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lunes, 18 de octubre de 2010

Nada tan humano como desear

En su libro El alma está en el cerebro, Eduard Punset afirma:

El deseo nos saca de nosotros mismos, nos desubica, nos dispara y proyecta, nos vuelve excesivos, hace que vivamos en la improvisación, el desorden y el capricho, máximas expresiones de la libertad llevada al paroxismo. El deseo reivindica la vida, el placer, la autorrealización, la libertad.

Unos planifican su vida, mientras que otros la viven al ritmo que les marca el deseo. El deseo de vivir y de hacerlo a su manera. Por eso sus autobiografías son más descriptivas que explicativas, pues sus vidas no tanto se deben a los resultados u objetivos cumplidos, sino al sentido inherente al mismo proceso de vivir. Y este proceso, de uno u otro modo, lo establece siempre el deseo.

Si bien el deseo rebosa incertidumbre acerca del itinerario, a muchas personas les garantiza la seguridad en cuanto a los pasos dados. Bien entendido el deseo no es una voz oscura, confusa y estúpida, sino que - en una persona madura - es luminosa, clara e inteligente. Las emociones están en la base de los deseos y de la inteligencia se dice que es emocional. Visto de este modo, el deseo se convierte en el portavoz de uno mismo.

Nota: lo he copiado y pegado tal y como lo he encontrado en la red. Me gusta improvisar.

1 comentario:

  1. Punset tien la perticularidád y la virtúd de explicár hechos complejos con una simplicidád que pone al alcance de todo el mundo la comprensión de los mismos.

    Los deseos y los sueños, vienen a sér lo mismo, y la historia del progreso humáno no es otra cosa que la consecución de los deseos de muchos visionarios.

    Un salúdo

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