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jueves, 7 de octubre de 2010

Bernabé Tierno

Aprendiz de sabio es desde ahora el único libro que no quiero perder de vista. El que necesito al alcance de la mano, para leer y releer, aprender y forjarme nuevos propósitos que acaban siendo el mismo: soportarme a mí misma y a los demás, creo que vivir, definitivamente consiste en eso. Trescientas treinta y dos páginas llenas de buenos consejos que podrían reunirse en una frase muy simple, haz bien y no mires a quien, o en otra frase, quien da recibe multiplicado por cuatro todo lo que da, por lo tanto asegúrate de estar dando algo que jamás te canses de recibir.

Yo diría que es un libro de filosofía de vida, de saber hacer, de optimismo vital, de apartar de uno mismo todo aquello que no sirve, y un detectador de personas que nos amargan la vida y sugerencias de lo que podemos hacer con ellas. Es un libro sabio como su propio título indica y lo encontré en la tienda de viejo donde entro para retar a mi destino; y donde él me espera a su vez para retarme poniendo ante mis ojos todo aquello que necesito para vivir mejor, ya que solo en esto último centro mi vida desde hace meses. Ya no aspiro a escribir las páginas de mi vida, espero a vivirlas, buscarlas, encontrarlas, disfrutarlas, saborearlas y exprimirlas. Así que nadie se piense que abandono los retos, ni que los hago cada vez más inalcanzables, a veces vivir resulta mucho más fácil que escribir...escribir verdaderamente bien quiero decir.

Aprendiz de sabio es un libro que recomiendo vivamente a todo el mundo, y uno de esos que comprarías de diez en diez para regalar a las personas de tu entorno. Aunque hay personas a las que no se lo regalaría porque son perfectas como son, y solamente a ellas quiero en adelante como compañía (:P)

Copio tal cual el apartado del capítulo 44: Meterse a redentor:
No cometas la torpeza de convertirte en redentor de causas perdidas o en pie que soporta todos los pisotones. Si alguien pretende pasarte la patata caliente de sus conflictos y problemas personales, no la cojas. No eres el delantero centro del equipo que ha de sortear obstáculos en la vida de nadie, recoger todos los pases y al final disparar para meter en la portería de su vida el gol del éxito. Nadie puede jugar por otro la pelota de la propia existencia.

Ah, ¡qué difícil se hace a veces entender lo más básico! Tomo nota.

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