Hace unos minutos lo veía en un telediario, ya se prueban las primeras vacunas que tratarán de inmunizar contra una enfermedad que lleva matando desde hace 40 años en los países pobres.
Otra prueba de que al final todo tiene un fin comercial, si puedes pagarlo, obtienes un remedio ante la enfermedad, pero si no puedes pagarlo debes limitarte a morir con tranquilidad. El mensaje no puede hablar peor de lo que somos como sociedad, de aquello por lo que luchamos en conjunto; unos por ponerlo en marcha y otros por quedarnos a ver como pasa. Aquí nadie puede librarse, cuando quien habla es la realidad.
Para los malpensados, esta vacuna ya estaba en marcha antes de reportar a los misioneros a sus lugares de origen. Y ahí estaba la clave de todo aquello que parecía tan difícil de explicar. Tal como parece habrá vacunas, y la vacunación en el Tercer Mundo seguirá necesitando de las donaciones también voluntarias, porque nada hace prever que en este Primer Mundo tan egocéntrico podamos cambiar algo tan fundamental como dejar de mirarnos el ombligo y colaborar con quienes no tienen nada.
40 años muriendo por una causa evitable es una cifra cruda para la humanidad. Hay adelantos que llegan tarde porque nadie se puso en marcha. Con eso me quedo. Es sobre eso sobre lo que quiero reflexionar.
Otra prueba de que al final todo tiene un fin comercial, si puedes pagarlo, obtienes un remedio ante la enfermedad, pero si no puedes pagarlo debes limitarte a morir con tranquilidad. El mensaje no puede hablar peor de lo que somos como sociedad, de aquello por lo que luchamos en conjunto; unos por ponerlo en marcha y otros por quedarnos a ver como pasa. Aquí nadie puede librarse, cuando quien habla es la realidad.
Para los malpensados, esta vacuna ya estaba en marcha antes de reportar a los misioneros a sus lugares de origen. Y ahí estaba la clave de todo aquello que parecía tan difícil de explicar. Tal como parece habrá vacunas, y la vacunación en el Tercer Mundo seguirá necesitando de las donaciones también voluntarias, porque nada hace prever que en este Primer Mundo tan egocéntrico podamos cambiar algo tan fundamental como dejar de mirarnos el ombligo y colaborar con quienes no tienen nada.
40 años muriendo por una causa evitable es una cifra cruda para la humanidad. Hay adelantos que llegan tarde porque nadie se puso en marcha. Con eso me quedo. Es sobre eso sobre lo que quiero reflexionar.
Es verdad. Besos.
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