No se si a quienes escribís os ha pasado alguna vez. Intuir una historia que tal pareciera que quiere contarte a ti, esto por todo el empeño que pone en presentarse ante ti para que no tengas más remedio que ponerte a escribirla. Y la escribes tal como se va apareciendo ante tus ojos, y va madurando por si sola como un fruto que crece en el árbol y según va creciendo va cambiando de forma.
Después de crecido el árbol comienza la poda. Después de escrita la historia corriges lo que sobra. Y lo que sobra conforma lo que ha quedado que vas ahuecando en su forma. Y dejas reposar y lees lo escrito. Y al leerlo falta una parte de la historia. Y de pronto descubres que esa es otra historia, no la que quisiste contar. Te embrollas de tal manera que lo dejas y tardas mucho tiempo en volver a contrastar. Es como si no quisieras volver al lugar del crimen hasta que no sepas quien mató a quien en un descalabro de locos.
Pues bien, en esta especie de estancamiento llevaba tantos años que ni pudiera recordar. Y Stephen King en Mientras escribo desveló la fórmula. Escribes tu historia hasta el final y corregir viene a ser eliminar solo un diez por ciento. Solo un diez por ciento y no más. De modo que me pondré a rastrear la historia que intento corregir. Esa que estropee hasta casi ni reconocer como propia - esto último es mera exageración, como escribir es cosa de exagerados, sirva para decir que reconocería mi propia forma de escribir aun con los ojos cerrados-. De modo que queda volver a los primeros archivos de Días de lluvia. Que en verdad es el título de una novela que hace como cinco años medio escribí. Imprimir el primer archivo, y el último y compararlos. Y terminar el capítulo que selle el fin. A día de hoy considero un enorme error no escribir las novelas de principio a fin. Hay que empezarlas y terminarlas sin mezclarlas con otras, o se corre el riesgo de contar dos veces más o menos lo mismo. Cada ciclo de obsesiones así comienza y se cierra. Porque todo escribir nace siempre de una honda preocupación. Algo que intenta encontrar un sentido en nuestra cabeza y que solo cuando lo haya encuentra su fin.
en fin, no contradeciré tu opinión, que me parece muy válida, pero creo que todos sentimos diferente (la casuística puede emparejarnos eventualmente alguna vez)
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yo no sería capaz de crear una novela, aunque veces hay que tengo ideas de una trama, pero de allí a escribirla uufff, no
..
es interesante que te interpeles, eso te hace mejorar
saludos
O solo me vuelve loca ¿Quién sabrá?
ResponderEliminarSaludos