Todos mis males se curan con palabras escritas o leídas. Esto es así desde la primera vez que intenté entender el abecedario, cuyos trazos escritos a lo largo y ancho de una pizarra contemplé por vez primera y ahí mismo me enamoré. Supe que había un mensaje para mí ahí expuesto. Mis hermanos me cedieron de buena gana su lugar en aquella escuela de verano. Pero a mí me costó mucha cabezonería el que me apuntasen a mis cuatro años de edad. Fue el verano en que todos mis males comenzaron a curarse para siempre, justamente porque fue el verano en que aprendí a leer. Y también a escribir y a garabatear con casitas y flores los márgenes de todas las hojas.
Ahora leo en todas partes y todo el tiempo, y trato de no escribir, pero eso es imposible. Acabo de encontrar unas palabras hermosas que jamás antes había leído, por eso las dejo aquí, para que quienes tampoco las hayan leído las disfruten. Son hermosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu lees desde la invisibilidad y puedes aportar algo a este lugar, para ello existe