(Esa de la foto es la niña que fui)
Es curiosa la forma de pasar el tiempo, que pese a todo no borra lo que fue importante, a veces si me preguntan cuanto hace que te fuiste, no tengo que pensarlo, porque sé exactamente cuánto hace; y sin embargo me sigue pareciendo que fue ayer.
-Ayer mismo les diría- aun sabiendo que el tiempo pasado me contradice.
Son diez años ya en que hubieras podido llevar a cabo tantas cosas apasionantes que no pudiste, la vida o lo que fuese no te dejó, ¿quién lo determinó?, tal vez eso no importe. Y lo que importa realmente, es que la sensación no es de diez años de ausencia, sino de constante compañía. La de quien sabe que más allá de las nubes y las estrellas hay un guardián imperecedero que sonríe a cada pensamiento que le envías.
Era frecuente que te tomaras a risa mis percepciones, mis sueños o mis manías. Por eso este lugar de la blogsfera ni te sorprendería. Tal vez dirías que al fin encontré ese lugar al que escribir sin cambiar ni un ápice mi vida y puede que incluso celebraras que hubiese encontrado ese hueco que tanto busqué, capaz de encajar de una forma tan perfecta en todo lo que yo creía.
Lo dicho, son diez años sin ti; pero curiosamente no has dejado de estar presente ni un solo día.
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