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jueves, 14 de octubre de 2010

Haberlos hailos

Ayer se daba la noticia: un maltratador se ha muerto a costa de maltratarse a sí mismo con las drogas. No es necesario nombrar a nadie, es uno de tantos casos en que un adicto a sustancias se muere. Pero me surge la pregunta de qué existió primero, esto es si el maltratador ya lo era, o las sustancias que ingería fueron minando su cerebro hasta el punto de volverle otra cosa que no hubiera sido sin la ayuda de ese abuso. Supongo que en esto incluso los profesionales de psicología tendrían diferentes opiniones, no lo sé, en todo caso está claro que hay una decrepitud que se va agravando a medida que se incrementan los consumos de alcohol o de drogas, y que llevados al límite termina cuando menos con la propia muerte. En casos peores con la muerte de otros y el suicidio final en una algarabía de locura sinsentido.

Cada uno tiene sus propias conclusiones al respecto y la mía es que no hay peor bajeza que ser lo que una sustancia - cualquiera que sea- quiera que seamos. He visto casos lamentables de padres que han tenido la mala suerte de tener tres hijos y los tres drogadictos, y verlos morir uno a uno de diferentes maneras, después de robarles todo cuanto poseían a cambio de una dosis y enterrarles en vida sumergidos en miles de problemas de los que no veían el modo de salir. En todos los juzgados les conocían y les reclamaban por todas las fechorías que sus hijos hacían.

Conocí también a un hombre alcoholizado hasta la médula que formaba jaleos imposibles en su casa, era el hombre más absurdo del planeta, y se terminó quedando solo cuando sus hijos crecieron. Tuvo la "suerte" de heredar la casa de sus padres, lo que a su mujer le dio el valor de separarse finalmente porque consideraba que al menos tendría un techo sobre su cabeza. Su declive fue brutal, hasta que una noche terminó quemado en su cama, quemando a su vez la casa. Usaba velas porque le habían cortado la luz ya hacía tiempo.

En cualquier caso tengo claro que en la violencia machista intervienen dos factores, alguien que machaca y alguien que "se deja" machacar. Y que para que deje de existir uno de ambos tiene que poner fin a lo suyo. Cuanto antes mejor.




2 comentarios:

  1. Una aguda reflexión la tuya, sobre todo el párrafo finál. Efectivamente, hay quién se deja machacár en un extraño ejercicio de masoquismo, que a veces acaba con consecuencias trágicas y mortales. Viví esta paradoja en mi familia, y lo mas sensato que pude hacér fué salír por la puerta lo antes que pude, y volvér tan solo de visita de véz en cuando.

    Mi madre falleció hará un pár de años, después de arrastrar durante años una mala salúd a consecuencia del trabajo duro y de sú particulár guerra, de la que tampoco queria prescindír.

    Y ahora tengo a sú verdugo ingresado en una clinica, y yo velando para que no le falte ningún cuidado y pueda llevár una vida minimamente digna el tiempo que le quede. No lo hago por él, sino por mí, para no tenér nada que reprocharme a mí mismo cuando todo haya acabado, y podér llevár la cabeza alta.

    Respecto al enérgumeno que se ha marchado y ya descansa en páz, no creo que nadie lo encuentre a faltár. Pero no ha dejado de sorprenderme la actitúd de Neira estos últimos meses, de una manera ú otra, se ha puesto a la altura morál de sú adversario por otras razónes. No exíste los héroes, quizás solo las acciones heróicas.

    Saludos.

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  2. Desgraciadamente se siguen sumando víctimas en casos verdaderamente dramáticos. Este verano escuché a una profesora de matemáticas decirle a un niño que su problema real con las matemáticas en todo el curso fue que su profesor le había hecho perder la confianza en sí mismo, y que eso fue lo peor que le pudo suceder.
    En un solo mes con esa profesora que le devolvió la confianza en sí mismo remontó las notas de todo el curso y le valió un aprobado en Septiembre, cuando el susodicho dejó le dejó muy claro al niño que en todo el curso no conseguiría aprobar . Estaba claro que con él minándole la moral todo el tiempo no. A veces es cuestión de rodearse de las personas adecuadas. Hay dos tipos de personas quienes simplifican la vida y quienes la complican, son los primeros quienes no se nos deben escapar.

    Y en cuanto a tener la conciencia tranquila sin duda es el mayor tesoro, con nadie vivimos tanto tiempo como con nosotros mismos y en toda circunstancia debemos aprender a extraer solo lo mejor, ello nos hace más válidos para nosotros mismos. Es lo que creo.

    Saludos

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