La mamá de Caperucita roja temía al lobo feroz, miraba sus negros ojos intentando encontrar un indicio de ese mal que le sospechaba, entre sus demostraciones de alegría y ternura hacia esa Caperucita recién salida de casa a la frondosidad del mundo. En verdad, que el lobo fuese bueno o malo sigue siendo la eterna duda de esa madre que no puede resolver su cuento precisamente por eso, porque después de tanto ir y venir sigue teniendo la misma duda aunque ya ni importe, ha de contentarse con saber que Caperucita roja sí es una niña de cuento, que va y viene a todas horas desde la casa de su abuelita muy feliz, porque el lobo no quiere acercarse ya, no vaya a volver a encontrarse con su mirar de trueno.
No sé por qué me da que esas dudas no se van a ir nunca. Siempre van a estar ahí...presentes en la cabeza de la madre...
ResponderEliminarPorque las madres, casi todas al menos, lo único que quieren es ver feliz a sus hijos, y que no les ocurra nada que pueda hacerles sentir mal.
Un beso.
Esta Caperucita quiere andar sola y sin miedo.
ResponderEliminarLas mamás ven los peligros.
Las niñas se los encuentran, a veces.
Vigila que hay lobos menos buenos.
Mis saludos.
Hay que ser caperucita que anda sola sin miedo, nunca es bueno sentir temor hay que salir al mundo con la convicción y la seguridad de poder coger el camino seguro…claro que para una madre siempre ese camino está plagado de peligros….
ResponderEliminarLos lobos, lobos, están en todas partes y a veces quieren cobrarse su presa…
Un fuerte abrazo Begoña.
La mamá de Caperucita está estudiando los lobos, que a decir verdad son animales que jamás le habían interesado gran cosa. Hay lobos de muchos tipos, sorprende que incluso corderos disfrazados de lobos para impresionar; y esos se hacen mucho daño a sí mismos. Una pena.
ResponderEliminarSaludos