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jueves, 15 de abril de 2010

Lo que no se anota, se olvida



No me gusta el té, por eso no tengo tetera, pero si tuviese una y de ella saliera un genio el día menos pensado al pasar el paño tendría un deseo que pedir. Y es que nada me haría más ilusión que tener bien cubierto mi árbol genealógico porque los nombres se terminan en mis abuelos y paro de contar. Y no porque no haya bombardeado cientos de veces en la niñez con mi máquina de preguntas a los abuelos, si no porque jamás tomé nota y ya no me acuerdo.

Mis abuelos paternos se explayaban hasta el infinito contando sus aventuras, creo que ahí nació mi lado literario si es que lo tengo. Pero mis abuelos maternos me miraban como si solo intentase chinchar y me mandaban a paseo de un modo tan elegante como se me pueda mandar, algo que no siempre es fácil. Debió de ser por eso por lo que puse tanto interés en saber de mis antepasados paternos, porque el abuelo me contaba historias tan hermosas mientras me llevaba de paseo, o mientras se sentaba tranquilamente en su silla para hablarme que de ellos cuatro es a quien más añoro. Y es mi ángel guardián, eso si a mi edad está permitido decirlo, creo que en este espacio literario sí, porque la literatura es muchas cosas y entre ellas recuerdo.

No se donde ir a buscar los datos de mis bisabuelos, de modo que espero tener tantos espíritus como Isabel Allende, y sin encender velas ni convocarlos porque soy una miedosa de cuidado, les dejo una invitación para adentrarse en este espacio si gustan y escribir en mi teclado. Tengo hambre de saber como fueron, que inquietudes tenían y que sucedió en sus vidas mientras vivieron, de modo que dejo aquí estas palabras por si quieren sumarse a este espacio que está tan vacío como puedan estarlo aquellos lugares donde se suman repetidos los abecedarios.


1 comentario:

  1. Begoña, normalmente se pueden conseguír datos de la gente de nuestra familia en los archivos parroquiales. Es algo laborioso, pero investigando en las actas de bautismo de tus padres, tús abuelos etc. consigues remontarte hasta donde se pueda, lamentablemente algunos archivos de este tipo desaparecieron durante la guerra incivíl, pero con suerte se pueden. conseguír pistas muy válidas. Dias de Lluvia, para mí es un nombre evocadór, para alguien mediterraneo como yo, puede ser chocante, pero me encanta el aire melancolico que imprime el otoño en el Cantabrico.
    Saludos.
    16 de abril de 2010 10:24

    Begoña dijo...

    16 de abril de 2010 10:46

    Días de lluvia dijo...
    Tienes razón, a fin de cuentas se trata de investigar, pero fíjate que voy más allá hablo de verlos de cerca, poder atisbar por la mirilla del tiempo y observarlos a su mejor edad. Días de lluvia habla de melancolía, aquello que por más que busquemos nunca tendremos, de huecos en el alma imposibles de rellenar. En eso pensaba cuando le puse título.

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