En todas las fiestas que hubo este verano, observé un detalle curioso, la gente se llevaba los tapones de plástico de todas las botellas vacías. Algo que observé también en cafeterías y lugares de ocio; siempre hay una jarra en la que se amontonan los tapones de plástico de diversos colores. No hace mucho me enteré que se recogen para ayudar a una niña enferma, y desde ese momento también reúno los que quedan inservibles en mi vida diaria, para llevarlos hasta los puntos de recogida.
Creo que todos alguna vez nos quejamos de los programas de televisión, y que nos sobran razones para quejarnos de algunos que se emiten; pero debemos agradecer aquellos que ocupan su tiempo en hacernos ver todo lo que podemos ayudar con un gesto tan sencillo como recoger un tapón. Ayer pude conocer de cerca la historia de Shamira gracias a un telediario regional y hoy la traigo aquí porque los tapones de plástico no saben de fronteras: viajan por mar, aire y tierra; igual que la solidaridad.
Aquí os dejo la historia de Shamira por si tenéis ocasión de colaborar.
Aqui, en Argentina, hace varios años que existe una campaña para juntar tapitas para el hospital de niños Garrahan. Trabajo en un colegio donde se juntan muchisimas tapitas para ayudar. Tambien juntamos papel para reciclado para el mismo hospital. No cuesta mucho ser solidario.
ResponderEliminarUn beso
aquí juntamos boletos de ómnibus para sillas de ruedas y tapas de refrescos para refugios de perros abandonados
ResponderEliminarsaludos
En estos tiempos de recortes, incluso en sanidad, no está de más colaborar en proyectos así...Cualquiera de nosotros lo podría necesitar...
ResponderEliminarSaludos