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viernes, 16 de septiembre de 2011

Allí donde sobra amor

Tiene ochenta y dos años y una pequeña pensión que apenas le da para vivir, pero cada sábado acude a la tienda a comprar sin mirar demasiado los precios, porque el domingo vienen todos sus hijos a comer, y celebran una pequeña fiesta. Es la ilusión de su vida, saber que al menos un día a la semana no faltarán a su cita como desde que eran niños prometieron, quizá necesitó pedirlo muchas veces desde su niñez, pero es algo que no han olvidado y que cumplen pese a los leves desacuerdos que a menudo se producen entre ellos, las pequeñas rivalidades, o trivialidades que trae el convivir en lo más semejante a la armonía siendo familia numerosa y reuniéndose tan a menudo en el pequeño comedor.

A veces sus nietos se pelean entre ellos bajo la mesa, se tiran de los pelos o se hacen moretones de mayor o menor tamaño, y ello provoca que sus padres o sus madres se enzarcen en una guerra ridícula de a ver quienes están mejor educados, o son mejores, cuando lo único que hacen es intentar aprender donde están los límites de lo que puede hacerse y lo que no. Es entonces cuando Antonio monta en cólera y Jesusa le resta importancia, frunciendo las cejas ante su marido, que es su modo de pedirle que le deje tomar el mando de la situación, que para eso se ha encargado toda la vida de sus hijos mientras él trabajaba fuera toda la semana al volante de su camión. De conducir carreteras sabrás más que nadie - le dice todo el tiempo- pero de conducir a tus hijos no tienes ni la más remota idea; es entonces cuando él frunce los labios y los sella, cuando ella se pone en acción y devuelve a los niños a su asiento, y les cuenta alguna anécdota que deja a sus padres en entredicho, y todos la miran con atención. A su modo es una maga que saca palomas de su chistera, y las deja volar por donde quiera trayendo al presente detalles olvidados por todos, de algo que alguna vez sucedió. Quizá por eso ninguno de sus hijos quiere fallar un domingo, ni dejar de depositar unas monedas en la hucha del cerdito puesta en el aparador y al alcance de cualquiera que quiera colaborar en la comida de esa reunión. Podrían sacarse muchas lecciones de las comidas de Jesusa, pero sobre todo esa, que le pese a quien le pese nunca faltará comida allá donde sobre amor.

10 comentarios:

  1. Preciosa historia la de Jesusa y su familia. Me quedo con tus últimas palabras porque me han llegado al corazón.
    "Nunca faltará comida allá donde sobre amor".

    Y cuando en esas comidas faltan personas muy importantes, te das verdaderamente cuenta de que lo único que importó siempre fue el amor que destilaban las miradas silenciosas.

    Un beso.

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  2. Rebeca, esas miradas son inmortales, y afortunadamente siempre estarán, sólo es necesario volver a los recuerdos. Volver a ellos con alegría, que no siempre se puede; pero cuando se pueden siguen ahí. Todo lo que ha sido nuestro nos pertenece.
    Un beso

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  3. Raul, creo que la vida te ha dado uno de los mejores regalos que te podía hacer, darte una abuela como Lorenza. Las mujeres como ella son un verdadero ejemplo en una sociedad como la nuestra.
    Gracias por hacerte visible.
    Saludos

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  4. Es aquí donde tengo que pedir disculpas a Raúl por borrar su comentario cuando intentaba borrar un comentario mío donde faltaba la palabra regalo.
    Lo siento de veras.

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  5. no pasa nada, Begoña. Vuelvo a repetir lo más o menos vine a decir. que es que uno de los grandes recuerdos de mi vida eran las cenas que preparaba para toda la familia los domingos por la noche, apenas le llegaba con la pensión para permitirse lujos pero aquella cena, suculenta, llena de los manjares que se podía permitir, es un recuerdo indeleble. Y añado ahora que, tiempo después, entendimos que mi abuela Lorenza era el hilo que nos hilvanaba a todos, pues al faltar ella la familia, aunque nunca dejó de hablarse ni nada parecido, pero sí que se dispersó bastante. así es incluso hoy en día
    un abrazo desde el maestrazgomagico.blogspot.com
    RAUL

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  6. Que historia tan entrañable.
    Bien por Jesusa.

    Besos.

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  7. Raul,eso que comentas suele pasar, que no siempre somos conscientes de quien es el que se esfuerza más por tener a la familia unida. Se sabe cuando falta.
    Gracias por contar la historia de tu abuela Lorenza.
    Saludos

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  8. Toro, cuando decidí abrir un blog era únicamente para contar historias como la de Jesusa. Con lo que no contaba era con que mis preocupaciones se mezclarían por aquí a diario distrayéndome de lo que me puse por labor. Espero poder disciplinarme, algo que aún no sé, pero existe gente realmente apasionante, como Jesusa, que hacen tanto bien por la sociedad en general.
    Saludos

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  9. Hermosa historia.
    Para sacar conclusiones, para aprender a ir hacia adelante.
    Un abrazo.

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  10. Ir hacia adelante, justamente de eso se trata la vida.
    Gracias por asomarte.
    Besos

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