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martes, 23 de agosto de 2011

Una pregunta capciosa

Alfredo es agnóstico, de modo que lleva días sumido en una elocuencia magnánima, afila su lápiz de continuo y anota en la página gris de la cotidianidad mientras mira la pantalla del televisor. Su sonrisa es sarcástica, sus comentarios darían para una novela incalificable quizá, y sin embargo muy fácil de calificar. De continuo hace aseveraciones que pueden hacerte reír o mover la cabeza hacia los lados, porque definitivamente hay cosas bastante complicadas de explicar.

Mientras la tormenta hace dibujos serpenteantes por el cielo abrupto de la tarde, y las nubes acumulan electricidad suficiente para surtirnos de luz durante todo un año, él sigue su monólogo depurado, un monólogo que parece haberle llevado años de honda reflexión: los caminos del señor son inescrutables, se reza desde el púlpito. Pues bien, a pie de calle, mientras su interlocutor escucha los razonamientos imposibles de Alfredo, se le antojan así mismo.

Nada en él está dejado al azar, por eso es imposible convencerle de algo de lo que no está convencido. No es amoldable ni adaptable, es regio como la misma piedra. Después de desternillarse de risa una y otra vez, sin esperar que le respondan tampoco esta vez hace otra pregunta:

- Digo yo, si este hombre es el representante de Dios en la tierra ¿por qué viaja en papamóvil? ¿Por qué tiene tanto miedo a morir si ello fuese la voluntad del Señor? No lo entiendo, es algo que nunca podré entender_ mira de nuevo a su interlocutor como si no fuese necesaria su respuesta, o sabiendo que no le va a responder_. No. No quiero que me respondas_ replica en ese instante como si le hubiese leído el pensamiento_. Es que es muy gracioso, de veras que me parece muy gracioso. Te aseguro que si yo tuviese algo de fe, ese cacharro blindado me la quitaría de golpe.

4 comentarios:

  1. Esas mismas reflexiones me las he hecho yo, y escuchado estos dias desde muchas voces diferentes.
    No comulgo con todo este espectaculo, pero tampoco lo critico en voz alta. La fé, es algo muy personál y subjetivo.

    Pero creo que en el fondo, es una prueba mas para la autentica fé cristiana. Hay que saber separar todo este "folclore", de la verdadera fé. Y saber vivir de acuerdo con ella, sin hipocresias.

    Hay una multitud de creyentes, que ajenos a estos fastos, practican la caridad y el amor al prójimo sin esperar nada a cambio, tan solo con la convicción de que estan haciendo lo correcto.

    Un saludo

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  2. No podría estar más de acuerdo contigo, la fe está dentro de uno mismo. Y es inevitable seguir haciéndose muchas preguntas acerca de todo, clero incluido.
    Saludos

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  3. Yo no soy alguien muy recomendable para opinar sobre este tema. Pero ya que estamos...
    He de decir que me parece una pantómima, no la forma en la que los creyentes expresan su fé, sino otra serie de cosas.
    He estado en Italia, en el Vaticano, en una excursión guiada dentro de un tour, y me parece alucinante.
    No acabo de entender como tanta gente no tiene lo necesario para vivir y se muere de hambre y desnutrición, mientras un enviado de Dios está rodeado de lujos, oro y mármol.

    Creo que los verdaderos creyentes, y simbolos de la religión, son aquellos que hacen el bien, e intentan ayudar a los que lo necesitan, desde abajo.
    No soy creyente, pero he conocido varios que si se preocupan como quizá un día un tal Jesucristo que caminaba en burro se preocupó de los demás.

    Solo tengo fé en las personas de buen corazón,que se arman de nada más que eso, su buen corazón para ayudar.

    Un abrazo.

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  4. Interesante eso que cuentas y que todos alguna vez nos hemos planteado ante lugares de peregrinación turística me atrevería a decir. Sitios donde la fe y el negocio conviven en perfecta armonía.

    Tengo claro que un buen corazón es suficiente para ayudar a los demás, afortunadamente dentro del mundo hubo y hay claros ejemplos de ello.
    Saludos

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