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jueves, 16 de mayo de 2013

Me alegro de desdecirme, quede claro

La vida me contradice, ayer decía en mi entrada que no son buenos tiempos para comprar libros. A mi lado sobre la mesa una edición hermosa de Guerra y paz, primera parte y a precio de un café. La cosa viene después de haber sacado un libro de la biblioteca, haberlo devuelto después de fecha y haberlo perdido. No se me enfade García Márquez, ese libro lo escribió él, y era para un trabajo de instituto; aún no lo encontré. Sé que lo dejé en una biblioteca y que era de otra, que como ese día anduve muchas estanterías y me llevé dos libros hay distintas opciones: si lo dejé unos instantes sobre una mesa para hojear otro y se me olvidó allí, o si lo posé en alguna estantería de los varios descartes que hubo. O si al devolverlo en la biblioteca que no era, alguien se lo quedó, porque no puede devolverse si no es de allí, o si ese día en que recuerdo al hombre que lo recogió, está sólo en mis sueños. El caso es que debo hacerme con un ejemplar de Crónica de una muerte anunciada para devolverlo a la biblioteca y ayer entré en ese lugar donde recogen los donativos de todo tipo, libros, ropa, calzado, enseres de cocina, muebles, aparatos de gimnasia y demás, para intentar encontrarlo.

Sucede que allí no ordenan los libros, me dijo la dueña, los colocan como llegan y tal como pueden por las estanterías, hay millares de sorpresas a precio de un café. Buscando y rebuscando encontré una edición hermosa de Guerra y paz, de León Tólstoi, pero sólo la primera parte. De modo que me afané en encontrar la segunda parte que debiera andar por allí, aunque no, estaban tres primeras partes y ninguna segunda. Una versión estaba incluso envuelta en su celofán y contenía una leyenda, Gratis, como de haber sido parte de una promoción, me dedidí por aquella aunque ningunos de esos libros fueron siquiera leídos y son muy recientes, eso lo dice el papel. De paso me encontré un libro divino para embarazadas y todo lo que conviene saber durante el embarazo, era una edición tan preciosa que pensé en la persona a quien querría regalarlo, pero de momento no había embarazo, así que lo descarté. Horas más tarde me anunciaban a bombo y platillo la noticia de ese niño con foto de ecografía, maravillas de la tecnología, de modo que en unas horas saldré a por él. La vida es un engarce de prodigios que suceden ante tus ojos y luego se materializan.

Tengo 477 páginas de Guerra y paz, en una edición que es una maravilla a precio de un café, de modo que concluyo, pese al gobierno desastre que tenemos y la crisis que no perdona, si se quiere, siguen siendo buenos tiempos para leer. 

1 comentario:

  1. Por suerte fui de nuevo y con tiempo a ese lugar, y encontré un ejemplar de Crónica de una muerte anunciada, al que añadí otro, El general en su laberinto. Le conté a la chica de la biblioteca el problema que tuve con su libro y le propuse dejar esos dos a cambio del libro que perdí. Y prometí que si encuentro el libro perdido lo llevaré también. Ella aceptó la propuesta.

    Les debo mucho a las bibliotecas de modo que me alegro de que me sigan admitiendo por allí :)

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