Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
sábado, 28 de mayo de 2011
Punto de vista
Cuando uno escribe intenta llegar al fondo de todas las cuestiones. Después esta costumbre se arraiga de tal forma que sin darte cuenta la acoplas a la vida. En tu vida diaria ha de encajar todo, y lo que no encaja lo eliminas de forma drástica. Llegas sin darte cuenta a ser inflexible con lo que te disgusta, lo que no te encaja, lo que no te hace bien. Cuando todos se callan y asienten, tú hablas y disientes. Cuando todos se conforman, no te conformas. Cuando todos se han dado por vencido, tú sigues la lucha. Y vas construyendo tu vida como si de una novela se tratara. Escribes y tomas conciencia de que el argumento siempre se puede mejorar, y lo mismo sucede con la vida. Dedicas cada día a lustrarla e ilustrarla a partes iguales, como un texto en eterna corrección.
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Tienes razón, yo tengo cierta tendencia a hacerlo así, aunque luego las cosas no siempre se quedan quietas donde las colocas.
ResponderEliminarMe has hecho reflexionár bastante con tu entrada de hoy, y estoy en parte de acuerdo, y en parte, no.
ResponderEliminarEn tu caso particular, esa mirada critica sobre lo que nos rodea se ha desarrollado con el tiempo, pero en el mio, me acompaña desde la cuna.
Vivimos en una sociedad, en un mundo que establece normas, esterotipos y dogmas que son de obligado cumplimiento, so pena de quedar marginado.
Desde jovencito, siempre puse en cuestión todo nuesro mundo. Primero, con la rebeldia tipica de la juventúd y un cierto desconocimiento sobre aquello a lo que me enfrentaba.
Pero después el paso del tiempo, el conocimiento y experiencia me han hecho reafirmarme en mi rebeldia contra muchas cosas de las que nos rodean.
El peligro, es que uno puede acabár convertido en un descreido y un cinico si no llega a encontrár algo solido a lo que aferrarse en la humanidad y la sociedad que nos envuelve.
Y he encontrado muy poco de eso, Begoña.
Saludos.
Yo creo que escribimos sobre lo que no tenemos, y nos gustaría que cambiase, sobre nuestras aspiraciones a un mundo mejor, pero no porque no estemos contentos con nuestra vida, sino porque nuestro alma y nuestro corazón nos lo dictan.
ResponderEliminarVivimos dos vidas diferentes.
La que vivimos y la que escribimos, el punto está en solapar las dos.
Y saber lo que realmente tenemos, para no menospreciarlo, ni tacharlo ni abandonarlo.
Si no tuviéramos una vida, no seríamos escritores de ninguna vida, porque no conoceriamos lo que es vivir.
Esta bien ser inconformista, pero sin eliminar nada de forma drástica. Hay que tener cuidado, observar mucho, encontrar el equilibrio.
Un abrazo grande,
Rebeca.
Hola a los tres.
ResponderEliminarAlguien dijo que construir una novela es como un mecanismo de reloj, has de hacer encajar todas las piezas. Lo malo de trasladarlo a la vida sin darte cuenta es que en una familia cada quien tiene sus propias piezas de reloj y una forma diferente de encajarlas.
De pronto alguien se deshace de una pieza que considerabas que encajaba. Y has de aprender a aceptar que el reloj siga sin ella.
Caminar sin avanzar...
No deberíamos exigirnos tanto, no se puede tocar la perfección, y el precio que se paga por querer alcanzarla es demasíado caro, para nosotros mismos, y para las personas que tenemos a nuestro alrededor que también acaba llegándole el stress que produce y la insatisfacción permanente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Isaura, no podrías haberlo descrito mejor. La vida es puro azar, no se deja atar, es un río que avanza imparable y solo cabe navegar.
ResponderEliminarSaludos
De alguna forma todos los escritores están recomponiendo el mundo.
ResponderEliminarSin opinión, sin una filosofía, sin ideales no se podría escribir.
Un abrazo.
Imagino que a veces se nos desbordan hasta llegar casi sin saber cómo hasta el papel.
ResponderEliminarSaludos