El dinero no compra la felicidad, pero sirve para vivir dignamente. Para tener un techo bajo el que refugiarse de todas las inclemencias del tiempo en el frío invierno. Para prepararse una comida caliente que nutra el cuerpo. Para poder costearse los gastos de toda enfermedad que pueda presentarse. Para hacer frente con tranquilidad a todas las facturas que llegan inesperadamente. Para dar un hogar conveniente a todos los niños que vienen al mundo. Y a todos los ancianos que ayudaron a conformarlo tal cual está con el sudor de su frente.
El dinero no da la felicidad, pero ayuda a sentirse feliz. Que nadie lo dude. Siempre es más feliz quien lleva una vida digna, y no nos llevemos a engaño, tal y como está planteada la vida dentro del planeta tierra necesitamos un cupo -al menos mínimo- de vil metal y si no, vamos directos a la indigencia, con el beneplácito del poder, aunque el miedo nos dilate las pupilas y el estómago se contraiga de puro miedo. Pese a todo al papá poder no se le movería ni una pestaña, ni al alto clero, ni a rey alguno sobre la tierra.
Hoy es el día del sorteo de navidad, lo sé porque los telediarios matinales ya están a vueltas de castañuela con el sorteo dichoso. Pues bien, me gustaría que ese dinero se lo lleven quienes más lo necesiten para alcanzar a una vida digna. O aquellos que estén dispuestos a luchar hasta el final por la dignidad de los demás. O quienes repartan salud entre quienes están en peligro de perecer por hambre o enfermedades insignificantes. Por una vez, aunque sea por una sola vez, me gustaría que todo el dinero extraído del sorteo de navidad sirva para mover la gran balanza del mundo, y que quienes más tienen se queden en la pesa de abajo, sin oler un céntimo. Quizá de este modo las cosas comenzasen a cambiar, y a cambiar para mejor; al menos por una vez.
Begoña, el dinero es una herramienta que se debe usar para cubrir nuestras necesidades, y hacernos felices en lo material. El problema surge, cuando para alguna gente, el dinero se convierte en un fin mismo. Acumularlo,no sirve para nada.
ResponderEliminarTe dejo la transcripción al castellano de "Danny Boy", la canción del vídeo que colgué en mi página ayer.
Oh joven Danny, las gaitas, las gaitas están sonando
De cañada a cañada, y en la falda de la montaña
El verano se ha ido, y todas las flores han muerto
Tu, tu debes marchar y yo debo quedarme.
Pero vuelve cuando el verano inunde el prado
O cuando el valle este en silencio y blanco por la nieve
Aquí estaré cuando brille el sol o en la penumbra
Oh joven Danny, oh joven Danny, te quiero tanto
Y si vienes, cuando todas las flores estén muertas
Y yo este muerta, pues puede que haya muerto
Vendrás y encontraras el lugar donde descanso
Arrodíllate y reza un "Ave" por mi.
Y te oiré, pisando suave sobre mi
Y todos mis sueños serán calidos y dulces
Si no mientes al decirme que me amas
Dormiré en paz hasta que te reúnas conmigo.
Es una canción tradicional irlandesa, que refleja la melancolía de la separación y la distancia, y de un amor intenso y apasionado.
Irlanda, ha sido hasta hace muy poco, fuente de emigrantes que buscaban su pan y su fortuna en tierras lejanas. En sus reuniones, como cualquier grupo de emigrantes, cantaban las canciones de su tierra, y esta, particularmente, reflejaba la melancolía y la pena de haber dejado atrás el terruño, y posiblemente, el amor de su juventud.
La versión de "Anuna", interpretada en el interior de esa iglesia, me pareció de una belleza increíble. Pensé que seria el mejor villancico que os podria "regalar".
Muchas gracias por tus palabras de apoyo. No estoy pasando por mis mejores momentos, y agradezco la calidez y la sinceridad que me has dejado en la página.
Felíz nochebuena
Rodericus, sigo creyendo que no podrías escoger un villancico mejor. La letra de Anuna encierra un significado precioso, y el vídeo espectacular en su sencillez y todo lo que representa.
ResponderEliminarEn tiempos difíciles me gusta pensar que todo cuanto cambia de golpe y nos hunde sin remedio será a la larga un cambio a mejor. A veces tras etapas pésimas llegan grandes sorpresas que nunca esperamos. Llegamos al mundo en soledad y en soledad nos vamos, y los grandes cambios en la vida los hacemos también en soledad, y en esa soledad debemos ser amigos infatigables de nosotros mismos. Somos los únicos que no podemos fallarnos, y quizá con los únicos que en verdad contamos.
En tiempos de oscuridad para mí te has asomado a la página de comentarios y me has dejado un gran foco de luz. Me alegro de haber dejado en tu página calidez y sinceridad, posiblemente era lo que necesitabas.
Feliz nochebuena también.