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viernes, 18 de mayo de 2012

Trabajo y placer

Hace unos días leía una entrada de blog que resolvió por si sola un conflicto interno que yo albergaba, desde hace años. Desde entonces he ido haciendo una serie de ajustes, que hasta el momento no han dado resultado. Uno no se pone a escribir cuando lo programa, sino cuando surge, al menos en mi caso. Además no me gusta releerme, es por eso que cuando intento corregir viejas obras, me sucede lo mismo que cuando intento releer un libro: ya me sé la historia y como no puedo sorprenderme párrafo a párrafo me aburro, y como me aburro, lo dejo. De modo que así es imposible aprender.

Suelo ser muy lenta leyendo, porque ahora no solo leo, sino que además cuestiono, memorizo estructuras, tiro de hilos, descubro costuras, deshago entuertos. Ya no puedo envolverme en la magia aparente de todo libro, sino que anticipo hechos; cuando encuentro un pequeño guijarro sé que no es por casualidad, sino un efecto, que me anticipa lo que dará la vuelta, de modo que aunque aparentemente vamos hacia adelante, ya sé que volveremos hacia atrás. Leer sigue siendo placentero, pero ya no tan sorprendente, ya no tan perfecto.  Eso hace que abandone varias lecturas durante todo el año, pues cualquier libro predecible me aburre de forma mortal, a no ser que esté escrito con una prosa que distraiga mi atención, que me atrape como no supo hacerlo el libro. Ahora estoy leyendo Busca mi rostro, sorprendida porque me parece un libro redondo. Lleno de prosa poética, imprevistos, idas y venidas que no te esperas, sucesos que escapan a toda premeditación; frases de nota. Y si soy lenta leyendo un libro que me gusta un poco, aún soy más lenta leyendo uno que me atrapa de lleno. Lo leo como una clase de literatura en vivo y en directo, porque cada autor se conforma de todos los autores que ha leído, y cada voz suena según sus libros preferidos. Si algo de uno u otro es afín, la lectura se hace música en los oídos.

Pues bien, en esta entrada de blog, se cuenta algo en lo que quizá nunca, de una forma consciente había reparado. Que quizá me explique el porqué de un tiempo a esta parte apenas avanzo con mis relatos. El otro motivo supongo que es porque mis relatos siempre terminan saliendo de algo que me ha llamado la atención de los sucesos diarios. Y esos puedo abordarlos directamente desde aquí, dedicarles una entrada de blog, acertada o no, y quitarme los reconcomios para que dejen de herir, al menos en la superficie, y que adormilados se dejen almacenar en mí, para quizá regresar envueltos en otros personajes e historias. Porque un escritor se forja en ese día a día que le va viendo crecer.

3 comentarios:

  1. Creo que no dejo claro aquello en lo que no había reparado antes de leer la entrada de blog, de Laura Quijano.
    Y que es lo siguiente, que ella dejaba en la respuesta a un comentario:

    Laura dijo...
    Hola, Begoña =) Cierto, el tiempo libre para leer y escribir se reduce cuando combinas ambas pasiones. De hecho, uno de los comentaristas en el foro del que tomé la pregunta original decía, con acierto, que un buen escritor debe ser un buen lector, pero no un lector "fanático", precisamente porque el fanatismo te impide desenvolverte en otras áreas aparte del objeto de tu obsesión. Si eres lector fanático jamás tendrás tiempo para escribir. Ese pensamiento me pareció también muy razonable y por eso sustituí el término "fanático" por el de "asiduo", mucho más positivo y edificante. Saludos =)

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  2. En serio, es algo en lo que nunca había reparado y que tomaré en cuenta a partir de ya.

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  3. Muy cierto, un buen escritor debe ser un buen lector pero ninguno es consecuencia del otro. Digo debe porque supongo que para saber escribir bien le debe gustar algo la literatura, aunque haya leído sólo dos libros y no le interesen los clásicos, seguramente algo le habrá interesado en lo escrito, algo que le incentivo a escribir.

    Pero es sabido que un buen escritor no se forma en los libros, como tampoco se forma en la universidad, sino que se conforma en su propia vida, en su experiencia, en sus sentimientos, en su mente. Nada más importante para el escritor que su inspiración, que la puede encontrar en muchos lados y de ahí también se desprende si es buen escritor o no, si logra encontrar inspiración en las cosas más comunes y sabe como expresarlas no solo es buen escritor sino que es un artista nato.

    Creo que leer es algo imprescindible para cualquier persona, al igual que expresarse. Pero el que elige el camino de la escritura debe saber que en las palabras tiene una libertad y un límite, y debe manejar algo tan abstracto como las letras para moldear lo que quiere expresar, y esa tarea es tan personal y única que lo define y lo hace crecer a uno.

    Me gusta tu blog, sigue compartiendo lo que escribes que con ello puedes llevar a que otros reflexionen y se planteen cosas que no habían pensado antes, como yo en este momento. Muchas gracias!

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