Si ahora estás en la cárcel, aquejado de una enfermedad, que por sí sola pondrá fin a tus días, no me pidas la libertad que has perdido al matar a un inocente. Cumple tu condena en lugar que ocupas, hasta el fin. No des por hecho que tu vida es mejor a otras vidas. No es así.
Otros enfermos como tú, tampoco pudieron elegir. Tus víctimas tampoco pudieron elegir. No creas justo que tú puedas elegir.
Bonitas palabras llenas de verdad.
ResponderEliminarLa razón y los sentimientos, fluyen en tus frases.
ResponderEliminarEs curioso como estos asesinos feroces y duros, evolucionan tras los barrotes, y acaban convertiendose en seres humanos frágiles y temblorosos, que imploran la piedad que ellos no tuvieron.
Por cierto, hace unas semanas le negaron a Charles Manson la libertad condicional en Estados Unidos. La justicia americana, considera que sigue siendo un peligro para la comunidad, a pesar de su edad, y que no está rehabilitado todavia.
Saludos.
Rebeka, mi infancia transcurrió viendo asesinatos tan premeditados como fríos a través de la pantalla del televisor. Parte de mi adolescencia también, y después lo mismo, en el momento más inesperado.
ResponderEliminarCada víctima inocente sangraba una parte de mí que aún sigue sangrando. Porque lo mismo que ellos pude ser yo, o tú, o cualquiera de nosotros, y hubiesen hecho lo mismo.
Saludos
Rodericus, nunca fueron valientes, y nunca lo serán, por eso no dan la cara.
ResponderEliminarSaludos
Ojalá que todo aquel horror jamás vuelva.
ResponderEliminarBesos.
Toro, ojalá los horrores semejantes jamás se vuelvan a repetir en parte alguna del mundo.
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