Están siendo días complicados en los que se mezclan muchos sentimientos, pero sobre todos ellos prevalece la idea -quizá romántica- de que ser buena gente al final tendrá su recompensa. Es un convencimiento nacido desde la propia infancia y que por lo tanto siempre se resistirá a morir...pese a todos los momentos de desánimo. Vivir actualmente en un país que marcha en un rumbo que no me gusta marca el compás, pero también la esperanza de que un día marcará otros derroteros es la causa de que siga creyendo en la humanidad. Hay mucha gente que a diario me demuestra, desde las noticias, los periódicos, la radio, los blog, los libros que leo, las personas que me encuentro por la calle...que vida solo hay una y que al final lo único que importa es tener un corazón lleno de muchas cosas para compartir.
Al final es lo único que importa. Y aunque hay días grises, cuando menos se espera, un rayo de sol asoma por entre las tinieblas y nos ofrece toda su luz y todo su calor, como quizá solo sabe hacerlo el amor.
Me asomo para dejar aquí una canción con dos voces que últimamente me han acompañado mucho fuera de esta pantalla. Dos voces que a las que recurro siempre que las nubes tapan el cielo por completo, porque actúan como los rayos del mismo sol.
Elegancia y voz.
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