Powered By Blogger

jueves, 19 de febrero de 2015

Verbo corregir

Cuando digo que sigo inmersa en la eterna corrección de mis novelas, en realidad estoy intentando lidiar con algunos conceptos que me resultan complicados. O lo que estoy es eliminando, añadiendo o reconduciendo en un intento de formar algo global que tenga un principio y fin sin llevar al sueño profundo de por medio.

Creo que hallé una herramienta valiosa que desde aquí quiero compartir, aunque vaya muy escasa de tiempo. Elegí la página en la que siempre me tropiezo, todos esos conceptos son harto complicados para mí. Ahí os la dejo:

Sin borrones

miércoles, 18 de febrero de 2015

El increíble viaje de Mary Bryant

El otro día comencé a ver esta película y aunque al principio me interesó, en un momento dado me resultó tan cruda que cambié de canal...y nuevamente volví para quedarme hasta el final. Me impactó, mentiría si no dijese que me tocó las fibras. Destacaría ante todo la voluntad férrea de sus protagonistas para sobrevivir pese a todo y el amor; ese capaz de volver a darse todas las oportunidades precisas. Vamos, el verdadero, el que uno se lleva desde esta vida a la otra y quizá incluso allí vuelva a resucitar.

El fallo que le vi fue ya no tanto que la niña en la mayor parte de la película no crezca, sino que un bebé pueda sobrevivir con aparente tranquilidad cuando los mayores desfallecen de tal forma. Un niño más crecido lo haría más creíble, pero incluso a eso le doy un margen de benevolencia por el resultado global.

Parece que la historia real de Mary Bryant difiere en algún detalle, pero eso lo dejo para quién quiera indagar. Como no puede haber opiniones idénticas os aporto alguna más:


http://cronicasenferrocarril.blogspot.com.es/2012/03/el-increible-viaje-de-mary-bryant.html

viernes, 13 de febrero de 2015

Preguntas que me rondan

Hay una duda que de un tiempo a esta parte ronda por mi mente. Veréis, a lo largo de la historia de la escritura, no han sido pocos los autores que han pedido a su albacea literaria que destruya sus escritos tras su muerte. Creo que Kafka fue uno de ellos y que su albacea, en vez de destruirlos, los publicó. La pregunta es ¿que hace Google?, ¿los destruiría o seguirían pululando por ahí? Quien dice Google dice Amazon, etc.

Junto a esta cuestión hay otra que me ronda. Si yo tengo este blog y a partir de un día de estos decidiese publicar una novela con otro seudónimo y comenzar una andadura con mi otra identidad como escritora de novelas ¿Google respetaría mi decisión de comenzar de cero? ¿Me mantendría para siempre desvinculada de este blog? Sé que sobre el papel lo haría, pero ¿llegaría a comportarse -a su manera- como el albacea de Kafka?

No es por nada en particular, o sí; en todo caso es que de cuando en cuando me surgen preguntas acerca de ese monstruo al que nadie le conoce la cara, el monstruo de Google; o San Google, aquel que todo lo sabe. Y aquel al que todos recurren.

lunes, 9 de febrero de 2015

Un sueño nace porque nace, de ahí en adelante vive. Esto es así

Hace días me regalé un portátil viejísimo para usar solo con el word. El chico que me lo vendió se volvió loco para demostrarme que servía para navegar por Internet, y aunque servía de muy poco y muy mal, se quedó de una pieza cuando sin regatear tan siquiera acepté su precio.
De una pieza se quedó la chica de la tienda de informática, cuando llegué con él y le dije que solucionara algunos problemas que tenía y le instalase un word, el que pudiera. Me comentó que esperaba que no hubiese pagado mucho por él porque era más o menos de la era de los dinosaurios. Sonreí con mi sueño entre los labios y el secreto anhelo de que el ordenador estuviese bien dispuesto a cumplir con su parte, porque yo pondría mucho empeño en cumplir con la mía. Cuando la chica de la tienda me lo devolvió dijo que navegaba sin problemas, no la creí, no navegaría ni para atrás, pero no le dije que solo lo quería para el word. O sí, se lo dije y la verdad, tampoco me entendió. Volvió a insistir en que navegaba bien y que sin Internet ningún ordenador servía para nada.¿¿¿...???
Ahora mismo lo iba a arrancar, pero antes debo hacer anotaciones, tengo ante mí un archivo de word de seiscientas y algo páginas a doble espacio. Cargadas de errores gramaticales y demás y sé que alguien tendrá que echarme una mano si en algún momento quiero subirlo a Amazon. Me han mandado tutoriales de cómo hacerlo, pero son demasiado complicados para mí como concepto. Y tampoco es el momento. Por ahora me queda elaborar un croquis en papel. Es decir, resumir la historia ya pasada a word, a papel, y leerla toda de principio a fin sin cambiar una palabra. Sudo de solo pensarlo, pero una escritora extranjera dice que en el momento en el que está mi escrito se debe obrar así; asegura que es inútil corregir palabra por palabra algo que sin duda volverá a cambiar en el proceso.(Parece poca cosa, pero es una exigencia que no sé si podré cumplir. Espero adquirir la disciplina necesaria en el trayecto).
Ya ni quiero contar el momento en que traje mi viejo portátil azul a casa y las risas y desconfianzas que desató. "No sirve para nada" fue lo primero que escuchó, después me tocó a mí "Tu sueño de escribir tampoco sirve para nada". No respondí. No voy a decirles nunca que mi sueño de escribir me salvó la vida hace tanto tiempo. No voy a admitirlo ni ante mí. ¿Cuánto vale este deseo de encaminar mis historias de principio a fin?, más que el concepto que tengo de mí misma, eso seguro. Y más que la realidad absurda que como país nos toca vivir. Por valer, vale más que todas las fortunas que ahora algunos no saben ni explicar de dónde salieron, o cómo crecieron hasta volverse desorbitadas.
Cuánto vale el sueño de encender un portátil viejo tiene una respuesta sencilla, con la casa a quince o dieciocho grados da gusto escribir. Es mejor que hacerlo desde otro ordenador con torre y monitor en el helado desván que en esta época no sube de los tres grados. 
Cuánto vale el sueño personal de cada uno es incalculable, aunque siempre lo pongamos en duda: Un sueño vale más que un tesoro; porque a poco que lo cuides se convierte en un valioso motivo por el cual vivir.

martes, 3 de febrero de 2015

Seguiremos viviendo, de Elisabeth Pedrosa

Se dice que Internet ha cambiado nuestra forma de leer, puede que sí, a mi parecer algunos buscábamos en los libros lo que ahora encontramos de otro modo más directo, sino mejor. Ayer mismo, viendo por casualidad una entrevista en televisión, sin saber absolutamente nada de una mujer a la que entrevistaban, con solo un clic llegué hasta el resto de la cuestión.

 Esa mujer es Elisabet Pedrosa, una madre que escribió un libro titulado Seguiremos viviendo. Un libro que comenzó a escribir dos días después de la muerte de Gina, su hija de 11 años. Si bien es madre de otros dos.

Con este libro quiere contribuir a que los cuidados paliativos pediátricos sean una opción disponible a todo aquel que los pida. Para su familia en esos momentos tan complicados, según cuenta, fueron una bendición.

Como decía, siguiendo al detalle la entrevista, con solo un clic, pude ampliar la información acerca de quién es y qué hace Elisabeth Pedrosa. Esto hace años sería impensable, nos volveríamos locos intentando recabar información. No voy a negar que esto ha cambiado mi forma de leer, me ha hecho mucho más selectiva, y como ser humano -quisiera pensar- mucho mejor. Es imposible que leyendo a personas tan especiales como ella (por el momento a través de su blog) uno no aspire a colaborar en cierta forma a llevar mucho más lejos el eco de su voz.



lunes, 2 de febrero de 2015

Desapego y orden, puzzle vital

Intento desapegarme de objetos viejos que hasta hace muy poco poseían vida. Si nos atenemos a la realidad, no, no la tenían, pero estaba tan conectada a ellos que durante mucho tiempo obré como si en vez de cosas fuesen personitas. Está bien recordar los pasos que dimos para llegar donde estamos, pero igual de importante es soltar lastre. Duele deshacernos de aquello que forma parte de nuestro pasado, pero que solo ocupa espacio y ya no necesitamos. Es un proceso lento que un día se empieza y se hace rutina. 

Hay que simplificar. Es menos costoso y más natural. Solo al restar lo que sobra uno se queda con lo necesario de verdad. A pasito lento de tortuga me voy desprendiendo de lo no tan necesario y voy guardando lo vital. 

Desapego, desapego, desapego. Verbo desapegar. 

Intento también cambiar mi relación con este espacio sin cambiar su significado. He aprendido a pasar días sin añadir una palabra. Al principio me ha costado casi tanto como dejar de respirar. Sin embargo he respirado. 

Intento encajar mis universos para que en vez de restar, se sumen. Para ello ha sido y es necesario desapegarme de todo lo que estorba a mi proyecto -dichoso proyecto-, la última corrección que vuelve pidiendo paso.

Empezar de cero. Siempre empezar de cero. Sabiendo de dónde se viene, pero ignorando dónde se va. Es necesario crear espacios donde vivir y soñar encajen dentro de un puzzle que no moleste, que se pueda conservar. Desapego y orden para no terminar más loco de lo que ya se está.

viernes, 30 de enero de 2015

Día de la Paz

Unicef nos aporta datos para la reflexión: Uno de cada diez niños está en peligro de muerte inminente porque vive en una zona de conflicto armado.

Estas cifras escalofriantes dejan claro que aún estamos muy lejos de haber conseguido toda la Paz que necesitamos. Queremos más.

Sin olvidar aquello de que la paz mundial empieza dentro de nuestras casas. En esto como en todo es necesario sembrar.


lunes, 26 de enero de 2015

Lo difícil es concluir y mantener con vida lo escrito

Lo difícil no es escribir, es hacerlo con mesura. Dominando el tiempo que le puedes dedicar. Conducir la historia en la forma en que quieres ordenarla.

Lo difícil, después de haberla concluido es no volver a empezar. No repasar hasta el infinito en busca de los gazapos o palabras que no cuadran donde están. Lo complicado es sacarla de tu cabeza y dejar espacio para recordar dónde guardaste las cosas, o los recados urgentes que tienes que llevar a cabo en su correspondiente horario. Cumplir los demás horarios y tareas es lo que no te encaja dentro del plan.

Lo casi imposible es que cuando le das espacio a una novela ella tenga la deferencia de dejarte ser tan eficiente en el resto de facetas imprescindibles en tu vida, esas que atañen a los demás. Son a su manera como la hiedra, primero asoman una hoja, y después sin saber cómo, te van enredando en ella y se van estirando sin ton ni son, reclamando el espacio de las rosas, de los geranios, de los gladiolos...hasta que armado y tijera en mano comienza la danza de la poda. Siempre lo complicado es podar.

Si ha ido creciendo demasiado tiempo a su antojo, sangra cuando la recortas. Y tal como la hiedra, en algún momento ramas y hojas van quedando muertas. Odias ese sentimiento de haber matado sin saber ni cómo lo que estaba vivo. 

Lo difícil pues no es escribir, es mantener con vida lo escrito el tiempo suficiente para concluirlo. 


viernes, 23 de enero de 2015

En plena campaña electoral todo revuelo

Huele a elecciones cercanas, todos se preparan para dar el do de pecho allá donde vayan. Les miro de reojo porque mientras ¿millones? de familias iban perdiendo sus derechos, me da la sensación de que callaban.

Y yo no olvido. No soy rencorosa pero no olvido.

Veo como asoman la patita por debajo de mi puerta y no les abro. Quiero un cambio de verdad en esta sociedad en la que vivo. Y si tengo que ser sincera, de momento, de todos los posibles candidatos desconfío. De unos porque ni tienen un programa creíble, ni les creo capaces de llevar a cabo lo que cuentan. De otros porque ya me están tardando en irse. Y de otros porque han estado demasiado tiempo callados viéndolas venir; o así me lo parece. De aquellos porque lo quiera o no, jamás se aproximarán a la meta desde la cual competir.

Huele a elecciones cercanas y todos se estiran satisfechos de sí mismos. Lamento decirles que yo sigo evaluando pruebas y de momento para mí todos tienen un suspenso. Sigo relamiendo heridas. Tiempo al tiempo.


jueves, 15 de enero de 2015

Un camión de ropa y material escolar para Ginea Cronakry


Keita Morique es un habitante de Guinea Cronakry que trabaja en Navia, concretamente en Ence, pero que no se ha olvidado de su gente, por eso ha comprado un camión con el que contribuir a la mejora de su región, que recientemente ha padecido la crudeza del Ebola, y se estima que aún se sigue padeciendo en un 5%.

No es un viaje exento de peligro porque son 6.000 kilómetros atravesando lugares conflictivos, pero Keita asegura que no tiene miedo, aunque un poco de “cosilla” sí.  Le embarga sobre todo la ilusión de contribuir a la mejora de las condiciones de vida de su gente, llevando ropa usada para niños y mayores, y material escolar que le quieran donar (el lugar de recogida será la portería de Ence, Navia, hasta el viernes 23), no es esta la primera vez que hará este viaje de 6.000 kilómetros, ya lo ha hecho una vez anterior. No hace mucho envió 4.000 euros para construir un pozo de agua, tan necesario para facilitar sus vidas y salvaguardar su salud. También construyó una escuela a la que aún le falta el mobiliario.
Keita es un hombre joven lleno de ilusión, que no olvida sus raíces ni la dificultad que los suyos atraviesan. Estoy segura de que de aquí en adelante seguiremos teniendo noticias suyas, porque aquello que un gobierno entero no consigue –a veces porque no lo intenta- logra conseguirlo una sola persona con un mínimo de determinación. Y sacrificio, por supuesto.
Guinea Cronakry, así como Keita, esperan un poco de colaboración.

No os perdáis la forma en que él mismo lo cuenta:


http://www.rtpa.es/sociedad:Campa%C3%B1a-de-recogida-de-ropa-usada-y-material-escolar-en-Navia-_111421264412.html

miércoles, 14 de enero de 2015

Lo que sin ser tan importante como antes, aún lo es

Hace semanas en una entrevista de radio, así sostenida al azar, alguien decía: "Ese tipo de cosas ayer te parecían tan importantes cuando las tuiteabas; y que ahora carecen de importancia. Que te parecen incluso tan estúpidas y te dices, cómo pude tuitear algo así...".

Dormidas dentro del disco duro de un ordenador que ya ni enciendo por no pelearme con su ritmo o su contenido, duermen mis novelas. Esas que una vez tuvieron tanto sentido y latieron con tanta fuerza y se han ido quedando a la espera de que pueda afrontarlas sin poner mi vida tan de cabeza. Tal vez a la espera de que pueda mirarlas sin ser tan consciente de que fui quien las escribiera y mostrarme de algún modo indulgente para extirparlas del disco duro y dejarlas fluir. Volverlas libres de ir por donde quieran. Incluso huir.

Me digo que tal vez un día encuentre la fuerza, o la debilidad necesaria, para sentirlas de nuevo importantes en mi presente. De momento no ocurre así. Siguen durmiendo su duermevela, quizá contentas, de no verme entrar de esa forma obsesiva por allí.

martes, 13 de enero de 2015

Primera lectura del año

Hace semanas desistí de seguir almacenando en mi casa aquellos libros que nunca pude leer. Esos que en diversas ocasiones intenté llevar a término, sin conseguirlo. Esos que más de una vez presté bajo advertencia y que otros tampoco consiguieron deglutir; ese tipo de libros que hacen perder la paciencia de quienes de buena fe intentan pasar un rato agradable o evadirse, y de paso aprender. 
Dentro de mi tarea de guardar solo lo que me sirve y desprenderme de aquello que ocupa un espacio innecesario en la casa, los metí dentro de una caja y semanas después los rescaté. Volví a intentar sumergirme en ellos y los devolví de nuevo a la caja, después los llevé a esa tienda grande que recoge todo aquello que te sobra. Un lugar donde a precio módico puedes encontrar infinidad de libros que leer, libros que para poder leerlos necesitarías cien vidas. Por tener, tienen de todo, vestidos de novia por 5 euros, muebles cayendo a trozos o cuadros que de solo colgarlos en tu pared te harían vivir continuas pesadillas. Pero tienen tal cantidad de libros de toda época o de toda clase, que como aficionada a leer no me resisto a pasarme por allí de cuando en cuando. Muy de cuando en cuando en verdad. Y voy buscando libros muy concretos, que aún no encuentro, por eso volveré una próxima vez. 
Ayer me encontré Flor del desierto de Waris Dirie, un libro tan hermoso que no pude resistir verlo de costado, lo puse encima del resto, para que alguien afortunado lo llevase a casa. Varios libros de Dickens, alguno de Zane Grey, pero sigo sin encontrar mi segunda parte de Guerra y paz, de Tólstoi. Fue una hora abundante la que me llevó decidirme por cuatro nuevos libros: Memorias de África, de Isak Dinesen en una versión antigua ( este lo compré para compartir, puesto que me fascinó hace años cuando lo leí), A educar también se aprende, de Miguel Silveira, ( a ver si me educa algo), Forastera, de Diana Gabaldon, (664 páginas que parecen divertidas y bien escritas) y Las cinco personas que encontrarás en el cielo, de Mitch Albom (me ha regalado 26 páginas gratificantes ayer mismo en cuanto me lo traje a casa, y estoy deseando leer otra vez). Lo siento por los Ebook, a mí me fascina leer en papel, abrir, cerrar, oler, palpar. Traer y llevar sin apagones imprevistos o destellos que me rompan los ojos. 
Soy consciente de que siempre saldré a buscar los mismos libros y nunca los encontraré. O tal vez puede que sí, a saber.
El motivo de esta entrada tan larga que no estaba planificada así, es que a veces parece que el firmamento nos observa de cerca. Ayer me traje a casa estos cuatro libros a un precio irrisorio, tal como si estuviesen expuestos allí para mí. Para aquella que hace unas semanas donó unos treinta libros y otras muchas cosas. 

jueves, 8 de enero de 2015

Viene del anterior

Desde mi última entrada no he podido dejar de darle vueltas a lo dejado en suspenso, ahí va mi valoración: No hay valentía cuando hablas protegido por todo tipo de blindaje. Sin embargo si eres un cobarde, nada te escudará de tu cobardía.
Decir que los españoles ya no temen perder su puesto de trabajo es un insulto a la realidad, nadie desde la última década tuvo mayor temor, al ver la facilidad con la que de un día para otro te dejan tirado en la calle. Con menos prestaciones por desempleo, mayor dificultad de encontrar otro lugar donde trabajar, con la subida de impuestos al alza o la carestía de vida subiendo un peldaño más. Con menos presupuesto para los fines sociales y la sanidad...
Y es también una falta de respeto a quienes se han visto endeudados hasta las orejas por lograr algo tan vital como un plato diario en la mesa, o para quienes sin miramientos y en tropel fueron desahuciados. Se vieron obligados a cerrar sus empresas o han tenido que poner tierra de por medio para buscar una forma de vida, digna, en el extranjero. 
Y así podríamos seguir desgranando gota a gota la realidad: Atravesamos tales turbulencias que con tanto ruido hemos perdido los sueños; se aletargaron hasta que pase el rigor de este invierno frío, donde todo parece imposible, incluso soñar. No pueden brotar ni los sueños en esta tierra yerma donde cada día nace una nueva trola con la que intentar sembrar normalidad. La normalidad, señores, desde luego, es otra cosa.


viernes, 2 de enero de 2015

Menudo titular

"La gente ha perdido el miedo de quedarse sin puesto de trabajo".

Al leerlo he intentado ser buena, sin conseguirlo. Esperaba que el cambio de año me hiciese mejor persona, pero va a ser que no. Releo el titular por enésima vez y constato que algunos no llegarán a caerse nunca del guindo.

Incluso llego a dudar, de si hay que ser muy cobarde o muy valiente, para en el año que arranca, esgrimir tal titular.



viernes, 26 de diciembre de 2014

Un lugar donde refugiarse, de Nicholas Sparks

Este libro me lo apunto para leer durante el próximo año. Después de un año en el que de nuevo comencé y aparqué bastantes libros, compré y tengo pendientes otros muchos de una librería de viejo, que no tengo tiempo -o el interés suficiente de leer-; no voy a hacer ninguna lista de libros para recomendar. El motivo es que nada de lo leído este año, a parte de los que ya he señalado en el blog, me ha llamado demasiado la atención. La lectura y la escritura en mi caso han quedado confinadas a una parcela mucho menor, o cuando menos han dejado de ser una obsesión. No sé cual ha sido la fórmula, o no voy a contarla, pero haber "recuperado" parte de mi tiempo era algo que necesitaba de verdad. Y ya sin obsesiones ni metas, siento que tengo libertad, lo cual no está mal.

Hace unos días veía una película que cuenta mucho, pero lo hace de una forma veraz y sencilla (un objetivo no fácil de alcanzar); me perdone su director, cuyo nombre desconozco en este momento, Google lo sabe sin duda. El escritor de la obra en la que está basada es mi escritor vivo predilecto, por los ingredientes que amasa en sus libros, a los que ni les falta ni les sobra Nicholas Sparks. Para mí tiene el buen gusto de cuidar bien los detalles y no ser pesado, tanto sus diálogos como sus descripciones tienen el tono justo. Lo siento por los grandes literatos que fruncen el ceño ante sus ventas; yo a veces tampoco entiendo que defiendan los libros que ellos defienden. No todos hablamos el mismo idioma. Afortunadamente. 

Pues bien, el libro aún no lo leí. No puedo decir en qué medida el director de la película ha sido fiel a la historia. Lo que sí puedo decir es que me parece muy recomendable para ver en familia o en soledad en estos días festivos, porque un lugar donde refugiarse nunca está de más. Y porque es una historia tintada en cierta manera por ese espíritu que recorre La Navidad.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Feliz Navidad

Desde hace horas
el mensaje que más recibo
es justo ese,
Feliz Navidad

Y no me gusta ser egoísta
por eso te lo paso:
Feliz Navidad

Y que durante 2015
siempre que lo quieras
nos volvamos a encontrar

Sé feliz, siempre que puedas
y aunque ni puedas
sé feliz =)







martes, 23 de diciembre de 2014

Lluvia de millones

Esta mañana el repaso a los premios de la lotería de Navidad dejaba un resumen de cómo se encuentra la salud del país. Quizá los datos mostrados proviniesen de alguien que tras una criba mostró lo que más le emocionó. O tal vez fuesen mostrados tal cual, poco importa. El caso es que reflejan la forma en la que se encuentran las cosas a día de hoy.


El micrófono y la cámara iban persiguiendo historias por doquier, y se encontraron a premiados que no teniendo con qué pagar la luz, estando a la espera del corte, ya tenían para pagarla. Gente que esperaba la cruel guillotina de un desahucio que por suerte nunca se producirá. Quienes estando al paro y sin recursos ya tenían un respaldo para salir adelante. Y también trabajadores en trabajos mal pagados que al fin podrán respirar. O inmigrantes que con una cuenta corriente bien vacía, ahora tendrán el dinero suficiente como para poder regresar a su tierra, y obligarla a prosperar.


En esta lluvia de millones no vimos a los millonarios que sumarán más imperios, haberlos hailos, pero con la que está cayendo este resumen improvisado de tantas historias que no conocemos, da para mirar al sol tibio que está saliendo y respirar. Eso si, mientras a otros se les sigue atragantando el maremágnum de desgracias que suma y sigue. En esta lotería caprichosa que es la vida, que unas veces viene y otras se va.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Retazos...

La Navidad deja de ser alegre cuando dejas de compartirla con todos aquellos que la convertían en especial, pero que a través de lo vivido siguen siendo.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Alcoa Avilés al borde del cierre

En la nueva subasta eléctrica no habrá bloques de 90 megavatios, condición indispensable para que Alcoa mantenga abierta su fabrica en Avilés. Solo saldrán a subasta bloques de 5 megavatios. De manera que 400 familias que se han movilizado sin desfallecer, y lo seguirán haciendo, se verán abocadas a engrosar las listas del paro. Vamos, que éramos pocos y seremos más, ante la incapacidad de despeine del ministro Soria.


La subasta se producirá los días 22 y 23 y nada hace prever que ni Alcoa ni el ministro Soria lleguen a un acuerdo.


De modo que heme aquí, enfadada hasta límites que no se podrían imaginar, dispuesta a presentarme ante la fabrica avilesina a las 10,30 en que está convocada una concentración de protesta. Me enerva que el paro se siga extendiendo a sus anchas y que los ciudadanos cada vez estemos más indefensos ante las decisiones de unos y otros. Aquellos de los que dependemos pero que parecen prescindir de nosotros.


Alcoa Avilés está al borde del cierre. Una empresa que hasta ahora ha ido cumpliendo rigurosamente con todos y cada uno de sus empleados; y con todas las exigencias del gobierno, eso también. Hace días, 20.000 personas salieron a protestar por este cierre y no fueron suficientes, subamos la cifra, ministro Soria, usted que nunca se despeina ante nada...¿Cuántas precisaría ver concentradas esta vez?

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Centrarse en las Aficiones

Es inevitable que llueva, estamos llegando al invierno y también es inevitable que el mundo gire alrededor de nuestras pasiones. A veces por pura casualidad, otras por procrastinación, llegas a nuevos lugares que amplían el objeto de tu interés, sin que por el momento te convenza de ponerte manos a la obra. Los años perdidos dando vueltas a lo mismo sin verte satisfecho con los resultados te echan para atrás. Sin embargo la información encontrada es útil y necesaria para un mañana. Mientras tanto vives. Que no es poco.


Os dejo una entrada que habla del mundo de la escritura y la publicación. Un blog Interesante sin duda.

sábado, 13 de diciembre de 2014

A 13 kilómetros de la llegada a la manifestación

Cuando estábamos a solo 13 kilómetros de la llegada A Coruña se produce un chasquido fuerte en el autobús y nos deja tirados. "Los gritos de Alcoa no se cierra. No se cierra" se oyeron más altos y repetidos desde nuestra salida de Avilés. Tenemos que quedarnos bajo un puente - suerte que había un puente allí mismo que actuó como paraguas- bajo una intensa lluvia. Era ya noche cerrada, pero la manifestación tuvo lugar allí mismo, ante la incredulidad de los coches que pasaban. Enviaron otro autobús a recogernos y cuando llegamos A Coruña ya no había manifestación, nos dejaron delante del edificio de La Delegación del Gobierno. La mayoría sin paraguas y sin lugar donde refugiarse de un aguacero intenso.


Como anécdota contaré que el edificio tiene aleros, pero bajo cada alero hay un pequeño jardín, me acerqué a la pared para guarecerme un poco y un policía de malos modos me dijo lo siguiente "señora no está permitido acercarse a las paredes porque no están pintadas". Me disculpé y volví de nuevo al aguacero. Era cierto, las paredes exteriores no estaban pintadas, eran de granito rústico, que vale una verdadera pasta y se usa mucho allí. Como lección extraigo que el edificio de La Delegación del Gobierno de A Coruña, como el resto, no están edificados para la comodidad de la ciudadanía común y corriente; si no para aquellos que tienen la suerte de tener un trabajo seguro y muy bien pagado. Y por tanto no entienden la precariedad que puede asaltar a quienes a partir del día 30 se quedarán en la calle. Porque Alcoa, que recibió tantas ayudas que ahora no valora, sigue sin mover un dedo. Nosotros, los manifestantes que nos quedamos a merced de una avería, de la dirección de un gobierno que no escucha y de una empresa que no se baja del pedestal, nos limitamos a esperar a que llegase un autobús dispuesto a devolvernos a nuestro lugar de origen después de una larga espera. La manifestación volvió a repetirse en el autobús de vuelta a casa "Alcoa no se cierra. No se cierra". Era más bien el grito de una derrota que va ganando terreno.


A estas horas nadie sabe lo que sucederá o no sucederá finalmente, pero no me cabe duda de que los trabajadores de Alcoa seguirán saliendo adelante de una forma o de otra, porque señores, somos trabajadores y allí donde ofrezcan trabajo nos podrán encontrar. No necesitamos edificios impresionantes revestidos de granito donde sentar nuestras posaderas. Y no ahuyentamos a nadie. Ni si quiera insistimos mucho en que se nos quiera escuchar.

viernes, 12 de diciembre de 2014

20.000 personas caminando por un objetivo común

Ayer en Avilés se echaron a la calle 20.000 personas para apoyar a los trabajadores de Alcoa, que ataviados con camisetas amarillas, dejaban clara su petición de que la fábrica no eche el cierre el día 30 de este mes. Como es lógico no había camisetas amarillas para todos, ni era la primera vez que salían a la calle para manifestarse contra esa amenaza de cierre, que como fantasma añejo asoma de cuando en cuando.


Como participé en la manifestación, puedo decir con rigor, lo mucho que impresionaba estar entre tanta gente de toda índole y condición. Todos unidos por la buena marcha del trabajo, ese que todos necesitamos para seguir formando parte de una sociedad que de verdad avance a mejor. Para el mantenimiento de nuestra sanidad, para garantizar las pensiones de nuestros mayores, para que todos los niños tengan derecho a la educación, para tantas labores sociales...en fin, para el bien de todos.


Delante de mí caminaban con bastones muchos ancianos con verdadera dificultad para hacer el recorrido de un tirón, apoyados en sus muletas lo hicieron completo. Ole por ellos. Muchos cochecitos de bebés, sillas de bebés, niños pequeños sobre los hombros de sus progenitores y otros que a pasitos cortos fueron caminando también. Ole por ellos. Hombres, mujeres, chicos y chicas participaron aún sin tener a gente directa implicada en esta lucha, salieron a la calle por aquello de "hoy por ti y mañana por mí", que hace avanzar los países hacia un mañana mejor.


Los trabajadores de La Coruña se desplazaron en autobuses para participar en una lucha conjunta que incluye a todos. Hoy nos toca a nosotros visitar su ciudad. Lo haremos sabiendo que tal como en Avilés todos responderán. 


Porque hoy es nuestra lucha, pero mañana puede ser la tuya. Y nadie puede quedarse en casa de brazos cruzados mirando para un mundo que hay que mejorar. La sensación es la de que hay tanto por hacer y queda tan poco tiempo... 

jueves, 11 de diciembre de 2014

Nacidos trabajadores

Con la carta de despido en una mano y la ilusión en la otra, no dejaremos de manifestarnos para tener un derecho tan primordial como el derecho al trabajo. Entre otras cosas porque a nosotros nadie nos proporcionará una tarjeta black, o como quiera que se llame a esas tarjetas con las que uno puede gastarse el dinero de otros en lo que le de la gana.


Nosotros, quienes solo sabemos utilizar el dinero ganado con nuestro trabajo, solo reclamamos ese derecho: el derecho a seguir trabajando.


Y de paso podremos reclamar el derecho a que aquellos que gobiernan lo hagan pensando en quienes día a día terminan su jornada laboral con la carta de despido en la mano.


Porque señores, aunque aún no se hayan enterado, sin empleo no se puede sustentar a una familia honrada. No nos vengan con milongas de otro tipo como que todo va bien y bla, bla, bla. Porque la realidad de algunos cuantos no se deja mejorar. Si no es manteniendo en pie su puesto de trabajo.


Por eso no nos dejaremos de manifestar, ya sea reunidos frente a la empresa, caminando 28 kilómetros hasta la capital, donando sangre; o tomando un autobús hasta Coruña para unirnos a los demás trabajadores y hacer fuerza.


No vamos a quedarnos parados. Seguiremos reclamando nuestro derecho a trabajar, tal y como lo venimos haciendo. Se nos ha inculcado de pequeños: aquí quien no trabaja no come, esa es desde que nacimos nuestra realidad.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Historias tristes que acaban bien

El mar, que aparentaba calma, se enfureció. Se agitó como si un viento huracanado se hubiese alzado contra él, que ya dijo que nunca volvería a ir de pesca solo. Eso fue lo que recordó cuando perdió el equilibrio, aunque ya no pudo arreglarlo. El golpe seco lo pilló sin saber bien donde estaba y de pronto un dolor agudo se hizo eco de las olas envalentonadas; pero esta vez el centro del oleaje lo sintió por dentro.


Al volver en sí, fue la pierna la que reclamó todo el malestar. Y pudo volver a tierra tiempo después para caminar lentamente hasta el ambulatorio. Allí se armó de paciencia y de buen humor. Y le contó a un amigo que creyó morir. 


Horas más tarde, de vuelta a casa, volvió a prometer que no volvería a embarcarse solo nunca jamás. Los que lo oyeron en vivo y en directo movieron la cabeza de un lado a otro, porque hay promesas que aunque él quiera cumplir a rajatabla, por mil motivos, nunca podrá.


Hay historias que tienden a repetirse de cuando en cuando sin tanta suerte. Tantas historias como gotas de agua contiene el mar.



domingo, 7 de diciembre de 2014

Frases para recordar

Estábamos asustados, pero nuestro miedo no era tan fuerte como nuestro coraje.


                                                                            Malala Yousafzai







martes, 2 de diciembre de 2014

Suma y sigue, Alcoa Avilés

El futuro de nuevos trabajadores en el aire. Intentos de acuerdo. Reuniones y manifestaciones. Si me preguntasen yo diría que este fue un año aciago para los trabajadores.


Los de Alcoa Avilés hasta ahora habían logrado ir sobreviviendo con sus más y sus menos. A partir de este momento no se sabe cómo será. Ya se sabe aquello de que cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Si bien uno sigue pensando que quizá a él no le tocará...y va y le toca.


Lo dicho, este ha sido un año desastroso para el mantenimiento de un empleo. Para el repunte de las economías familiares. Para asegurarle a los hijos un plato de comida en la mesa. Para pagar con tranquilidad las facturas. Para respirar a fondo cada día. Para conservar la calma ante el futuro.


Los trabajadores de cualquier empresa son igual de importantes, porque cada cual arrastra sus propias cargas personales. Porque cada uno de ellos es capaz de enriquecer la sociedad. Por eso en este momento no me rasgo las vestiduras.


Alcoa Avilés está en este momento al borde del cierre. Veremos a ver qué pasa. La cosa pinta muy mal. Nuevamente quienes podrían intentar solucionarlo comunican. Siguen comunicando y mirando para otro lado. Mal nos va.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Esa sensación de rapidez

Veloces los días que aproximan la navidad

que nos hacen más viejos

que nos suman canas,

veloces los días que nunca volverán.


jueves, 27 de noviembre de 2014

Curisosa nuestra forma de leer

A veces leemos un poema triste que nos toca por dentro y llegamos a esa parte que nos trae algo al recuerdo; y sin querer, volvemos a leerlo y lo reconstruimos. No voy a hacerlo aquí porque el poema no es mío y se me haría una falta de respeto, pero resultaría muy sencillo.


Sería algo así: tuve que dejarte marchar porque la muerte no me preguntó, pero sigues viviendo en el recuerdo de los días que compartimos. Esos días que unas veces lloran de dolor y otras veces resuenan de alegría porque todo lo compartido se quedó. Así como vive lo importante que una vez ocurrió.


Os dejo el poema de Sneyder porque es precioso y porque en esta mañana rara eché en falta a una persona. De esas veces en que te gustaría rescatar a alguien de su eternidad tan larga para darle un achuchón. Cumplí el encargo de abrir el buzón para recoger las cartas de la casa esta temporada a veces vacía. Y al abrirlo, algún ayer se me coló.


El día no puede ser más soleado y perfecto, pero a buen seguro trae retazos de algún día compartido, que en alguna parte del ahora pediría continuación. A fin de cuentas quienes nos otorgan la vida siguen revoloteando en nuestra sangre. Me quedo con eso. Porque me gusta quedarme con lo mejor.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Historias de nuestro día a día

Hace días tenía pensado escribir una historia sobre esto, pero mis historias salen tristes, así como desangeladas ya partiendo de una alegre realidad, de modo que sobre algo como esto ya ni quiero imaginar. Lo haré porque nos ofrece un viso de lo que sucede en nuestra vida diaria, porque refleja con cuan poco podemos lograr que alguien, ya no solo nos sonría con su sonrisa más sincera, si no que además nos regale una de esas frases que a partir de ese momento ya nunca podremos olvidar.


Llegada a primera hora de la mañana  al supermercado, acaban de abrir, hace un día congelado que amenaza lluvia. Encogido en su cazadora un chico negro, altísimo y muy delgado sacude los pies para entrar en calor. Así de prisa rebusco entre las monedas que van quedando junto a la palanca del cambio y adjunto una moneda de veinte céntimos y una de diez céntimos, voy con tanta prisa que ni me molesto en sacar del bolso mi monedero. Al ver que extiendo mi mano para darle algo abre su palma y al ver las monedas me dedica una sonrisa enorme que deja al descubierto sus dientes blancos. Yo le regalo también la mía que brota por sí sola y me quedo pensando en cuanto hace que nadie me sonríe así. Ya no estamos acostumbrados a que en nuestro trajín diario alguien advierta nuestra presencia, y puede que tampoco lo estemos a advertir la presencia de los demás. Es tanta nuestra prisa que vamos y venimos sin participar del mundo, dejando a veces lo más valioso detrás.


Entro en el supermercado a toda prisa, sé donde está lo que he venido a buscar y lo llevo. A la hora de pagar charlo con la cajera, que me hace un resumen breve de algo que en ese momento le ocupa. Salgo con una bolsa en cada mano y tengo que esquivar a la gente que está entrando, eso hace que ya ni recuerde en qué lugar exacto he aparcado. Rebusco en los bolsillos a ver donde tengo las llaves y abro el coche, guardo las bolsas y cuando voy a sentarme escucho sus gritos, no sé lo que me está diciendo, de modo que le busco con la mirada y vuelvo a ver su gran, pero gran sonrisa.


                                        -¡Hola¡ Mucha grasia por tu ayudarmi a comé.


En ese momento caigo en la cuenta de que solo le he dado 30 céntimos de euro a un hombre que no rebasa los treinta años. Y que pese a la miseria que le he ofrecido se ha parado dos veces para ofrecerme lo único que posee, su enorme sonrisa sincera y las pocas palabras que sabe intercambiar en mi idioma. A cambio vuelvo a sonreír de forma involuntaria, porque la vida me ha enseñado a distinguir lo que es importante de lo que no. Arranco con mi música preferida de fondo, la que ya traía en cd y vengo todo el camino llorando a lágrima viva a mi casa.


La visita a primera hora al mismo supermercado se repite de vez en cuando, el joven ha ido añadiendo gorro y bufanda a su vestuario. También yo he ido dejando caer alguna moneda más de mi mano.


                                   -Grasia mucha grasia por tu ayudarme siempre.


Hola, mucho hola que sigue sirviendo como bienvenida y adiós. Puede que este mismo joven haya saltado sobre esa alambrada que corta con sus cuchillas, a mí no me importa. Sé que si hubiese estado en su situación también lo hubiese intentado con todas mis fuerzas. Nadie evitará de ninguna forma que cada uno de nosotros se pase toda la vida buscando un modo de vida mejor. Eso deberían saberlo en todas las altas esferas que nos miran sin vernos, así como algunas veces tampoco veo yo.











miércoles, 19 de noviembre de 2014

Por todos los sonidos que siembran paz

Es inevitable que al pensar en todos los autores que han escrito sobre la misma temática, podamos darlo todo ya por contado. Seguramente bastaría un solo autor importante para resumir la trayectoria de lo que después se ha ido contando a través de los tiempos. Sin embargo tengo claro que no todos preferimos la misma voz, lo mismo sucedería con los diferentes cantantes que a lo largo de los años han ido versionando la misma canción. Nos encontraríamos con el hecho de que cada persona tiene su estilo y su esencia, que es la que va a aplicando a todo lo que hace. Algo como escapado a sí mismo.


Por ejemplo, eso explicaría a la perfección por qué motivo llevo visionando desde hace días el vídeo Te amaré, de Alejandro Fernández, que no es algo nuevo porque es una canción que hace años Miguel Bosé llevó hasta lo más alto, y me encuentro con el hecho de que a unos les gusta más una versión que la otra.


El caso es que después de haberme gustado esta canción a través de los años y del tiempo, este vídeo me impresiona más cuanto más lo veo, porque me embelesa todo el conjunto de músicos tratando de ejecutar con primor sus sonidos más perfectos. Y también porque se me antoja un himno musical apto para toda la humanidad. Y un lema que de ser compartido por todos haría de esta tierra nuestra el sitio ideal. Que lo es aunque algunos se empeñen en destruirlo. Es el sitio perfecto donde ser y estar.


Estoy harta de desayunar tragedias desde los telediarios. Harta de que las guerras sigan brotando como las setas, sembrando muertes innecesarias. Tantas muertes que resultan imposibles de contar. Unos intentan levantarse cada mañana haciendo más bello el mundo, otros se levantan para destruirlo.


Tal vez algún día el sonido de la música haya vencido al de los bombardeos, de momento nos sirven para soñar con un mundo en paz.

martes, 18 de noviembre de 2014

Sobre la sinceridad

Creo que cuando se lee un libro se encuentra una parte de su autor, a veces escapada a sí mismo. Podría poner algún ejemplo, pero no lo haré, como lectores todos tendríamos el nuestro.


Hace unos días una mujer dijo algo que resonó en mi cabeza "hoy en día lo mismo que antes, quien no tiene privacidad es porque no quiere; yo no tengo por qué ir ventilando mi vida en cualquier lugar". De forma automática pensé en este lugar virtual y me pregunté por qué de un tiempo a esta parte se le da tan poco valor a la sinceridad. Uno no puede decir en voz alta según que cosas, si se para a pensar en la gente mal tomada que después irá pregonando lo mismo de otra manera y lo vaciará de todo significado para ridiculizarlo. Si nos ponemos así de tiquismiquis, algún día la sinceridad habrá desaparecido de nuestro mapa cotidiano y habremos perdido, en mi opinión, lo más valioso de un ser humano. Quien se expone a la sinceridad de otro está desnudo ante el valor que quieran darle. Nada más verídico pues, ir por la vida asumiendo el propio cargo que se acepta al interactuar con los demás.


Por eso me gustó su entrada, lo vemos igual.

lunes, 17 de noviembre de 2014

A tiempo total y a tiempo real

Hay canciones que nos gustan a través del tiempo, ya sea por el ritmo o por la letra. Canciones que pese a los años nos siguen sonando a nuevas.


XXVII Aniversario




Te amaré

martes, 11 de noviembre de 2014

Estudio de las personas que me rodean

Es muy interesante lo de analizar a la gente que te rodea en cualquier momento, tanto que a veces te inventas toda una historia a partir de un gesto escapado a tu personaje observado. Te dices "esto lo tengo que escribir" y como vas falto de tiempo esbozas un resumen en un papel rosado de diez centímetros por diez. Después lo dejas reposar en la caja dispuesta para tus historias pendientes y en esta mañana lo rescatas, lo vuelves a leer y lo tiras de frente a la papelera. Te dices que sería una bonita historia, pero tendrías que dedicarle muchos meses a confeccionarlo y pulirlo, y la vida no se detiene mientras lo haces. Las montañas diarias de ropa para lavar y planchar te esperan, el ordenado y lustrado de la casa te espera, las comidas y las cenas lo mismo, el tiempo de charla y visitas a los tuyos ídem de lienzo; pones todo en una pesa de lo que más pesa en el momento...y sigues prefiriendo este breve lugar que nada o poco te exige. Te aferras a la frase brillante de Alejandro Dumas: "Todo cabe en lo breve, pequeño es el niño y encierra al hombre". Te dices que cualquier buena historia cabe en un resumen apurado, que a fin de cuentas es lo tuyo, contar con la urgencia de todo lo que espera a tu alrededor; que es muy importante y es mucho.


Te preguntas en qué momento volviste a casa y dejaste el sueño de escribir. O en qué momento hiciste ambas cosas compatibles y dejaron de pesar tanto sobre tu cabeza. Sientes que algo se transformó sin necesidad de nombrarlo.


 Algo que ya no divide, complementa.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Comienza la mañana

Cada día es una nueva oportunidad de hacer aquello que quieres. De caminar hacia el lugar en el que quieres permanecer por el resto de tu vida. Y de intentar lo imposible. No te desanimes nunca, porque con cada nuevo día esto se repetirá.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Indagando en la obra de Catherine Cookson

Se acercan a pasos agigantados esas tardes típicas de invierno en que oscurece demasiado pronto, llueve todo el tiempo y cabe buscar algo entretenido que hacer. Pues bien, he dado con la clave por el momento, después de llevar muchos años intentando ponerme al día con la obra de Catherine Cookson, y con pocos resultados en las bibliotecas de estos lares, insistiendo todo el tiempo, he dado con la que parece una solución a mi alcance: llegar hasta su extenso imaginario a través de las películas basadas en su obra. Versión subtitulada, que aunque no sea lo mismo que escucharlas del inglés directo, es a lo que alcanzo, y resulta curioso. Aún en frases subtituladas en cada frase es ella, porque refleja de forma fidedigna su modo de construcción.


Escribió más de cien novelas que fueron un éxito en Inglaterra. Dedicó gran parte de sus ingresos a investigaciones médicas y al apoyo de diversas causas sociales. Murió días antes de cumplir los 92 años y dejó un reflejo -se dice, se cuenta- del mundo que tenía a su alrededor. Cuanto más avanzo en su obra, más me convenzo de que dejó todo escrito. ¿Acaso habría más que contar sobre la condición humana que ella no haya contado?... espero que sí.


Buscando datos sobre qué vida vivió Catherine Cookson y qué aportó a la sociedad de su tiempo me digo que mucho. En cambio si miramos en lo referente a títulos renombrados no encuentro gran cosa, quizá el tipo de obra que escribía no interesó a grandes literatos, debió de resultar incómoda. Tal vez porque en sus historias las clases altas no quedaban bien ;)







martes, 4 de noviembre de 2014

Microcuentos twitter

Hace poco que descubrí este breve lugar, donde las historias, las reflexiones y las verdades, aunque sean muy cortas, son intensas. Un lugar que quiero recomendarles.


Empezó a creerse el mejor; entonces dejó de serlo.

Aitor Rivero

domingo, 2 de noviembre de 2014

Un regalo para la mañana de hoy

Es cierto, uno se queda emocionado y sin palabras, pero eso no evita compartirlo para que más gente pueda disfrutar de la emoción.


Disfrútenlo





miércoles, 29 de octubre de 2014

Escritos dormidos


Duermen mis escritos entre archivos de ordenador que ni me atrevo a mirar. Esas historias me parecen ahora tan inocentes, tan ignorantes de la vida tal y como sucede ahora, que me gritan en lo que ha ido trayendo día tras día la actualidad. En ese tiempo en el que antes escribía tenía una gran conciencia de que el conjunto de nuestro pueblo iba a mejor. Cada quien tenía un trabajo con el que ganarse la vida y mes tras mes, aunque fuese mediante un gran esfuerzo, se iba prosperando a pasito lento de tortuga. Eso daba margen para recrear historias de personas que se encontraban trabas y las superaban; sin saber muy bien por qué, o a sabiendas, todas mis historias se centraban en ello. Mientras los paisajes hermosos o deprimentes se desgranaban y recreaban inspirados por la esencia de la ilusión y se terminaban concluyendo. Sentarse a escribir despreocupadamente era algo que por entonces te podías permitir en un mundo seguro a tu alrededor.


Después el suelo comenzó a tornarse resbaladizo y cambiaron los finales y el centro y el principio de todas las obras. Sucedió en medio de una confusión que nunca entendías porque de pronto te había cambiado la visión. Tardaste años en entender que al seguir las noticias de cerca y a diario, hacían que la realidad buscase huecos entre lo que escribías cambiando el significado. Y en medio de tus intentos surgió la duda, ¿dejo en mis escritos aquello que estuvo o lo que ha quedado? Sabes que algún día, quieras o no quieras, tendrás que tomar una decisión. 

Avanzando en el desprogreso

La pobreza infantil sigue aumentando, los bancos de alimentos se quedan vacíos, los sueños se escabullen por debajo de la puerta, las maletas alejan a las familias que no pudieron sobrevivir a esta crisis. Los desahucios dejan las casas sin risas y a sus dueños viviendo sin un techo sobre sus cabezas.


Y en consecuencia las mujeres han dejado de parirle hijos al mundo. Y los hombres buscan cualquier trabajo que aún no llega.


Y saltan voces de culpables que posiblemente sean juzgados como inocentes. Y el mundo sigue girando, chirriando en su eje oxidado, que tal vez un día se quiebre.

lunes, 27 de octubre de 2014

Microcuento

Da lo mismo todo lo que se escriba, mientras se trate de ti, siempre quedará un capítulo más que añadirle a mi historia. Lo nuestro es el cuento que nunca acabará.


                                                                                           Begoña Argallo







Hay tanto por hacer y por mejorar

Si me detengo a mirar al mundo, tal y como está en este momento, encuentro mucho que cambiar y me cabreo mucho porque creo que no sería tan complicado que todo el mundo tuviese un plato de comida en su mesa. Creo que contamos con los medios necesarios para hacer llegar hasta el último rincón del mundo un pack de alimentos, aunque sean en formato de barrita energética. Ese es un crujido que tengo desde los ocho años o así, en que escuché hablar a un misionero recién llegado del Congo. Alguien que conocía nuestro mundo y su mundo tan perfectamente como solo puede conocerlo quien convive entre sus gentes. Aquella charla me impresionó lo suficiente como para dejarme esperando que algo cambie, incluso 36 años más tarde. Es casi un crujido diario.




En días como hoy, que amanecen con un sol espectacular en lo alto del cielo. Con mucho tiempo por delante. Sin poderme quejar por nada en lo personal. Con muchas metas conseguidas y alguna aún por lograr -lo cual significa que sigo viva- y algún que otro dolor por aquellos que ya no están y a quienes no dejo de sentir a mi lado ni un segundo de mi vida; es tiempo de agradecer que de un tiempo a esta parte pueda rodearme de gente de tanta calidad humana.




A través de los blog que sigo o de la información a la que alcanzo desde internet, se ha ampliado de forma increíble el universo de gente junto a la que me siento feliz de caminar, eso aunque ya casi no comente. Creo que a estas alturas puedo repetirme mucho, o repetirme tanto que incluso a mí me llego a cansar, por eso no suelo comentar. Todo va por etapas y tal vez me estoy aprendiendo a dosificar; sería esa una gran novedad.


Pero en este momento en el que sol irradia tanta alegría a su paso no quisiera dejar de decir que el mundo está lleno de gente maravillosa que hace que nos sintamos maravillosos también solo por existir.


Gracias, gracias mil. No se me ocurre un lugar mejor en el que estar. Tenemos tanto por hacer y tanto por mejorar que quiero contagiaros desde aquí la profunda alegría de hoy estar vivos.

martes, 21 de octubre de 2014

¿Hasta cuando el hambre y la enfermedad?

Me equivocaba al decir que habían traído a nuestro país una enfermedad que no sabemos curar. Estamos a un paso de saber que si.

Pero seguiremos estando lejos de ir a combatir esa misma enfermedad justo donde más urge erradicarla, el lugar donde proviene.

Y todas las injusticias que nuestros ojos no presencian se repetirán un millón de veces, por todo aquello que si hubiéramos sumado fuerzas en serio, hubiésemos podido evitar.

Desde los pueblos lejanos llega un lamento que se extiende como el viento. Un lamento que aunque lo quiera no puedo dejar de escuchar. Minuto a minuto se necesita una ayuda que no llega. Se reza una plegaria que no obtiene respuesta. Y se repite una injusticia que hay que parar.





martes, 14 de octubre de 2014

Voluntarios para las primeras vacunas del Ébola

Hace unos minutos lo veía en un telediario, ya se prueban las primeras vacunas que tratarán de inmunizar contra una enfermedad que lleva matando desde hace 40 años en los países pobres.


Otra prueba de que al final todo tiene un fin comercial, si puedes pagarlo, obtienes un remedio ante la enfermedad, pero si no puedes pagarlo debes limitarte a morir con tranquilidad. El mensaje no puede hablar peor de lo que somos como sociedad, de aquello por lo que luchamos en conjunto; unos por ponerlo en marcha y otros por quedarnos a ver como pasa. Aquí nadie puede librarse, cuando quien habla es la realidad.


Para los malpensados, esta vacuna ya estaba en marcha antes de reportar a los misioneros a sus lugares de origen. Y ahí estaba la clave de todo aquello que parecía tan difícil de explicar. Tal como parece habrá vacunas, y la vacunación en el Tercer Mundo seguirá necesitando de las donaciones también voluntarias, porque nada hace prever que en este Primer Mundo tan egocéntrico podamos cambiar algo tan fundamental como dejar de mirarnos el ombligo y colaborar con quienes no tienen nada.


40 años muriendo por una causa evitable es una cifra cruda para la humanidad. Hay adelantos que llegan tarde porque nadie se puso en marcha. Con eso me quedo. Es sobre eso sobre lo que quiero reflexionar.

jueves, 9 de octubre de 2014

Todos alicatados donde están hagan lo que hagan :(

Sobre la forma en que el Ébola atravesó nuestras fronteras, conservo una idea fija que no me deja  en paz, y acaso dos preguntas ¿qué necesidad?, ¿en que nos beneficia traernos un misionero que está en otro país aquejado de una enfermedad que no sabemos curar?


Siguiendo este pensamiento me surge otra pregunta ¿ese hombre pidió en algún momento que alguien le trajese a España?, lo dudo, y si soy sincera lo dudo mucho. Imagino que en todo caso hubiese pedido un equipo médico que fuese a curarle donde estaba, para de ese modo curar a toda su comunidad y de paso a todo el continente. Ser misionero conlleva muchas cualidades que a algunos se les escapa, tal como se les escapa todo lo demás.


A los pocos días de traer al misionero a nuestro país, tras el despliegue de medios y de euros, una mujer mayor lo comentaba en la pescadería. No cabía en su indignación, ni en su perplejidad y preguntaba si la burrada de dinero gastada en ese traslado no estaría mejor empleada en llevar a un buen especialista allí. Uno que dominase por completo el problema que se trataba. Juró y perjuró que trayendo al misionero no arreglarían nada, en todo caso infectar a un país a cambio de un dineral. Su perorata fue subiendo de tono hasta terminar con un cabreo monumental porque además estamos en crisis y su dichosa pensión todos los días baja. En el fondo le ponía de muy mal humor que mes a mes le negasen un dinero que necesitaba para comer, para pagar los caprichos sin ton ni son, que surgían desde el gobierno, como ese de traer a un enfermo que no sabrían salvar. Remató con un "que nadie olvide que aquí ningún médico tiene la menor idea de cómo curar esa enfermedad". La mujer rondaba los ochenta años y no tenía complejo alguno en pensar en voz alta mientras todos callaban. No pude por menos que darle la razón. Tal vez sorprendida de que una mujer que dijo no haber ido nunca a la escuela, superase en lógica a tanta gente que está en primera línea.


El tiempo, para desgracia nuestra y tal como temíamos, terminó por darle la razón. Ahora la noticia colma todos los telediarios y programas de televisión. La alarma ya está extendida. Médicos y enfermeros se enfrentan con intranquilidad a la situación, tan desorientados como podrían estarlo ante una plaga de gripe marciana.


Y mientras, yo me sigo preguntando si ese misionero en algún momento pidió ser trasladado a España. Tengo la firme seguridad de que no.

martes, 7 de octubre de 2014

En tono pesimista

Ellos, quienes solo piensan en cómo enriquecerse a nuestra costa nunca leerán nuestros libros cargados de magia y mensajes de paz. No les interesan. Les importa un bledo la paz del mundo y ese sueño que a veces nos sustenta.


De nuevo esa seguridad de que si hubiesen leído mucho no harían lo que hacen. De que de haberse adentrado en la gran literatura sabrían de sobra cómo se siente alguien oprimido. Sólo tendrían que haber leído algo de Miguel Hernández para saber que clase de mundo no consentirían jamás. Justo ese al que nos acercan peligrosamente.


A esto se le podría llamar bloqueo de escritor, pero no lo es, es algo diferente, es un tono pesimista que se cuela desde todos los espacios de la información que no usa trucos ni mascaras, que cuenta la verdad cruda y dura que debemos digerir.


Es la necesidad de mirar la realidad cara a cara y sin ungüentos la que reclama su espacio, no entre líneas de teclado, sino con manos dispuestas. Son manos que no piden teclear sino trabajar para colaborar de una forma más directa con quienes les necesitan.


Manos y mente dispuestas a combatir esa pobreza que nos siembran por doquier aquellos que nuestros libros, blogs o palabras ya buenas o malas nunca leerán; porque están escritas desde el lado que no les interesa. Vienen justo desde el lado que minuto a minuto, segundo a segundo, planea como pisar para poder subir otro peldaño más alto a costa de lo que sea. A costa de quienes sea.


Abran paso porque no se detienen ante nada que les haga saltar una sola lágrima, ya que no las tienen. No tienen escrúpulos ni conciencia, solo una avaricia que de tan infinita, están vaciando medio mundo para hacerse con su otra mitad.


Desde el lado menos favorable leemos las grandes literaturas. Y nos leemos. Sabemos que sea como fuere un día se irán.





sábado, 27 de septiembre de 2014

Un verano sin anotaciones

El verano quedó atrás con esa facilidad con la que suele hacerlo, llegaron de golpe los amaneceres tardíos y el fresco viento de las tardes, que ya ni recordábamos. Tenemos una enorme tendencia a los olvidos, pero el orden climático del mundo vuelve a despertarnos. Impertérrito.


En lo personal, este verano pasado fue un tiempo para aprender. Desde que tengo memoria siempre quise saber cómo se vivía en siglos pasados, sabía de sobra por la gente que me rodeaba cómo se vivía en las clases bajas. Si bien desde algunas novelas ¿pretenciosas?, podía leer los lujos que rodeaban las clases altas. Estas novelas compradas al azar hace muchos años, se sucedían sin tregua, para contarme unas formas de vida que yo ni alcanzaba a imaginar, pese a ser consciente que hay quienes viven rodeados de esos lujos durante cada segundo de su vida. Ahora se me ocurre que quizá hubo sirvientes más felices que sus amos, porque llegados de una forma de vida muy precaria, disfrutaron a su modo esas riquezas que a los otros rodearon con tal frecuencia, que desapercibido por completo se les pasó. A veces lo cotidiano, solo por serlo, pierde valor.


Se me ocurrieron muchas novelas que no anoté, o relatos cortos que no empecé, pensamientos efímeros que se fueron perdiendo igual que vinieron. Para mí este verano fue tan veloz y agotador que a penas tuve tiempo de seguir las noticias, ni en televisión ni en radio, quise vivir en esencia el silencio de esos siglos pasados, a pie de mar, allí donde la espuma se fragmenta contra las rocas. Quise asomarme a todas las ventanas de una casona y sentir la brisa marina llegada del horizonte, aquel que cada mañana tenía un nuevo barco para mostrar. Tomando cada ventana como un cuadro nuevo al que asomarme, grabando la belleza de cada instante, impregnando con ella la conciencia de que ese tiempo se restaba un minuto más.


En esos día alcancé detalles sueltos de la vida en aquel lugar, en que las vajillas duermen su sueño de aparador sin ser molestadas, en que los cubiertos ocupan cajones enteros compilados de cien en cien. Tal fue la vida en aquellos tiempos en que las familias se juntaban cada verano en la misma casa, justo al borde de ese mar que en nada ha cambiado y quizá contiene las mismas gotas...¿acaso alguien sabe si el mar emigra o se agota?, ¿alguien sabe determinar si ese de ahora no es el de antes?...qué cosas tan extrañas puedo pensar.


Digo que viví ajena a las noticias, pero aún así, día a día leí las portadas de un solo periódico en el que se me contaba la misma historia. Gentes ricas y gentes pobres, tan alejadas unas de otras, y tan dependientes unas de otras. Unas tan incapaces de ocuparse de los detalles simples, como limpiar o cocinar, y las otras tan incapaces de poder subsistir sin trabajar; un intercambio mutuo que los tiempos venideros no vencerán. Quizá esto tan simple aprendí durante este verano.


Desde todas las portadas de periódicos, la corrupción. Llegué a hartarme de leer una y otra vez las mismas noticias con nombres de sinvergüenzas distintos. No dejé de pensar ni un solo día en esos niños que acudirán al nuevo curso sin cenar y sin desayunar, a consecuencia de quienes se quedan un día tras otro su pan. Llegué a pensar que estamos en un callejón sin salida, no ya porque tal como se dice, los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez más pobres; sino porque estos ladrones de guante blanco están blindados hasta las cejas, y hay un sistema que no funciona, y les parapeta.


Este verano aprendí que hay ricos educados y buena gente, capaces de rodearse de pobres y comerse lo que les cocinan elogiando cada plato servido, ya fuese a la mesa mal cocinado, o bien. Señores, eso es tener clase.


Vivir cada día olvidando que se está en primera.



miércoles, 3 de septiembre de 2014

Los ricos siempre se rodean de asistentes

Los ricos también lloran, pero por problemas a veces inexistentes. Se comen la cabeza con naderías a los ojos de un pobre. Se quejan por el dinero, nunca tienen suficiente. Se reúnen cada dos por tres con directores de bancos y administradores. Se rodean de asistentes porque por sí mismos no hacen todo lo que les conviene. Son a su manera débiles, tienen esa debilidad de la que carecen los hombres fuertes. Son a su forma inocentes, pasean esa inocencia producto de ese colchón flotante que los sostiene.


A los ojos de un pobre tal vez no valga la pena rodearse de mansiones a semejante precio. Claro que los ojos solo ven la superficie de las cosas, dentro de sus entresijos tal vez opinasen diferente.

sábado, 23 de agosto de 2014

Diario de una buena vecina, de Doris Lessing

En la tienda de reliquias de toda índole últimamente van en decadencia y venden a un precio caro para los artículos que ofrecen, pero siguen sin tener ni idea de libros, por eso no es raro encontrar a malos escritores, eso sí muy renombrados, a precios altísimos y buenos escritores a precios tirados. Eso explica que haya comprado al precio de un café este libro, Diario de una buena vecina, cuya escritura está acompañando mi despedida de este verano tan falto de tiempo para todo lo que me gusta y tan lleno de tiempo para aquello que me instruye en tantos ámbitos de la vida. Es cierto que no escribo en tinta, pero no dejo de escribir dentro de mi cabeza cada segundo del día. Y hay un mundo rico a mi alrededor que algún día será trasladado al papel a riesgo de que solo me interese a mí, ese es el riesgo que asume todo escritor, laureado o no. Junto al de alguna vez arrepentirse de haber dejado su escrito. Si no se es lo bastante valiente uno debe dedicarse a cualquier otra profesión.


De Diario de una buena vecina poco puedo decir hasta ahora, tal vez solo que es un libro cuya lectura se disfruta y que habla de la vida normal y corriente de las gentes normales y corrientes que en los libros a veces es tan difícil encontrar. Adoro la forma de escribir de Doris Lessing porque se dedica a contarte las cosas sin ornamentos artificiales, pero de una forma tan vital que te contagia el deseo de saber más sobre lo que cuenta.


En la contraportada de esta edición de Salvat se resume así esta historia:


"Ninguna de las dos tenían demasiado en común. Janna era una mujer madura y atractiva, dedicada plenamente a una profesión que en apariencia le permitía realizarse. Maudie, una anciana encorvada por los años y los sacrificios, se limita a luchar por sobrevivir cada día con un orgullo indomable. El encuentro entre ambas mujeres producirá el nacimiento de una amistad insospechada, en la que la ternura y la confidencia encontrarán las más delicadas formas de manifestación".


Recomendable sin duda.

sábado, 12 de julio de 2014

Nada que decir

Asombra pensarlo, saber que después de tantos años escribiendo ya no siento la necesidad de hacerlo, la razón es muy sencilla, se me están cumpliendo sueños. En el mundo real me están sucediendo cosas sorprendentes y casi me da miedo, la vida me está llevando a escenarios alejados a la escritura e incluso sin dejarme mucho tiempo para leer, pero a cambio me está dando lecciones inolvidables y está rompiendo algunos estereotipos que tenía asimilados.


Nada es lo que parece, o quizás hay que quitar la primera capa de brillo para ver lo que hay detrás. De momento hay una especie de barrido que pone distancia entre lo proyectado y lo que está resultando este 2014 lleno de buenas sorpresas en cadena. Cruzo los dedos porque a veces da una especie de sudor extraño recorrer tantos lugares en tan poco tiempo. Creemos vivir la vida y es ella la que nos vive, de nuevo esa certeza también.


Hay un escenario casi idéntico al de Habitaciones cerradas, el espléndido libro de Care Santos. Hay un eco al subir y bajar escaleras antiquísimas de madera que, sin escribirla, me va contando toda la historia que al transcurrir de los siglos se ha ido quedando atrás. Me maravillan las escaleras acaracoladas que van de una planta a otra y el tragaluz redondo que filtra la luz desde el tejado, a la misma distancia que pareciera encontrarse el más allá. Si he visto buhardillas bonitas a lo largo de la vida, nada semejante a esa de colchas azuladas que esperan visitas, con sus detalles lustrosos recuerdo de tantos siglos. Vivo entre sueños encontrar objetos de hace cientos de años, de esos que leía en libros y ahora puedo ver en vivo y en directo, tan cuidados como recién fabricados, porque hay quienes se rodean con mimo de todo cuanto sus antepasados les quisieron legar.


Es cierto que no escribo, pero tengo los oídos bien atentos a todo aquello que quienes sobreviven al tiempo me saben contar como aún no lo he leído en ningún libro. Es la historia de mi villa marinera, imperturbable y bella, con sus personajes reales no olvidados, es la historia que buscaba en enciclopedias y me ha salido al paso; como los sueños que ni te atreves a soñar.