Está muy cerca el final del año y aunque no se quiera se hace un balance sobre lo que planeamos cuando estaba a punto de comenzar, ahora, casi acaba. No puedo decir que fuese un año malo para mí, pero sí fue un año en el que no avancé casi nada en los proyectos que quise concluir. Reflexionando sobre ello podría decirse que de alguna forma, no creo en mí. No es un llanto ni una queja, algo se rompió entre ese intervalo en que soñaba con publicar las historias que tejí, y este ahora después de tanto espacio, y sé justamente lo que ocurre. Leo más y leo mejor. Ahora sé lo que es escribir con calidad, es lo que sucede por tener un vicio enorme a las bibliotecas, donde si buscas de verdad encontrarás aquello que te apasione.
Como lectores tenemos nuestras preferencias, y sucede que leyendo mucho, encuentras todos esos libros que una vez quisiste escribir. Esas historias que para ti nadie había escrito, y que resulta que sí, algunas estaban relatadas desde antes que tú nacieras. Las lees y ya no las necesitas escribir porque están escritas tan bien que no se dejan nada fuera, y de tal modo que no se superarán a tu ver; eso sin pretenderlo te frena. Lo que aprendí este año es que hay mucho por aprender, y que la vida de las personas tiene mucho que ver con la del fruto que está en el árbol, todo está en su punto cuando madura.
Quizá sea cobardía, quizá el deseo de vivir este momento que no se repetirá, pero siento que debo dedicar este tiempo al presente, en que ocurren tantas cosas que no volverán atrás. Después de pasarme tantos años confeccionando cientos de páginas que ahora leo, tacho y borro, necesito quedarme en la realidad de este blog como lo único construido que vale la pena. Quizá por respeto al lector, o porque es que lo único que cuando leo dejo tal cual, para bien o para mal. O tal vez porque será el cimiento sobre el que se sustente lo futuro, a la espera de esa obra que se deje finalizar.
De momento se antoja lejos. Resta mucho por leer para acoplar las herramientas que necesito en su ejecución. Esa, sigue siendo la intuición que se escucha al fondo. No sirve apurar.
Como lectores tenemos nuestras preferencias, y sucede que leyendo mucho, encuentras todos esos libros que una vez quisiste escribir. Esas historias que para ti nadie había escrito, y que resulta que sí, algunas estaban relatadas desde antes que tú nacieras. Las lees y ya no las necesitas escribir porque están escritas tan bien que no se dejan nada fuera, y de tal modo que no se superarán a tu ver; eso sin pretenderlo te frena. Lo que aprendí este año es que hay mucho por aprender, y que la vida de las personas tiene mucho que ver con la del fruto que está en el árbol, todo está en su punto cuando madura.
Quizá sea cobardía, quizá el deseo de vivir este momento que no se repetirá, pero siento que debo dedicar este tiempo al presente, en que ocurren tantas cosas que no volverán atrás. Después de pasarme tantos años confeccionando cientos de páginas que ahora leo, tacho y borro, necesito quedarme en la realidad de este blog como lo único construido que vale la pena. Quizá por respeto al lector, o porque es que lo único que cuando leo dejo tal cual, para bien o para mal. O tal vez porque será el cimiento sobre el que se sustente lo futuro, a la espera de esa obra que se deje finalizar.
De momento se antoja lejos. Resta mucho por leer para acoplar las herramientas que necesito en su ejecución. Esa, sigue siendo la intuición que se escucha al fondo. No sirve apurar.
Tranquila, todo se andará. Un beso.
ResponderEliminarSiempre queda algo por escribir, de eso no tengas dudas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amapola, a veces ansiamos cosas que no están en nuestro poder. Eso hay que aceptarlo ;)
ResponderEliminarBesos
Rodericus, a veces lo complicado es no escribir cuando no se tiene tiempo. Escribes de igual modo. Toda tu vida está pendiente de lo mucho que tienes que escribir, corregir, y escribir de nuevo.
ResponderEliminarVives para eso y solo eso alimenta tu vida de verdad.
Pueden llegar a "odiarte" mucho por eso, en cierta forma. Pero es algo que está en ti y nada podrá cambiar. Solo harás justicia escribiendo algo bueno y eso no dependerá de ti, también dependerá del tiempo que puedas dedicarle.
Veremos...