Gafas de sol enormes en un día lluvioso. Ver a gente amiga y fingir que no, por no tener que detenerse a saludar cuando el alma se va regando a trozos mientras camina. Ese Final feliz entrecomillado que yo preveía para mi amiga es solo un principio angustioso del que no sabe salir, porque no sabe dejar de amar a quien le hizo el último verano tan insoportable que ni sé cómo lo aguantó. Porque aún se niega a entender que esos veinte años de convivencia fueron, acaso desde el mismo principio, su error mayor.
La veo caminar con sus grandes gafas de sol un día lluvioso y aunque me gustaría detener con un beso en cada mejilla su enorme pesar, finjo como ella hizo, que no la veo y la dejo seguir, cargando con su desaliento, una vez más. Y me repito lo complicado que siempre resulta, aunque se quiera dejar de amar a quien no vale ni el recuerdo más remoto.
Ella arrastra su enorme pena mientras él vive feliz una nueva vida. Él recoge a buen seguro besos y abrazos. Ella por su parte los evita. La balanza aplasta de lleno a quien no quiere, no sabe y no puede abandonar.
Triste final.
Ufff, palabras sobrecogedoras Begoña...
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D: A veces no podemos hacer mucho, si la otra persona no se deja ayudar. Son situaciones muy complicadas.
Usé gafas para esconder mis desvelos un tiempo. Sé lo que se siente. Como amiga lo que podes hacer es acompañarla, no darle consejos, sólo escucharla.
ResponderEliminarUn beso
Rebeka, debe ser una sensación extraña la de dejar toda una vida atrás porque otro lo decide. No me puedo ni hacer una idea de lo que será.
ResponderEliminarLo que sé es que el proceso se le hará muy largo y que voy a estar ahí siempre.
Saludos
Di, no sé como es ese dolor porque nunca abandoné ni me abandonaron, pero creo que se asemeja bastante al luto: alguien que estaba ya no estará. Ha decidido romper esa vida de dos con lo que ello significa.
ResponderEliminarCreo que me has dado el mejor consejo de los posibles y lo seguiré al pie de la letra.