y comprendo que entre la exactitud de ese suelo y ese techo caben todos los sueños que uno pueda conjurar.

No es fácil ser él, y soportar las burlas de adolescentes sin nada que hacer. Las miradas desconfiadas de quienes no intentaron nunca comprender, los aguaceros de lluvia tan fría como besos helados sobre la piel. No es fácil ser él, y soportar la soledad de las horas de un lugar siempre concurrido, y siempre vacío, modelando los sueños que quizá un día se escaparon de un papel. Sirenitas y soldados, perros de toda especie, gatos sobre los tejados, tortugas lentas como una espera, lagartos tumbados al sol...cualquier cosa que una vez se ha soñado y que se escapa de la mente hasta las manos para tomar forma y ser. Para que todos podamos disfrutarlo. Así es el arte en quien lo posee. El arte lo da todo sin esperar nada. Es en sí mismo y para sí mismo; se deja ser.

sábado, 28 de mayo de 2011

Punto de vista

Cuando uno escribe intenta llegar al fondo de todas las cuestiones. Después esta costumbre se arraiga de tal forma que sin darte cuenta la acoplas a la vida. En tu vida diaria ha de encajar todo, y lo que no encaja lo eliminas de forma drástica. Llegas sin darte cuenta a ser inflexible con lo que te disgusta, lo que no te encaja, lo que no te hace bien. Cuando todos se callan y asienten, tú hablas y disientes. Cuando todos se conforman, no te conformas. Cuando todos se han dado por vencido, tú sigues la lucha. Y vas construyendo tu vida como si de una novela se tratara. Escribes y tomas conciencia de que el argumento siempre se puede mejorar, y lo mismo sucede con la vida. Dedicas cada día a lustrarla e ilustrarla a partes iguales, como un texto en eterna corrección.

viernes, 27 de mayo de 2011

Proberbio judío

Si todos tirásemos en la misma dirección, el mundo volcaría

miércoles, 25 de mayo de 2011

Decálogo del escritor

La verdad que es un vicio eso de recolectar puntos de mira. Aunque creo que cada quien tiene su forma de hacer las cosas, mejor o peor. Y que para escribir se necesita mucho tiempo, al menos para escribir una novela en la que todas las piezas encajen como un mosaico. Son muchas horas de trabajo las que lleva elaborar algo que te convenza a ti mismo, no digo ya a los demás.; ni mucho menos a una editorial que quiera publicarlo.

Por mi parte le he cogido el gusto a esto de tener blog y condensar, de pensar en voz alta y leer lo que pensáis los que comentáis. Es el modo más parecido que encontré a un sueño casi antiguo. La vida me reclama en todo su espacio, no tengo tiempo apenas para escribir, y tengo mucho tiempo para vivir. He aprendido a escribir en el silencio, en los paisajes que recorro, en el cielo que contemplo, aprendí a escribir sobre la superficie del mar, sobre el verde de los prados, el rigor de los acantilados; ya escribo en cualquier lugar con letras invisibles que desaparecen y se quedan. Es un modo eficaz de escribir el mensaje que intento transmitir, que es una suerte estar vivo. Que es una suerte vivir. Cuando me encuentro con alguien en lugar alguno hablo y escucho, y antes de despedirme es lo mismo que intento transmitir. Que es una suerte estar vivo, y que debemos alegrarnos por vivir. Este es el único texto que de todas las maneras intento transmitir, de modo que no es tan imprescindible escribir. Al menos de momento.

Aún así dejo estos apuntes. Sé que en un día futuro me pueden servir:

martes, 24 de mayo de 2011

Verbo sustituir

Eloísa llevaba meses deprimida y sin entender nada, casi enfadada de que su hija hubiese despedido de su vida y casi sin avisar a su enamorado, que andaba como alma errante a la espera de arreglarlo todo. Artemisa dijo desde el primer momento que de eso ni hablar, que no pensaba soportarlo un minuto más y que todo estaba zanjado sin posibilidad de volver atrás, de eso ni pensarlo. Ezequiel andaba tan apagado como una estrella que se ha quedado sin luz, y cuando se encontraba a Eloísa se las arreglaba para indagar acerca de Artemisa, que seguía empeñada en lo mismo. Si acaso hablaban se encontraban la misma tristeza frente a frente, y ninguno de ellos sabía bien qué decir, Eloísa trataba de que no se le filtrara la verdad, al tiempo en que intentaba no añadir más dolor al dolor de un muchacho que siempre se había portado fenomenal. Aún no había encontrado la manera de reponerse al dolor de ver que algo tan grande como lo suyo se vino abajo y se quedo en nada...en nada por parte de Artemisa. Ezequiel había sumado aún más fuerza y vigor a todo lo pasado, por eso estaba tan falto de respiro y tan sumergido en el dolor. Parecía por completo desconocido.

Hasta que una tarde de sol y en compañía de amigos, Eloísa lo encontró besando a un nuevo amor. Esa tarde sonrió y pudo olvidar el enorme dolor de su corazón. Pudo aceptar al fin que su hija habiéndole abandonado estuviese tan feliz; y pudo aceptarlo porque la felicidad de ambos era idéntica. La única diferencia era que Artemisa disfrutaba enormemente su soledad, y Ezequiel su recién comenzada compañía.

sábado, 21 de mayo de 2011

Elecciones municipales

En medio de un panorama desolador esperemos que las necesidades del ciudadano sean tenidas en cuenta. Que quienes deciden gobernarnos nos gobiernen pensando en nosotros y no en ellos. Que dejen de dilapidar el dinero como si fuera suyo, sabiendo que es nuestro. Y que no sean aún más insensatos que nosotros, que nosotros no gobernamos justo por eso, porque nos tenemos por más insensatos que ellos.

Me gusta ser optimista pero en política no albergo esperanzas. Al final todo resulta lo mismo. Y lo mismo siempre, me cansa.

Suerte a todos

Secretos de mujer

Personalmente me gusta la mujer que no vive torturada por su imagen. La que le da una importancia vital al interior, al vocabulario, a los buenos modales, la que lleva por todo adorno una sonrisa, y que se muestra tal es, sin artificio. Esa es la mujer que me gusta, independientemente de que lleve las uñas bien arregladas, los pendientes a juego con el bolso, los zapatos o el vestido, las pestañas postizas o el maquillaje perlado, los tacones imposibles o el peinado más logrado. Me gusta la mujer que no se vanagloria de ser mujer, que lo es y punto. Aquella que no vive exclusivamente para seducir, sino que seduce sin tener consciencia alguna de ello. Sobre todo y por encima de todo esta última.

Es por eso que en ocasiones frunzo el ceño cuando camino tranquilamente por la calle y veo chicas-niña disfrazadas de Barbie Superstar, influidas sin duda por las revistas de adolescentes que ponen especial énfasis en el verbo gustar, y recalcan la idea de que un buen maquillaje es esencial. Creo que este tipo de chica-niña se detecta a un vistazo por su imagen severa de mujer fatal, sus ensayos constantes de caída de ojos, sus tacones imposibles, su escasez de tela y su sobrante de hueso. Su actitud frente a los chicos si la observas es también de manual, va pasando de mano en mano hasta darse cuenta de que en vez de conquistas suma derrotas.

Creo que en el mundo existen muchas clases de mujeres, pero si he de confesaros la verdad, jamás me encontré una capaz de reunir tanta inquietud en un solo cuerpo. Me cuentan que todos los trucos de belleza habidos y por haber se encuentran aquí, y es agotador sólo consultar la cantidad de cosas que inquietan a esta mujer. Entre nos, conozco mujeres que en su vida se han maquillado y que cultivan con esmero su belleza interior. Esas mujeres ahorran tal cantidad de tiempo y dinero con su inteligencia que en cualquier reunión, siendo ellas mismas, destacan sobre las demás, a menudo tan de manual que no dejan de ser un calco unas de otras. ¿En verdad queremos ser copias de copias o apostamos por ser nosotras mismas?


jueves, 19 de mayo de 2011

Un lema de vida

Calla tu mente,
escucha tu corazón,
sigue tus sueños.

Extraído del twitter de Alejandro Fernández (cantante)

Llegará el día

Todos sabemos que llegará el día de dar explicaciones por todo lo que hacemos o lo que dejamos de hacer. A veces darnos explicaciones a nosotros mismos es muy complicado, al menos para quienes desoímos mucho a nuestras mentes y escuchamos demasiado a nuestro corazón. La única excusa que tenemos cuando nos recriminan por lo lejos que nuestros pensamientos se encuentran del mundo, es que hemos nacido así, y desde que podemos recordarnos desde el otro lado del espejo ya pensábamos y decidíamos distinto a todos los demás. Y que siempre tuvimos ese modo raro de ver el mundo, y aún pese a ello si nos volviesen otra vez a los dos o tres años de edad, tenemos claro que daríamos exactamente los mismos pasos y llegaríamos al exacto lugar en que nos encontramos. Porque estamos orgullosos tanto de las piedras halladas en el camino como de nuestro acierto al sortearlas, y porque somos lo que somos justamente por todo lo vivido y aquello que hemos elegido, quizá más por instinto que por puro raciocinio. Y por eso mismo nos cuesta tanto explicarlo. Hemos resuelto la ecuación, pero nunca podríamos detallar en qué pasos. Por eso necesitamos un respaldo cuando no habría un modo de respaldarnos.

Un día necesitaré explicar porqué he abierto este blog, y porqué ha sido tan necesario escribir en él día a día improvisando. Espero poder rescatar esta entrada entre las miles que para entonces habré escrito, y que todas estas razones convenzan. Porque creo que mi sinrazón tiene mucho de razón y una mezcla peligrosa de todo esto:

miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Quieres algo seguro?

En la vida puedes andar o detenerte
puedes mirar la luz o la oscuridad,
puedes subrayar la tristeza o la alegría,
dejarte caer en picado o ponerte a volar.

Puedes trazar el camino o improvisarlo
puedes quedarte quieto o avanzar
puedes quedarte al margen o tomar partido
puedes exprimir el tiempo o verlo pasar.

Puedes forjar tu mañana o tan solo esperarlo
puedes quedarte sentado o ponerte a trabajar
puedes tirarte al barranco o ponerte en camino
puedes quedarte quejando o ponerte a actuar.

No hay nada escrito, todo aún está por escribir
no hay nada dicho, todas las palabras están por decir,
no hay nada hecho, todo espera para hacerse
y no hay nada seguro, lo único seguro es la muerte.

¿¿¿Seguro que aún quieres seguridad???

martes, 17 de mayo de 2011

Ven, sé mi luz

Este libro de Madre Teresa de Calcuta hace mucho tiempo que quería leerlo. Es una mujer que ha dejado escritos preciosos, que en sí mismos son toda una lección de vida, y de claridad mental aplastante. De fe y de lucha, de fervor y devoción. Y sin embargo a pesar de llevar en su título la palabra luz, está lleno de oscuridad. Y es imposible que fuese de otra forma. Por Santa que una mujer sea, es imposible convivir con los más pobres de entre los pobres, y los más enfermos de entre los enfermos y no albergar todas las dudas que ella albergaba. Todo el desamparo, todo el silencio y todo el dolor.

Desde el momento en que escuché hablar de este libro me pregunté porqué criterios alguien ha decidido publicar los escritos personales de alguien que ha rogado, de todas las formas en que le fue posible, que todas sus cartas fuesen quemadas o desaparecidas, para que nunca viesen la luz. Y al intentar leerlo me lo sigo preguntando. Me pregunto qué derecho tengo a hurgar en unas memorias que no quisieron ser leídas por mí. Y a penas en un breve repaso abandono su lectura. He decidido que respeto la intimidad de sus sentimientos. Que aunque haya sido un libro publicado, y por lo tanto ya público, respeto la voluntad última de una mujer que es una Santa de entre las Santas. Y que deseo y quiero que al final ese Dios al que entregó todo cuanto tenía: su vida misma, al acogerla en su seno le haya dicho las palabras que rezan en el título: Ven, seré tu luz. Eso deseo.

De este libro sólo apunto una frase:

"La soledad del corazón que quiere el amor es insoportable"

domingo, 15 de mayo de 2011

Irene Villa

He intentado escribir esta entrada muchas veces. Y a veces uno sabe que no hay palabras. De modo que si quieres saber quién es Irene Villa, tendrás que darle al enlace, porque he dejado que se explique a sí misma. Un ejemplo de vitalidad, de humanidad y de vida:

viernes, 13 de mayo de 2011

Amores altamente peligrosos

Este libro de Walter Riso lo había resumido en mi anterior entrada, que un fallo de Google borró. Y bien, me toca volver a contar lo que ya conté pero con menos acierto, ya que hoy mismo devolví el libro a la biblioteca y no puedo ni tan siquiera consultarlo. Esto sí que es improvisar y tener prisa, algo que a lo que estoy acostumbrada, de modo que sigo.

Este autor es un terapeuta capaz de escribir libros tan directos como amenos. Muestra de forma magistral varios enfoques al mismo problema, -que en este libro es el mismo-, ese amor del que uno debe resguardarse si quiere vivir feliz, o al menos con un mínimo de paz. Y es que el amor puede ser un veneno que va matando lentamente. No se si lo dice de forma literal pero lo deja entrever, y no te lo cuenta, te lo hace ver bajo el prisma de la experiencia que le han dado tantos años de consulta.

Puede servir de guía para elaborar personajes límite, algo que personalmente me divierte de verdad, los personajes normales ya los vemos, no necesitamos explicarlos. Me he reído mucho leyendo este libro tanto por lo bien escrito que está - en mi opinión-, las frases tan divertidas que arroja y las escenas que representa, casi todas sacadas de su día a día en la consulta. Un libro que recomiendo a todo aquel que quiera saber algo más de ese virus llamado amor o de cómo combatirlo, apaciguarlo o convertirlo en llevadero cuando menos. Algo no tan fácil de lograr a juzgar por los casos que representa con un sentido del humor muy bien llevado, por cierto.

A modo de recomendación final anota esta cita:

No hagas con el amor lo que un niño con su goblo: que cuando lo tiene juega con él y cuando lo pierde llora.

San Agustín

Recuperando entrada

Amores altamente peligrosos

Este libro de Walter Riso podría servir para pasar un buen rato por la forma en que está escrito. Me he reído muchísimo leyendo y he aprendido mucho. Tiene frases verdaderamente buenas y una lucidez aplastante, es uno de esos libros que no le piden peras al olmo, ni milagros al paciente, ni comprensión al lector en muchos de sus pasajes. Habla precisamente de eso, de los amores altamente peligrosos. Esos que a una sola mirada no te convienen, y que es bueno que lo sepas.
Como lectora me reí muchísimo, como mujer hace muchos, muchos años que dije sí frente al altar, de modo que no me ocupa. Como madre me viene bien saber ciertas cosas por lo que pueda suceder. Y como escribiente me va genial para retratar personajes. Al final todo lo que busco en una biblioteca tiene ese final, convertirse algún día en una clase de material que pueda ser elaborado por mí y leído por ti, en ese ti va quien sea. Nadie quizá. Pero es, y mi objetivo es que sea.
En palabras de su autor:"Este texto va dirigido a cualquier persona que quiera revisar su vida afectiva y hacer del amor una experiencia satisfactoria. No es un libro optimista ni pesimista, sino realista. No encontrarás aquí las mejores reglas para vivir con tal o cual estilo, más bien lograrás establecer espacios de reflexión para comprender mejor tu relación de pareja y dilucidar hasta dónde se justifica luchar por ella o no"."Amar no es sufrir, y tenemos el derecho a ser felices. Éste es el bien supremo que nadie podrá quitarnos, así sea en nombre del amor"
En mis propias palabras, es un libro que recomendaría a viva voz a todas aquellas personas que aún estén llorando por algún amor. Porque quizá lloran por algo que no vale la pena. O a todos aquellos que disfruten leyendo o escribiendo, porque algo aprenderán seguro de un autor que hace ameno todo cuanto escribe. Ameno y útil.
Apunto una frase que encontré en él:
No hagas con el amor lo que un niño hace con su globo: cuando lo tiene juega y cuando lo pierde llora.
San Agustín

miércoles, 11 de mayo de 2011

Retazos...

Vivimos siempre centrados en el mañana, y cuando el mañana nos pasa de largo comenzamos a vivir en el ayer. Nada más triste que nunca haber vivido el ahora.

martes, 10 de mayo de 2011

Hambre de saber

Hay textos que permanecen ocultos bajo capas y capas de polvo en algunos lugares, textos que uno quisiera leer alguna vez y a los que nunca tendrá acceso. Textos que hacen crecer, y sin los cuales irremediablemente seremos menos.
Hay cierta agonía en buscar libros en una biblioteca, porque entre tantos no sabes cuales serán para ti aquellos que abran tu visión del mundo. Aquellos que te ayuden a vivir mejor y a ayudar a los demás. A comprenderlos, a ser una buena compañía para ellos y a estar a su lado en esos tiempos en que ni saben estar consigo mismos porque atraviesan alguna crisis vital. Hay en muchos libros el remedio perfecto, pero a veces encontrarlos lleva lustros de buscar y buscar.

Hoy como tantos y tantos días no tenía previsto añadir entrada alguna, de modo que me toca lo que más disfruto: improvisar. En un libro que leí acerca de establecer un orden para que tu día a día se organice más, hace una sentencia, el improvisador nato es caótico. Pues bien, lo afirmo soy caótica, le robo las horas al día y a la noche para poder leer y escribir más. Y he llegado a una conclusión, es un vicio terrible, pero comparado a otros vicios ni puede se comparar por lo mucho que aporta, y lo barato que sale. Quisiera mantenerlo a raya, pero no se deja amarrar.

Esta mañana he leído uno de esos textos que siempre quise encontrar. Uno de tantos que te llena de alegría porque ni sabías que existía, uno de los que no se puede leer sin compartir. Lo dejo aquí:





lunes, 9 de mayo de 2011

Vega de los libros

Es un blog creado por el profesorado de un instituto, con el objetivo de que los alumnos lean y escriban una reseña del libro que han leído. Care Santos vino a resumirlo así desde su blog, y la idea me pareció tan positiva que lo comencé a seguir.
Hay alumnos que casi te escriben el libro entero para contártelo. Otros te hacen un resumen tan preciso que te entran ganas de salir corriendo a la biblioteca para encontrarte con el resto. Otros te cuentan las impresiones que les ha ido causando mientras lo leían. Otros te lo cuentan como una receta, ingrediente por ingrediente y te hacen un mapa completo de lo que el autor pretendía decir; estos siempre me sorprenden, porque si es un libro que yo haya leído lo he leído sin tener gran idea de lo que su autor quiso contar, o en todo caso si lo entendí fue de forma diferente. Admito que suele gustarme más lo que el alumno entendió, y su aclaración me gratifica hasta el punto de quedarse muy corta. En fin, que la vega de los libros es un infinito de posibilidades para quienes disfrutamos leyendo, porque además de los libros que podemos leer, leemos resúmenes de libros que sabemos que no leeremos -porque su temática nos aburre mortalmente-, que es lo más parecido a poder leerlos.
También sirve para saber que clases de libros se mueven por el mercado y con que propuestas. Es decir, para saber qué es lo que deciden publicar las editoriales, que en ocasiones, y dicho sea de paso, me dejan muy perpleja.

Personalmente me alegro de que los alumnos lean de todo. De que sean lectores voraces y tengan opinión propia. De que tengan talento numeral y sepan resumir, valorar y explicar desde su perspectiva aquello que han leído. Y de que muestren un talento tan natural para explicarse y explicar, que incluso detrás de alguno se intuye a un futuro narrador de historias, es tal su entusiasmo al transmitir las ideas de los demás que incluso se cuelan las propias, y se les vuelve imposible terminar, si tuviesen lugar para más escribirían un libro del libro a igual número de páginas. Es sin duda un blog alentador.

Retazos...

Todos tenemos cosas en nuestras vidas que quisiéramos cambiar, pero no tenemos el don de hacer retornar aquello que nos arrebatan en un parasiempre del que no hay forma de escapar llamado muerte. A veces nos anclamos en el pasado sin darnos cuenta de que el pasado tampoco está, pues al volverlo al presente sólo nos contagia su agonía.
A veces hay que formar un nuevo presente en otra realidad, uno en que comenzar a mantener un presente donde todo encaja como en un puzle feliz. Donde pueda cargar mis recuerdos no como una fría losa, sino como un halo de luz en que me envuelvo. Algo que me protege y le da validez a mi vida, porque no estoy sola aunque te hayas muerto, tu presencia invisible sigue estando junto a mí y me grita sin voz que sea feliz. Por eso no voy a dejar de serlo. Si soy feliz será por ti y para ti, porque tú no tienes posibilidad de serlo.

domingo, 8 de mayo de 2011

Escuela de verano

Sheila tuvo problemas para nacer, un forceps -dudosamente utilizado- le dejó secuelas en el cerebro que hace que aprenda más lentamente que otros niños de su edad. Es despierta y resuelta pero memoriza fatal, eso conlleva que verano tras verano se encuentre en la misma clase achicharrante, junto a su profesora Herminia, que entre insistencia y malabarismos de toda clase y condición, intenta embutir los conocimientos necesarios dentro de su cabecita rubia. Sheila está obsesionada con la gente que viene y va tras el ventanal, sintiéndose tan inquieta como alguien atascado en un ascensor averiado, en lo único que piensa tras dos horas sentada es en salir; llegar a casa, y zambullirse en su piscina desmontable para quitarse el sofocón de ver que todos aprenden con soltura lo que a ella le cuesta un montón.

Herminia puede comprenderla porque pisa los cincuenta, pero puede comprender a su madre también, y habiendo dejado cuatro asignaturas sabe que lo vital es mantener a raya su atención.

-Sheila, deja de mirar por la ventana o te pondré de cara a la pared hasta que termines los deberes.
- Es que mi madre me está esperando hace rato.
-Ya lo sé. Pero ella sabe que no te dejo salir hasta que acabas.

Le hace un gesto para que vuelva a concentrarse en la libreta y siga a lo que está. Hace tanto calor que el aire fresco del ventilador resulta abrasador. Las fragancias de los diez alumnos se entremezclan entre sí, lo mismo que las músicas de los coches que esperan la apertura del semáforo metros más allá, irrumpiendo la tranquilidad de la mañana. Sheila no es capaz de avanzar, mira la libreta, acerca el lápiz con determinación y después de largos minutos sigue sin escribir nada. En su mano izquierda gira y gira su goma de nata, no está intentando comprender, sólo piensa en salir. Intenta luchar con las palabras que luchan por brotar hasta que lo hacen.

- Mi madre me está esperando_ hay mucha urgencia en su voz.
- Lo sé, pero no te moverás de ahí hasta resolver ese problema.

De nuevo lo mismo, el lápiz que avanza hacia la libreta, el intento de seguir, el atasco inminente, la ansiedad, la goma de nata que gira y gira, la mirada que busca el coche blanco donde esperan su madre y su hermana.

- Sheila, deja de preocuparte por tu madre. ¡Las madres son las únicas personas que nunca nos abandonan!_ lo dice de forma tan desesperada que parece una solterona ofendida.

Los chicos de bachiller estallan en carcajadas que los más pequeños siguen también. Entre risas y aplausos, alumnos de todas las edades entremezclados acaban de aprender una de las lecciones que no se olvidan. Y la mañana tediosa se convierte en una fiesta.

sábado, 7 de mayo de 2011

Un precioso pensamiento

Cuando defiendes públicamente tus ideas, debes esforzarte para vivir de acuerdo con ellas. Y porque piensa que él es lo que habla, el guerrero acaba transformándose en lo que dice.


Paulo Coelho




viernes, 6 de mayo de 2011

Premio primavera



A este blog le han dado su primer premio. A veces uno no sabe no contesta. Después de buscar información me he enterado de que este premio conlleva requisitos, que por supuesto estoy encantada de cumplir. Ni el verbo germinar pudo germinar más a prisa, ni puedo estar más feliz. Escribir es hacer magia.

Decir que este premio no me ha sido otorgado sólo a mí, quien quiera conocer el resto de la información la tiene aquí:

Las reglas son elegir diez blogs para pasar el premio y decir tres verdades y tres mentiras.

Verdades

Cada persona, sea como sea tiene mucho que aportar.
Cada día que nace es una posibilidad más de ser feliz.
A diario nos encontramos a gente que hace nuestra vida mejor.

Mentiras

Las personas que más valen son las más reconocidas.
Me gusta el mundo tal cual está repartido.
No aspiro a que todo sea mejor para todos.


Los diez blog que elegí son estos:



miércoles, 4 de mayo de 2011

Verbo germinar

Algún escritor afirma que le cuesta mucho regalar palabras porque ellas son todo lo que tiene. A mí en cambio me cuesta muy poco, es como si me sobraran, como si el hecho de regalarlas atrajese más, como si brotaran desde dentro de una fuente que jamás se va a secar. Es más, se me hace tan urgente como si temiese morirme al segundo siguiente y quedarme con ellas dentro toda la eternidad. Como si todas mis palabras tuviesen que ser vertidas al mundo, porque al mundo pertenecen, y al devolverlas estuviese cumpliendo una tarea imprescindible para vivir conmigo misma. No lo sé, pero imagino que se debe a la curación que a lo largo del tiempo para mí ha supuesto la palabra escrita, quizá también la hablada pero sobre todo la escrita, esa que entra por los ojos y se aloja en alguna parte de nuestro ser, para manifestarse cuando quiere.

Es por eso que me cuesta tan poco comentar en los blog, para dejar un rastro de mi presencia, para no irme sin dejar algo a mi vez, para no sentir que bebo de una fuente que me da vida y no dejar vida a mi vez. No siempre, por supuesto, pero sí cuando siento que quiero más de esa bebida porque son vitaminas de las que no puedo prescindir. Es como si sembrase una semilla para verla brotar de nuevo en el mismo lugar, convertida en una planta que después veré germinar, y que tiempo después me subyugará de su belleza.

martes, 3 de mayo de 2011

Últimas noticias

Las últimas noticias del noticiero
no las entiendo
la alegría de la gente
no la comprendo.

Me muevo en un mundo distinto,
entre otro tiempo
y por más que me lo expliquen
siempre disiento.

No me gusta esta parte
del firmamento,
preferiría otra galaxia
de paz y ensueño.

No voy a quejarme, ni voy a hablar,
ni tan siquiera tratar de comprenderlo,
pero no me gusta, no me gusta,
y en lo dicho me reitero.

Para qué tengo blog

Para compartir aquello que me gusta hacer: escribir.


Esta es la única razón por la que tengo blog. Creo que si llegas hasta él es por algo y si te quedas es porque has decidido quedarte. Que vayas a encontrar una panacea entre mis letras, no lo creo. Que leerme te vaya a convertir en mejor persona, tampoco lo creo. Que el mundo necesite este espacio lo creo menos aún. Pero me gusta escribir y de momento este espacio me atrae, y mucho, por eso sigo en él.

Que mi vida vaya a cambiar por tener blog, sí, tengo un espacio abierto desde donde escribo aquello que me gusta escribir y la gente puede leerlo. Es algo que hasta hace relativamente poco no tenía. Si es bueno o malo, depende. Todo depende del uso que se le de. Depende de lo que yo escriba, y de lo que tú interpretes, pero algo está claro, yo escribo para mejorar mi vida, y estoy segura únicamente de una cosa, que escribir mejora mi vida. Por eso escribo y por eso tengo blog.

Escribí esta entrada para explicar aquello que no quiero en mi blog, por ejemplo pop ups, que curiosamente me aparecen desde ayer como bloqueados en una ventanita cuadrada. Porfa si ves algo raro en mi blog desde tu pantalla me avisas. Yo lo sigo viendo todo tal cual estaba y espero que tú también. No me gustan los cambios que yo no hago.

domingo, 1 de mayo de 2011

Día de la madre

Saben que día es hoy, por eso hace unos días le preguntaron a su madre que quería como regalo para el 1º de Mayo. Ella les miró muy seria, no creía que lo hubiesen olvidado. Y para cerciorarse les miró detenidamente, posando su mirada más analítica primero en uno y después en otra.

-Ya sabéis que un regalo envuelto en papel llamativo y un lazo muy grande no me impresiona, ¿verdad? _Ellos se encogieron de hombros y volvieron a preguntar_. No me importa la fecha que señale el calendario, soy vuestra madre y lo supe desde el instante en que supe de vosotros. Y no pienso volver a repetiros el regalo que quiero para mi cumpleaños, para reyes, para el día de la madre o para cualquier día, porque cada día es especial.

- En serio ...¿que quieres que te regalemos?
-Ya os lo dije muchas veces y no lo pienso repetir porque os lo sabéis de memoria. No me sirven los regalos facilones.
- Está bien. Pero no creo que te puedas quejar_ dijeron casi a la vez con diferentes palabras.
-No me quejo.

Ella siguió fregando el suelo de la cocina y ellos volvieron a la terraza a su partida de ping pong cuando el reloj marcó las tres.Quizá creyeron que esa vez funcionaría y podrían librarse del regalo que su madre se pidió para cada fecha especial: Que ellos fuesen las mejores personas que pudiesen ser. Barato no podía serlo más, pero cumplirlo quizá fuese muy costoso y desearan quitárselo de encima de una vez. Pero lo pedido pedido está y Ella no pensaba cambiar de idea mientras viviera, porque bien pensado no era un regalo del que ella sola pudiese disfrutar, era un regalo del que todos disfrutarían.

jueves, 28 de abril de 2011

Paso a paso

A veces uno siente que todo se ha estancado, o pasa un tiempo tan fructífero que piensa que ya no habrá un tiempo mejor; afortunadamente la vida nos demuestra que todo es evolución y aprendizaje. El mañana solo puede ser mejor, porque tendremos la experiencia sumada de ayer y hoy.

miércoles, 27 de abril de 2011

Stephen King

Este escritor me ha regalado después de mucho tiempo de sequía lectora, el placer de la lectura. Estoy en una etapa en la que los libros dejan de interesarme a la mitad, justo cuando comienzan a repetirse y reiterarse, o llevarme a lugares comunes y predecibles, en ese momento sé que no puedo más y los dejo por cansinos. A estas horas, y siguiendo esa misma regla de tres debería dejar de escribir en este blog, que también se me repite como el ajo, sólo que escribiendo ilumino zonas oscuras que me permiten aprender y avanzar; se me descarga la energía negativa, por eso no dejo de escribir aunque lo quisiera, es un modo silencioso de sanación.

Mientras escribo es el único libro de Stephen King que he leído porque no puedo con los libros de sangre e intriga a partes iguales, o eso creo, aunque es algo que constataré porque el modo en que escribe este hombre me atrapa. Este libro viene a ser un breve resumen de su vida, y otro de esos libros que quiero comprar, un libro valiente que afronta sin miramientos sus errores y aciertos y sobre el que subyace su amor a la escritura, que viene de la lectura. Stephen king hace una afirmación, para ser buen escritor solo es necesario leer cuatro horas y escribir cuatro horas... Y tener aptitud, si eres bueno puedes ser mejor; pero si eres malo nada hará que seas bueno, y si se dice nada es nada. Es lo que viene a decir. Y que escribir una historia es semejante a desenterrar un fósil, todas las piezas están ahí, pero tienes que tener mucha paciencia y mucho cuidado para extraerlas y encajar cada una en su lugar, al menos así lo entendí, y le creo. Es un libro de 219 páginas, de modo que resumirlo brevemente es dejar fuera muchas partes que se deberían leer, porque dentro de un cuadro no todos destacamos lo mismo, o no a todos nos sirven las mismas cosas. La parte en la que cuenta el modo en que le brotó la escritura y el modo en que llegó a publicar es apasionante sin duda, también lo son los líos en los que llegó a meterse y la impresión que le causaron algunos de los profesores que tuvo en la escuela :)

Su modo de crear y el mío son muy parecidos, su modo de entender la escritura y el mío también; pero hasta ahora nadie había asegurado que este método sirve para crear y publicar, para escribir y mejorar, de modo que me ha regalado un atajo: puedo relajarme y dejarlo estar. Volver a crear sin preocuparme, es decir: volver a escribir como lo hacía antes, comenzando y sin saber a donde voy, del mismo modo en que escribí Multiplicado por mil, sin saber donde llegaba de una página a otra, o donde estaba el final, que solo supe justo en el instante en que llegué. Sin esquemas, sin estudios, sin objetivos...solo el placer de escribir y descubrir lo que la historia misma pretendía contarme. Es así como disfruto, y según él la manera de sorprender al lector, porque se lleva la misma sorpresa que el escritor, que no sabía como era la historia hasta que la escribió. La extrajo como un fósil de la tierra. Hay escritores que afirman que si sabes como es el final no lo escribes, y creo que es verdad, hay varios finales que ya se como son y han quedado inconclusos, me da pereza escribirlos aunque sé que deben ser justo así, y aunque con treinta páginas puedan completarse, esas treinta páginas se me hacen tan cuesta arriba que ni me pongo a ello. ¿Raro verdad?, raro pero sucede.

Dentro del libro viene un fragmento escrito, y después ese mismo fragmento ya corregido, para mostrarnos la forma en que corrige sus textos. Es algo muy aclaratorio y al fin alguien me ha dado una idea de corregir, algo en lo que me terminaba cargando novelas muy largas. Después que ya te sabes la historia es muy sencillo que al releer te aburras y hagas podas que la dejen temblando, y que lo sepas y lo dejes estar: a un lado una historia de 300 páginas y al otro una de 80, y ni una ni otra te convenzan, que las tires a un cajón y te niegues a mirarlas, y comiences otras esperando una suerte mayor, o saber más, o que todo surja como tú quieras. Ahora sé que un día las rescataré una por una y las corregiré, porque ya entiendo de que va eso de corregir... lo del talento ya es otra cosa. Stephen King viene a decir con otras palabras lo mismo que me dijo Carlota: El arte no se aprende, o lo tienes o no lo tienes. Si hablamos de gramática y demás, eso si puedes aprenderlo, pero si no tienes arte no tienes nada.

Termino con una frase de Stephen King que viene en este libro y he subrayado a lápiz:

"Yo, si quiero, puedo escribir a sangre fría, pero me gusta más cuando es algo fresco y quema tanto que casi no se puede tocar".

No puedo estar más de acuerdo, es más, si no quema no merece ser escrito, debería tirarse a la papelera, es a eso a lo que yo llamo urgencia. A eso me refiero cuando digo que mis textos brotan porque son urgentes, no pueden ser no escritos porque su misma urgencia les exige salir de la zona oscura y transformarse en letra. Poco les importa llevar la razón o no, ir bien conjuntados o no, quieren ser y en ello les va la vida.

Mientras escribo es un libro que yo busqué en una biblioteca haciendo caso de una recomendación, una muy buena por cierto, la dejo aquí:




martes, 26 de abril de 2011

...Viene del anterior

Seguimos en el mismo escenario, la niña de rizos dorados mira a su padre y le suplica encender una vela, él solo dice un no rotundo que ella no acepta. Quiere encender una de las velas que brillan en la penumbra bajo la imagen de la virgen del Carmen. La iglesia está tan oscura que todas las velas relucen como las velas de su segundo cumpleaños en el que pidió un deseo y se le cumplió, solo quiere comprobar si en el interior de la iglesia también sucede. Y ante la negativa solo le resta hacer una pregunta:
_ ¿Y si te pongo ojitos papá, me dejas encenderla?

Esta frase pronunciada por una niña de tan solo tres años de edad, debería preocuparle a cualquiera. Por la forma en que la pronuncia "poner ojitos" ya le ha dado resultado más veces, de modo que algo se le está enseñando mal, y en los casos de hipersensibilidad aguda se sentiría un leve escalofrío al escucharla por casualidad. (Pongamos la versión que no era y sigamos).

_ Vale, anda, pero solo una_ le da una moneda a la niña y espera a que la encienda.

La niña echa la moneda por la ranura y al instante la vela que ha encendido parpadea. Pide un deseo en espera de que se cumpla, es algo que para ella tiene verdadero valor, y quiere creer que se cumplirá. Se queda un rato contemplando como el pábilo se mece hacia los lados y mira de reojo todas las imágenes de la iglesia, intenta familiarizarse con ellas por si su deseo se cumple, y quiere volver otro día a pedir otro. Levanta la cabeza hacia su padre y le anuncia que ya se pueden ir. Han sido tres minutos de reloj y una inversión de diez céntimos de euro. El deseo que Alma ha pedido es tan fácil de cumplir que se cumplirá, a su madre se le pasará el enfado de que no haya querido recoger los juguetes que había esparcidos por la casa antes de irse. Y para cuando vuelva a casa ya ni se acordará, porque estará ultimando todos los detalles de la cena. Le preguntará que tal le ha ido el paseo y escuchará con interés todo cuanto tenga a bien contar, y se reirá una por una de todas sus ocurrencias.

Alma añadirá la frondosa iglesia a todos los lugares que quiera visitar. En penumbra o iluminada será un lugar donde el silencio la invite a pensar. Donde el arte de belleza antiquísima detendrá el tiempo con solo entrar, y donde pedir un deseo capaz de cumplirse la pueda esperar. En ese día y con solo saber escucharla se le habría concedido a Alma el valor supremo de la esperanza. La esperanza que en años venideros la puede salvar mientras espera un milagro verdadero, uno de esos milagros donde todo cuanto cabe es esperar.

domingo, 24 de abril de 2011

Silencio sagrado

Faltaba una hora para la procesión. Ella entró en la iglesia, que como siempre estaba en penumbra y se sentó para admirar de nuevo esas obras maestras contenidas en cada centímetro cuadrado de su interior. La última incorporación mundana le dio la risa, un cajetín cuyo letrero rezaba: 1 moneda de euro ilumina durante 5 minutos la iglesia. Un reclamo al que los turistas, ávidos de contemplar tanta belleza nunca se podían negar, Ella no, porque se sabía de memoria cada detalle y solo entraba para pensar. Intentaba saber si había un mundo después del mundo, y cosas no distintas a esa; entraba porque la paz litúrgica se le colaba muy dentro y porque las imágenes santas eran de tal belleza y tal sufrimiento que al tiempo en que la escalofriaban por dentro por su realismo, la envolvían con su halo divino de santidad y siempre le quedaba algo de eso durante muchos días cuando se iba.

En los alrededores de la antiquísima iglesia estaba la playa, con sus gritos y juegos, con la arena ahuecada de huellas y las olas de espuma que vienen y van dejando su marca en los bordes. O el paseo de la playa lleno a reventar de turistas laboriosos como hormigas obreras, sus ropas desenfadas, sus cámaras digitales, móviles sonando, o mp4 ruidosos...de esa algarabía con solo empujar una puerta de pesada madera se pasaba a un mundo insonoro. De tanta luz que dolía a los ojos, a tanta penumbra, de tanto jolgorio a tanta paz; en ese contraste Ella se quedaba muy quieta, observaba y pensaba en el todo y la nada, agradeciendo cada centímetro cuadrado de antiquísimo arte, disfrutando incluso de esos cinco minutos de iluminación que de vez en cuando alguien añadía para susurrarle al otro todas las impresiones que el lugar le causaba, y que siempre eran las mismas, explicado en lenguajes distintos.

En medio de esa paz infinita, se escucha la voz de una niña de apenas tres años:
_ Papá, ¿puedo encender una vela?
_ No.
_ Anda, déjame que encienda una vela. Solo una.
_ Alma, ya te dije que no.
La voz de la niña, entre esperanzada y rota se afina hasta el tono más dulce de todos los posibles y hace una pregunta:
_ ...¿Y si te pongo ojitos?

Ella no ha visto a la niña, tendría que girarse y ser lo más descarada del mundo para verla, pero se pregunta a sí misma que clase de padre le negaría a una niña tan amorosa el placer de encender una vela falsa por solo diez céntimos. (Falsa porque es una luz parpadeante que imita una llama y que después de un tiempo estipulado se apaga).

_ Ya te dije que no. Vamos, anda_ los pasos apurados se escuchan mientras cede una puerta.


Ella se aguanta las ganas de levantarse y depositar en la manita de aquella niña una moneda, para que encienda muchas velas a la vez. Pero no lo hace quizá por cobardía, no porque esa moneda no pudiese comprar una de las ilusiones más hermosas de ver.


viernes, 22 de abril de 2011

Un texto que iba para concurso literario

Multiplicado por mil está dedicado a todas las víctimas de la violencia machista; y a todas las mujeres. La mujer ha sido escogida por la naturaleza para preñarse de vida y parirla al mundo, y jamás debiera perder la suya por saber amar, aunque se trate del hombre equivocado. Un hombre que en verdad lo sea en todo momento la protegerá.



Multiplicado por mil


La mañana en la que me separé de mi marido creí dejar atrás muchos años de maltrato. Abandoné mi casa con mi única hija después de haber interpuesto todas las denuncias correspondientes y con mucha fe en dos tipos de justicia, la divina y la de los hombres. Creí que mi vida iba a ser mejor, por el hecho de enfrentarme después de tanto tiempo a lo que me hacía sentirme inferior a cualquier mujer. Creía firmemente que con eso serviría. Entonces eran otros tiempos, eran esos tiempos en los que mi hija podía transmitirme un calor que no tenía porque no había sabido dárselo, solo que entonces no lo sabía aunque podía sentir el calor inusitado que me transmitía su cuerpecito minúsculo, mientras avanzaba de una calle a otra hacia el autobús que me llevaría a cien kilómetros de distancia. Había decidido comenzar mi vida en otro lugar que no me recordase a nada ni a nadie, era mi vida y quería comenzarla de forma bien distinta, este deseo coincidió con el próximo autobús que se dirigía a la costa.

Pasados unos meses me llegaron noticias del juzgado, y mal que bien las tuve que acatar, pues resistirse fue en vano. Jorge era un buen actor, y había pasado las pruebas.

Respeté todos los regímenes de visitas de la niña y durante los días que estaba fuera vivía pendiente del teléfono. No me fiaba de mi ex, porque todos los que son ex te han fallado alguna vez y de la gente que te falla no te sabes fiar. Estaba pendiente de las noticias a todas horas por si hubiese un accidente en los lugares por donde sabía que andarían. Jorge había rehecho su vida con una mujer mucho más dependiente de él que yo, que a su vez tenía dos hijos de su anterior matrimonio. Hacían buena pareja y se llevaban bien, a Gracia le gustaba visitarlos porque su vida con ellos era más variada de la que llevaba conmigo. Cuando me lo decía me sentía traicionada y venida a menos, como si todo cuanto yo hiciese a diario se enterrase bajo la ilusión con que ella lo contaba. Ya, ya se que es absurdo pero sucedía así. Intentaba que no se notase que no éramos una familia común, pero aunque tu niña tenga cuatro años a veces es más inteligente que tú y no puedes ocultarle una verdad categórica. En ese tiempo me preguntaba si Jorge era como yo creía que era al principio de nuestro matrimonio o como le veía al final. Y también solía preguntarme si la culpa de que me pegase sería mía, eso pese a estar segura de que no, sobre todo porque era algo que odiaba con toda el alma. ¿Sería algo que yo hacía de forma inconsciente lo que lo enfadaba hasta ese punto? Creo que era mi forma de replicarle, de imponerme, de medirme con él lo que le irritaba, pero estaba segura que si no lo hubiese hecho me hubiese pegado alguna vez hasta matarme.

Cuando me fui de casa con Gracia encontré trabajo limpiando oficinas, en una empresa que nos obligaba a poner un uniforme de falda a las mujeres, todas protestábamos porque limpiar con esa indumentaria era de lo más incómodo ya que en determinadas posturas puedes estar enseñando lo que no sabes, y no saberlo te incomoda en ocasiones hasta tal punto en que no puedes concentrarte en lo que haces. Eso sucedía siempre en presencia masculina que a saber porqué se quedaban absortos mirándonos las piernas sin cortarse un pelo. Protestamos infinidad de veces ante nuestro jefe pero no tuvimos nada que hacer, seguramente porque era el primero que nos pasaba revista en cuanto aparecía, tenía la dudosa virtud de hacerte sentir desnuda en cuanto aparecía. Limpiábamos para empresas importantes que pagaban como bancos y el resultado final fue que si no queríamos trabajar con el uniforme de empresa, en la lista del paro nos estaban esperando con los brazos abiertos. A veces me es imposible pensar la justicia divina, tal parece que la mayor parte del tiempo ande dormida sobre su alfombra de nubes.

El señor Ramírez siempre estaba en su oficina cuando llegaba para limpiar su oficina y nunca encontré la forma de pedirle que saliese quince minutos para dejarme concluir mi trabajo con tranquilidad. No soportaba su mirada esquiva y su eterna carraspera, era eso o el profundo silencio de la atmósfera de ocho metros cuadrados que le envolvía, pese a ser un lugar de trabajo despersonalizado. Sabía que no podía echarlo fuera así porque sí y me vigilaba mientras le vigilaba y limpiaba intrigada en la razón que le llevaría a comportarse así. Más que cubrir papeles los mantenía entre ambas manos sobre la mesa mientras fingía leerlos, y además había un detalle alarmante, cada vez se echaba más colonia, lo que en principio era un aroma embaucador llegó al punto de producirme mareos mientras limpiaba su mesa. Hubiese podido reclamar por mi forma de limpiar por alto, pero nunca se quejó y me acostumbré a marcharme de allí en cuanto podía con un simple hasta mañana que respondía con una expresión tan extraña que me dejaba confusa durante mucho tiempo, estaba completamente segura de que nadie jamás me había mirado con tal mezcla de rubor y seriedad.

Por aquel entonces era una mujer escarmentada y odiaba a los hombres, desconfiaba de todos y en todos ellos veía un enemigo potencial. Pero entonces no sabía que los hombres nos analizan constantemente, nos acechan, y esperan cualquier descuido para demostrarnos su masculinidad y resquebrajar nuestra voluntad a fuerza de cumplidos.

En aquel tiempo era insegura pero firme, y sentía un enorme respeto por mí misma y me quería, esa es la verdad, estaba dispuesta a mantener mi tranquilidad por encima de todo. Alejaba cualquier situación que pudiese traerme problemas a la larga, era un casi robot programado para no sentir.

A las siete en punto dejaba a Gracia en la guardería que estaba frente a nuestro edificio cruzando el parque, y me iba en tren hasta el polígono Romadonga donde trabajaba hasta las cuatro de la tarde para regresar en el mismo tren y recoger a mi niña para comer cualquier cosa que no llevase mucho tiempo preparar, tras lo cual dormíamos una buena siesta. Según las chicas de la guardería Gracia era la niña que menos problemas tenía para comer, todo le gustaba.

De Gracia yo sabía que fue una niña muy esperada, y mi mejor compañía desde que nació, su llegada al mundo fue el foco de alto voltaje que de repente lo iluminó. Era una niña pausada, de pocas palabras y grandes silencios. Ojos grandes como lunas y expresión de gravedad. Era una niña parsimoniosa que recogía tus abrazos con una protesta y se borraba tus besos, como si con ello quisiera hacerte un mudo reproche de que fueras así. Yo tenía un pensamiento debajo del pensamiento normal, que era una resta, la resta de todo lo que aún me quedaba por pagar en ese mes, una resta que de ese mes trasladaba al siguiente. Ahora pienso que cuando no eres feliz no recoges los mensajes del universo, porque mis restas superaban siempre a mis sumas y mi preocupación iba siempre en aumento. Eso hizo que mis respuestas fuesen casi siempre un no. No hay cine, alquilaremos alguna película en el videoclub. No, no hay bolsa de churros, los haremos al llegar a casa…

_ Un día me iré a vivir con Matilde y no volveré.

Yo me reía como una bruja de cuento, con una risa que llevaba mucho de amenaza velada. Pero no solía ceder a sus caprichos, yo no, pero su padre sí. Le cumplía el capricho de ir al cine, de la bolsa de churros y todo cuanto yo le negaba. A su modo me seguía pegando más duro y más fuerte. Yo pensaba en esos jueces que dictan regímenes de visitas sin importarles lo que haya sucedido entre ese matrimonio que tiene delante. Y cuando pensaba en ese juez implacable se me revolvían las tripas, porque al separarme creí perder de vista a Jorge para siempre y en cuanto me olvidaba de él aparecía para llevarse a la niña. Yo sabía que tenía todos cuantos vicios pueda tener un hombre y además dos hijos y una nueva mujer de la que desconocía todo absolutamente. Y sabía también que mi hija volvía cargada de reproches hacia mí, pero nunca supe si eran de cosecha propia o sembrada por otros. Tampoco me obsesionó, yo bastante tenía con el señor Ramírez y mi falda de uniforme.

_ Me gusta usted mucho.

Cuando le oí decir aquello creí que se refería a que le gustaba mucho el olor del multiuso que nos hacían usar, olía a limón recién cortado por la mitad.

_ No le escuché bien, ¿Qué me decía?

_ Que me gusta usted mucho.

Acababa de darme una explicación a tres años de preguntas cuya respuesta había dejado de importarme. Yo no sabía nada de él, porque sencillamente no me importaba nadie en el mundo lejos de Gracia.

_ ¿No se había fijado usted?

_ No_ le respondí y era la verdad. Le consideraba un ser lo bastante aburrido como para estar siempre en la oficina con esa mirada de chucho sumiso.

_ Podríamos quedar un día para tomar un café si le apetece.

_ Sí_ le respondí, esperando no tener que hacerlo nunca.

Estaba siempre tan callado sentado a su mesa plagada de papeles. Llevaba esas gafas de pasta tan feas, tenía un pelo tan áspero a la vista y una bata tan informe que jamás hubo algo que me llamase la atención en él, solo su silencio. Estaba, pero no estaba, porque a fuerza de encontrármelo allí cada mañana pasó a ser una parte del mobiliario de oficina en cierta manera. Es odioso pero juro que ocurrió así.

_ ¿Dónde podríamos quedar para tomarlo?

Estaba limpiando los cristales y ya lo había olvidado, pero supe que hablaba del café. Ese fin de semana estaría sola, no tenía plan alguno y le reté:

_ Podríamos tomarlo en la cafetería Preciosa, el sábado a las seis, si le parece bien.

_ ¿La cafetería Preciosa?_ preguntó cohibido_ No se donde está.

_ Es una cafetería que mira a la playa. La playa de mi pueblo. Es la única cafetería a la que voy_ le di las indicaciones que creí oportunas.

_ El sábado a las seis en la cafetería Preciosa. No lo olvide.

No lo olvidé. Y no porque me hiciera ilusión, si no porque fue el único plan que se me presentó en muchos años. Gracia quería irse a vivir para siempre con su padre y yo estaba tan sola como pueda estarlo una persona dentro de la aldabía del mundo mundial. No sabía si hacerme monja, apuntarme voluntaria para colaborar en una ONG, inmolarme o qué, si Jorge se ganaba el derecho a quedársela para siempre. Imaginé que la estaba confundiendo, y moviendo los hilos a su favor; pero lo cierto es que hasta yo empecé a pensar que estaría mejor con él que conmigo, esa era la verdad.

_ ¿Me pones un café con leche?_ le pregunté a Graciela.

_ Un cubalibre de ron te voy a poner. ¡Alegra ese cuerpo, mujer!

Estuvimos charlando mientras no tuvo apuro. Estaba mentalizada para irme de allí como llegué, o en todo caso con el mal humor de una tomadura de pelo.

_ ¡Hola!

En cuanto me saludó supe que era él, pero lo supe más por intuición que por reconocimiento. Después de saludarlo un tanto perdida lo vi mirar la playa. Era media tarde de primavera y hacía un sol espléndido.

_ Pues sí que es preciosa la cafetería.

Graciela se acercó para ver que tomaría y le pidió una cerveza para él y algo para mí. Entonces me pedí una coca cola por ser más actual, pero no porque me apeteciera tomarme otra cosa. Y no le dije que me pareció alguien bien distinto, con sus tejanos ajustados, su jersey de cuello redondo y su pelo domado con la raya al lado.

Supe que también estaba separado y que desconfiaba de las mujeres tanto como yo de los hombres. Que tenía un hijo de once años que vivía con su mujer, y que también su mujer había rehecho su vida.

_ ¿Cómo te llamas?

_ Luz Mar.

_ ¿Cómo se escribe ese nombre?

Saqué mi libretita de apuntes y se lo apunté. Después le aclaré que en realidad me llamo Luz María, pero que a mí me gusta llamarme Luz Mar. El escribió su nombre debajo del mío y yo lo miré, supe que se llamaba Miro.

_ Pues tampoco es un nombre muy así_ le dije.

_ Viene de Ramírez. Un amigo de la infancia comenzó a llamarme así y me lo quedé. Incluso mi hijo me llama Miro, pero en verdad me llamo Agapito.

No pude evitar reírme. Y él lejos de enfadarse lo supo encajar. Pero me quitó la libreta y encerró nuestros nombres en un corazón. Lo miré muy seria y pasó la página, estuvo mirando mis apuntes y no me importó. Eran frases que me decían algo, y las había apuntado para recordarme lo que es el mundo, si alguna vez se me olvidaba.

_ Tienes una letra muy bonita.

Nadie me había dicho nunca algo así. Y lo agradecí con una sonrisa que me salió del alma. Fue en ese mismo instante cuando supe que estaba perdida. Y más tarde lo supe también cuando me llevó de la mano por todo el paseo. Cuando me rodeó con su brazo y caminó muy pegado a mí con ese calor con que fue soldando mis pedazos rotos.

_ Hace muchos años que no venía por aquí. Y es un lugar precioso_ dijo de repente_ creo que a partir de ahora vendré mucho más.

Me sonó a promesa acabada de nacer, y me encantó escucharla, apenas podía creer que alguien que me había incomodado tanto tiempo me hiciese sentir así; también que fuese el mismo que pasaba apuntes a limpio de lunes a viernes en la oficina que yo iba a limpiar.

_ ¿Tanto te gusta este lugar?_ le pregunté por preguntar.

_ Tanto me gusta este lugar. Pero aun no tanto como me gustas tú.

Alcé la cabeza hacia él y me besó en los labios. No se que sucedió porque el mundo se agitó y salió volando, solo quedamos nosotros y el mar, y alguna gaviota que chillaba mientras la brisa me refrescaba la cara. Me agarré a su jersey como pude para no caerme de mí, y como si lo supiera me abrazó muy fuerte, era un abrazo que llevaba seis años esperando y no supe cómo pero lo reconocí. A partir de ahí se me borraron todas las dudas que una vez tuve y lo vi todo con claridad. Ese era el hombre de mi vida, y mi vida jamás volvería a ser igual.

Se quedó todo el fin de semana en mi casa, y apenas pisamos la calle, no quería compartirlo con nadie, era solo mío. El domingo poco antes de que Gracia llegara quiso irse, pero no lo dejé y no insistió, él también quería quedarse. Y esa noche se quedó y todas las demás. Entonces Gracia tuvo otro padre y lo aceptó como aceptó de siempre tener otra madre. Era una niña madura y silenciosa, a Miro le cayó bien. Pero lo que más valoró fue su orden, era una niña metódica en todo, y muy equilibrada, mucho más que yo, eso también me lo dijo.

Cuando le dije a Gracia que no dormiría más conmigo ella se rió. Miro y yo nos miramos porque era la duda que aun nos quedaba, como reaccionaría a eso. Entonces hice su cama de noventa centímetros con la ropa de mi cama de uno cincuenta, y hasta ese momento no supe que ella necesitaba su propio espacio, lo supe por el modo en lo aceptó.

_ Me ha dejado helada su reacción_ le dije a Miro a las dos de la madrugada.

_ Y a mí.

_ Creo que ya estaba harta de cuidarme.

_ ¿A que si? A mí también me lo pareció, porque la verdad que es difícil encontrar otra explicación.

_ ¿Te parezco un ser tan insufrible?

_ No. Yo me parezco un ser maravilloso.

_ Vaya respuestas que das.

_ Pues menudas preguntas que haces.

Me abrazó y nos dormimos sin movernos en toda la noche. Él me llevó al trabajo y me sugirió que podía dejar de trabajar. También me sugirió que me separase legalmente de Jorge y me casara con él. Y yo, sin saber que clase de voz hablaba por mí le dije que sí a eso y a mucho más. Ya ni me reconocía.

Nos casamos dos años después en una boda a la que solo asistieron nuestras personas más allegadas. Por esa fecha Gracia tuvo que tomar una determinación, si irse con su padre o si quedarse conmigo. Yo sabía que se iría con Jorge y él también. Pero me comí mis lágrimas porque era la decisión de mi niña que ya no era tan niña y tenía su propia opinión acerca de todo. Me juré que no iba a llorar, Miro me apretó la mano para que no me fallara a mí misma, estaba sentada junto a él y mi cuerpo descansaba sobre el suyo. Ambos sabíamos que en cuanto saliese de allí lloraría un mar de lágrimas juntas.

_ ¿Gracia con quien quieres vivir a partir de ahora?_ le volvió a preguntar el juez.

Se giró para mirar a su padre y después se giró para mirarme a mí. Me tragué todas las palabras que nunca formulé y que ahora quise formular, y me las tragué porque yo no quiero que me maltraten, pero tampoco quiero maltratar. Cada uno ha de decidir su futuro en base a como quiera que sea. Y yo quería ser feliz, pero por encima de mi felicidad años luz estaba la suya. Mi bien más preciado, mi tesoro. Todo eso pensé y en cuanto ella dejó de mirarme todas las lágrimas me salieron a la vez y Jorge se rió de mí en mi propia cara. Sabía que me estaba haciendo lo peor que alguien podría hacerme y estaba feliz, su mujer no tanto, la verdad, pero a esas alturas ella le importaba seguramente tan poco como yo. El maldito juez preguntó de nuevo y yo no quise oír esa respuesta de sus labios. No quise oírla y no la oí. Me tapé los oídos para no escuchar nada. Sentí ese mazo golpear y me derrumbé. Lloraba tanto que cuando Gracia vino a abrazarme la aparté. Todos se marcharon mientras yo intentaba recuperarme. Quedamos Miro y yo, pero me habían arrancado mi trozo mayor y quise advertírselo.

_ No podré vivir sin ella.

Él por respuesta me abrazó, pero ese abrazo me pareció vacío. Se habían llevado a mi niña y nadie iba a poder devolvérmela. Se escucharon gritos afuera y Miro me dejó sola, yo interpreté que tampoco él me soportaba ya. Entonces vino Gracia y me abrazó también.

_ Lo siento mamá.

_ No te preocupes cielo. Ya aprenderé a vivir sin ti en la casa. Yo quiero que seas feliz.

_ ¿No escuchaste lo que dije?_ ella me miraba como si de pronto lo entendiera_. Mamá dime que no te tapaste los oídos cuando respondí_ yo afirmé con la cabeza_. ¿Esto te pareció una película de terror o qué?_ volví a afirmar_ entonces yo no te lo explico.

_ ¿Explicarme qué?

_ Que dijo que quería quedarse contigo.

_ ¿Y como es que nadie me lo dijo antes?

A esa pregunta y otras muchas nadie me contestó. Porque hay preguntas que no tienen respuesta o no la merecen. Mi vida estaba completa ahora. Había dejado de trabajar, había renovado las cortinas y edredones de la casa, la había puesto bonita y me encantaba limpiar lo que consideraba mío. Miro llegaba pronto del trabajo y dormíamos la siesta, luego íbamos a caminar por el paseo marítimo con Gracia y nuestra vida era tan perfecta que pensamos en tener otro hijo. Lo comentamos con Gracia y a ella le encantó tener un hermanito. Fue ese mismo día cuando me dijo que su padre era muy cruel con ella, y que no quería volver a su casa. Verlo le daba lo mismo, pero no quería estar con él ni soportar sus insultos. Se interpuso una denuncia con cada amenaza directa, se llevaron toda clase de pruebas ante la justicia, pero esto lo enarboló aún más.

Comenzó a amenazarla y a perseguirla solo a ella, ya no le interesábamos los demás. Hubo una orden de alejamiento que nos tuvo tranquilos muchos meses. Pero se las arregló para ir a nuestro piso mientras estábamos de paseo y entrar. El salón tenía un balcón precioso que daba a un jardín, vivíamos en un primer piso, y a Gracia le encantaba tener las puertas abiertas todo el día, porque desde el sofá tomaba el sol, y yo la reñía porque el sol estropeaba los muebles.

Esa tarde se quedó viendo la tele cuando nos marchamos. Su padre esperaba agazapado en el segundo piso esperando el momento en que nos fuéramos al fin. Después de irnos tocó al timbre y Gracia pensó que se nos había olvidado algo. Entonces entró y la apuñaló, ella le estampó el jarrón de barro que había sobre la mesa de centró en la cabeza y se lanzó al balcón sabiendo que en cuanto se levantase la mataría. Era un ser enfermo y ella lo sabía.

Cruzábamos la calle cuando escuchamos los gritos de la gente, entonces me volví y vi a Jorge asomado con la navaja en el balcón. Instintivamente lo supe y regresé. Me preguntaba mientras corría de qué servía la justicia de los hombres y si acaso la habría. También me preguntaba de qué serviría la justicia divina.

Miro recogió a la niña del suelo y corrió con ella a lo largo de la plaza hacia un taxi. Yo me partí en dos y me senté en el suelo para llorar desesperada. Me quedé tan bloqueada que no pude pensar en nada hasta que me recogieron de allí y me introdujeron en una cafetería cercana. Una que jamás me había gustado lo más mínimo. Allí la camarera avinagrada me dio una tila que tomé a sorbos mientras el policía me iba haciendo preguntas acerca de todo. Sonó el teléfono en mi bolso y las manos me temblaban tanto que en vez de abrir la llamada la cerré. Era Miro, esperé a que llamase de nuevo y descolgué ansiosa.

_ Estoy en el hospital, ven cuando puedas.

_ ¿Cómo está mi niña?_ le pregunté temiendo su respuesta.

_ La están operando en este momento, pero se pondrá bien.

Me subí en un taxi y fui al hospital. Allí me dijeron que la rapidez con que Miro actuó sería decisiva para salvarla. Tenía una puñalada en el abdomen y varias fracturas.

El reloj se detuvo en el instante en que entré a ese lugar. Los días dejaron de suceder con normalidad. Yo intuía algo que no quería ni pronunciar, la sola posibilidad que fuese justo ahora se me antojaba odiosa.

Las visitas a la UVI me partían el alma. Los informes policiales me dejaban fría. La suerte de Jorge me importaba un bledo, las llamadas de su mujer contándome aquello que no quería contarle a la policía me tomaban el pelo. Fue Miro quien movilizó todo de nuevo y yo ni me enteré. Respondía a las llamadas de Matilde con bastante apatía, y hacía que la escuchaba mientras pensaba en mis cosas. No me importaba su vida ni vida alguna a parte de la mía, en que dos fuerzas opuestas comenzaban a enfrentarse y no sabía de cual de ellas tirar.

En cuanto Gracia pudo hablar quise comentárselo. Necesitaba más que nunca sus palabras para saber si reírme o llorar, y las pronuncié muy bajito en su oído.

_ ¡Que bien!

_ ¿Qué bien qué?_ preguntó Miro.

Entonces Gracia me miró y me hizo ese mudo reproche que a menudo me hacía. A veces no podía con mi forma de encajar las cosas, pero me entendía.

_ Nada, Miro. Cosas de mujeres.

Él abrió los ojos con sorpresa, pero no dijo nada. Después nos sacaron de la UVI porque ya se había agotado nuestro tiempo y me pregunté desde cuando el tiempo había comenzado a pasar tan pronto. Volviendo a casa se lo dije a Miro, y casi nos matamos, dio tal frenazo en medio de la autopista que casi se nos llevan por delante.

Semanas después supimos la condena que le pusieron a Jorge, que como ya sabía me resultó irrisoria, y eso que la policía me había intervenido el teléfono y escuchado por lo tanto todo lo que Matilde relató. Pero eso no servía para el juicio por esa lata de leyes que nunca entendí. Las leyes serían efectivas si quien las aplica también lo fuese, y solo de ese modo, algo en este caso como tantos otros no sucedería.

Una semana después Gracia estaba en planta y su padre en la cárcel. Debería sentirme satisfecha, pero no lo estaba. Mi hija había estado a punto de morir a manos de su propio padre. Que no era un enfermo mental, era un hijo del demonio, un ser odioso que odiaba todo cuanto le plantase cara. Yo sabía que el día menos pensado lo soltarían por eso de las leyes de las que solo se que están del lado de quien las infringe. No sabía si podría enterarme a tiempo de ponernos a salvo y eso me preocupaba.

_ ¿Cuándo vas a ser feliz?_ me preguntó Miro.

_ Cuando alguno se muera imagino_ en ese momento pensaba en Jorge.

Entonces no sabía que el hecho de que se muriese estuviese tan cercano. No podía saberlo. Días después de volver a la normalidad, con mi niña de nuevo en casa me llamó la policía para darme una noticia que me dejó helada. Y yo se la di a Gracia que estaba conmigo.

_ ¿Cómo podéis reíros de algo así?_ nos preguntó Miro que se reía también.

_ Justicia divina le respondí_ sin saber si era verdad.

Al día siguiente compré el periódico y recorté la noticia, que cabía en la palma de mi mano aun siendo una noticia tan grande para mí. Era el hombre que quiso molerme a palos y matar a mi hija. El corazón no puede tener objetividad, y que nadie se la exija.

La noticia decía que un preso se había colgado con las sábanas de su cama en su propia celda. El mismo que dos meses antes apuñaló a su propia hija.

Y no me sentí satisfecha con eso tampoco. Me hubiese gustado estar presente para que me contestara a una sola pregunta. Le hubiese preguntado: ¿Crees que todo el mal que has hecho ha valido la pena?

La respuesta, estoy segura habría sido un no. Era un no. Pero él lo hubiese repetido todo punto por punto, porque detrás de su apariencia de hombre completamente normal se escondía la verdad, era tan malo como el mismo demonio.


FIN


Enviarlo a un concurso en el que participan 400 relatos era no darle una sola oportunidad. Aquí al menos tiene una, que alguien quiera leerlo hasta el final, y si es valiente aportar algo. Cada persona tiene su voz y su visión, por eso en conjunto se enriquecen unas a otras.