Hace semanas comencé un curso de informática avanzada, porque me dijeron que el de iniciación consistía en cosas demasiado básicas. Por suerte empezamos por Word, me encanta Word, alguien dijo que me serviría mucho para mis libros. Mis libros..., en este momento no apuesto gran cosa por ellos, los dejo descansar y descanso, mientras me ocupo en otros sueños más mundanos, me dedico a ampliar mis horizontes a un nivel más normal, digamos. Creo que mientras el país se mantenga como está me falta capacidad de creer en mí, o de ocuparme solo en escribir de esa forma obsesionada en que lo hacía. Tal vez he llegado hasta mejores escritores, o hasta a esos que tratan los temas que me interesan a mí y lo hacen mejor que yo, luego puedo dejar de escribir esas historias que antes o no encontraba o no me llenaban. Aunque sí, supongo que este curso me servirá para aprender muchas cosas aprovechables y además es gratuito, uno valora en estos tiempos la gratuidad. Además eso de ir a clase con alumnos y profesores a tiempo real da para aprender mucho de la vida y de sus gentes, eso tampoco lo vamos a negar.
Soy rara y lo sé, además siempre voy a destiempo, esta mañana que presagia lluvia no quisiera tener que ir a ese cursillo informático, ni leer ni escribir. Me gustaría seguir aprendiendo con esta mujer ese oficio milenario que es planchar. Nada mejor que planchar a la par que ella para retenerlo todo bien en la memoria. La parte mala son las tomas falsas que le hace ¿su hijo?, intuyo que sí, porque los hijos a veces sacan lo peor de nosotras mismas para vengarse de nuestros continuos mandatos. No se si será cosa mía, pero diría que a esta mujer aplicada le encanta planchar, a ver si clase tras clase incluso me contagia.
Os dejo lo que podría considerarse un Curso de plancha aplicada
Soy rara y lo sé, además siempre voy a destiempo, esta mañana que presagia lluvia no quisiera tener que ir a ese cursillo informático, ni leer ni escribir. Me gustaría seguir aprendiendo con esta mujer ese oficio milenario que es planchar. Nada mejor que planchar a la par que ella para retenerlo todo bien en la memoria. La parte mala son las tomas falsas que le hace ¿su hijo?, intuyo que sí, porque los hijos a veces sacan lo peor de nosotras mismas para vengarse de nuestros continuos mandatos. No se si será cosa mía, pero diría que a esta mujer aplicada le encanta planchar, a ver si clase tras clase incluso me contagia.
Os dejo lo que podría considerarse un Curso de plancha aplicada
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