Al menos una vez al año es bueno que reconozcas que aunque creas haberlos dotado de vida en infinidad de escritos; esos que conservas en tinta, ni son, ni están. Son esos que callan tras su lápida y que quizá por eso no protestan por esos otros que tuviste el valor de crear para hacerte a la idea de que siempre vivirán.
Son esos, a los que con un sentimiento indescriptible fuiste a visitar para que sepan que aunque nunca te acostumbrarás a su silencio te siguen importando, porque la vida no es el tiempo que se vive; es mucho más.
Días de visitar cementerios para que no muera la costumbre de ir a buscarte a donde estás.
Claro que sí. Y porque sólo los vivos pueden visitar los cementerios. Y porque es bueno saber que somos los últimos en llegar aquí: que los pueblos, las familias, tienen una larga historia de la que formamos parte.
ResponderEliminarLos cementerios hacen visible la muerte, y eso es importante para entendernos mejor.
Claro que sí, hay que recordar a nuestros muertos.
Es curioso, este año estaba dispuesta a publicar una novela y mirando un centro de flores precioso recordé los motivos por los que no lo puedo hacer: necesito la opinión de personas a las que temo abrir heridas.
ResponderEliminarA veces visitar a quienes se han ido nos devuelve a la realidad.
Saludos