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viernes, 14 de diciembre de 2012

Verbo defraudar

Resulta curioso cómo una mujer pensionista que vive de una renta tan precaria que apenas le da para mantenerse, tiene que ir haciéndose cargo de los hijos que vuelven al hogar, con su mujer y sus retoños porque han perdido su vivienda debido a todos los desastres de la crisis; esa que avanza a paso veloz sin que se sigan políticas que logren frenarla.

Resulta curioso -por no usar otra palabra peor- que esa mujer tenga que pagar el IVA  de todos los alimentos que entran en su hogar, y demás gastos, al 21%, cuando los beneficiados - y nunca mejor dicho- de la amnistía fiscal solo pagan un 10% de IVA sobre ese dinero que antes defraudaron y ahora les es devuelto.

No soy muy inteligente, lo sabemos de sobra, pero aquí hay algo que no concuerda. Y eso que para ser exactos estoy más loca que cuerda.

Pues ale, después de todo este desastre, alguien intenta hacer las cosas bien...veremos si le dejan...

Os lo cuentan en esta entrada

jueves, 13 de diciembre de 2012

¿Estamos ante lo mismo de siempre?


De repente hay una nueva editorial, dispuesta a publicar a quien quiera, esto me hacía feliz, y me hace feliz, porque significa dar un sentido a todos los sueños que aún duermen en soledad. Pero ¿es tal como se imaginaba? A saber. Convivo con un ser que traje al mundo y que es opuesto a mí, un chico sensato, que en cuanto me oye hablar de corregir o publicar me dice algo que no quiere que olvide: ¿cuándo entenderás que en ese mundo solo entran unos pocos y no estarás entre ellos? No se refiere a entrar en la élite, sino ya a  la sola posibilidad de ser alguien normal y tener un mínimo de lectores que compren tus libros. Entiendo que no es una tarea sencilla, pero odio pensar que no es posible, y aquí me sublevo y digo frases lapidarias, que seguramente dentro de muchos años él me recordará. 

 Y yo sigo pensando ¿de veras no es posible? ¿De verdad todas las parcelas ya están
 agenciadas?  ¿No hay ni siquiera  un hueco sombrío, aspado por el viento, donde no crezca la hierba, que no tenga regadío; donde yo pueda sembrar?


Os dejo una entrada

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Suerte o calamidad?


A estas horas debería estar hundida en la miseria, llevo semanas preparando un relato corto, es decir, corrigiendo un relato corto por quién sabe qué vez, y acaso qué importa. Pero al fin estaba logrando que saliera tal y como a mí me gustaba, lo cual significa que era una corrección adecuada (o no); porque lo estaba escribiendo con todos los conocimientos que adquirí siete años después de su versión inicial. De pronto el ordenador se empapizó, digo yo, porque iba por la página 12 de 20 y de pronto me puso ante una primera hoja en blanco, así sin saber por qué, dándome dos opciones solamente: guardar o no guardar. He ahí la duda, quise preguntarle si al darle a guardar perdería las horas de trabajo de esta mañana, con lo que me había gustado todo lo que descubrí; o si perdería el total. Pero no tuve forma de preguntarle, como siempre, y decidí. No quería perder el trabajo de hoy y le di al sí; sucedió que al volver al archivo estaba justo ahí, en esa primera hoja en blanco. Me lo merecí. O quizá no. Yo qué sé. Y acaso qué importa.
Esta vez decidí corregirlo de nuevo sin trastocarlo demasiado, quizá se ha perdido para siempre porque quiere quedarse tal cual es, pero sin erratas, claro.

Hace años en una feria del libro me compré un libro que me llamó la atención por su portada, se titulaba La marca de los Mallen, de Catherine Cookson. Comencé a leerlo y fue uno de los pocos libros que no pude soltar desde que comencé a leerlo hasta su final. Contenía una historia fascinante que aún hoy, después de haber leído tantos libros después, me parece una de las mejores historias, quizá por lo mucho que me sorprendió de principio a fin y por el modo en que estaba contada. El libro estaba roído por la carcoma, el trayecto del bichito podía seguirse de principio a fin, pero aún así no me quitó de leer una sola palabra. Después de un tiempo lo tiré, diciéndome que un día me haría con otro ejemplar. Pertenece a una trilogía que busqué en las bibliotecas y aún no hallé, pero curiosamente se puede comprar a través de Internet. Cuando la pantalla se quedó en blanco sin saber por qué, y después perdí lo que contenía no me alteré, últimamente me ha pasado con frecuencia por vejez de ordenador. Sé que los desastres a priori no tienen importancia si lo que sobra es tesón.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Los tiempos cambian

Hace poco una suegra le dijo a su nuera "desde el primer momento en que te conocí, me dije: esta niña vale para mi hijo". Fue una confidencia hecha después de muchos años y bastantes desastres. La nuera no dijo nada, pero pensó: "no me extraña que lo pensaras, si llego a conocer bien a tu hijo antes, aquí te queda".

A veces las conversaciones de amigas tienen momentos así, y las relaciones de pareja llevan pactos no estipulados que dan por hecho que todo será como él planea.  Quizá es un pasado que tiende a cambiar.


Os dejo un poema =)

domingo, 9 de diciembre de 2012

Que alguien tome nota

Me gustan las propuestas que suenan a nuevas, aunque lo que a mí me suena a novedoso igual hace ya mucho tiempo que se inventó, porque a veces llego tarde a las nuevas noticias. Pero al leer la suya no pude por menos que darle la razón. ¿Por qué todo tiene que ser como nos dicen que debe ser? ¿Porque esos motivos tienen que ser ciertos?

¿Acaso la forma en que se hacen las cosas no puede cambiar?

www.lavanguardia.com/magazine/20121206/54356956866/estilo-glamur-sinergia-lucia-etxebarria-magazine.html

sábado, 8 de diciembre de 2012

Misión ayudar

El otro día veía un resumen del trabajo que este hombre hace a diario y me impactó porque pocas veces alguien protagoniza una historia tan bonita. Decir que no encontré ese vídeo para ponerlo aquí, aunque era bastante extenso, pero gozaba de esa magnitud que nos hace ver la vida tal cual es, y nos hace darnos cuenta de lo poco que colaboramos por hacer del mundo un lugar habitable, tanto para nosotros como para los demás. Os dejo sus palabras y también la muestra de lo que ha venido haciendo durante los últimos cuarenta años. Si un día encuentro ese vídeo del que hablo os lo traeré, por ahora creo que sirve con esto como ejemplo de lo que entre todos, si tuviéramos su arrojo podríamos hacer en todos los lugares del planeta.

Padre José Javier Parladé


El lugar donde trabaja

Una historia que os aseguro que vale la pena conocer.


miércoles, 5 de diciembre de 2012

De niña tenía este sueño

Por situaciones que no voy a contar, de niña tenía el sueño de conocer a mis antepasados a través de una historia familiar que alguien de alrededor -me daba lo mismo quien fuese- hubiese escrito. Creo que durante muchos años esperé por esa persona que me trajese retazos de un pasado que hubiese querido transcribir, aunque fuese filtrado de su realidad. También pienso que es algo parecido lo que me ha llevado a abrir este blog, o a intentar publicar: liberarme de mi frustración por no haber podido leer esas historias; o vengarme por ello, quién sabe, lo cierto es que a través de todas las historias que sobre mis antepasados me fueron contando, me comprendo mejor. Hay ciertos genes hereditarios que se niegan a morir.

Imagínate que de pronto alguien tiene un antepasado que ha escondido con esmero la mayor parte de su obra. Una obra tan prolífica como esta que se cuenta a continuación. Asombra de solo pensarlo.

Os dejo la entrada