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viernes, 9 de agosto de 2013

Salvar una vida con un solo pinchazo

En estos días estoy inmersa en un libro que contiene la historia del Siglo XX en Asturias. La idea es dotar de contenido congruente mis novelas inconclusas, pero a veces creo que la tarea será imposible porque parecen empecinadas en quedarse como están, así que más bien se fragua una idea distinta, partir de un suelo firme donde asentar novelas futuras. A fin de cuentas construir una novela viene a ser construir una casa, sin un terreno firme de fondo, no se sostiene sobre su propio peso, si lo que tienes en mente es situar las historias en tu tierra natal. Esa fue la idea desde el principio de los tiempos aunque siempre me faltó material, porque no salí a buscarlo, de ahí esa fascinación por todos esos libros que de cuando en cuando me traigo a casa y contemplo, porque todos contienen fotografías y texto. Ver el pasado desde el presente nunca deja de asombrar.

Pero el tema no es ese.
Al tomar notas desde estos libros hay algo siempre presente: precariedad. Y muchas oportunidades inexistentes en esos momentos de la historia, sobre todo referentes a la sanidad. Es algo que me acongoja cuando leo las cifras de mortandad por enfermedades hoy superables. Si bien hay muchos detalles que nos diferencian de aquellos primeros de Siglo XX o de sus mediados, tales como la angustia que emana de algunas fotografías incluso de gente bien, por otra mentalidad presente en esos retratos; es lo referente a la sanidad lo que más me impacta. Celebro haber nacido en estos momentos, para qué engañarnos, pese a lo que idealicé aquellos entonces, son estos ahoras los que prefiero de todas todas.

A lo que iba, en ese momento de la historia salvar la vida de un niño de dos meses de edad con un simple análisis de sangre era impensable, y ahora factible. Con un solo pinchazo y una sola prueba, puedes hacer que un niño sin futuro presente, tenga una vida larga. Este es un párrafo que resume muy corto una historia muy larga.

Porque tal y como contaba un padre hace días en televisión, la historia de Mateo no es solo la suya, cualquiera que se presente para este simple análisis de sangre (mirar el enlace final) puede salvar la vida de todos los Mateos anónimos, que esperan por su propio donante de médula. Y es que hay esperas que marcan un final y o un principio. Un principio que comienza en el mismo momento en que alguien accede a una prueba que puede salvar a otro. Maravillas del Siglo XXI: salvar una vida desde el deseo de colaborar.



http://medulaparamateo.com/
























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