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jueves, 27 de septiembre de 2012

Tú, siempre tú: Una Estrella

Volver al tema que a uno le apasiona es volver a carecer de tiempo. Es volver a ver trabajo sin hacer, para el que uno ya no tiene fuerzas. Es volver a callar la explicación de por qué siempre se parece tan cansada. Tan subida en una nube. Tan etérea. Tan a punto de estallar. Tan dividida entre dos mundos de nuevo: el real y el ensoñado.

A estas alturas sé que no me puedo explicar más, que solo tengo que realizar mi trabajo, y punto. Pensar que debo ponerle a todo un punto y final, llevado de la mano de la mejor disposición y echarlo a andar, porque ello se explicará por sí mismo; Algún día. Alguna vez. Si estoy de suerte.

Y es muy obvio, porque nadie puede apreciar un trabajo que aún está por hacer. Es la parte más ingrata, ese proceso de años en que estás haciendo algo que siempre queda por mejorar, una mejora que a veces no se ve, pero que está, y debes creer en ella aunque no esté. Supongo que es a eso a lo que llaman constancia, o perseverancia, no lo sé. Creer en uno mismo. Tener fe. Tantas y tantas cosas que se hacen imprescindible en un escritor que solo intuye su oficio, porque saber, saber, sabe que nunca sabrá. Tuvo su ejemplo en la escuela.

Ayer me llegaba la carta del registro de la propiedad intelectual, apenas conseguí creer que diesen aquel cúmulo de sentimientos de paso. Tanto empeño puesto y tanta imperfección de vocablos, pero tanta perfección del corazón, aquello que dentro de uno tiene un significado. Para mí fue complicado dejarte allí. Y al tiempo un orgullo haber cruzado esa barrera de haber escrito tu historia para la posteridad. Para que aquellos que no te conocieron te conozcan a través de lo que vi en ti, Querida Estrella. Para tratar de recuperarte en esa vida que se te fue, siendo tan joven que apenas comenzabas a vivir.

No sé si tu historia saldrá a la luz. Pero ahora sé que aunque mi casa se queme, quedará a salvo. Que buena o mala se salvará: que es la única forma que tuve de salvarte. La mía. Aquella que no pude no intentar; como tantas veces.

6 comentarios:

  1. A veces miro el número de visitas que recibo, desde lugares a los que jamás esperé llegar con mis palabras y me pregunto qué buscaréis aquí, en estos Días de lluvia. Y si vuestra visita es algo que os vale la pena.

    A veces me pregunto si debiera agradecer vuestro silencio, o lamentarme por él. Porque hay preguntas para las que uno nunca obtiene respuesta.

    Pero siempre me digo que de vuestro silencio, nunca aprenderé. Y no sé si es cierto.

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  2. Lo que pasa querida amiga Begoña es que tienes la bendita palabra y número (que cada vez la hacen más difícil de visualizar) de verificación del comentario y estoy más que seguro que como a mí, en estos momentos, han tenido que probar varias veces para que blogger acepte el comentario; yo mismo ya estaba a punto de desistir, si no es por lo que has dejado escrito como primer comentario. Te sugiero que quites la palabra (y número) de verificación del comentario y verás que harás nuevos amigos.

    Te mando un gran abrazo y ojalá vea la luz tu historia en la editorial que por lo que has referido de Estrella era realmente una estrella.

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  3. Felicidades Begoña. Es un paso mas adelante.

    Sobre lo de los comentarios, bueno, hay veces que los artículos son tan obvios, que poca cosa mas hay a añadir o comentar. Otras, cuesta opinar sobre asuntos que desconoces. Pero que no comentemos, no quiere decir que no te leamos.

    Preguntas sin respuesta, todos tenemos muchas, bastantes, je.

    Saludos.

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  4. Drac, me gusta la gente perseverante, porque en otros blog, yo también lo soy.
    Podrían poner la palabrita más fácil de reconocer, eso es cierto ;)
    Saludos

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  5. Rodericus, ayer me traía a casa El proceso, de Kafka, porque en la biblioteca no había El castillo.

    El proceso lo leí hace años y decidí releerlo. En el extenso prólogo se habla de nuevo de lo que Kafka pidió: que quemasen todos sus escritos. Y su albacea los publicó.

    Puede que a mí me suceda lo contrario, que algunos quiera salvarlos de la quema, y me los quemen. El cuento al revés =)

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  6. Querida Bego, estamos aquí, al otro lado... Siempre. Sucede que hay días con niebla, dices pero no dices, nos dejar adivinar, intuir... ¿Qué podríamos añadir? Te das enneblinada, en cambio; otros días, tan clara y transparente.
    Pero estamos por aquí, no lo dudes.
    Un beso.

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