Deja que hable el corazón
cuando sea capaz de hacerlo
que eche fuera los arrestos
de lo que no superó.
Deja que hable largamente
sin ponerle cortapisas
que libere lo que arraigado
muy en el fondo le carcome.
Déjale respirar a como de lugar,
que se oxigene de aire nuevo
y que lo rancio se vaya de una vez
para ver, que liberado se transforma.
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