La cerillera, de Andersen quizá fuese el cuento más triste de mi infancia, lo leía y releía una y otra vez intentando cambiar aquel final en el que la niña moría sin que nadie lo impidiera. Aún me paraliza toda realidad semejante, y más en estos tiempos divididos entre el lujo por un lado y el mayor desamparo por el otro. Me sigue crujiendo todo cuanto se pudo evitar solo con seguir una política distinta.
Simplemente, insoportable. “@jmahrens: Mueren 3 miembros de una familia andaluza tras tomar comida caducada.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/12/14/andalucia/1387046391_569165.html …”
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