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miércoles, 11 de enero de 2012

Aviso de mi correctora particular

Ayer me armé de valor y presenté ante la persona que escogí para correctora un relato corto que quiero que supervise. La pillé desprevenida, que es como me gusta pillar a la gente porque es cuando da más de sí. Y recibí una pregunta: ¿Es ese el libro que va a hacernos ricos a todos? Por respuesta la miré de la forma con que sin decirle nada suelo decirle que no. Entonces extendió la mano y dejó el texto sobre la mesa. Apenas leyó lo primero, me hizo saber que siempre escribo los mismos rollos que no quiere leer, porque todos vienen a ser el mismo tostón que no hay quien se crea. Sonreí, porque en el fondo y aunque sea muy en el fondo las dos tenemos la misma impresión. Tomó un rotulador verde chillón y fue poniendo comas y puntos. Me hizo saber que ese porqué que tanto repito no existe y debería saberlo. A penas, ese a penas va junto. Y en vez de poner cuchitril, debería poner chavola. Este punto lo discutimos y no llegamos a un acuerdo, pero ella me lo dejó escrito por encima con mayúsculas. Y además me hizo saber que daba lo mismo lo que escribiera, porque siempre utilizaba personajes muy sumisos y que todos mis escritos se solucionarían de la misma forma: matando al personaje principal o enviándolo de una buena paliza al hospital, eso los haría libros pasables. Y todos mis finales eran demasiado fantasiosos, siempre partían de una dificultad grandísima para resolverse de un trazo pluscuamperfecto y maravilloso demasiado falso para ser verdad. Me sugirió un par de cambios que lo harían quizá merecedor de ganarse algo, pero cuando le dije que podíamos escribirlos juntas un día, me respondió que ni hablar, que ella tenía mucho que estudiar y muchos deberes que hacer. Vamos, que no pensaba perder ni un segundo de sus estudios y su futuro para dedicarlo a mis chucherías.
Quizá nadie entienda nunca por qué quiero que ella sea mi correctora, pero fue mientras estaba embarazada de ella que comencé a escribir mi primera novela, de modo que ella estaba conmigo en el momento en que mi afición extraña arrancó, y de alguna forma estamos juntas en esto. Eso me lo callé por no escuchar una perorata que me dejase de vuelta y media. En realidad yo no quiero que me corrija nada para ganar nada de nada. Quiero que lea esa historia aunque sea de corrido y encontrándole fallos insalvables, de principio a fin. Quiero que aunque no pueda entenderme, ni aprobar de modo alguno mis muchas chapuzas, recorra esas letras, porque en esa historia resumo todo cuanto para mí significa escribir. Algo que quizá no entienda, pero se encuentra ahí, entretejido en los tejidos de justo esa historia.

12 comentarios:

  1. Esta es una de las entradas que os juro que os quise ahorrar.
    Y como siempre no pude: yo mi me conmigo.
    Se siente.

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  2. Me ha encantado esta confesión.

    Yo sé que algún día te entenderá, y valorará tus palabras cómo merecen, algún día seguro que será ella quien te pedirá que escribáis un final juntas...

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  3. No hay peor cuña que la de la misma madera.

    No hagas demasiado caso en el apartado del argumento, tan solo ten en cuenta que sea verosímil.

    En cuanto a la nomenclatura de "chamizo", es perfectamente válida. Solo te recomiendo el diccionario Maria Molinar de sinónimos y antónimos, es realmente útil.

    Saludos

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  4. Nunca habia leido lo que habias escrito respecto de mi blog hace unos meses atras; SE ME LLENARON LOS OJOS DE LAGRIMAS..
    no puedo creer que haya alguien a quienle lleguen asi mis palabras, que gracias a mi historia crea en el amor verdadero.
    No te imaginas lo privilegiada q me hace sentir que te cause algo así mi relación.
    GRACIAS; infinitas gracias..
    me hiciste emocionar.
    ojala a mas gente, le cause lo mismo que a vos. GRACIAS

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  5. Rebeka, yo creo que más bien, el día en que yo me muera comenzará a buscar mis escritos para intentar saber quién fui. Y tal vez entonces, ella que en verdad tiene todas las cualidades que a mí me faltan, pula y corrija, termine y finiquite lo que yo empecé...o tal vez duela tanto que ni lo mire.

    Pero la opción ideal sería la que apuntas, que podamos compartir un mismo tiempo y un mismo espacio.
    Saludos

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  6. Rodericus, los hijos tienen una cualidad innata para detectar nuestros defectos y esquivarlos de por vida. Mi lado cursi y rebuscado le hace fruncir la nariz, incluso impreso :)

    En cuanto a chamizo, aquello tal y como lo vi era un chamizo. Para mí chavola es otra cosa, pero si una palabra significa el punto de acuerdo bienvenida sea.

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  7. Fiona, no tengo ni idea de a que palabras te refieres porque escribo como una loca a la que le quedan minutos de vida, tal que así pareciera.

    Pero creo que hay una entrada titulada a saber cómo ( no recuerdo) en la que dejé un enlace a un escrito tuyo en la que venías a decir que tu chico era tan perfecto que no había nada en él que quisieras cambiar. Si alguien me preguntase que cualidad creo necesaria para un amor duradero les remitiría a tu entrada, es por eso que intuyo que lo hice, pero aunque busco no la consigo encontrar.
    Algo está claro, todos los enlaces que dejo en el blog de una forma u otra me arañan el corazón. Y eso siempre es bueno.
    Agradezco tu gratitud.

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  8. Fiona, lo encontré y lo ratifico

    http://dasdelluvia.blogspot.com/2011/06/que-es-el-amor.html

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  9. Yo siempre creo que miradas frescas, diferentes, aportan una luz nueva. Pero también creo que esa no es mi luz. Mi luz, de no ser oscuridad, es la que yo veo, y en la que debo creer cuando escribo. De hecho ¿acaso no es lo que nos impulsa a ello?

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  10. Gilbert, un escritor en el que creo me decía que un autor nunca tiene perspectiva sobre su obra. Creo que se refería a eso, que a veces estamos tan enfrascados en la historia que escribimos con la propia carne, que no vemos la forma de hacerla fuerte. Que es lo que nuestros lectores perciben desde afuera.

    Y al intentar cambiarla le decimos justo eso: que no es esa la lección que queremos trasmitir. Sin embargo siempre les propongo -hasta ahora sólo tuve tres lectores- que hagan los cambios que crean necesarios y nunca lo hacen justo por lo mismo, no es su historia. Su historia sería otra de principio a fin. Y eso es lo valioso de leer y de escribir.
    Saludos

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  11. En la lectura como en todo, es cuestión de gustos. En una página web leí el primer capítulo de La mecánica del corazón y me cautivó, cuando intenté que ella lo leyera me preguntó que cuándo había visto un gato con lentejuelas. Y que no lo pensaba leer porque eso le parecía una chorrada.
    Sin embargo Mathias Malzieu, con su prosa cantarina y su aparente inocencia de contar las cosas, es uno de mis escritores favoritos. A mí me cautiva y me hace recapacitar, sonreír y disfrutar. Que es lo que busco en la lectura.

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