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sábado, 1 de septiembre de 2012

Fotografiando momentos eternos

Hoy se nos casa Julián, tal y como anunció hace dos años. En aquel tiempo él tenía un trabajo muy bien remunerado, porque para eso fue para lo que estudió, para labrarse un buen futuro. Tenía bastantes ahorros y un buen sueldo, de modo que se compró un piso nuevo y un coche nuevo; eran los comienzos de una nueva vida que comenzaba a planear junto a su novia. Ella también tenía un trabajo, menos remunerado como también menos peligroso, puesto que trabajaba de oficinista y llevaba cinco largos años sentada en la misma silla, frente a la misma pantalla de ordenador. En cambio un error de cálculo en el trabajo de Julián y una pieza pesada le cortaría la cabeza, y no de forma figurada, sino real. A un chico de casi su edad, en la otra parte del país le había sucedido meses antes, y eso hizo que extremara aún más las precauciones desde entonces; llegaba al trabajo y en los primeros segundos se dedicaba a poner todos los candados de seguridad, después comenzaba la tarea. Como una costumbre que se automatizara en adelante, lo primero preservar la vida, y después todo lo demás.

Como digo, hace dos años de aquello. Después llegó el ministro y anunció el abaratamiento del despido. A los pocos días de aquello a Julián le dieron una carta y le explicaron sus razones, y a cambio de aquello quedó en la calle. Después tuvo que acudir a un abogado para pelear por sus derechos, porque a todo ello le hicieron rebajas, y no estaban los tiempos para regalar lo sudado. Conseguir que la justicia lograse el despido justo le dio una especie de alegría. No conseguir un nuevo trabajo en lo que había estudiado le fue estropeando los días, pero salir a correr por los parques de la localidad cada nueva mañana, le libra de tensiones. Así como seguir visitando empresas y echando currículos un día tras otro. Lo cierto es que cobra más al paro que en el único trabajo en que le contestaron, en la otra punta del país, sin dietas ni nada. No es que quiera estar al paro, es que no quiere que le tomen el pelo, y sigue esperando por ese trabajo en el que le paguen lo estipulado en el convenio al que pertenece; ni menos ni más.

A solo tres meses de la boda le hicieron lo mismo a su novia, le dieron un sobre en el que escribieron un punto y final. Lleno de irregularidades y contradicciones, aprovechando el abaratamiento del despido y el bla bla bla. También en su sobre incluyeron rebajas, fue al mismo abogado que Julián y él le dice que tendrán que readmitirla, porque hace tan solo unos meses su empresa alardeaba de sus muchos beneficios, y ella guardó esa carta; eso por un lado. Por otro lado tiene unos derechos que su empresa no ha respetado y debe respetar. Ella dice que si al menos ella lograse conservar su trabajo, les vendría de perlas, y vive en esa esperanza desesperanzada en que la lenta espera consume sin más. 

Los más agoreros le dijeron a Julián, cuando lo despidieron, que dejase la boda. Él los miró con incredulidad y les dijo que nada tenía que ver lo uno con otro, de modo que se pensaba casar. Cuando despidieron a su novia, los mismos agoreros recrudecieron su mandato, y él volvió a repetirles que no mezclaran las cosas, que con trabajo o sin trabajo, se pensaba casar. Y es que el amor no sabe de leyes ni de rebajas, cuando uno quiere quiere de veras y punto. Así lluevan mares del cielo o se abran las tierras de mitad en mitad. 

Hoy no sé si iré bien vestida o bien peinada, eso no me importa, sé que estrenaré zapatos e iré subida en tacones, al menos cuando llegue a la ceremonia. Cámara en mano para sacar cientos de fotos a ese momento, para retratar ese ahora eterno, congelado en foto, en el que estamos todos los que estamos y podemos celebrarlo aún como si nadie nos faltase; aún faltando tantos. Que aunque no nos lo hayan dicho también estarán. Para brindar juntos por un futuro alegre, en el que juntarnos muchas veces y celebrar que nos vaya como nos vaya nos seguimos viendo. Quizá sea ese el único futuro que valga la pena asegurar.

Suerte que en eso no hay gobiernos que tengan arte ni parte, y que Dios nos pille confesados. Amén.

5 comentarios:

  1. Como la vida actúa de extraño a veces... esas definitivamente son pruebas a ver que tan fuertes son, y al parecer hoy las van a superar! Muy muy bien por ellos... y suerte a vos!

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  2. Si después de las trabas del camino siguen juntos es que su amor es real.
    Espero que paséis momentos mágicos que podáis fotografíar, y que la situación de estos dos enamorados mejore, para que puedan seguir adelante con sus sueños!!

    Un abrazo Begoña!

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  3. Begoña, ya hace años que aprendí que la vida es como una noria. Hay ratos en que estas arriba, y otros, en que estas abajo. La diferencia, es que ahora los giros son mas rápidos, y cuando llegas abajo, la muy jodida se detiene ahí.

    Para casarse, tan solo es necesario estar enamorad@, y tener todo meridianamente claro. Una ceremonia digna, unas ropas decentes, como invitados la familia y los buenos amigos, y poco mas.

    Celebrar todos un compromiso forjado con el cariño y el respeto, y a la hora de la despedida, desearles de todo corazón que encuentren la felicidad cotidiana, sin estridencias ni cuentos de hada, unidos, caminando de la mano los dos.

    Disfruta de todo eso. Y seguro que estarás guapisisma.

    Saludos.

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  4. Uno puede ser feliz sin tener empleo; aunque claro es más difícil, pero no imposible. Es mejor disfrutar de la felicidad así no tengamos trabajo que tener trabajo y dejar para cu;ando ya no podamos trabajar el disfrute de los buenos momentos.

    Un gran abrazo

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  5. No hay mayor riqueza que la contenida en dos almas enamoradas. Esa impresión obtuve de todo el día de ayer, fue una boda perfecta.

    Aviso para fabricantes de zapatos femeninos: Todos son demasiado ornamentales e incómodos. Creo que no hubo mujer que terminase el día sin sus zapatos de repuesto, osease, sin tacones.

    Gracias por los comentarios que habéis dejado. Son todos de nota.
    Saludos

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