Bien, tenemos muy claro que en la vida se necesitan términos medios, pero conseguirlos es una tarea muy complicada. Porque en verdad si nos paramos a pensar, hay pocas personas que hayan conseguido elaborarse a sí mismas a base de los productos necesarios, en su cantidad justa. Siempre que pienso en una persona equitativa a quien me gustaría parecerme pienso en la misma; y es de la familia. Claro que ella habla cinco idiomas, es profesora, separada, madre de un hijo, independiente, y se crió como quien dice a sí misma toda la vida. Y si tuviese que elegir entre su niñez y la mía, lo siento mucho, me quedo con la mía. Con su vida o con la mía, me quedo con la mía. De modo que a fin de cuentas, supongo que aunque a ella la considero perfecta, prefiero seguir siendo yo. Aunque todos sabemos que peco de excesiva.
Y es que al final, el resultado de aquello que somos, nos viene dado por los años de vida. Y todo tiene su precio; cinco idiomas y una carrera de magisterio no se obtienen así porque sí. Hace falta exigirse mucho a uno mismo de forma constante. Cambiar estudios por diversiones. Cambiar amigos por libros. Cambiar tiempo de vida por tiempo de aprender. Cambiar espontaneidad por disciplina, deseos por obligaciones, impulsividad por carácter, desenfado por saber estar. Hace falta además de haber nacido con inteligencia, hacer un buen uso de ella. Es por eso que no es tan fácil . Es por eso que solo conozco a una persona que reúna en sí todas las cualidades que querría para mí, aunque prefiera mi vida.
Es por eso que no me obsesiono con la persona que quiero ser, sino que intento conformarme con la que soy, y desde entonces soy más feliz. A veces no queda más remedio que aceptar todas las limitaciones de uno, y hacerlo lo mejor que se pueda en base a ellas. Porque a fin de cuentas, todos tenemos dos únicas opciones: amargarnos la vida, o intentar ser feliz. Y de entre ellas siempre escojo la segunda, por qué mentir.
Os dejo un enlace interesante
Es cierto ese viejo dicho de El hombre siempre es el hombre y su circunstancias.
ResponderEliminarSi son buenas, mejor que mejor. Y si son malas, aprender a sacarles el mejor partido.
En la vida no hay fórmulas mágicas.