Hace semanas en una entrevista de radio, así sostenida al azar, alguien decía: "Ese tipo de cosas ayer te parecían tan importantes cuando las tuiteabas; y que ahora carecen de importancia. Que te parecen incluso tan estúpidas y te dices, cómo pude tuitear algo así...".
Dormidas dentro del disco duro de un ordenador que ya ni enciendo por no pelearme con su ritmo o su contenido, duermen mis novelas. Esas que una vez tuvieron tanto sentido y latieron con tanta fuerza y se han ido quedando a la espera de que pueda afrontarlas sin poner mi vida tan de cabeza. Tal vez a la espera de que pueda mirarlas sin ser tan consciente de que fui quien las escribiera y mostrarme de algún modo indulgente para extirparlas del disco duro y dejarlas fluir. Volverlas libres de ir por donde quieran. Incluso huir.
Me digo que tal vez un día encuentre la fuerza, o la debilidad necesaria, para sentirlas de nuevo importantes en mi presente. De momento no ocurre así. Siguen durmiendo su duermevela, quizá contentas, de no verme entrar de esa forma obsesiva por allí.
Dormidas dentro del disco duro de un ordenador que ya ni enciendo por no pelearme con su ritmo o su contenido, duermen mis novelas. Esas que una vez tuvieron tanto sentido y latieron con tanta fuerza y se han ido quedando a la espera de que pueda afrontarlas sin poner mi vida tan de cabeza. Tal vez a la espera de que pueda mirarlas sin ser tan consciente de que fui quien las escribiera y mostrarme de algún modo indulgente para extirparlas del disco duro y dejarlas fluir. Volverlas libres de ir por donde quieran. Incluso huir.
Me digo que tal vez un día encuentre la fuerza, o la debilidad necesaria, para sentirlas de nuevo importantes en mi presente. De momento no ocurre así. Siguen durmiendo su duermevela, quizá contentas, de no verme entrar de esa forma obsesiva por allí.
Pese al malestar de no finiquitar "mis trabajos pendientes", está la posibilidad de intentar contar algo hermoso desde Días de lluvia. No siempre lo consigo, pero de vez en cuando la actualidad trae cosas hermosas que contar, por ejemplo el empeño de Keita Morique, que vale más que cualquiera de los novelones que me pueda inventar :)
ResponderEliminar¿Me permites un consejo?
ResponderEliminarJuégatela a todo o nada con una de ellas.
No se pueden escribir varias novelas al mismo tiempo (salvo que estén terminadas y sólo se trate de mejorarlas). Tienes que tener UNA en la cabeza, de manera que cualquier cosa que te pase pueda acabar cayendo por el tobogán hacia esa novela. Así necesariamente volverán a cobrar sentido.
Miguel, me parece un consejo excelente, que hasta el momento no fui capaz de seguir. La última vez que me puse a la labor comencé por escribir el final y desde ahí al principio. Y mi yo lector le dio una paliza tremenda a mi yo escritor, que de nuevo se rindió en espera de trabajar el músculo.
ResponderEliminarHasta que no sea capaz de abordarlas con calma y disfrutando, no seré capaz de lograr algo digno de ser presentado. Probaré a ponerme en cuanto tenga tiempo a ver si es posible este 2015...nada puedo prometer.