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domingo, 8 de abril de 2012

Verbo reencontrar

En estos días me atreví a rescatar mi caja de cartón en el desván, a fijar la vista en mis novelones inconclusos, mis relatos cortos terminados, mis poesías algunas graves y otras ligeras; incluso a releer las primeras entradas de este blog. Y me encontré con algo que no esperaba, sigo creyendo en todos esos personajes que esperan pacientes por mí, y les sigo notando extraordinarios, volví a decirme que en cuanto ponga en orden lo que se me alcanza inordenable volveré a ellos, porque ahora me sé preparada para abordarlos y dar lo máximo de aquello que quisieran imprimir. Además seguí notando que son la gente que me encuentro no en los libros, sino en la vida, que son extraordinarios no tanto por lo que cuentan, sino por como son. Y luego me pregunté si todo el tiempo que tendría que dedicarles me valdría la pena, y volví a responderme que sí, que son mi fuerza en la tempestad, el faro que alumbra en la noche negra, el sentido de aquello que sin saberlo, soy.

Y me encontré ya en las primeras páginas infinidad de errores gramaticales que antes se me escaparon a decenas de correcciones, y me dije que así no se llega a ninguna parte; que si en verdad quiero presentarlas en concurso alguno debo enviarlas a un corrector, y en ese punto me falló el aire. Pero sé que es el paso imprescindible si en verdad quisiera competir. Hay gente muy buena en esto, además de que si un día faltase de repente sería la imagen final que yo dejase de mí, y no puedo escatimar en eso. Aquí sí puedo permitírmelo, por esa estúpida idea de que este es un lugar distinto, un lugar desde donde escribo a la nada y al todo al tiempo, un lugar apartado de todos los latidos de la civilización, un lugar neutro. Ya advertí que es esta una idea del todo estúpida, pero lo siento así. Como uno de esos mensajes que Nicholas Sparks, dentro de su novela El mensaje, enviaba al mar; aunque con esos mensajes, a su personaje principal le cambió la vida, y quizá se le precipitó la muerte, quien sabe. Quizá todo este blog no sea algo diferente a una botella que contiene un mensaje que desde dentro de su cristal transparente se lanza al mar.

Pues eso, que me reencontré con todo lo que creé y después de revisarlo durante horas lo volví a su caja. Y me sentí feliz de haber dedicado todas las horas a algo capaz de renovarme por dentro y darme un sentido, a mí, que soy lo menos sin sentido que pudieras encontrarte un día por ahí. Pues eso, que sin ponerme fecha los sacaré adelante y los retaré al mismo tiempo a ellos y a mí; inolvidables personajes aún de latidos por escribir.

3 comentarios:

  1. En el fondo, un blog es nuestro mensaje en la botella.

    Saludos.

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  2. Nuestro universo propio y personalizado lleno de sorpresas aún por escribir.
    Saludos

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  3. Verbo corregir:
    En alguna parte leí que hay que tener cuidado con las frases que contienen una negación, porque son confusas.
    Copio y pego: "a mí que soy lo menos sin sentido que pudieras encontrarte un día por ahí".
    Ya me gustaría, ya. La frase que intentaba escribir era justo la contraria: lo más sin sentido que pudieras encontrarte un día por ahí.
    Es curioso como nos protege la mente, escapada a nosotros ;)

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