Mientras escribo es el único libro de Stephen King que he leído porque no puedo con los libros de sangre e intriga a partes iguales, o eso creo, aunque es algo que constataré porque el modo en que escribe este hombre me atrapa. Este libro viene a ser un breve resumen de su vida, y otro de esos libros que quiero comprar, un libro valiente que afronta sin miramientos sus errores y aciertos y sobre el que subyace su amor a la escritura, que viene de la lectura. Stephen king hace una afirmación, para ser buen escritor solo es necesario leer cuatro horas y escribir cuatro horas... Y tener aptitud, si eres bueno puedes ser mejor; pero si eres malo nada hará que seas bueno, y si se dice nada es nada. Es lo que viene a decir. Y que escribir una historia es semejante a desenterrar un fósil, todas las piezas están ahí, pero tienes que tener mucha paciencia y mucho cuidado para extraerlas y encajar cada una en su lugar, al menos así lo entendí, y le creo. Es un libro de 219 páginas, de modo que resumirlo brevemente es dejar fuera muchas partes que se deberían leer, porque dentro de un cuadro no todos destacamos lo mismo, o no a todos nos sirven las mismas cosas. La parte en la que cuenta el modo en que le brotó la escritura y el modo en que llegó a publicar es apasionante sin duda, también lo son los líos en los que llegó a meterse y la impresión que le causaron algunos de los profesores que tuvo en la escuela :)
Su modo de crear y el mío son muy parecidos, su modo de entender la escritura y el mío también; pero hasta ahora nadie había asegurado que este método sirve para crear y publicar, para escribir y mejorar, de modo que me ha regalado un atajo: puedo relajarme y dejarlo estar. Volver a crear sin preocuparme, es decir: volver a escribir como lo hacía antes, comenzando y sin saber a donde voy, del mismo modo en que escribí Multiplicado por mil, sin saber donde llegaba de una página a otra, o donde estaba el final, que solo supe justo en el instante en que llegué. Sin esquemas, sin estudios, sin objetivos...solo el placer de escribir y descubrir lo que la historia misma pretendía contarme. Es así como disfruto, y según él la manera de sorprender al lector, porque se lleva la misma sorpresa que el escritor, que no sabía como era la historia hasta que la escribió. La extrajo como un fósil de la tierra. Hay escritores que afirman que si sabes como es el final no lo escribes, y creo que es verdad, hay varios finales que ya se como son y han quedado inconclusos, me da pereza escribirlos aunque sé que deben ser justo así, y aunque con treinta páginas puedan completarse, esas treinta páginas se me hacen tan cuesta arriba que ni me pongo a ello. ¿Raro verdad?, raro pero sucede.
Dentro del libro viene un fragmento escrito, y después ese mismo fragmento ya corregido, para mostrarnos la forma en que corrige sus textos. Es algo muy aclaratorio y al fin alguien me ha dado una idea de corregir, algo en lo que me terminaba cargando novelas muy largas. Después que ya te sabes la historia es muy sencillo que al releer te aburras y hagas podas que la dejen temblando, y que lo sepas y lo dejes estar: a un lado una historia de 300 páginas y al otro una de 80, y ni una ni otra te convenzan, que las tires a un cajón y te niegues a mirarlas, y comiences otras esperando una suerte mayor, o saber más, o que todo surja como tú quieras. Ahora sé que un día las rescataré una por una y las corregiré, porque ya entiendo de que va eso de corregir... lo del talento ya es otra cosa. Stephen King viene a decir con otras palabras lo mismo que me dijo Carlota: El arte no se aprende, o lo tienes o no lo tienes. Si hablamos de gramática y demás, eso si puedes aprenderlo, pero si no tienes arte no tienes nada.
Termino con una frase de Stephen King que viene en este libro y he subrayado a lápiz:
"Yo, si quiero, puedo escribir a sangre fría, pero me gusta más cuando es algo fresco y quema tanto que casi no se puede tocar".
No puedo estar más de acuerdo, es más, si no quema no merece ser escrito, debería tirarse a la papelera, es a eso a lo que yo llamo urgencia. A eso me refiero cuando digo que mis textos brotan porque son urgentes, no pueden ser no escritos porque su misma urgencia les exige salir de la zona oscura y transformarse en letra. Poco les importa llevar la razón o no, ir bien conjuntados o no, quieren ser y en ello les va la vida.
Mientras escribo es un libro que yo busqué en una biblioteca haciendo caso de una recomendación, una muy buena por cierto, la dejo aquí:
Me ha encantado esta entrada Begoña, hay muchas verdades en ella.
ResponderEliminarLlevo varios años escribiendo, a raíz de la pérdida de un familiar, y lo hago para desahogarme, para ahorrarme dinero y tiempo en psicólogos, es mi forma de hacer terapia.
Todo lo que me escuece, tengo la necesidad de escribirlo, sé que así se hace más llevadero, duele menos.Y también al escribir, plasmas en papel sentimientos (aunque sean de felicidad y amor), que de otra manera te costaría demasiado expresar.Es mi manera de mostrar a los míos lo que soy, y lo que siento.
Lo mejor es escribir sin imponerse nada, simplemente abrir el corazón en dos, exprimirlo, y mostrar lo que derrama sobre un papel.De esa manera, sin esperar nada, sin aspirar a nada, simplemente sintiendo, anotando lo que te dice tu corazón y tu mente, sin prisas, sin pausas, saldrán las mejores líneas, aunque sea un simple párrafo.
“No dejes nunca de escribir”.Es un consejo que un día me dio un profesor mío, hoy te lo regalo yo a ti.Ya sea en un blog, o en otro sitio, sigue escribiendo.Algunos es lo único que tenemos.
Un abrazo,
Rebeca.
Nunca dejaré de escribir del modo en que nunca dejaré de respirar...hasta que muera. Para bien o para mal, es un hecho.
ResponderEliminarNo hay mejor psicólogo que adornarse con todo aquello que a uno le hace feliz. Subrayar lo que le hace feliz y hacer cada vez mayor la zona iluminada y más pequeña la zona oscura. No hay otra fórmula. Ser feliz, estoy segura es más una decisión que un designio. Hay cosas que no se pueden cambiar como la muerte de un ser querido, pero nosotros decidimos si queremos un camino lleno de piedras o tan llano como la palma de la mano. El hecho no puedes cambiarlo, tu modo de sobreponerte en parte sí. Nadie puede ayudarte si no te ayudas. Nadie tiene la llave que lleva a ti. Es lo que creo.
Saludos
Adoro a Stephen King y cómo escribe, pese a los detractores que opinan que su literatura no es de "calidad". Creo que quienes opinan eso se quedan en la superfície de su obra. Sí, a menudo es de terror, hay sangre y monstruos y bichos y cosas asquerosas. Pero lo que el maestro borda es la creación de ambientes y, sobre todo, de personajes. Como leí en el blog Mientras Lees una vez, es un maestro del ser humano. No he leído retratos tan creíbles y completos de tantos personajes diferentes en ningún otro autor todavía.
ResponderEliminarAdmiro y envidio su capacidad, por eso yo también disfruté muchísimo de Mientras Escribo. Además, sentí que eran palabras de ánimo para aquellos que quisiéramos desenterrar algún fósil. Aunque me falte el talento. Para crear algo que me satisfaga -no ya que pueda publicar- sólo tengo que esforzarme y seguir sus consejos. Ahora estoy en un momento de mi vida en que quizá debería hacer una relectura del libro, a ver si vuelvo a ilusionarme. Gracias por recordármelo, Begoña.
Hay una parte del libro, después de relatar el accidente y lo difícil que le resulta superarlo, en que él mismo se enfrenta de nuevo con la página en blanco. Y lo hace desde su trayectoria vertiginosa como escritor, cuenta que todo lo que escribía al principio le parecía pésimo, pero que después supo que lo difícil es comenzar, después solo se puede mejorar. Lo que dice exactamente es: El momento que da más miedo es justo antes de empezar. En adelante sólo puede ir a mejor.
ResponderEliminarLeyendo este blog uno puede pensar que la cosa no mejora nunca. Pero es una excepción, y de hecho ni me preocupa, este blog es ante todo una aventura que me trae a diario a gente a quien vale la pena conocer, y para mí es suficiente.
Escribir es darse una posibilidad de escucharse de un modo profundo y aprender que sobre la superficie de las cosas hay un mundo a descubrir. Para ilusionarse no hay más que empezar a formar frases. Y comenzar a leerlas y saber que son verdad y después desenterrar el fósil para saber qué contenía.
Me ha gustado leerte por aquí.
Saludos